Santiago de Chile.
Revista Virtual. 
Año 2
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 22.
12 de Octubre al
12 de Noviembre de 2000.

El Sótano de Moira Killerodd
I - LA CASONA MALDITA

Por Luz Aceituno

Soy Moira Killerodd. Tuve la desgracia de nacer en este mundo, al cual, odio profundamente. Detesto a cada ser que se mueve en esta tierra. Al punto, que daría mi vida, por no ver a nadie más en toda mi puta existencia. Por este motivo, he decidido mudarme a una casa en ruinas. Tengo la esperanza que las personas no tocarán a la puerta , pensando que, la propiedad está deshabitada. Si esto no resulta, puedo inventarles a mis potenciales vecinos que el lugar está poseído por peligrosos fantasmas, y que yo, soy una hechicera experta en estos asuntos. Seguramente querrán mandarme a la hoguera. Sin embargo, la quema de herejes ya no es legal, así que, ellos se quedarán con las ganas de hacerlo. Y por miedo no se acercarán a mí. Por último, si las cosas no salen como yo espero, y la gente insiste en molestarme, tengo dos opciones : matarlos o suicidarme.


Fotografía de Monserrat del Campo

Encontrar una casa decadente y deshabitada no fue fácil. Los corredores de propiedades suelen arrendar sitios bien arreglados y equipados. O que al menos, éstos sean lindos según el concepto de hermosura imperante en la sociedad. Y yo, no comparto dicha noción de belleza. Generalmente, lo que a otros les perece feo, a mi, me parece bonito. No en vano, yo debo ser una de las pocas personas en el mundo, que encuentra atractivo a Marilyn Manson. Finalmente, después de pasar por varias oficinas de corretaje, en donde, me miraban como si fuese una loca de atar o la hermana de Morticia Adams, di con un tipo que accedió a buscar un lugar con las características especificadas antes.

Pasaron varias semanas antes de tener noticias de Enrique Lyec, el corredor de propiedades. Comenzó disculpándose por la tardanza en encontrar “mi vivienda”. Luego me aseguró que, la casa que había hallado, me iba a encantar. Y no se equivocó. Es hermosamente tétrica. Está deshabitada hace mucho tiempo. Sus jardines están secos y sus paredes sucias. Tiene un sótano. Es una casona de casi un siglo de antigüedad. En su época, debe haber sido una fastuosa vivienda modernista con toques barrocos y góticos. Ahora, en cambio, parece una decadente morada de viejos fantasmas. Y según mis futuros vecinos eso es lo que es. A Lyec le contaron que en ese lugar, supuestamente, aún viven los espíritus de los antiguos propietarios. Quienes murieron trágicamente hace más de 50 años.

Cuentan que el día 15 de abril de 1.946, el matrimonio Carter Dumont, había ido a una fiesta. La empleada tenía día libre y el único hijo de esta familia estudiaba en Europa, por lo que, “La Casona Maldita”, como la llaman actualmente los vecinos , estaba completamente sola. Esto facilitó la entrada de los antisociales a la vivienda. Al regresar de la reunión de amigos, la feliz pareja, se encontró con cuatro delincuentes armados. El Señor Carter, en su desesperación, se abalanzó sobre uno de ellos. Inmediatamente fue baleado en diferentes lados del cuerpo. Quedó agonizando. Mientras su vida se iba agotando, fue espectador de una película porno-gore, en donde, su esposa era la infeliz protagonista violada y asesinada por desconocidos. El caso no fue resuelto por la justicia, ya que, los criminales huyeron del país. La casa nunca más fue habitada, al menos, eso es lo que le dijeron a Enrique. También aseguraron que se enteraron del crimen por la prensa, ya que, esa noche no oyeron nada. De lo contrario, dicen que habrían hecho lo imposible por ayudar a los desgraciados.


Para cerciorarme de la veracidad de la historia, fui a la Biblioteca Nacional, a ver periódicos de la época. Según éstos, el sangriento crimen ocurrió a la hora de almuerzo, y el matrimonio no se encontraba solo, ya que, la empleada estaba en la cocina sirviendo la comida. Los delincuentes no se percataron de su presencia, por lo que, ella huyó por la puerta trasera. Corrió a las casas cercanas para solicitar ayuda, más nadie le prestó atención, pese a que ella gritó mientras corría por varias cuadras. Uno de los delincuentes salió a perseguirla, pero, por la distancia sólo logró herirla en una pierna. Al enterarse de todos estos detalles, el corredor de propiedades, me ofreció buscar otra casa. A lo cual, me rehusé, ya que, este sitio es el ideal para mí. La estética de la casa me encanta, especialmente, porque tiene un sótano. No creo en fantasmas. Mejores vecinos no podría encontrar en otro lado. Así que, ya estoy alistando mis cosas para mudarme.

Esta columna fue escrita por Luz Aceituno, a quien, puedes contactar en luz@directo.cl
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