El
Sótano de Moira Killerodd
I
- LA CASONA MALDITA
Por
Luz Aceituno
Soy
Moira Killerodd. Tuve la desgracia de nacer en este mundo, al cual,
odio profundamente. Detesto a cada ser que se mueve en esta tierra.
Al punto, que daría mi vida, por no ver a nadie más
en toda mi puta existencia. Por este motivo, he decidido mudarme a
una casa en ruinas. Tengo la esperanza que las personas no tocarán
a la puerta , pensando que, la propiedad está deshabitada.
Si esto no resulta, puedo inventarles a mis potenciales vecinos que
el lugar está poseído por peligrosos fantasmas, y que
yo, soy una hechicera experta en estos asuntos. Seguramente querrán
mandarme a la hoguera. Sin embargo, la quema de herejes ya no es legal,
así que, ellos se quedarán con las ganas de hacerlo.
Y por miedo no se acercarán a mí. Por último,
si las cosas no salen como yo espero, y la gente insiste en molestarme,
tengo dos opciones : matarlos o suicidarme.
Encontrar una casa decadente
y deshabitada no fue fácil. Los corredores de propiedades suelen
arrendar sitios bien arreglados y equipados. O que al menos, éstos
sean lindos según el concepto de hermosura imperante en la
sociedad. Y yo, no comparto dicha noción de belleza. Generalmente,
lo que a otros les perece feo, a mi, me parece bonito. No en vano,
yo debo ser una de las pocas personas en el mundo, que encuentra atractivo
a Marilyn Manson. Finalmente, después de pasar por varias oficinas
de corretaje, en donde, me miraban como si fuese una loca de atar
o la hermana de Morticia Adams, di con un tipo que accedió
a buscar un lugar con las características especificadas antes.
Pasaron varias semanas
antes de tener noticias de Enrique Lyec, el corredor de propiedades.
Comenzó disculpándose por la tardanza en encontrar mi
vivienda. Luego me aseguró que, la casa que había
hallado, me iba a encantar. Y no se equivocó. Es hermosamente
tétrica. Está deshabitada hace mucho tiempo. Sus jardines
están secos y sus paredes sucias. Tiene un sótano. Es
una casona de casi un siglo de antigüedad. En su época,
debe haber sido una fastuosa vivienda modernista con toques barrocos
y góticos. Ahora, en cambio, parece una decadente morada de
viejos fantasmas. Y según mis futuros vecinos eso es lo que
es. A Lyec le contaron que en ese lugar, supuestamente, aún
viven los espíritus de los antiguos propietarios. Quienes murieron
trágicamente hace más de 50 años.
Cuentan que el día
15 de abril de 1.946, el matrimonio Carter Dumont, había ido
a una fiesta. La empleada tenía día libre y el único
hijo de esta familia estudiaba en Europa, por lo que, La Casona
Maldita, como la llaman actualmente los vecinos , estaba completamente
sola. Esto facilitó la entrada de los antisociales a la vivienda.
Al regresar de la reunión de amigos, la feliz pareja, se encontró
con cuatro delincuentes armados. El Señor Carter, en su desesperación,
se abalanzó sobre uno de ellos. Inmediatamente fue baleado
en diferentes lados del cuerpo. Quedó agonizando. Mientras
su vida se iba agotando, fue espectador de una película porno-gore,
en donde, su esposa era la infeliz protagonista violada y asesinada
por desconocidos. El caso no fue resuelto por la justicia, ya que,
los criminales huyeron del país. La casa nunca más fue
habitada, al menos, eso es lo que le dijeron a Enrique. También
aseguraron que se enteraron del crimen por la prensa, ya que, esa
noche no oyeron nada. De lo contrario, dicen que habrían hecho
lo imposible por ayudar a los desgraciados.
Para cerciorarme de la
veracidad de la historia, fui a la Biblioteca Nacional, a ver periódicos
de la época. Según éstos, el sangriento crimen
ocurrió a la hora de almuerzo, y el matrimonio no se encontraba
solo, ya que, la empleada estaba en la cocina sirviendo la comida.
Los delincuentes no se percataron de su presencia, por lo que, ella
huyó por la puerta trasera. Corrió a las casas cercanas
para solicitar ayuda, más nadie le prestó atención,
pese a que ella gritó mientras corría por varias cuadras.
Uno de los delincuentes salió a perseguirla, pero, por la distancia
sólo logró herirla en una pierna. Al enterarse de todos
estos detalles, el corredor de propiedades, me ofreció buscar
otra casa. A lo cual, me rehusé, ya que, este sitio es el ideal
para mí. La estética de la casa me encanta, especialmente,
porque tiene un sótano. No creo en fantasmas. Mejores vecinos
no podría encontrar en otro lado. Así que, ya estoy
alistando mis cosas para mudarme.