"La
libertad supone la razón colectiva del pueblo".
José Ingenieros. HACIA UNA MORAL SIN DOGMAS.
(Buenos Aires. Losada. 1996. )P. 57.
Desde Costa Rica, Rodrigo
Quesada Monge
LOS PUNTOS DE PARTIDA.
|
Ramón Emeterio Betances (1827-1898).
|
No hay lugar para las dudas : el pensamiento
y la acción anti-imperialistas son una creación de los
pueblos pobres del planeta. Pero ello fue posible sólo después
de que la paradoja seminal de la burguesía respecto a la teoría
del imperialismo fuera parcialmente resuelta en la práctica,
durante los procesos de colonización y descolonización
que siguieron a la guerra franco-prusiana de 1870-1871. No olvidemos
el criterio dialéctico mediante el cual se enuncia que todo
principio-motor trae siempre consigo su contrario.
La paradoja a la que nos estamos refiriendo
es aquella que reconoce un origen (burgués) común en
el pensamiento imperialista y anti-imperialista. Desde los trabajos
de Adam Smith (1723-1790) y David Ricardo (1772-1823), pasando por
los de Thomas Carlyle (1795-1881) y Rudyard Kipling (1865-1936) el
pensamiento pro-colonialista primero e imperialista después,
elaboró sólidos cimientos para explicar las acciones
de las monarquías europeas en contra de los pueblos llamados
"primitivos" de Africa, América y Asia, desde la segunda parte
del siglo XIX. Pero es la expansión del sistema capitalista
la que está detrás de este asunto. Y sobre todo la obsesión
demencial por "inventar" nuevos mercados. Pero de ahí mismo
procede también el pensamiento crítico de John A. Hobson,
quien es el verdadero creador del concepto de "imperialismo". El es
responsable de haber inspirado a los marxistas como Lenin (1870-1924),
Trotsky (1879-1940) y Rosa Luxemburgo (1870-1919), y a los teóricos
del pleno empleo como Keynes (1883-1946) en lo que se refiere a la
reflexión sobre la nueva etapa de la economía capitalista
posterior a la guerra cubano-hispano-norteamericana de 1898. A Hobson
el pensamiento económico burgués de su tiempo terminaría
por repudiarlo. Sin embargo, el marxismo encontraría en su
tratamiento de la teoría clásica de la expansión
de los mercados, un argumento de gran utilidad para empezar a construir
la teoría del imperialismo. Hobson decía que el imperialismo
era una "distorsión" histórica del sistema capitalista,
y que bastaría acabar con el grupo oligárquico minoritario
que gobernaba Gran Bretaña por aquellos años, para reorientar
a la economía inglesa por nuevos cauces de paz y progreso 1.
Resulta que Hobson no se percató
de que, precisamente en esa distorsión histórica como
él la llamaba, estaba la raíz del debate
2. No era tanto un problema que
tuviera que ver con la minoría gobernante en su país,
sino que el imperialismo era una etapa ineludible de la expansión
del sistema capitalista mundial. Y serían incuestionablemente
los pueblos pobres de Africa, Asia y América Latina, los que
pondrían los muertos para probarle al mundo que el anti-imperialismo
no era sólo un asunto teórico sino también, y
por encima de todo, práctico. Lo que supondría una lucha
anti-colonialista previa. Para la cual había que diseñar
un complejo conjunto de estrategias, tácticas y métodos
que hicieran posible la liberación anti-colonialista, la que
luego (no siempre y no necesariamente) conduciría a movimientos
anti-imperialistas internacionales y masivos. Es con las luchas de
estos pueblos, que el anti-imperialismo abandonó el gabinete
del pensamiento burgués radical (y del marxista también),
para trasladarse a los escenarios de los desiertos y las junglas de
Africa, Asia y América Latina, donde se encontraban realmente
las víctimas del imperialismo europeo, asiático y norteamericano.
EL PASO DEL ANTI-COLONIALISMO
AL ANTI-IMPERIALISMO.
Este asunto tiene una dimensión
lógica y otra histórica. La mayor parte de los movimientos
que se suscitaron en contra de los poderes europeos en Africa, Asia
y América Latina durante la segunda mitad del siglo XIX, son
movimientos de corte e inspiración anti-colonialista. Las guerras
de independencia en América Latina (1806-1826) son eso esencialmente.
Aquí, el pensamiento anti-colonialista más elaborado
le pertenece a Simón Bolívar (1783-1830). Con él
los conceptos de "región" y de "nación" alcanzaron niveles
de lucidez realmente notables. Porque el internacionalismo de Bolívar
estuvo mediatizado por las posibilidades militares de la lucha contra
la ocupación española. Su internacionalismo es casuístico,
no es ideológico 3. Los
ejércitos bolivarianos terminaron siendo tragados por los prejuicios
"fronterizos". En realidad a Bolívar lo aniquila la poca comprensión
que las burguesías criollas tenían sobre la noción
de "frontera". Si debido a la conquista del Oeste, los Estados Unidos
terminaron rompiendo definitivamente con Europa, a las burguesías
criollas suramericanas la noción de frontera nunca les permitió
ver más allá de su herencia europea. Y el proyecto bolivariano
estaba diseñado con esos criterios.
La noción de frontera es una
idea de las burguesías europeas del siglo XVIII. Está
muy relacionada con la de nación. Y Bolívar asimiló
esto de forma impecable. De tal manera que el rompimiento con España
se expresa en una ruptura con el colonialismo español, no con
el mercado capitalista, sobre el cual reposa y es posible aquel. Es
por eso que resulta frecuente encontrar en algunos historiadores anglosajones
ciertas dudas sobre si es legítimo hablar de "Imperio Español".
Parten de la base de que la mayor parte del tiempo, la Corona Española
estuvo ocupada por extranjeros 4.
Y para el capitalismo anglosajón la nacionalidad es vertebral
si buscamos explicar cómo funciona la frontera en el proceso
de colonización. La única válida es la de la
potencia colonial. La colonia se somete a ella sin discusión,
con la razón de argumentos militares indiscutibles. Ahí
radica que el proceso de construcción de la nacionalidad en
las ex-colonias haya resultado tan tortuoso y cruento, como sucedió
con América Latina y Africa por ejemplo. Por eso, tampoco nos
sorprende que sean las más progresistas y avanzadas burguesías
criollas en América Latina, las que estuvieran dispuestas a
encabezar los movimientos de independencia, con un apoyo campesino
sujeto a las condiciones que ella misma había establecido 5.
No se trataba de romper definitivamente con las burguesías
metropolitanas, se trataba de ganarse su respeto, para competir en
pie de igualdad con ellas. Es evidente que estamos hablando de burguesías
anti-colonialistas, no de burguesías anti-imperialistas ; un
movimiento que nunca harán, al menos en América Latina,
y por lo cual algunos autores las han calificado como "lumpen-burguesías"
6, es decir, incapaces de ir
más allá de lo que dictan las metrópolis imperialistas.
Serán los trabajadores, intelectuales,
algunos sectores medios radicalizados y sobre todo los campesinos,
los que darán el salto decisivo. No eran suficientes los buenos
deseos, o las ideas más radicales importadas de Europa y otras
latitudes. Iban a ser necesarias muchas condiciones adicionales :
una organización partidaria, debidamente articulada y con una
plataforma e ideología bien diseñadas, y un proyecto
político alternativo que remontara las fronteras ideológicas
tradicionales establecidas por la burguesía en nuestros países,
serían los requisitos fundamentales con los que se iniciaría
la lucha contra los poderes imperiales.
El anti-imperialismo es antes que
nada anti-capitalismo o no lo es. De lo contrario se corre el riesgo
de quedarse atascado en las tesis de Hobson, quien sostenía
que bastaba corregir la "distorsión" histórica del capitalismo
para que éste siguiera funcionando como debía. De aquí
que Trotsky hablara de la Revolución Mundial y Permanente,
pues era necesario, creía él, estar constantemente en
pie de guerra contra el capitalismo, y su expresión más
acabada, el imperialismo 7.
Por eso, para el pensamiento anti-imperialista latinoamericano era
muy significativo detectar y caracterizar a los aliados internos del
imperialismo. En estos casos uno no deja de asombrarse de la capacidad
visionaria de hombres como José Martí, algo que podrá
apreciarse más adelante.
Cuando se decantó de esta manera
la lucha de clases, el imperialismo acudió a las viejas estrategias
del colonialismo : el golpe de estado, el chantaje, el soborno, la
manipulación y el asesinato. Los bananales de América
Central y el Caribe están repletos de este tipo de historias
8. Darse cuenta
dónde estaba el enemigo, cuáles eran sus estrategias
de lucha, y cómo operaría para manipular las situaciones
en su favor, fueron elementos capitales para que algunos líderes
y pensadores latinoamericanos, terminaran por dar el salto del anti-colonialismo
al anti-imperialismo. José Martí , como decíamos,
fue el primero de ellos.
JOSÉ MARTÍ
(CUBA : 1853-1895) : PRIMER PENSADOR ANTI-IMPERIALISTA DE AMÉRICA
LATINA.
En el trabajo teórico y práctico
de José Martí se ve con gran claridad la textura de
este tránsito de una condición de lucha a la otra. Hay
algunos trabajos fundamentales del célebre cubano, donde se
puede notar cómo evoluciona su anti-imperialismo, desde posiciones
estrictamente contemplativas, es decir de pura base teórica,
a posiciones de lucha beligerantes y muy combativas 9.
Alcanzar las alturas de un anti-imperialismo articulado y operacional,
por decirlo de alguna manera, si por esto vamos a entender ese tipo
de anti-imperialismo que supone una visión del mundo totalmente
distinta a la de los centros imperialistas, le tomó un largo
trayecto de su historia personal a José Martí, la cual,
no lo olvidemos, está muy entroncada con la historia de su
país.
José Martí, ya fuera
en calidad de periodista, ensayista, o pensador sistemático
de las realidades concretas de América Latina y del mundo victimado
por el imperialismo, nunca fue seducido por la ingenuidad de quien
percibe el anti-imperialismo como una mera actitud intelectual o académica.
Denunciar y conocer al "monstruo" desde sus entrañas 10,
para Martí, nunca fue suficiente. Los mecanismos de razonamiento
de un pensador de su estatura exigían que la contemplación
teórica, se tradujera en acciones. La fundación del
PARTIDO REVOLUCIONARIO CUBANO en 1892, fue sólo un eslabón
más en un largo proceso de crítica y contra-crítica
de la realidad latinoamericana que estaba analizando.
Si hay una forma efectiva de conocer
la naturaleza del anti-imperialismo de Martí es a través
de su obra pedagógica. El constante llamado de atención,
la insistencia de su parte en que los hombres y mujeres de América
Latina entendieran e instrumentalizaran las profundas diferencias
existentes entre la civilización llamada "anglosajona" y la
civilización "latina" lo movió a escribir prolijamente
sobre los Estados Unidos 11.
Sus ESCENAS NORTEAMERICANAS 12
están repletas de reflexiones sobre el materialismo y el egoísmo
de una forma de civilización que no va más allá
de su voracidad anexionista 13.
Martí se angustia cuando sus visitas a Guatemala, Costa Rica,
Venezuela, México y otras partes de "nuestra América"
no rendían el fruto esperado, en lo que se refería a
lograr tanta atención como fuera posible sobre las verdaderas
aspiraciones del expansionismo norteamericano
14.
Asombra por eso, pero no sorprende,
que su anti-imperialismo esté mejor articulado que el de un
autor norteamericano como MARK TWAIN (1835-1910). Para éste,
el expansionismo de los Estados Unidos debería producir vergüenza,
pues iba totalmente en contra de las enseñanzas de un George
Washington, por ejemplo. El anti-imperialismo de Twain no fue más
allá de un republicanismo radical 15.
Reaccionario, si lo comparamos con las posiciones de Martí,
para quien el asunto era muy distinto. No sólo perdió
la vida en acción, sino que dedicó gran parte de ella
a educar, orientar, y revelar cuáles eran los designios ciertos
del imperialismo norteamericano para la América Latina 16.
La larga historia de invasiones, anexiones, provocaciones y guerras
contra un país como México, para Martí, evidenciaba
con toda contundencia cuál iba a ser la política exterior
de los Estados Unidos, a partir del momento en que la Doctrina Monroe
(1823) sentenciaba claramente que América sería para
los americanos (léase norteamericanos) 17.
Por eso, aunque Martí no escribiera
una obra sistemática sobre el imperialismo norteamericano,
ha sido muy fácil para autores y estudiosos posteriores de
su obra, reconstruir su pensamiento a partir de la enorme cantidad
de artículos, cartas, crónicas y apuntes que llevó
sobre su larga estadía en "las entrañas del monstruo"
18. La propensión sistémica
hacia esa teoría que no cuajó del todo, es indiscutiblemente
sorprendente, por la precocidad que revela su anti-imperialismo 19.
Tal vez hubiera bastado que presenciara lo que sucedería en
el 98, para que su teoría del anti-imperialismo cristalizara
por completo.
Martí es un autor que sabe
(aunque no lo podamos ver con claridad), que hay diferencias metodológicas
entre las aplicaciones analíticas de conceptos como expansionismo,
colonialismo e imperialismo. La lectura, desde el presente, de los
trabajos relacionados con el tema en la obra martiana, dejan al lector
atónito por su capacidad premonitoria.
Cuando Estados Unidos se expande,
le arrebata partes de su territorio a México y se las engulle.
Hay colonialismo en el momento mismo en que la Enmienda Platt (1901)
les permite administrar a Cuba, sin anexársela. El imperialismo
hace su aparición sirviéndose de ambas vías en
secuencia histórica o en simultaneidad lógica, como
bien lo prueba el caso de algunos países africanos entre 1890
y 1919 20. Pero además,
el imperialismo supone un férreo control de los mecanismos
económicos que articulan a unos países con otros. El
anexionismo y el colonialismo son posibles sin el mercado capitalista.
Los casos de Babilonia y Roma son buenos ejemplos 21.
Pero el imperialismo demanda, exige, la presencia de un mercado configurado
con criterios capitalistas, sobre todo la existencia de una fuerza
de trabajo libre, de un tipo de trabajador que tenga que vender sus
energías para sobrevivir y que con ello, logre reproducir todo
el sistema. De tal manera que Martí sabía, por su experiencia
en los Estados Unidos, que era en la cultura material generada por
el sistema capitalista donde estaba la raíz del imperialismo
22. Al fin y al
cabo, éste consiste en un conjunto de prácticas e ideologías
legitimadoras de la imposición brutal de la llamada "civilización
capitalista". La misma que Marx, haciendo gala de su eurocentrismo,
recomendaba para la India y América Latina 23.
La formulación martiana de
las dos Américas, "la nuestra" y "la de ellos", no responde
a un prurito formalista de anti-colonialismo inoperante. Tal formulación
es el resultado de su estrecho contacto con la cultura de los norteamericanos,
pero también de su concienzudo estudio de las posibilidades
reales de construir una "cultura latinoamericana" 24.
Eso no sería posible sin comprender antes que el imperialismo
haría todo lo que estuviera a su alcance para impedirlo. Por
eso cuando el héroe antillano asume la tarea de la fundación
del Partido Revolucionario Cubano, ya había comprendido a plenitud
que los diversos grupos y clubes, compuestos esencialmente por emigrados
simpatizantes de la causa cubana que vivían en los Estados
Unidos, debían ser aglutinados detrás de una organización
anti-imperialista que no se dejara afectar por el lugar en el que
operaría transitoriamente 25.
El Partido Revolucionario Cubano por eso, es una de las más
grandes herencias prácticas de Martí.
La fundación de un partido
político con esas características, en el momento histórico
y en el lugar en que se da es realmente excepcional. Si se repasa
el escenario latinoamericano del momento, se puede notar que la mayor
parte de los países están gobernados por dictadores
o caudillos analfabetos y complacientes con el imperialismo norteamericano
26. En gran medida,
la oleada de liberalismo que recorre el continente ( América
Central es un buen ejemplo de ello), tiene como aspiración
fundamental fortalecer la maquinaria estatal para ponerla al servicio
de la "alianza imperialista", constituida por aquellos grupos nacionales
que se han ligado al capital extranjero, para explotar los recursos
naturales de sus propios países sin limitaciones de ninguna
especie. Tal es el caso de Chile, Argentina, Venezuela, México
y el Caribe insular 27.
En América Latina aprendimos
algo muy valioso de José Martí : que el anti-imperialismo
no se construye en el gabinete, se levanta y se consolida en la lucha
cotidiana contra el poder opresivo del imperialismo y su expresión
más acabada, el imperialismo norteamericano. Esa cotidianidad
del anti-imperialismo es esencial y debe servirse de todos los recursos
posibles : el arte, la literatura, la filosofía, la ciencia
y el fusil. De esta manera, por ejemplo, se establece, desde el pensamiento
y las acciones de Martí, un vínculo hermenéutico
de gran riqueza política entre Julio Antonio Mella (1903-1929)(uno
de los fundadores del partido comunista cubano en 1925) y Fidel Castro
(1926) (líder del Movimiento 26 de julio) 28.
A eso se refería precisamente este último cuando indicaba
a los tribunales que lo acusaron del asalto al Cuartel Moncada en
1953 : "el responsable intelectual de tal acción es José
Martí" 29.
Hay varios Martí entonces :
un Martí organizador (del Partido Revolucionario Cubano-1892),
un Martí poeta (intelectual y educador-recordemos la Edad de
Oro--), y un Martí combatiente, tanto así que entrega
su vida en el campo de batalla. Estos son los hombres que pueden salvarnos
de la globalización. Siempre cerca del negro, del campesino
y del obrero cubanos, Martí supo elaborar un lenguaje que le
permitió mantener una comunicación veraz y apasionada
con su pueblo. No importa si se encontraba exiliado en España,
los Estados Unidos, Guatemala, México o Costa Rica 30.
Su correspondencia es abundante, y sus libros de apuntes, desde 1892,
revelan una constante preocupación por hacerse con una imagen
diaria de lo que estaba aconteciendo en su país. Por eso, no
se puede dudar, como diría el insigne teórico marxista
cubano Carlos Rafael Rodríguez, que el primer pensador anti-imperialista
de nuestra América, fue precisamente José Martí
31.
El postulado vertebral de la Globalización
como proceso material es el rendimiento económico. Las dimensiones
humanas de toda expresión de civilización son ignoradas,
o escamoteadas en virtud de un supuesto trayecto hacia la más
absoluta satisfacción de las necesidades materiales de los
individuos. Pero además, la Globalización implica remontarse
por encima de la racionalidad burguesa heredada por el siglo XVIII.
Ser posmoderno es ser posburgués entonces. En Nuestra América
ya Martí lo anota. En La Edad de Oro también. ¿Qué
podemos concluir entonces ? Que las intuiciones anti-imperialistas
de Martí son asombrosamente premonitorias. Globalizarse no
significa olvidar los aspectos más nobles de la civilización
occidental ; porque principalmente a los niños se les debe
enseñar a valorar una herencia con la que se han formado pero
que no debe ser merodeada por intereses perversos y contrarios a la
razón. La sensibilidad de poeta que había en Martí,
le permitió tender un puente entre una racionalidad increíblemente
productiva y un lirismo muy ajustado a las necesidades de la realidad
de los hombres y mujeres que combatían (y combaten) al imperialismo
en todas sus expresiones en América Latina. De tal manera que
la mejor defensa contra la globalización (y el imperialismo)
es la lectura de LA EDAD DE ORO de José Martí. El amor
a la cultura, la sencillez, la lozanía y profundidad que tiene
esta obra son los anti-cuerpos requeridos para combatir a esa terrible
enfermedad que carcome a los pueblos pobres de este sufrido planeta
azul, el imperialismo, con todas sus secuelas : un fanatismo supersticioso
por la riqueza material, la obsesión por las apariencias y
la superficialidad de la "macdonalización" de la cultura. Todas
ellas haciendo estragos en la inteligencia y el espíritu de
nuestros hombres y mujeres jóvenes. ¿El antídoto ? :
La Edad de Oro de José Martí.
"PEREGRINO EN SÍ
MISMO" :
EUGENIO MARÍA DE HOSTOS (Puerto Rico :1839-1903).
|
Augusto César
Sandino (1895-1934)
|
Para José Martí la
independencia de Cuba no tenía sentido sin la de Puerto Rico
32. De hecho,
el Partido Revolucionario Cubano contaba con una sección puertorriqueña,
pujante y combativa 33. Hostos
y otros intelectuales y revolucionarios caribeños, habían
hablado alguna vez de la fundación de una Confederación
Antillana, con la clara intención de aunar esfuerzos para tumbar
al poder español en esa parte del mundo 34.
Lo que significaba la conquista de la independencia de Cuba, Puerto
Rico, y República Dominicana 35.
Con ese propósito en mente, junto a Hostos y Martí,
nombres como el de Ramón Emeterio Betances (1827-1898), llegarían
a ser vertebrales para comprender el paso que seguiría la lucha
anti-imperialista en el Caribe.
Ahora bien, dejemos bien clara una
cuestión : el anti-imperialismo en América Latina, y
particularmente en las Antillas, tiene como característica
más notoria su gran preocupación por educar. Todos aquellos
a quienes hemos mencionado hasta acá fueron pedagogos, o de
alguna forma practicaron la educación como medio de vida o
de comunicación de sus ideas de libertad e independencia. Una
parte importante de la obra de Martí y de Hostos está
orientada hacia las personas que pueden leer y escribir. Porque entre
1850 y 1930, en América Latina, esos dos instrumentos establecían
la diferencia tanto económica como cultural y política,
entre los diferentes sectores de la población. Dudamos que
en el presente este escenario se haya modificado mucho, pero es más
trágico pensar que ya no están con nosotros ninguno
de aquellos grandes hombres.
Las ligeras diferencias que pudo haber
habido entre Betances y Hostos respecto al análisis de la independencia
de Puerto Rico, podría decirse que fueron más de orientación
que de hecho. Hostos era un filósofo, y Betances un hombre
de acción. Lo que no implica que el primero fuera un "quietista",
pues su intensa participación en las reformas educativas de
República Dominicana o de Chile, así como sus constantes
y prolongados viajes, indican todo lo contrario de lo que podría
ser un filósofo de la pura contemplación. Pero eso sí,
Betances era más atrevido. Su supuesta confabulación
con el anarquista italiano Michele Angiolillo y Galli, para asesinar
al Ministro de Justicia español, Antonio Cánovas del
Castillo (1897), verdugo de los sueños independentistas de
Cuba y Puerto Rico, evidencia hasta dónde era capaz de llegar
este médico puertorriqueño, que moriría en París
organizando a sus compatriotas, educando y promoviendo la formación
de grupos, como el de los cubanos emigrados en Francia, con el afán
de acelerar el proceso hacia la independencia de las Antillas 36.
Esa relación entre anti-imperialismo
y educación parece ser ineludible en el pensamiento latinoamericano.
Cuando los hombres de letras y los revolucionarios tienen la oportunidad
para hacer entender a sus pueblos el valor de la libertad, únicamente
la educación puede brindar los enlaces requeridos con las grandes
masas humanas esclavizadas por la pobreza y la humillación,
para que asimilen y aprovechen las verdaderas potencias y posibilidades
de la lucha por la independencia. En esa lucha un aspecto central
es el problema de la identidad. No pasa un solo día sin que
Martí, Hostos y otros intelectuales importantes en América
Latina, nos hablen del perfil de la identidad cultural en esta región
del mundo. Pero el trazo histórico de tal identidad no puede
hacerse a partir del imperialismo, sino contra el imperialismo. Para
cualificar y especificar su identidad cultural, América Latina
no necesita esconder sus complejos frente al imperialismo ; por el
contrario, estos complejos dejan de existir a partir del momento en
que los artistas e intelectuales latinoamericanos entiendan que el
imperialismo se esfuma cuando se le conjura con la fuerza de las ideas,
de los sentimientos, de las decisiones y finalmente de las armas 37.
Es decir que, al imperialismo no se lo combate vociferando consignas
anti-imperialistas, se lo combate con las únicas armas realmente
válidas en el proceso de liberación de los pueblos :
con la fe en sí mismo, y el sincero amor por los semejantes
38.
Todas estas eran virtudes de las que
estaban llenas las obras de Eugenio María de Hostos. Aunque
vivió gran parte de su vida en República Dominicana,
Hostos nunca dejó de identificarse con las luchas de su país
y de Cuba por la independencia. A todo lo largo de los veinte volúmenes
que componen sus obras completas, el lector puede encontrarse con
un perenne llamado a la racionalidad, a la educación, y a la
búsqueda de la civilización. Educador insigne, fundando
escuelas en lugares remotos, preparando los textos de estudio él
mismo, y tratando de explicarles a los estudiantes el incalculable
valor de la conciencia individual en estrecho contacto con la solidaridad
de la comunidad, Hostos siempre creyó que el diálogo
personal, de cara a cara, era más valioso que mil volúmenes
bellamente escritos e impresos. Por eso era tan buen viajero, porque
el contacto personal con los individuos le garantizaba una mejor percepción
de hasta dónde se había calado en la conciencia no despierta
por completo de nuestros pueblos 39.
Esas son algunas de las razones por
las cuales Hostos habla de que él es "peregrino en sí
mismo", un eterno viajante interior, siempre a la búsqueda
de las mejores respuestas para hacer entender a los seres humanos
que sólo la civilización les traerá la conciencia
que tanto necesitan, para combatir mejor a las fuerzas de la barbarie,
entre ellas principalmente a las del imperialismo 40.
El hombre lógico, concepto
de fuertes resonancias ilustradas, con el que Hostos se acerca al
problema de la cultura material en América Latina, es el eje
del sistema positivista que intenta construir a todo lo largo de su
actividad como educador. La presencia del sentido común krausiano
era inevitable 41. La educación
como testimonio (confesional), de estrategia para la peregrinación
interior, y por supuesto para la revolución, adquirió
en Hostos niveles pocas veces logrados en otras latitudes de América
Latina, porque el trabajo del ilustre puertorriqueño fue en
sustancia de carácter ensayístico, de constantes tanteos,
de prueba y error 42.
En ausencia de grandes sistemas de
pensamiento, o al menos de la complejidad alcanzada por ciertos filósofos
en Europa y los Estados Unidos, el ensayo fue el vehículo de
mayor eficacia expresiva en autores como Martí, Hostos o Rodó
43. El ensayo llegó a
convertirse en un instrumento de gran eficacia expresiva para el pensamiento
sistemático, aunque no posibilitó la articulación
de complejos teóricos, en América Latina. Esto es importante
indicarlo, porque con mucha facilidad se cae en el error lógico
de sostener que el pensamiento sistemático nunca ha sido posible
en esta parte del mundo, cosa que todavía intelectuales de
talla se atreven a contradecir 44.
La pregunta que habría que hacerse sería más
bien la siguiente : ¿por qué los grandes andamiajes epistemológicos
en el pensamiento latinoamericano parecieran no haber sido posibles
hasta ahora ? La respuesta a esta pregunta yace más en la historia
de América Latina que en la supuesta incompetencia o irracionalidad
de los hombres y mujeres de estas sufridas latitudes del mundo moderno
45.
Hostos demostró tener una extraordinaria
capacidad analítica en lo que respecta al problema que representaba
investigar las estructuras sociales en América Latina. Sus
estudios titulados Moral Social (1888) y Tratado de Sociología
(1904-póstuma), plantean a través de una bien articulada
construcción crítica y analítica la enorme importancia
de la moral (sin moralismo) de aquellos hombres y mujeres que aspiran
a una vida de perfección 46.
El hombre lógico en consecuencia no es simplemente un pelele
de las circunstancias y por ello su viaje hacia una actitud revolucionaria
era ineludible 47. El antiimperialismo
de Hostos entonces, es de pura cepa moral, como lo ha sido todo buen
anti-imperialismo, desde 1898, en América Latina.
En gran medida, es bueno indicarlo,
Hostos alcanza su punto de convicción revolucionaria debido
a sus diferencias con Betances, quien con regularidad lo señalaba
como un tibio conservador, muy temeroso de enfrentar con todas sus
consecuencias al poder español en las Antillas 48.
Es todavía más llamativo que Hostos perfilara sus ideas
sobre la revolución, precisamente después de haber hecho
una de las lecturas más críticas realizadas en el continente
del Hamlet de Shakespeare 49.
Es que para Hostos, sin que ello signifique contradecir a Betances,
la revolución es primero que nada una transformación
interior. Su racio-empirismo, o para decirlo menos técnicamente,
su extraordinario sentido común siempre le hizo posible obtener
grandes lecciones de sus éxitos y de sus fracasos. El idealismo
personalista, la duda sistemática, el amor por los hombres,
las sabias intuiciones ecologistas, y la necesidad de un Estado solidario
y eficaz, parecen haber sido pilares en el pensamiento de Hostos,
que no siempre fueron bien vistos por un guerrero del calibre de Betances
50.
El antiimperialismo de estos hombres
es más que nada el resultado de la necesidad de empujar el
carro de la historia, según apuntaba Marx. La realidad latinoamericana
de fin de siglo es tan opresiva que los grandes aparatajes teóricos
no siempre son motivo de desvelo para los intelectuales. Los elementos
que obligan a los hombres y mujeres con ciertas dosis de sensibilidad
a tomar una posición determinada frente a los poderes extraños,
son la práctica cotidiana de la disciplina moral, el sentido
común y el apremio de tareas patrióticas impostergables
51. "Hay que deshacerse del
español interno que cada puertorriqueño lleva dentro"
52, antes que pensar en una
actitud verdaderamente anti-imperialista. El peregrino siempre sabe
adónde llegar. El aventurero no. Por eso Hostos, tenía
mucho cuidado de que su propuesta de peregrinación interna,
no fuera confundida con aventurerismo, o mera auto-contemplación
53. De aquí que no hablara
de forma sistemática de anti-imperialismo, sino de patriotismo,
de sentido del territorio, de orientación fronteriza. La Confederación
Antillana, con la que tanto soñaron él y Betances, recogió
lo mejor de sus aspiraciones en ese sentido. Pero hablaría
de revolución a partir de 1866, y desde entonces se ligaría
estrechamente con los movimientos independentistas en toda América,
Europa y los Estados Unidos 54.
La meta "hostosiana" al final, es
el "hombre completo" , perfectamente integrado con su interioridad
y la realidad histórico-social que lo rodea. Sin aspiraciones
de agitador, de terrorista o de simple intrigante, Eugenio María
de Hostos es uno de los más nobles y entrañables ejemplos
de las aspiraciones revolucionarias del pensamiento latinoamericano,
en confrontación constante con los merodeadores extranjeros.
Un tema de sobresaliente importancia en los casos de Cuba y Puerto
Rico, el cual tuvo también quien lo atacara con estilo contundente
y profundamente aleccionador. Nos referimos a Ramón Emeterio
Betances.
UN PUERTORRIQUEÑO
EN PARÍS : RAMÓN EMETERIO BETANCES
(Puerto Rico : 1827-1898).
"La utopía necesaria" de Hostos,
adquirió en manos de Betances sin saberlo, una proporción
pocas veces conocida. "Para hacer una tortilla primero hay que quebrar
los huevos", le decía Betances a Hostos, cuando éste
le planteaba que todavía era posible una transformación
del régimen que los españoles habían establecido
sobre América 55, sobre
todo después de la revolución liberal en la España
de 1868. Pero la realidad le daría la razón a Betances
: había que quebrar el poder colonial para avanzar un poco
más hacia el logro de la independencia de Cuba y Puerto Rico.
José Martí decía
de Betances que "era el corazón de su país con el que
Cuba se hermana y se abraza porque son pocos los hombres en quienes,
como él, el pensamiento va acompañado de la acción,
la superioridad del desinterés y el mérito extraordinario
de la mansa modestia" 56. Betances
vivió en París cerca de cuarenta y cinco años
y estuvo tan involucrado en la vida política de la Francia
revolucionaria (de la segunda parte del siglo XIX), que puede resultar
difícil entender su pensamiento y sus acciones al margen de
esa particularidad en la activa vida que llevó de médico
ilustre y generoso, y de revolucionario osado y contundente. Porque
Betances creía con seriedad eso de sí mismo : que era
ante todo un pensador y un activista por la causa de la independencia
de las Antillas, no sólo de Cuba y Puerto Rico, sino también
de República Dominicana y Haití 57.
Nunca temió enfrentar y aceptar las consecuencias de lo que
significaba por aquella época reconocerse como "mulato", porque
no sentía vergüenza de sus raíces étnicas
más profundas. En varias ocasiones salió a la luz pública,
por medio del periódico sobre todo, que por aquellos años
era el medio más potente de comunicación social, para
defender la causa de los haitianos, particularmente contra alguna
prensa racista francesa, que no ocultaba sus resentimientos históricos
hacia los isleños, los primeros en querer arrancarse el omnímodo
poder colonial francés en América 58.
Así lo hace saber una de sus más talentosas biógrafas
: "Es Betances probablemente, el primer puertorriqueño mixto,
con clara conciencia de lo que es en términos raciales ; el
primero en aceptar su condición de mulato, sin que el hecho
de llevar algún porcentaje de sangre negra en sus venas le
cause desgarres psicológicos ; es el primero, no hay duda,
en tener conciencia de su negritud. Para él, su realidad racial
está en igual categoría que la blancura de los blancos"
59.
Pero el internacionalismo de Betances,
fue todavía más allá de la aceptación
plena de su condición étnica, ya que su propuesta de
la Federación Antillana quería ser un dispositivo de
combate contra el imperialismo español, pero también
contra las manifestaciones de la misma naturaleza que los Estados
Unidos ya evidenciaban de forma angustiante. El antillano "proscrito"
como lo llamaba el mundillo del espionaje español, que vigilaba
durante las veinticuatro horas del día su casa en París,
se acercó peligrosamente a las supuestas intrigas de los anarquistas
en esta ciudad, tanto así que en su momento se vería
involucrado también en el asesinato del ministro español
Cánovas del Castillo. Y aunque la historiografía puertorriqueña
aún no ha dilucidado este asunto a cabalidad, algunas investigaciones
recientes han motivado la duda y con ello ha bastado para que la figura
de Betances se llene más de misterio y fascinación 60.
No obstante otros historiadores sostienen que Francia fue para él
más bien un peso muerto, porque no le facilitó el destierro,
se lo hizo más difícil y doloroso 61.
La casa de Betances en París
llegó a convertirse en el centro de actividades de cubanos,
puertorriqueños y dominicanos que buscaban organizar la lucha
por la independencia real de sus países. Con una gran capacidad
para escuchar y promover, desde la prensa francesa, los ideales por
la Federación Antillana, Betances siempre tuvo tiempo también
para conversar e intrigar con radicales españoles, italianos
y franceses. Por eso resulta problemático imaginárselo
simplemente como un rebelde. El creía que por encima de todo
era un revolucionario, y ello suponía para él servirse
de todos los recursos organizativos, propagandísticos y de
agitación que fueran necesarios con tal de llamar la atención
del mundo sobre la causa de las Antillas. Si estuvo cerca de los anarquistas
mediterráneos, del liberalismo radical europeo, o de los blanquistas
parisinos fue precisamente debido a su obsesión con la independencia
de Puerto Rico y de Cuba. Pudiera ser que no estuviera envuelto directamente
en el asesinato de Cánovas, pero sí propició
la idea, según se desprende de las investigaciones de Frank
Fernández sobre el tema 62.
El asesino de Cánovas, un anarquista
italiano de nombre Michele Angiolillo y Galli, visitó a Betances
en diversas ocasiones en su casa en París, donde, como decíamos,
se reunían algunas figuras del pensamiento radical europeo
del momento, y empresarios, periodistas e intelectuales antillanos
en busca de consejo y fondos para su lucha por la independencia. Aunque
sin rastro histórico alguno, se supone que fue en una de esas
reuniones cuando Betances sembró en la mente de Angiolillo
la idea de aniquilar a Cánovas, responsable con Valeriano Weyler
de haber bloqueado el avance del movimiento independentista en Cuba
63. Angiolillo
también estaba amargado por la masacre de anarquistas realizada
por el gobierno español en diversas provincias, donde los mineros,
durante los años noventa, se habían levantado por mejores
condiciones de vida.
El "magnicidio" del Balneario de
Santa Águeda, es decir el asesinato de Cánovas del Castillo
en el verano de 1897, aceleró aún más el avance
de los Estados Unidos hacia Cuba, Puerto Rico y las Filipinas, porque
los hombres que siguieron al ministro español en el gobierno,
nunca tuvieron la habilidad de aquél para mantener a Washington
"lejos pero cerca" de las Antillas. Dicho asesinato afectaría
seriamente a Cuba, a Puerto Rico y a España, porque a partir
de entonces los Estados Unidos empezaron a dudar de la capacidad del
gobierno español para controlar a sus propios radicales. La
presencia de Betances en el teatro de operaciones, sólo puede
indicarnos el arrojo y la capacidad de lucha de uno de los héroes
de la independencia de Puerto Rico, más lúcidos y activos
de toda esta historia. Y como le sucedería al ilustre Hostos,
Betances también moriría sin ver coronado su sueño.
En su caso, alguna historiografía en Puerto Rico ha querido
esconderlo, puesto que su supuesta complicidad en el asesinato de
Cánovas produce vergüenza con la Madre Patria y con el
Padre de la Patria también, como se le decía irónicamente
a los Estados Unidos en el medio antillano de aquellos años.
Ojalá, dice un historiador francés de nuestros días,
a Betances algún día se le dé el justo sitio
que merece, así como Cuba hizo con José Martí
64.
Pero las enseñanzas de Martí,
Hostos y Betances siempre terminaron por echar raíces, en terreno
fértil. Esta vez en América Central, en Nicaragua, donde
las lecciones de anti-imperialismo transmitidas por ellos serían
muy bien acogidas por un hombre como AUGUSTO CÉSAR SANDINO
(1895-1934).
EL MAGO DE LAS SEGOVIAS
: AUGUSTO CÉSAR SANDINO
(Nicaragua : 1895-1934).
Si hay un país en América
Latina donde el imperialismo se haya ensañado con toda su fuerza
y su brutalidad, ese ha sido Nicaragua, el cual, al lado de Cuba,
constituye uno de los ejemplos más tristes de hasta dónde
puede llegar aquel cuando alguien osa cuestionar sus decisiones.
Motivo de interés y prospección
por parte de los poderes coloniales desde la segunda parte del siglo
XVI, debido a la posibilidad de construir un canal a través
de su territorio nacional, Nicaragua fue uno de los lugares más
cartografiados de la geografía del Nuevo Mundo. Cuando la necesidad
de esa ruta se hizo más perentoria, debido al descubrimiento
de oro en California en 1848, los empresarios extranjeros, sobre todo
norteamericanos, se lanzaron a la tarea de buscar los medios de comunicación
más expeditos para llegar a las fuentes de riqueza que prometían
aquellos yacimientos. De nuevo Nicaragua emergió como una posibilidad,
lo mismo que Costa Rica y Panamá. Una de las razones de la
invasión a Centroamérica en 1855 por parte de mercenarios
norteamericanos del Sur de los Estados Unidos, ávidos por encontrar
salidas frescas a la esclavitud de los negros en su país, negocio
que hacía aguas por todo lado, fue precisamente la construcción
de un canal o de una vía óptima a través de Nicaragua
65. A partir de
entonces, esa nación centroamericana sufriría invasión
tras invasión de los estadounidenses ; o estaría bajo
su presión militar de manera casi ininterrumpida hasta 1990.
Los norteamericanos pusieron y quitaron
del poder a varios dictadores y políticos nicaragüenses,
desde la segunda parte del siglo XIX. Pero la dictadura más
infame que instalaron las tropas de ocupación norteamericanas
en Nicaragua, fue la de la familia Somoza, que estaría en el
poder entre 1934 y 1979. Con la guerra civil que se inicia en ese
país en 1976, como parte de un largo proceso revolucionario
que despega en 1927, Nicaragua lograría finalmente, a un elevadísimo
costo humano y material, deshacerse de la dictadura de los Somoza
en 1979, tras una insurrección popular que probó hasta
dónde llegan los pueblos, cuando han decidido quitarse de encima
a un régimen de oprobio y humillación.
Los "marines" norteamericanos, después
del asesinato de Augusto César Sandino en 1934, dejaron en
el poder a una infausta Guardia Nacional que se encargaría
de perpetrar unos crímenes ni siquiera imaginables por la más
delirante literatura latinoamericana de este siglo. Apoyada en ella,
la familia Somoza fue capaz de gobernar al pueblo nicaragüense
con un régimen de terror pocas veces registrado en la historia
de estos países.
Pero fue el imperialismo norteamericano
el principal responsable de que la barbarie terminara reinando en
Nicaragua, durante casi cincuenta años. Porque, considerado
un sitio estratégico, y junto a la política norteamericana
de convertir el Caribe en un "mare nostrum" (como decían los
romanos del Mediterráneo), Nicaragua terminó como parte
del plan del gobierno de Washington de apropiarse de todas las Américas.
Ya lo había hecho con México en 1847-1848, con Cuba
y Puerto Rico en 1898, con Filipinas en 1899 ; y no escatimaría
esfuerzos para intentarlo con el resto de América Central y
el Caribe 66.
Pero las "guerras del banano" como
las llama un historiador norteamericano 67,
peleadas en Cuba, Santo Domingo, Haití, Puerto Rico, Nicaragua
y México, entre 1850 y 1930, por los guardianes del imperialismo
norteamericano, los "marines", no siempre encontraron sumisión
y servilismo de parte de los pueblos afectados. En Nicaragua, un hombre
sencillo y autodidacta, Augusto César Sandino (1895-1934),
decidiría finalmente poner un alto a las constantes intervenciones
de los Estados Unidos en su país. Las ocupaciones de 1855-1857,
de 1910-1912, 1912-1925, y de nuevo la de 1926-1934, hicieron que
algunos hombres y mujeres nicaragüenses con un elevado sentido
de la decencia, sintieran llegada la hora de enfrentar, no sólo
al invasor extranjero sino también al ciudadano nicaragüense
que hacía posible tanta humillación 68.
Nosotros no nos referiremos a los
detalles que impulsaron a Sandino para asumir el liderazgo de un pequeño
grupo de hombres y mujeres ("el pequeño ejército loco",
los llamaban entonces) 69, porque
tenemos más interés en reflexionar con el lector sobre
las enseñanzas que la particular práctica del anti-imperialismo
de Sandino pudo dejarnos.
La prensa burguesa de los Estados
Unidos lo tildó constantemente de "ladrón", "bandido"
y otros epítetos durante los años en que enfrentó
a las tropas de ocupación norteamericanas, es decir entre 1926
y 1934. Pero lo más extraordinario de todo ésto es que,
entre Martí y Sandino, hay un puente de comunicación
que se concreta en la guerra de guerrillas, por primera vez aplicada
contra el imperialismo norteamericano en tierras del Caribe. La muerte
de Martí fue una muerte precoz, pero Sandino pudo probar durante
ocho años que al ejército más poderoso del planeta
era posible derrotarlo. Esta fue una lección que los vietnamitas,
por ejemplo, aprovecharon extraordinariamente bien.
El asunto a discutir entonces es,
¿dónde está el poder de la herencia anti-imperialista
de Sandino, que fue capaz de aglutinar al solo conjuro de su nombre,
un movimiento que hizo posible la derrota de la dictadura de los Somoza,
y el inicio de una nueva era para el pueblo de Nicaragua ?
Disponemos de un conjunto de investigaciones,
artículos y ensayos importantes en los cuales se trata de explicar
la causa, la motivación más profunda que llevaría
a Sandino a dejar su empleo en México, para dedicarse enteramente,
hasta la muerte, a la causa de expulsar a los invasores norteamericanos
de su país. Hay quien dice que mucho de tal inspiración
está en el mileranismo de Sandino, de su creencia en la "predestinación",
en esa fe ciega de que se ha venido al mundo con un destino previamente
asignado por fuerzas sobre las cuales no se tiene ningún control
70. Otros sostienen
que, en gran medida, los avances hechos por Sandino hacia el éxito
de su propósito, es decir, expulsar a los invasores extranjeros,
pudiera reposar o en la fuerza de su personalidad, una suerte de Robin
Hood, que roba a los ricos para nutrir a los pobres 71,
o en el impacto del espontaneísmo, o sea que la guerrilla que
lideró Sandino tiene más que deberle al calor de las
circunstancias económico-sociales de Nicaragua en aquel momento,
que a algún tipo de claridad programática o política
de sus hombres para enfrentar al intruso 72.
No es la primera vez que nos encontramos
con la mala suerte de que autores europeos de gran competencia intelectual,
nos estudien y evalúen a nuestros líderes e intelectuales
a partir de esquemas preconcebidos que sólo pudieran funcionar
en situaciones muy específicas de sus propios países.
Al final del libro de Wunderich, uno queda con la sensación
de que Sandino pudo haber sido cualquier clase de nigromante, hechicero
u oportunista que con un poco de encanto y de palabrería logró
embaucar a un grupo de campesinos incautos para enfrentar al más
poderoso ejército del planeta. Son este tipo de interpretaciones
las que hacen que uno no se sorprenda de que a ciertos escritores
les cueste tanto entender el resultado de la guerra de Viet-Nam por
ejemplo, o por qué la revolución cubana se ha logrado
sostener imbatible ante la insolencia del imperialismo. "Solo la ambición,
el afán de aventura y el pragmatismo" evitaron que Sandino
cayera en los abismos de la "autocompasión" y que por ello
le resultara más fácil, lúcido y conveniente
pasar por encima de las convicciones de los demás para dedicarse
a tiempo completo, a combatir al invasor extranjero. El balance que
uno puede sacar de un libro así es realmente poco, si se percata
de que al final de cuentas Sandino emerge como un aventurero, para
el cual, eran propósitos idénticos su engrandecimiento
personal ( Wunderich sostiene que Sandino se consideraba a sí
mismo una especie de segundo Cristo), y la derrota del imperialismo
73. Es más,
en ningún momento Wunderich habla del imperialismo como problema
para la América Central en ese momento. Todo lo que pudo fue
expresar constantemente su sorpresa, porque un hombrecillo imberbe
hubiera logrado atraer la atención mundial con sus luchas y
sus denuncias por las características que estaba tomando la
ocupación extranjera de Nicaragua 74.
En todo lo extenso de su erudito libro, el autor nunca hizo evidente
su posición respecto a ese asunto.
Ahora bien, si al caerse el muro de
Berlín se cayó también la sensibilidad y la lucidez
uno no debería sorprenderse de que le clasifiquen a Sandino
como un ejemplo más de lo que es el bandolerismo rural, junto
a una extraña mezcla de mileranismo, esoterismo mal digerido,
paranoia y megalomía, indescifrables en un líder guerrillero
de las junglas de Centroamérica, que tiene un cuerpecillo esmirriado
con el que jamás podría imponerse por la fuerza sobre
sus compañeros de "aventura" 75.
A Wunderich sólo le faltó decirnos que Sandino se servía
del hipnotismo para controlar a sus correligionarios en las selvas
de Nicaragua.
Está visto que estos héroes
del anti-imperialismo en las Américas, hombres como Martí,
Hostos, Betances o Sandino, seguirán llamando la atención
de quien los estudia cual si fueran piezas de entomología,
o de quien cree ver Robin Hoods por todas partes cuando las luchas
anti-imperialistas no encajan en sus paquetes teóricos manidos
hasta la náusea.
Si Sandino no conoció el marxismo,
o si sabiendo muy poco de él, no logró entender la naturaleza
de la lucha que Farabundo Martí realizaba en El Salvador 76,
eso no implica que su anti-imperialismo, que es lo que realmente importa
aquí, sea menos válido o vigoroso, simplemente porque
expresaba con honestidad sus ideas sobre lo divino y lo profano de
su proyecto personal. Se comete una injusticia con el pueblo nicaragüense
que estuvo detrás de Sandino en aquellos años aciagos,
cuando se nos quiere hacer creer que el mileranismo del hombre fue
la motivación fundamental de sus insomnios y sus angustias.
La base social del movimiento, el ideario político y la decencia
patriótica vienen a ser explicados únicamente con el
formulismo psicologista de que el hombre se sentía un elegido
y a partir de ahí entonces todo fue posible. Esto quiere decir
que los centroamericanos somos una partida de descerebrados, para
quienes es imposible ni remotamente pensar en hacerse de coraje, pasión
y simple honradez para combatir al más voraz, envilecido y
mendaz de todos los imperialismos de que tenga memoria la historia
del capitalismo occidental. ¿O es que en la investigación histórica
no es posible la pasión ? Mejor dedicarse a la jardinería,
en caso contrario.
La enseñanza de Sandino, indistintamente
de que lo consideremos una mala copia de Paracelso, no está
tanto en su religiosidad difusa o inorgánica, en su ignorancia
o en su candor políticos, sino en su pasión y en la
milagrosa intuición que siempre lo condujo, de que la única
forma de recuperar la integridad y un poco de la decencia perdida
en su país, era expulsando al invasor. Este era, y sigue siendo
más real que cualquiera de las rancias elucubraciones milenaristas
de Sandino, o de sus interpretes nacionales y extranjeros. Nos cuesta
mucho entender a veces, posiblemente por cínicos y oportunistas,
que el imperialismo no es un hecho académico. Es el mismo que
complotó para asesinar a Sandino y es el mismo que intentó
destruir la revolución que lleva su nombre. Si de objetividad
se trata entonces, el imperialismo es más objetivo que cualquiera
de nuestras interpretaciones adocenadas sobre las deformaciones ideológicas
del mismo Sandino. Pero lo que importa aquí es que sus acciones
le pertenecen al pueblo y a la historia de Nicaragua, y no a los gestos
insípidos del académico que quiere hacernos creer que
no existe sintonía entre la pasión y la seriedad científica
del quehacer del historiador.
Una cosa es cierta, si al pueblo nicaragüense
desde 1934 hasta 1979 le hubiera angustiado, o al menos le hubieran
importado un poco las creencias y los delirios que Sandino compartía
con su almohada, la revolución sandinista jamás hubiera
tenido lugar. Esta vino al mundo, porque el pueblo nicaragüense
sabiamente supone discernir entre las preocupaciones personales de
su héroe y la dimensión social de sus lecciones 77.
Esa sabiduría es la que no dan ni cien títulos universitarios,
y que el Frente Sandinista de Liberación Nacional sí
supo interpretar para bien del pueblo nicaragüense y orgullo
de toda América Latina.
LOS PUNTOS DE LLEGADA.
Empecemos de atrás para adelante,
en este balance general : dice uno de los más brillantes estudiosos
de Sandino que el imperialismo se vengó con su asesinato en
1934 78. En otro extraordinario
trabajo sobre El Salvador de Farabundo Martí (1932) 79,
a uno le queda la sensación de que, tanto las tareas como las
promesas de ambos héroes de la lucha anti-imperialista en Centroamérica
siguen vigentes y están por realizar. Ya sea porque la mutilación
social del hombre en el primer caso está unida a la historia
de una infame dictadura, o porque en el segundo caso la violencia
se institucionalizó y se aprendió a vivir con ella (como
en Colombia después de 1948), tanto así que el salvadoreño
promedio terminó por olvidar el sabor de la tranquilidad, el
caso es que el imperialismo nunca aceptó que estos dos países
(Nicaragua y El Salvador) pudieran aspirar a una vida mejor. El gobierno
de los Estados Unidos intentó tantas veces enseñarles
a estos pueblos cómo gobernarse, que terminó por aplastarlos
80. Hoy, con serias
dificultades apenas aprenden a salir del caos y del infierno de la
guerra civil. ¿Qué tienen que decir los historiadores aparte
de que Sandino era milenarista ?
Pero de los cuatro grandes hombres,
con cuya obra teórica y práctica hemos intentado trabajar
aquí, nos quedan ciertas lecciones que aprender, estudiar y
ensayar :
1. El profundo amor por los seres
humanos, sobre todo cuando se encuentran en condiciones de explotación
y necesidad.
2. La búsqueda constante por
la grandeza moral, en estrecha ligazón con el crecimiento espiritual
de la comunidad.
3. Un evolucionado sentido del patriotismo,
y la decencia cívica.
4. El estudio disciplinado y constante
de nuestra propia historia.
5. La comprensión de las distintas
máscaras que puede usar el enemigo, en este caso el imperialismo,
para arrancarnos el sentido de la identidad.
6. Que al imperialismo sólo
se le puede combatir, según el buen decir de Lenin, estudiando,
estudiando....estudiando.
En José Martí, Eugenio
María de Hostos, Ramón Emeterio Betances y Augusto César
Sandino esas lecciones fueron el norte que siempre les condujo en
su vida cotidiana, sin parar mientes en sacrificios, horas de insomnio,
placeres, amistades o amores. Se trata de verdaderos héroes
del anti-imperialismo, tanto así que uno no acaba de alabar
la hermosa habilidad con que supieron aliar la teoría con la
práctica. Lleno de sabiduría y perenne cordura, su anti-imperialismo
nunca se agotó en la simple propaganda o el maldecir al imperialismo.
La acción siempre vino detrás de la reflexión
aguda y profunda. Un tipo de acción en la que hasta la vida
se exponía si era necesario.
Hoy, cuando recordamos la muerte de
Ernesto Che Guevara (1928-1967), es conveniente darse cuenta que el
héroe argentino nunca estuvo sólo. Con él estuvieron
siempre, como pilares imbatibles del anti-imperialismo, Martí,
Hostos, Betances y Sandino, los cuatro guardianes de la decencia en
"nuestra América". Todos ellos formando una cadena indestructible
que liga a Bolívar con Fidel, en la renovación constante
del espíritu de independencia, de la indagación de la
mejor libertad posible, y de un sentido de la justicia que reposa
en el diario sondeo de las guaridas del opresor. Está claro
entonces, que sí tenemos en América Latina a los intelectuales,
los filósofos y los poetas que nos ayudarán a combatir
la globalización. Siempre han estado ahí ; la diferencia
es que pocas veces los hemos "visto" realmente.
CITAS.
1 HOBSON,
John A. EL IMPERIALISMO (Madrid: Alianza. 1961. La edición
original es de 1902) Pp. 64-66.
2 VIDAL-VILLA,
J.M.TEORÍAS DEL IMPERIALISMO (Barcelona: Anagrama.1980) Pp.
53-57.
3 MASUR,
Gérhard. SIMÓN BOLÍVAR (Caracas, Venezuela: Grijalbo.1972)
Pp.144-167.
4 PAGDEN,
Anthony. LORDS OF ALL THE WORLD: IDEOLOGIES OF EMPIRE IN SPAIN, BRITAIN,
AND FRANCE, 1500-1800 (Yale University Press. 1995)Pp.87-136.
5 LYNCH,
John. HISPANOAMERICA, 1750-1850. ENSAYOS SOBRE LA SOCIEDAD Y EL ESTADO
(Bogotá, Colombia: Universidad Nacional de Colombia. 1987)
Pp.101-128.
6 GUNDER-FRANK,
André. LUMPENBURGUESÍA-LUMPENDESARROLLO. (México:
ERA.1972)Pp.44-56.
7 TROTSKY,
León. LA REVOLUCIÓN PERMANENTE (México: Juan
Pablos Editor. 1977) Pp.78-98.
8 BOURGOIS,
Philippe. BANANO, ETNIA Y LUCHA SOCIAL EN CENTROAMÉRICA (San
José: DEI. 1994) Capítulos I y II.
9 MARINELLO,
Juan. DIECIOCHO ENSAYOS MARTIANOS (La Habana, Cuba: Centro de Estudios
Martianos. 1980) P.39.
10 HIDALGO
PAZ, Hibraím. INCURSIONES EN LA OBRA DE JOSÉ MARTÍ
(La Habana, Cuba: Centro de Estudios Martianos. 1989) Pp.11-83.
11 MARTÍ,
José. ESCENAS NORTEAMERICANAS. OBRAS COMPLETAS. Tomo IX (La
Habana, Cuba: Editora Nacional de Cuba, Editora del Consejo Nacional
de Cultura, Editora del Consejo Nacional de Universidades. 1963-1965).
Edición en CD-Rom. 1992.
12 Idem.
Loc.Cit.
13 Idem.
Loc.Cit.
14 Idem.
Loc.Cit.
15 Véase
el Capítulo IV de este libro.
16 Idem.
Loc.Cit.
17 TOLEDO
SANDE, Luis. JOSÉ MARTÍ CON EL REMO DE PROA (La Habana,
Cuba: Centro de Estudios Martianos. 1990) Pp.183-190.
18 MARINELLO,
Juan. Op.Loc.Cit.
19 Idem.
Loc.Cit.
20 FIELDHOUSE,
David K. ECONOMICS OF EMPIRE, 1830-1914 (Londres: MacMillan Press.
1984) Pp.172-189.
21 BARRATT-BROWN,
Michael. THE ECONOMICS OF IMPERIALISM (Londres: Fontana/Collins. 1974)
Pp.172-189.
22 MARTÍ,
José. Op.Loc.Cit.
23 MARX,
Karl y ENGESL, Friedrich. MATERIALES PARA LA HISTORIA DE AMÉRICA
LATINA (Buenos Aires, Argentina: Cuadernos de Pasado y Presente. 1972)
Pp.45-67.
24 MARTÍ,
José. Op.Loc.Cit.
25 HIDALGO
PAZ, Ibrahím. Op.Loc.Cit.
26 Idem.
Loc.Cit.
27 CARMAGNANI,
Marcello. ESTADO Y SOCIEDAD EN AMÉRICA LATINA. 1850-1930 (Barcelona:
Grijalbo. 1984) Pp.118-121.
28 RODRÍGUEZ,
Carlos Rafael. CUBA EN EL TRÁNSITO AL SOCIALISMO (1959-1963)
(México: Siglo XXI eds. 1978) Pp.9-158.
29 CASTRO,
Fidel. DISCURSOS (México: Siglo XXI eds. 1982) Pp.15-38.
30 OLIVA
MEDINA, Mario. JOSÉ MARTÍ EN LA HISTORI AY LA CULTURA
COSTARRICENSE (Sic) (Heredia, Costa Rica: EUNA.1995) P.45.
31RODRÍGUEZ,
Carlos Rafael. Op.Loc.Cit.
32 CABRERA,
Manrique. HOSTOS. ENSAYOS. (Puerto Rico: Fundación Manrique
Cabrera. 1991) P.51.
33 Idem.
Loc.Cit.
34 Idem.
Loc.Cit.
35 FERRER
CANALES, José. MARTÍ Y HOSTOS (Puerto Rico: Universidad
de Puerto Rico. Instituto de Estudios Hostosianos. 1990) P.65.
36 GARCÍA-LEDUC,
J.M. "Ramón Emeterio Betances: Renovación historiográfica
en los albores del centenario de su fallecimiento". EXEGESIS (Universidad
de Puerto Rico. Año 9. No.25. 1997) Pp. 35-47.
37 RODRÍGUEZ,
Carlos Rafael. Op.Loc.Cit.
38 GUEVARA,
Ernesto (El Ché). EL SOCIALISMO Y EL HOMBRE NUEVO (México:
Siglo XXI eds. 1977) P.230.
39 CABRERA,
Manrique. Op.Loc.Cit.
40 FERRER
CANALES, José. Op.Loc.Cit.
41 AÍNSA,
Fernando. "Hostos y la unidad de América Latina: raíces
históricas de una utopía necesaria". En CUADERNOS AMERICANOS
(México: Segunda Epoca. 1989. Julio-Agosto. No. 16) Pp. 19-46.
42 FERRER
CANALES, José. Op.Loc.Cit.
43 CERUTTI
GOLDBERG, Horacio. "Hipótesis para una teoría del ensayo
(primera aproximación)" En COLOQUIO INTERNACIONAL SOBRE EL
ENSAYO EN AMÉRICA LATINA . Vol. I. (Universidad Nacional Autónoma
de México. 1993) Pp.234-256.
44 ZEA,
Leopoldo. "Hostos como conciencia latinoamericana". En CUADERNOS AMERICANOS
(México: Segunda Epoca. Julio-Agosto de 1989. No. 16) Pp. 45-78.
45VARGAS
LLOSA, Mario. EL PEZ EN EL AGUA (Barcelona: Seix-Barral.1993) Pp.
45,67,89 y 144.
46 HOSTOS,
Eugenio María. OBRAS COMPLETAS. 20 volúmenes. (La Habana,
Cuba: Edición Conmemorativa del Gobierno de Puerto Rico. 1939).
Una buena introducción al pensamiento de HOSTOS es el trabajo
de Carlos ROJAS OSORIO. HOSTOS. APRECIACIÓN FILOSOFICA (Puerto
Rico: Colegio Universitario de Humacao. Instituto de Cultura Puertorriqueña.
Humacao. 1988).
47 MALDONADO
DENIS, Manuel. (ESTUDIO PRELIMINAR) EUGENIO MARÍA DE HOSTOS
. AMÉRICA, LA LUCHA POR LA LIBERTAD (México: Siglo XXI
eds. 1980) Pp. 11.47.
48 HOSTOS,
Eugenio María. Op.Loc.Cit.
49 Idem.
Loc.Cit.
50 ROJAS
OSORIO, Carlos. "Ideas filosoficas de Eugenio María de Hostos"
En REVISTA DEL INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUEÑA (Enero-Junio
de 1987) pp.67-89.
51 HOSTOS,
Eugenio María. Op.Loc.Cit.
52 Idem.
Loc.Cit.
53 Idem.
Loc.Cit.
54 RAMA,
Carlos. LA INDEPENDENCIA DE LAS ANTILLAS Y RAMÓN EMETERIO BETANCES
(Puerto Rico: Instituto de Cultura Puertorriqueña. 1980) Pp.80-97.
55 CABRERA,
Manrique. Op. Loc.Cit.
56 RAMA,
Carlos. LA IDEA DE LA FEDERACION ANTILLANA EN LOS INDEPENDENTISTAS
PUERTORRIQUENOS DEL SIGLO XIX (Puerto Rico: Rio Piedras. Ediciones
Librería Internacional. 1971) P.89.
57 GARCÍA-LEDUC,
J.M. Op.Loc.Cit.
58 Idem.
Loc.Cit.
59 SUAREZ,
Ada. EL DOCTOR RAMON EMETERIO BETANCES Y LA ABOLICION DE LA ESCLAVITUD
(Puerto Rico: Casa Nacional de la Cultura. Instituto de Cultura Puertorriquena.
1980) P.9
60 GARCÍA-LEDUC,
J.M. Op.Loc.Cit.
61 GILARD,
Jacques. "Betances y Francia". En VARIOS AUTORES. RAMON EMETERIO BETANCES
(Puerto Rico: Casa Nacional de la Cultura. Instituto de Cultura Puertorriquena.
1980) Pp.57-90.
62 FERNANDEZ,
Frank. LA SANGRE DE SANTA AGUEDA: AGIOLILLO, BETANCES Y CANOVAS. (
Miami: Ediciones Universal. 1994) Pp. 101.102.
63 Idem.
Loc.Cit.
64 ESTRADE,
Paul (y OJEDA REYES, Felix.). RAMON EMETERIO BETANCES: EL ANCIANO
MARAVILLOSO (Puerto Rico: Rio Piedras. Instituto de Estudios del Caribe-Comité
del Centenario de 1898 de la Universidad de Puerto Rico. 1995) Pp.116-117.
65 ALEGRIA,
Claribel y FLAKOLL, D.J. NICARAGUA: LA REVOLUCION SANDINISTA (México:
ERA. 1982) Pp.26-50.
66 SELSER,
Gregorio. "Sandino, general de hombres libres". En HISTORIA DE AMERICA
EN EL SIGLO XX. LOS PRIMEROS AÑOS: REBELIONES Y REVOLUCIONES.
Vol. 1. (Buenos Aires: Centro Editor de América Latina. 1984)
Pp.113-140.
67 LANGLEY,
Lester. THE BANANA WARS. UNITED STATES INTEVENTION IN THE CARIBBEAN,
1898-1934 (The University Press of Kentucky. 1985) Pp. 193-204.
68 SELSER,
Gregorio. Op.Loc.Cit.
69 Idem.
Loc.Cit.
70 NAVARRO
GENIE, Marco. AUGUSTO CESAR SANDINO: PROPHET OF THE SEGOVIAS. 1997
(http://www.pagusmundi.com/sandino/ Pp.1-27).
71 WUNDERICH,
Volker. SANDINO. UNA BIOGRAFIA POLITICA (Managua: Editorial Nueva
Nicaragua. 1995) P.112.
72 Idem.
Loc.Cit.
73 Idem.
Loc.Cit.
74 Idem.
Loc.Cit.
75 Idem.
Loc.Cit.
76 SANDINO,
Augusto Cesar. DOCUMENTOS INEDITOS. 1930. (http://www.pagusmundi.com/sandino).
77 TORRES,
Edelberto. SANDINO Y SUS PARES (Managua: Editorial Nueva Nicaragua.
1983) Pp.213-241.
78 Idem.
Loc.Cit.
79 ALVARENGA
BENUTOLO, Patricia. CULTURA Y ETICA DE LA VIOLENCIA. EL SALVADOR 1880-1932
(San Jose: EDUCA. 1996)Pp. 323-346.
80 LANGLEY,
Lester. Op.Loc.Cit.
Rodrigo
Quesada Monge (1952), historiador costarricense con publicaciones
en diversas revistas del continente, tales como CASA DE LAS AMÉRICAS
(Cuba), EXÉGESIS (Puerto Rico), CUADERNOS AMERICANOS (México),
ABRA y REVISTA DE HISTORIA (Costa Rica). Sus dos últimos libros
RECUERDOS DEL IMPERIO. LOS INGLESES EN AMÉRICA CENTRAL. 1851-1915
(EUNA.1998) y GLOBALIZACIÓN Y DESHUMANIZACIÓN. DOS CARAS
DEL CAPITALISMO AVANZADO (EUNA.1998) han recibido una acogida muy
calurosa por parte de los académicos latinoamericanos.