Santiago de Chile. 
Revista Virtual.  
Año 2 
Escáner Cultural. El mundo del Arte. 
Número 22.
12 de Octubre al
12 de Noviembre de 2000.

 
 

EL ANTI-IMPERIALISMO A LA LUZ DE LOS HÉROES DE 1898.

(Martí, Hostos, Betances y Sandino).

"La libertad supone la razón colectiva del pueblo".
José Ingenieros. HACIA UNA MORAL SIN DOGMAS. (Buenos Aires. Losada. 1996. )P. 57.

Desde Costa Rica, Rodrigo Quesada Monge

LOS PUNTOS DE PARTIDA.

Ramón Emeterio Betances (1827-1898).

No hay lugar para las dudas : el pensamiento y la acción anti-imperialistas son una creación de los pueblos pobres del planeta. Pero ello fue posible sólo después de que la paradoja seminal de la burguesía respecto a la teoría del imperialismo fuera parcialmente resuelta en la práctica, durante los procesos de colonización y descolonización que siguieron a la guerra franco-prusiana de 1870-1871. No olvidemos el criterio dialéctico mediante el cual se enuncia que todo principio-motor trae siempre consigo su contrario.

La paradoja a la que nos estamos refiriendo es aquella que reconoce un origen (burgués) común en el pensamiento imperialista y anti-imperialista. Desde los trabajos de Adam Smith (1723-1790) y David Ricardo (1772-1823), pasando por los de Thomas Carlyle (1795-1881) y Rudyard Kipling (1865-1936) el pensamiento pro-colonialista primero e imperialista después, elaboró sólidos cimientos para explicar las acciones de las monarquías europeas en contra de los pueblos llamados "primitivos" de Africa, América y Asia, desde la segunda parte del siglo XIX. Pero es la expansión del sistema capitalista la que está detrás de este asunto. Y sobre todo la obsesión demencial por "inventar" nuevos mercados. Pero de ahí mismo procede también el pensamiento crítico de John A. Hobson, quien es el verdadero creador del concepto de "imperialismo". El es responsable de haber inspirado a los marxistas como Lenin (1870-1924), Trotsky (1879-1940) y Rosa Luxemburgo (1870-1919), y a los teóricos del pleno empleo como Keynes (1883-1946) en lo que se refiere a la reflexión sobre la nueva etapa de la economía capitalista posterior a la guerra cubano-hispano-norteamericana de 1898. A Hobson el pensamiento económico burgués de su tiempo terminaría por repudiarlo. Sin embargo, el marxismo encontraría en su tratamiento de la teoría clásica de la expansión de los mercados, un argumento de gran utilidad para empezar a construir la teoría del imperialismo. Hobson decía que el imperialismo era una "distorsión" histórica del sistema capitalista, y que bastaría acabar con el grupo oligárquico minoritario que gobernaba Gran Bretaña por aquellos años, para reorientar a la economía inglesa por nuevos cauces de paz y progreso 1.

Resulta que Hobson no se percató de que, precisamente en esa distorsión histórica como él la llamaba, estaba la raíz del debate 2. No era tanto un problema que tuviera que ver con la minoría gobernante en su país, sino que el imperialismo era una etapa ineludible de la expansión del sistema capitalista mundial. Y serían incuestionablemente los pueblos pobres de Africa, Asia y América Latina, los que pondrían los muertos para probarle al mundo que el anti-imperialismo no era sólo un asunto teórico sino también, y por encima de todo, práctico. Lo que supondría una lucha anti-colonialista previa. Para la cual había que diseñar un complejo conjunto de estrategias, tácticas y métodos que hicieran posible la liberación anti-colonialista, la que luego (no siempre y no necesariamente) conduciría a movimientos anti-imperialistas internacionales y masivos. Es con las luchas de estos pueblos, que el anti-imperialismo abandonó el gabinete del pensamiento burgués radical (y del marxista también), para trasladarse a los escenarios de los desiertos y las junglas de Africa, Asia y América Latina, donde se encontraban realmente las víctimas del imperialismo europeo, asiático y norteamericano.

EL PASO DEL ANTI-COLONIALISMO AL ANTI-IMPERIALISMO.

Este asunto tiene una dimensión lógica y otra histórica. La mayor parte de los movimientos que se suscitaron en contra de los poderes europeos en Africa, Asia y América Latina durante la segunda mitad del siglo XIX, son movimientos de corte e inspiración anti-colonialista. Las guerras de independencia en América Latina (1806-1826) son eso esencialmente. Aquí, el pensamiento anti-colonialista más elaborado le pertenece a Simón Bolívar (1783-1830). Con él los conceptos de "región" y de "nación" alcanzaron niveles de lucidez realmente notables. Porque el internacionalismo de Bolívar estuvo mediatizado por las posibilidades militares de la lucha contra la ocupación española. Su internacionalismo es casuístico, no es ideológico 3. Los ejércitos bolivarianos terminaron siendo tragados por los prejuicios "fronterizos". En realidad a Bolívar lo aniquila la poca comprensión que las burguesías criollas tenían sobre la noción de "frontera". Si debido a la conquista del Oeste, los Estados Unidos terminaron rompiendo definitivamente con Europa, a las burguesías criollas suramericanas la noción de frontera nunca les permitió ver más allá de su herencia europea. Y el proyecto bolivariano estaba diseñado con esos criterios.

La noción de frontera es una idea de las burguesías europeas del siglo XVIII. Está muy relacionada con la de nación. Y Bolívar asimiló esto de forma impecable. De tal manera que el rompimiento con España se expresa en una ruptura con el colonialismo español, no con el mercado capitalista, sobre el cual reposa y es posible aquel. Es por eso que resulta frecuente encontrar en algunos historiadores anglosajones ciertas dudas sobre si es legítimo hablar de "Imperio Español". Parten de la base de que la mayor parte del tiempo, la Corona Española estuvo ocupada por extranjeros 4. Y para el capitalismo anglosajón la nacionalidad es vertebral si buscamos explicar cómo funciona la frontera en el proceso de colonización. La única válida es la de la potencia colonial. La colonia se somete a ella sin discusión, con la razón de argumentos militares indiscutibles. Ahí radica que el proceso de construcción de la nacionalidad en las ex-colonias haya resultado tan tortuoso y cruento, como sucedió con América Latina y Africa por ejemplo. Por eso, tampoco nos sorprende que sean las más progresistas y avanzadas burguesías criollas en América Latina, las que estuvieran dispuestas a encabezar los movimientos de independencia, con un apoyo campesino sujeto a las condiciones que ella misma había establecido 5. No se trataba de romper definitivamente con las burguesías metropolitanas, se trataba de ganarse su respeto, para competir en pie de igualdad con ellas. Es evidente que estamos hablando de burguesías anti-colonialistas, no de burguesías anti-imperialistas ; un movimiento que nunca harán, al menos en América Latina, y por lo cual algunos autores las han calificado como "lumpen-burguesías" 6, es decir, incapaces de ir más allá de lo que dictan las metrópolis imperialistas.

Serán los trabajadores, intelectuales, algunos sectores medios radicalizados y sobre todo los campesinos, los que darán el salto decisivo. No eran suficientes los buenos deseos, o las ideas más radicales importadas de Europa y otras latitudes. Iban a ser necesarias muchas condiciones adicionales : una organización partidaria, debidamente articulada y con una plataforma e ideología bien diseñadas, y un proyecto político alternativo que remontara las fronteras ideológicas tradicionales establecidas por la burguesía en nuestros países, serían los requisitos fundamentales con los que se iniciaría la lucha contra los poderes imperiales.

El anti-imperialismo es antes que nada anti-capitalismo o no lo es. De lo contrario se corre el riesgo de quedarse atascado en las tesis de Hobson, quien sostenía que bastaba corregir la "distorsión" histórica del capitalismo para que éste siguiera funcionando como debía. De aquí que Trotsky hablara de la Revolución Mundial y Permanente, pues era necesario, creía él, estar constantemente en pie de guerra contra el capitalismo, y su expresión más acabada, el imperialismo 7. Por eso, para el pensamiento anti-imperialista latinoamericano era muy significativo detectar y caracterizar a los aliados internos del imperialismo. En estos casos uno no deja de asombrarse de la capacidad visionaria de hombres como José Martí, algo que podrá apreciarse más adelante.

Cuando se decantó de esta manera la lucha de clases, el imperialismo acudió a las viejas estrategias del colonialismo : el golpe de estado, el chantaje, el soborno, la manipulación y el asesinato. Los bananales de América Central y el Caribe están repletos de este tipo de historias 8. Darse cuenta dónde estaba el enemigo, cuáles eran sus estrategias de lucha, y cómo operaría para manipular las situaciones en su favor, fueron elementos capitales para que algunos líderes y pensadores latinoamericanos, terminaran por dar el salto del anti-colonialismo al anti-imperialismo. José Martí , como decíamos, fue el primero de ellos.

JOSÉ MARTÍ (CUBA : 1853-1895) : PRIMER PENSADOR ANTI-IMPERIALISTA DE AMÉRICA LATINA.

En el trabajo teórico y práctico de José Martí se ve con gran claridad la textura de este tránsito de una condición de lucha a la otra. Hay algunos trabajos fundamentales del célebre cubano, donde se puede notar cómo evoluciona su anti-imperialismo, desde posiciones estrictamente contemplativas, es decir de pura base teórica, a posiciones de lucha beligerantes y muy combativas 9. Alcanzar las alturas de un anti-imperialismo articulado y operacional, por decirlo de alguna manera, si por esto vamos a entender ese tipo de anti-imperialismo que supone una visión del mundo totalmente distinta a la de los centros imperialistas, le tomó un largo trayecto de su historia personal a José Martí, la cual, no lo olvidemos, está muy entroncada con la historia de su país.

José Martí, ya fuera en calidad de periodista, ensayista, o pensador sistemático de las realidades concretas de América Latina y del mundo victimado por el imperialismo, nunca fue seducido por la ingenuidad de quien percibe el anti-imperialismo como una mera actitud intelectual o académica. Denunciar y conocer al "monstruo" desde sus entrañas 10, para Martí, nunca fue suficiente. Los mecanismos de razonamiento de un pensador de su estatura exigían que la contemplación teórica, se tradujera en acciones. La fundación del PARTIDO REVOLUCIONARIO CUBANO en 1892, fue sólo un eslabón más en un largo proceso de crítica y contra-crítica de la realidad latinoamericana que estaba analizando.

Si hay una forma efectiva de conocer la naturaleza del anti-imperialismo de Martí es a través de su obra pedagógica. El constante llamado de atención, la insistencia de su parte en que los hombres y mujeres de América Latina entendieran e instrumentalizaran las profundas diferencias existentes entre la civilización llamada "anglosajona" y la civilización "latina" lo movió a escribir prolijamente sobre los Estados Unidos 11. Sus ESCENAS NORTEAMERICANAS 12 están repletas de reflexiones sobre el materialismo y el egoísmo de una forma de civilización que no va más allá de su voracidad anexionista 13. Martí se angustia cuando sus visitas a Guatemala, Costa Rica, Venezuela, México y otras partes de "nuestra América" no rendían el fruto esperado, en lo que se refería a lograr tanta atención como fuera posible sobre las verdaderas aspiraciones del expansionismo norteamericano 14.

Asombra por eso, pero no sorprende, que su anti-imperialismo esté mejor articulado que el de un autor norteamericano como MARK TWAIN (1835-1910). Para éste, el expansionismo de los Estados Unidos debería producir vergüenza, pues iba totalmente en contra de las enseñanzas de un George Washington, por ejemplo. El anti-imperialismo de Twain no fue más allá de un republicanismo radical 15. Reaccionario, si lo comparamos con las posiciones de Martí, para quien el asunto era muy distinto. No sólo perdió la vida en acción, sino que dedicó gran parte de ella a educar, orientar, y revelar cuáles eran los designios ciertos del imperialismo norteamericano para la América Latina 16. La larga historia de invasiones, anexiones, provocaciones y guerras contra un país como México, para Martí, evidenciaba con toda contundencia cuál iba a ser la política exterior de los Estados Unidos, a partir del momento en que la Doctrina Monroe (1823) sentenciaba claramente que América sería para los americanos (léase norteamericanos) 17.

Por eso, aunque Martí no escribiera una obra sistemática sobre el imperialismo norteamericano, ha sido muy fácil para autores y estudiosos posteriores de su obra, reconstruir su pensamiento a partir de la enorme cantidad de artículos, cartas, crónicas y apuntes que llevó sobre su larga estadía en "las entrañas del monstruo" 18. La propensión sistémica hacia esa teoría que no cuajó del todo, es indiscutiblemente sorprendente, por la precocidad que revela su anti-imperialismo 19. Tal vez hubiera bastado que presenciara lo que sucedería en el 98, para que su teoría del anti-imperialismo cristalizara por completo.

Martí es un autor que sabe (aunque no lo podamos ver con claridad), que hay diferencias metodológicas entre las aplicaciones analíticas de conceptos como expansionismo, colonialismo e imperialismo. La lectura, desde el presente, de los trabajos relacionados con el tema en la obra martiana, dejan al lector atónito por su capacidad premonitoria.

Cuando Estados Unidos se expande, le arrebata partes de su territorio a México y se las engulle. Hay colonialismo en el momento mismo en que la Enmienda Platt (1901) les permite administrar a Cuba, sin anexársela. El imperialismo hace su aparición sirviéndose de ambas vías en secuencia histórica o en simultaneidad lógica, como bien lo prueba el caso de algunos países africanos entre 1890 y 1919 20. Pero además, el imperialismo supone un férreo control de los mecanismos económicos que articulan a unos países con otros. El anexionismo y el colonialismo son posibles sin el mercado capitalista. Los casos de Babilonia y Roma son buenos ejemplos 21. Pero el imperialismo demanda, exige, la presencia de un mercado configurado con criterios capitalistas, sobre todo la existencia de una fuerza de trabajo libre, de un tipo de trabajador que tenga que vender sus energías para sobrevivir y que con ello, logre reproducir todo el sistema. De tal manera que Martí sabía, por su experiencia en los Estados Unidos, que era en la cultura material generada por el sistema capitalista donde estaba la raíz del imperialismo 22. Al fin y al cabo, éste consiste en un conjunto de prácticas e ideologías legitimadoras de la imposición brutal de la llamada "civilización capitalista". La misma que Marx, haciendo gala de su eurocentrismo, recomendaba para la India y América Latina 23.

La formulación martiana de las dos Américas, "la nuestra" y "la de ellos", no responde a un prurito formalista de anti-colonialismo inoperante. Tal formulación es el resultado de su estrecho contacto con la cultura de los norteamericanos, pero también de su concienzudo estudio de las posibilidades reales de construir una "cultura latinoamericana" 24. Eso no sería posible sin comprender antes que el imperialismo haría todo lo que estuviera a su alcance para impedirlo. Por eso cuando el héroe antillano asume la tarea de la fundación del Partido Revolucionario Cubano, ya había comprendido a plenitud que los diversos grupos y clubes, compuestos esencialmente por emigrados simpatizantes de la causa cubana que vivían en los Estados Unidos, debían ser aglutinados detrás de una organización anti-imperialista que no se dejara afectar por el lugar en el que operaría transitoriamente 25. El Partido Revolucionario Cubano por eso, es una de las más grandes herencias prácticas de Martí.

La fundación de un partido político con esas características, en el momento histórico y en el lugar en que se da es realmente excepcional. Si se repasa el escenario latinoamericano del momento, se puede notar que la mayor parte de los países están gobernados por dictadores o caudillos analfabetos y complacientes con el imperialismo norteamericano 26. En gran medida, la oleada de liberalismo que recorre el continente ( América Central es un buen ejemplo de ello), tiene como aspiración fundamental fortalecer la maquinaria estatal para ponerla al servicio de la "alianza imperialista", constituida por aquellos grupos nacionales que se han ligado al capital extranjero, para explotar los recursos naturales de sus propios países sin limitaciones de ninguna especie. Tal es el caso de Chile, Argentina, Venezuela, México y el Caribe insular 27.

En América Latina aprendimos algo muy valioso de José Martí : que el anti-imperialismo no se construye en el gabinete, se levanta y se consolida en la lucha cotidiana contra el poder opresivo del imperialismo y su expresión más acabada, el imperialismo norteamericano. Esa cotidianidad del anti-imperialismo es esencial y debe servirse de todos los recursos posibles : el arte, la literatura, la filosofía, la ciencia y el fusil. De esta manera, por ejemplo, se establece, desde el pensamiento y las acciones de Martí, un vínculo hermenéutico de gran riqueza política entre Julio Antonio Mella (1903-1929)(uno de los fundadores del partido comunista cubano en 1925) y Fidel Castro (1926) (líder del Movimiento 26 de julio) 28. A eso se refería precisamente este último cuando indicaba a los tribunales que lo acusaron del asalto al Cuartel Moncada en 1953 : "el responsable intelectual de tal acción es José Martí" 29.

Hay varios Martí entonces : un Martí organizador (del Partido Revolucionario Cubano-1892), un Martí poeta (intelectual y educador-recordemos la Edad de Oro--), y un Martí combatiente, tanto así que entrega su vida en el campo de batalla. Estos son los hombres que pueden salvarnos de la globalización. Siempre cerca del negro, del campesino y del obrero cubanos, Martí supo elaborar un lenguaje que le permitió mantener una comunicación veraz y apasionada con su pueblo. No importa si se encontraba exiliado en España, los Estados Unidos, Guatemala, México o Costa Rica 30. Su correspondencia es abundante, y sus libros de apuntes, desde 1892, revelan una constante preocupación por hacerse con una imagen diaria de lo que estaba aconteciendo en su país. Por eso, no se puede dudar, como diría el insigne teórico marxista cubano Carlos Rafael Rodríguez, que el primer pensador anti-imperialista de nuestra América, fue precisamente José Martí 31.

El postulado vertebral de la Globalización como proceso material es el rendimiento económico. Las dimensiones humanas de toda expresión de civilización son ignoradas, o escamoteadas en virtud de un supuesto trayecto hacia la más absoluta satisfacción de las necesidades materiales de los individuos. Pero además, la Globalización implica remontarse por encima de la racionalidad burguesa heredada por el siglo XVIII. Ser posmoderno es ser posburgués entonces. En Nuestra América ya Martí lo anota. En La Edad de Oro también. ¿Qué podemos concluir entonces ? Que las intuiciones anti-imperialistas de Martí son asombrosamente premonitorias. Globalizarse no significa olvidar los aspectos más nobles de la civilización occidental ; porque principalmente a los niños se les debe enseñar a valorar una herencia con la que se han formado pero que no debe ser merodeada por intereses perversos y contrarios a la razón. La sensibilidad de poeta que había en Martí, le permitió tender un puente entre una racionalidad increíblemente productiva y un lirismo muy ajustado a las necesidades de la realidad de los hombres y mujeres que combatían (y combaten) al imperialismo en todas sus expresiones en América Latina. De tal manera que la mejor defensa contra la globalización (y el imperialismo) es la lectura de LA EDAD DE ORO de José Martí. El amor a la cultura, la sencillez, la lozanía y profundidad que tiene esta obra son los anti-cuerpos requeridos para combatir a esa terrible enfermedad que carcome a los pueblos pobres de este sufrido planeta azul, el imperialismo, con todas sus secuelas : un fanatismo supersticioso por la riqueza material, la obsesión por las apariencias y la superficialidad de la "macdonalización" de la cultura. Todas ellas haciendo estragos en la inteligencia y el espíritu de nuestros hombres y mujeres jóvenes. ¿El antídoto ? : La Edad de Oro de José Martí.

"PEREGRINO EN SÍ MISMO" :
EUGENIO MARÍA DE HOSTOS (Puerto Rico :1839-1903).

Augusto César Sandino (1895-1934)

Para José Martí la independencia de Cuba no tenía sentido sin la de Puerto Rico 32. De hecho, el Partido Revolucionario Cubano contaba con una sección puertorriqueña, pujante y combativa 33. Hostos y otros intelectuales y revolucionarios caribeños, habían hablado alguna vez de la fundación de una Confederación Antillana, con la clara intención de aunar esfuerzos para tumbar al poder español en esa parte del mundo 34. Lo que significaba la conquista de la independencia de Cuba, Puerto Rico, y República Dominicana 35. Con ese propósito en mente, junto a Hostos y Martí, nombres como el de Ramón Emeterio Betances (1827-1898), llegarían a ser vertebrales para comprender el paso que seguiría la lucha anti-imperialista en el Caribe.

Ahora bien, dejemos bien clara una cuestión : el anti-imperialismo en América Latina, y particularmente en las Antillas, tiene como característica más notoria su gran preocupación por educar. Todos aquellos a quienes hemos mencionado hasta acá fueron pedagogos, o de alguna forma practicaron la educación como medio de vida o de comunicación de sus ideas de libertad e independencia. Una parte importante de la obra de Martí y de Hostos está orientada hacia las personas que pueden leer y escribir. Porque entre 1850 y 1930, en América Latina, esos dos instrumentos establecían la diferencia tanto económica como cultural y política, entre los diferentes sectores de la población. Dudamos que en el presente este escenario se haya modificado mucho, pero es más trágico pensar que ya no están con nosotros ninguno de aquellos grandes hombres.

Las ligeras diferencias que pudo haber habido entre Betances y Hostos respecto al análisis de la independencia de Puerto Rico, podría decirse que fueron más de orientación que de hecho. Hostos era un filósofo, y Betances un hombre de acción. Lo que no implica que el primero fuera un "quietista", pues su intensa participación en las reformas educativas de República Dominicana o de Chile, así como sus constantes y prolongados viajes, indican todo lo contrario de lo que podría ser un filósofo de la pura contemplación. Pero eso sí, Betances era más atrevido. Su supuesta confabulación con el anarquista italiano Michele Angiolillo y Galli, para asesinar al Ministro de Justicia español, Antonio Cánovas del Castillo (1897), verdugo de los sueños independentistas de Cuba y Puerto Rico, evidencia hasta dónde era capaz de llegar este médico puertorriqueño, que moriría en París organizando a sus compatriotas, educando y promoviendo la formación de grupos, como el de los cubanos emigrados en Francia, con el afán de acelerar el proceso hacia la independencia de las Antillas 36.

Esa relación entre anti-imperialismo y educación parece ser ineludible en el pensamiento latinoamericano. Cuando los hombres de letras y los revolucionarios tienen la oportunidad para hacer entender a sus pueblos el valor de la libertad, únicamente la educación puede brindar los enlaces requeridos con las grandes masas humanas esclavizadas por la pobreza y la humillación, para que asimilen y aprovechen las verdaderas potencias y posibilidades de la lucha por la independencia. En esa lucha un aspecto central es el problema de la identidad. No pasa un solo día sin que Martí, Hostos y otros intelectuales importantes en América Latina, nos hablen del perfil de la identidad cultural en esta región del mundo. Pero el trazo histórico de tal identidad no puede hacerse a partir del imperialismo, sino contra el imperialismo. Para cualificar y especificar su identidad cultural, América Latina no necesita esconder sus complejos frente al imperialismo ; por el contrario, estos complejos dejan de existir a partir del momento en que los artistas e intelectuales latinoamericanos entiendan que el imperialismo se esfuma cuando se le conjura con la fuerza de las ideas, de los sentimientos, de las decisiones y finalmente de las armas 37. Es decir que, al imperialismo no se lo combate vociferando consignas anti-imperialistas, se lo combate con las únicas armas realmente válidas en el proceso de liberación de los pueblos : con la fe en sí mismo, y el sincero amor por los semejantes 38.

Todas estas eran virtudes de las que estaban llenas las obras de Eugenio María de Hostos. Aunque vivió gran parte de su vida en República Dominicana, Hostos nunca dejó de identificarse con las luchas de su país y de Cuba por la independencia. A todo lo largo de los veinte volúmenes que componen sus obras completas, el lector puede encontrarse con un perenne llamado a la racionalidad, a la educación, y a la búsqueda de la civilización. Educador insigne, fundando escuelas en lugares remotos, preparando los textos de estudio él mismo, y tratando de explicarles a los estudiantes el incalculable valor de la conciencia individual en estrecho contacto con la solidaridad de la comunidad, Hostos siempre creyó que el diálogo personal, de cara a cara, era más valioso que mil volúmenes bellamente escritos e impresos. Por eso era tan buen viajero, porque el contacto personal con los individuos le garantizaba una mejor percepción de hasta dónde se había calado en la conciencia no despierta por completo de nuestros pueblos 39.

Esas son algunas de las razones por las cuales Hostos habla de que él es "peregrino en sí mismo", un eterno viajante interior, siempre a la búsqueda de las mejores respuestas para hacer entender a los seres humanos que sólo la civilización les traerá la conciencia que tanto necesitan, para combatir mejor a las fuerzas de la barbarie, entre ellas principalmente a las del imperialismo 40.

El hombre lógico, concepto de fuertes resonancias ilustradas, con el que Hostos se acerca al problema de la cultura material en América Latina, es el eje del sistema positivista que intenta construir a todo lo largo de su actividad como educador. La presencia del sentido común krausiano era inevitable 41. La educación como testimonio (confesional), de estrategia para la peregrinación interior, y por supuesto para la revolución, adquirió en Hostos niveles pocas veces logrados en otras latitudes de América Latina, porque el trabajo del ilustre puertorriqueño fue en sustancia de carácter ensayístico, de constantes tanteos, de prueba y error 42.

En ausencia de grandes sistemas de pensamiento, o al menos de la complejidad alcanzada por ciertos filósofos en Europa y los Estados Unidos, el ensayo fue el vehículo de mayor eficacia expresiva en autores como Martí, Hostos o Rodó 43. El ensayo llegó a convertirse en un instrumento de gran eficacia expresiva para el pensamiento sistemático, aunque no posibilitó la articulación de complejos teóricos, en América Latina. Esto es importante indicarlo, porque con mucha facilidad se cae en el error lógico de sostener que el pensamiento sistemático nunca ha sido posible en esta parte del mundo, cosa que todavía intelectuales de talla se atreven a contradecir 44. La pregunta que habría que hacerse sería más bien la siguiente : ¿por qué los grandes andamiajes epistemológicos en el pensamiento latinoamericano parecieran no haber sido posibles hasta ahora ? La respuesta a esta pregunta yace más en la historia de América Latina que en la supuesta incompetencia o irracionalidad de los hombres y mujeres de estas sufridas latitudes del mundo moderno 45.

Hostos demostró tener una extraordinaria capacidad analítica en lo que respecta al problema que representaba investigar las estructuras sociales en América Latina. Sus estudios titulados Moral Social (1888) y Tratado de Sociología (1904-póstuma), plantean a través de una bien articulada construcción crítica y analítica la enorme importancia de la moral (sin moralismo) de aquellos hombres y mujeres que aspiran a una vida de perfección 46. El hombre lógico en consecuencia no es simplemente un pelele de las circunstancias y por ello su viaje hacia una actitud revolucionaria era ineludible 47. El antiimperialismo de Hostos entonces, es de pura cepa moral, como lo ha sido todo buen anti-imperialismo, desde 1898, en América Latina.

En gran medida, es bueno indicarlo, Hostos alcanza su punto de convicción revolucionaria debido a sus diferencias con Betances, quien con regularidad lo señalaba como un tibio conservador, muy temeroso de enfrentar con todas sus consecuencias al poder español en las Antillas 48. Es todavía más llamativo que Hostos perfilara sus ideas sobre la revolución, precisamente después de haber hecho una de las lecturas más críticas realizadas en el continente del Hamlet de Shakespeare 49. Es que para Hostos, sin que ello signifique contradecir a Betances, la revolución es primero que nada una transformación interior. Su racio-empirismo, o para decirlo menos técnicamente, su extraordinario sentido común siempre le hizo posible obtener grandes lecciones de sus éxitos y de sus fracasos. El idealismo personalista, la duda sistemática, el amor por los hombres, las sabias intuiciones ecologistas, y la necesidad de un Estado solidario y eficaz, parecen haber sido pilares en el pensamiento de Hostos, que no siempre fueron bien vistos por un guerrero del calibre de Betances 50.

El antiimperialismo de estos hombres es más que nada el resultado de la necesidad de empujar el carro de la historia, según apuntaba Marx. La realidad latinoamericana de fin de siglo es tan opresiva que los grandes aparatajes teóricos no siempre son motivo de desvelo para los intelectuales. Los elementos que obligan a los hombres y mujeres con ciertas dosis de sensibilidad a tomar una posición determinada frente a los poderes extraños, son la práctica cotidiana de la disciplina moral, el sentido común y el apremio de tareas patrióticas impostergables 51. "Hay que deshacerse del español interno que cada puertorriqueño lleva dentro" 52, antes que pensar en una actitud verdaderamente anti-imperialista. El peregrino siempre sabe adónde llegar. El aventurero no. Por eso Hostos, tenía mucho cuidado de que su propuesta de peregrinación interna, no fuera confundida con aventurerismo, o mera auto-contemplación 53. De aquí que no hablara de forma sistemática de anti-imperialismo, sino de patriotismo, de sentido del territorio, de orientación fronteriza. La Confederación Antillana, con la que tanto soñaron él y Betances, recogió lo mejor de sus aspiraciones en ese sentido. Pero hablaría de revolución a partir de 1866, y desde entonces se ligaría estrechamente con los movimientos independentistas en toda América, Europa y los Estados Unidos 54.

La meta "hostosiana" al final, es el "hombre completo" , perfectamente integrado con su interioridad y la realidad histórico-social que lo rodea. Sin aspiraciones de agitador, de terrorista o de simple intrigante, Eugenio María de Hostos es uno de los más nobles y entrañables ejemplos de las aspiraciones revolucionarias del pensamiento latinoamericano, en confrontación constante con los merodeadores extranjeros. Un tema de sobresaliente importancia en los casos de Cuba y Puerto Rico, el cual tuvo también quien lo atacara con estilo contundente y profundamente aleccionador. Nos referimos a Ramón Emeterio Betances.

UN PUERTORRIQUEÑO EN PARÍS : RAMÓN EMETERIO BETANCES
(Puerto Rico : 1827-1898).

"La utopía necesaria" de Hostos, adquirió en manos de Betances sin saberlo, una proporción pocas veces conocida. "Para hacer una tortilla primero hay que quebrar los huevos", le decía Betances a Hostos, cuando éste le planteaba que todavía era posible una transformación del régimen que los españoles habían establecido sobre América 55, sobre todo después de la revolución liberal en la España de 1868. Pero la realidad le daría la razón a Betances : había que quebrar el poder colonial para avanzar un poco más hacia el logro de la independencia de Cuba y Puerto Rico.

José Martí decía de Betances que "era el corazón de su país con el que Cuba se hermana y se abraza porque son pocos los hombres en quienes, como él, el pensamiento va acompañado de la acción, la superioridad del desinterés y el mérito extraordinario de la mansa modestia" 56. Betances vivió en París cerca de cuarenta y cinco años y estuvo tan involucrado en la vida política de la Francia revolucionaria (de la segunda parte del siglo XIX), que puede resultar difícil entender su pensamiento y sus acciones al margen de esa particularidad en la activa vida que llevó de médico ilustre y generoso, y de revolucionario osado y contundente. Porque Betances creía con seriedad eso de sí mismo : que era ante todo un pensador y un activista por la causa de la independencia de las Antillas, no sólo de Cuba y Puerto Rico, sino también de República Dominicana y Haití 57. Nunca temió enfrentar y aceptar las consecuencias de lo que significaba por aquella época reconocerse como "mulato", porque no sentía vergüenza de sus raíces étnicas más profundas. En varias ocasiones salió a la luz pública, por medio del periódico sobre todo, que por aquellos años era el medio más potente de comunicación social, para defender la causa de los haitianos, particularmente contra alguna prensa racista francesa, que no ocultaba sus resentimientos históricos hacia los isleños, los primeros en querer arrancarse el omnímodo poder colonial francés en América 58. Así lo hace saber una de sus más talentosas biógrafas : "Es Betances probablemente, el primer puertorriqueño mixto, con clara conciencia de lo que es en términos raciales ; el primero en aceptar su condición de mulato, sin que el hecho de llevar algún porcentaje de sangre negra en sus venas le cause desgarres psicológicos ; es el primero, no hay duda, en tener conciencia de su negritud. Para él, su realidad racial está en igual categoría que la blancura de los blancos" 59.

Pero el internacionalismo de Betances, fue todavía más allá de la aceptación plena de su condición étnica, ya que su propuesta de la Federación Antillana quería ser un dispositivo de combate contra el imperialismo español, pero también contra las manifestaciones de la misma naturaleza que los Estados Unidos ya evidenciaban de forma angustiante. El antillano "proscrito" como lo llamaba el mundillo del espionaje español, que vigilaba durante las veinticuatro horas del día su casa en París, se acercó peligrosamente a las supuestas intrigas de los anarquistas en esta ciudad, tanto así que en su momento se vería involucrado también en el asesinato del ministro español Cánovas del Castillo. Y aunque la historiografía puertorriqueña aún no ha dilucidado este asunto a cabalidad, algunas investigaciones recientes han motivado la duda y con ello ha bastado para que la figura de Betances se llene más de misterio y fascinación 60. No obstante otros historiadores sostienen que Francia fue para él más bien un peso muerto, porque no le facilitó el destierro, se lo hizo más difícil y doloroso 61.

La casa de Betances en París llegó a convertirse en el centro de actividades de cubanos, puertorriqueños y dominicanos que buscaban organizar la lucha por la independencia real de sus países. Con una gran capacidad para escuchar y promover, desde la prensa francesa, los ideales por la Federación Antillana, Betances siempre tuvo tiempo también para conversar e intrigar con radicales españoles, italianos y franceses. Por eso resulta problemático imaginárselo simplemente como un rebelde. El creía que por encima de todo era un revolucionario, y ello suponía para él servirse de todos los recursos organizativos, propagandísticos y de agitación que fueran necesarios con tal de llamar la atención del mundo sobre la causa de las Antillas. Si estuvo cerca de los anarquistas mediterráneos, del liberalismo radical europeo, o de los blanquistas parisinos fue precisamente debido a su obsesión con la independencia de Puerto Rico y de Cuba. Pudiera ser que no estuviera envuelto directamente en el asesinato de Cánovas, pero sí propició la idea, según se desprende de las investigaciones de Frank Fernández sobre el tema 62.

El asesino de Cánovas, un anarquista italiano de nombre Michele Angiolillo y Galli, visitó a Betances en diversas ocasiones en su casa en París, donde, como decíamos, se reunían algunas figuras del pensamiento radical europeo del momento, y empresarios, periodistas e intelectuales antillanos en busca de consejo y fondos para su lucha por la independencia. Aunque sin rastro histórico alguno, se supone que fue en una de esas reuniones cuando Betances sembró en la mente de Angiolillo la idea de aniquilar a Cánovas, responsable con Valeriano Weyler de haber bloqueado el avance del movimiento independentista en Cuba 63. Angiolillo también estaba amargado por la masacre de anarquistas realizada por el gobierno español en diversas provincias, donde los mineros, durante los años noventa, se habían levantado por mejores condiciones de vida.

El "magnicidio" del Balneario de Santa Águeda, es decir el asesinato de Cánovas del Castillo en el verano de 1897, aceleró aún más el avance de los Estados Unidos hacia Cuba, Puerto Rico y las Filipinas, porque los hombres que siguieron al ministro español en el gobierno, nunca tuvieron la habilidad de aquél para mantener a Washington "lejos pero cerca" de las Antillas. Dicho asesinato afectaría seriamente a Cuba, a Puerto Rico y a España, porque a partir de entonces los Estados Unidos empezaron a dudar de la capacidad del gobierno español para controlar a sus propios radicales. La presencia de Betances en el teatro de operaciones, sólo puede indicarnos el arrojo y la capacidad de lucha de uno de los héroes de la independencia de Puerto Rico, más lúcidos y activos de toda esta historia. Y como le sucedería al ilustre Hostos, Betances también moriría sin ver coronado su sueño. En su caso, alguna historiografía en Puerto Rico ha querido esconderlo, puesto que su supuesta complicidad en el asesinato de Cánovas produce vergüenza con la Madre Patria y con el Padre de la Patria también, como se le decía irónicamente a los Estados Unidos en el medio antillano de aquellos años. Ojalá, dice un historiador francés de nuestros días, a Betances algún día se le dé el justo sitio que merece, así como Cuba hizo con José Martí 64.

Pero las enseñanzas de Martí, Hostos y Betances siempre terminaron por echar raíces, en terreno fértil. Esta vez en América Central, en Nicaragua, donde las lecciones de anti-imperialismo transmitidas por ellos serían muy bien acogidas por un hombre como AUGUSTO CÉSAR SANDINO (1895-1934).

EL MAGO DE LAS SEGOVIAS : AUGUSTO CÉSAR SANDINO
(Nicaragua : 1895-1934).

Si hay un país en América Latina donde el imperialismo se haya ensañado con toda su fuerza y su brutalidad, ese ha sido Nicaragua, el cual, al lado de Cuba, constituye uno de los ejemplos más tristes de hasta dónde puede llegar aquel cuando alguien osa cuestionar sus decisiones.

Motivo de interés y prospección por parte de los poderes coloniales desde la segunda parte del siglo XVI, debido a la posibilidad de construir un canal a través de su territorio nacional, Nicaragua fue uno de los lugares más cartografiados de la geografía del Nuevo Mundo. Cuando la necesidad de esa ruta se hizo más perentoria, debido al descubrimiento de oro en California en 1848, los empresarios extranjeros, sobre todo norteamericanos, se lanzaron a la tarea de buscar los medios de comunicación más expeditos para llegar a las fuentes de riqueza que prometían aquellos yacimientos. De nuevo Nicaragua emergió como una posibilidad, lo mismo que Costa Rica y Panamá. Una de las razones de la invasión a Centroamérica en 1855 por parte de mercenarios norteamericanos del Sur de los Estados Unidos, ávidos por encontrar salidas frescas a la esclavitud de los negros en su país, negocio que hacía aguas por todo lado, fue precisamente la construcción de un canal o de una vía óptima a través de Nicaragua 65. A partir de entonces, esa nación centroamericana sufriría invasión tras invasión de los estadounidenses ; o estaría bajo su presión militar de manera casi ininterrumpida hasta 1990.

Los norteamericanos pusieron y quitaron del poder a varios dictadores y políticos nicaragüenses, desde la segunda parte del siglo XIX. Pero la dictadura más infame que instalaron las tropas de ocupación norteamericanas en Nicaragua, fue la de la familia Somoza, que estaría en el poder entre 1934 y 1979. Con la guerra civil que se inicia en ese país en 1976, como parte de un largo proceso revolucionario que despega en 1927, Nicaragua lograría finalmente, a un elevadísimo costo humano y material, deshacerse de la dictadura de los Somoza en 1979, tras una insurrección popular que probó hasta dónde llegan los pueblos, cuando han decidido quitarse de encima a un régimen de oprobio y humillación.

Los "marines" norteamericanos, después del asesinato de Augusto César Sandino en 1934, dejaron en el poder a una infausta Guardia Nacional que se encargaría de perpetrar unos crímenes ni siquiera imaginables por la más delirante literatura latinoamericana de este siglo. Apoyada en ella, la familia Somoza fue capaz de gobernar al pueblo nicaragüense con un régimen de terror pocas veces registrado en la historia de estos países.

Pero fue el imperialismo norteamericano el principal responsable de que la barbarie terminara reinando en Nicaragua, durante casi cincuenta años. Porque, considerado un sitio estratégico, y junto a la política norteamericana de convertir el Caribe en un "mare nostrum" (como decían los romanos del Mediterráneo), Nicaragua terminó como parte del plan del gobierno de Washington de apropiarse de todas las Américas. Ya lo había hecho con México en 1847-1848, con Cuba y Puerto Rico en 1898, con Filipinas en 1899 ; y no escatimaría esfuerzos para intentarlo con el resto de América Central y el Caribe 66.

Pero las "guerras del banano" como las llama un historiador norteamericano 67, peleadas en Cuba, Santo Domingo, Haití, Puerto Rico, Nicaragua y México, entre 1850 y 1930, por los guardianes del imperialismo norteamericano, los "marines", no siempre encontraron sumisión y servilismo de parte de los pueblos afectados. En Nicaragua, un hombre sencillo y autodidacta, Augusto César Sandino (1895-1934), decidiría finalmente poner un alto a las constantes intervenciones de los Estados Unidos en su país. Las ocupaciones de 1855-1857, de 1910-1912, 1912-1925, y de nuevo la de 1926-1934, hicieron que algunos hombres y mujeres nicaragüenses con un elevado sentido de la decencia, sintieran llegada la hora de enfrentar, no sólo al invasor extranjero sino también al ciudadano nicaragüense que hacía posible tanta humillación 68.

Nosotros no nos referiremos a los detalles que impulsaron a Sandino para asumir el liderazgo de un pequeño grupo de hombres y mujeres ("el pequeño ejército loco", los llamaban entonces) 69, porque tenemos más interés en reflexionar con el lector sobre las enseñanzas que la particular práctica del anti-imperialismo de Sandino pudo dejarnos.

La prensa burguesa de los Estados Unidos lo tildó constantemente de "ladrón", "bandido" y otros epítetos durante los años en que enfrentó a las tropas de ocupación norteamericanas, es decir entre 1926 y 1934. Pero lo más extraordinario de todo ésto es que, entre Martí y Sandino, hay un puente de comunicación que se concreta en la guerra de guerrillas, por primera vez aplicada contra el imperialismo norteamericano en tierras del Caribe. La muerte de Martí fue una muerte precoz, pero Sandino pudo probar durante ocho años que al ejército más poderoso del planeta era posible derrotarlo. Esta fue una lección que los vietnamitas, por ejemplo, aprovecharon extraordinariamente bien.

El asunto a discutir entonces es, ¿dónde está el poder de la herencia anti-imperialista de Sandino, que fue capaz de aglutinar al solo conjuro de su nombre, un movimiento que hizo posible la derrota de la dictadura de los Somoza, y el inicio de una nueva era para el pueblo de Nicaragua ?

Disponemos de un conjunto de investigaciones, artículos y ensayos importantes en los cuales se trata de explicar la causa, la motivación más profunda que llevaría a Sandino a dejar su empleo en México, para dedicarse enteramente, hasta la muerte, a la causa de expulsar a los invasores norteamericanos de su país. Hay quien dice que mucho de tal inspiración está en el mileranismo de Sandino, de su creencia en la "predestinación", en esa fe ciega de que se ha venido al mundo con un destino previamente asignado por fuerzas sobre las cuales no se tiene ningún control 70. Otros sostienen que, en gran medida, los avances hechos por Sandino hacia el éxito de su propósito, es decir, expulsar a los invasores extranjeros, pudiera reposar o en la fuerza de su personalidad, una suerte de Robin Hood, que roba a los ricos para nutrir a los pobres 71, o en el impacto del espontaneísmo, o sea que la guerrilla que lideró Sandino tiene más que deberle al calor de las circunstancias económico-sociales de Nicaragua en aquel momento, que a algún tipo de claridad programática o política de sus hombres para enfrentar al intruso 72.

No es la primera vez que nos encontramos con la mala suerte de que autores europeos de gran competencia intelectual, nos estudien y evalúen a nuestros líderes e intelectuales a partir de esquemas preconcebidos que sólo pudieran funcionar en situaciones muy específicas de sus propios países. Al final del libro de Wunderich, uno queda con la sensación de que Sandino pudo haber sido cualquier clase de nigromante, hechicero u oportunista que con un poco de encanto y de palabrería logró embaucar a un grupo de campesinos incautos para enfrentar al más poderoso ejército del planeta. Son este tipo de interpretaciones las que hacen que uno no se sorprenda de que a ciertos escritores les cueste tanto entender el resultado de la guerra de Viet-Nam por ejemplo, o por qué la revolución cubana se ha logrado sostener imbatible ante la insolencia del imperialismo. "Solo la ambición, el afán de aventura y el pragmatismo" evitaron que Sandino cayera en los abismos de la "autocompasión" y que por ello le resultara más fácil, lúcido y conveniente pasar por encima de las convicciones de los demás para dedicarse a tiempo completo, a combatir al invasor extranjero. El balance que uno puede sacar de un libro así es realmente poco, si se percata de que al final de cuentas Sandino emerge como un aventurero, para el cual, eran propósitos idénticos su engrandecimiento personal ( Wunderich sostiene que Sandino se consideraba a sí mismo una especie de segundo Cristo), y la derrota del imperialismo 73. Es más, en ningún momento Wunderich habla del imperialismo como problema para la América Central en ese momento. Todo lo que pudo fue expresar constantemente su sorpresa, porque un hombrecillo imberbe hubiera logrado atraer la atención mundial con sus luchas y sus denuncias por las características que estaba tomando la ocupación extranjera de Nicaragua 74. En todo lo extenso de su erudito libro, el autor nunca hizo evidente su posición respecto a ese asunto.

Ahora bien, si al caerse el muro de Berlín se cayó también la sensibilidad y la lucidez uno no debería sorprenderse de que le clasifiquen a Sandino como un ejemplo más de lo que es el bandolerismo rural, junto a una extraña mezcla de mileranismo, esoterismo mal digerido, paranoia y megalomía, indescifrables en un líder guerrillero de las junglas de Centroamérica, que tiene un cuerpecillo esmirriado con el que jamás podría imponerse por la fuerza sobre sus compañeros de "aventura" 75. A Wunderich sólo le faltó decirnos que Sandino se servía del hipnotismo para controlar a sus correligionarios en las selvas de Nicaragua.

Está visto que estos héroes del anti-imperialismo en las Américas, hombres como Martí, Hostos, Betances o Sandino, seguirán llamando la atención de quien los estudia cual si fueran piezas de entomología, o de quien cree ver Robin Hoods por todas partes cuando las luchas anti-imperialistas no encajan en sus paquetes teóricos manidos hasta la náusea.

Si Sandino no conoció el marxismo, o si sabiendo muy poco de él, no logró entender la naturaleza de la lucha que Farabundo Martí realizaba en El Salvador 76, eso no implica que su anti-imperialismo, que es lo que realmente importa aquí, sea menos válido o vigoroso, simplemente porque expresaba con honestidad sus ideas sobre lo divino y lo profano de su proyecto personal. Se comete una injusticia con el pueblo nicaragüense que estuvo detrás de Sandino en aquellos años aciagos, cuando se nos quiere hacer creer que el mileranismo del hombre fue la motivación fundamental de sus insomnios y sus angustias. La base social del movimiento, el ideario político y la decencia patriótica vienen a ser explicados únicamente con el formulismo psicologista de que el hombre se sentía un elegido y a partir de ahí entonces todo fue posible. Esto quiere decir que los centroamericanos somos una partida de descerebrados, para quienes es imposible ni remotamente pensar en hacerse de coraje, pasión y simple honradez para combatir al más voraz, envilecido y mendaz de todos los imperialismos de que tenga memoria la historia del capitalismo occidental. ¿O es que en la investigación histórica no es posible la pasión ? Mejor dedicarse a la jardinería, en caso contrario.

La enseñanza de Sandino, indistintamente de que lo consideremos una mala copia de Paracelso, no está tanto en su religiosidad difusa o inorgánica, en su ignorancia o en su candor políticos, sino en su pasión y en la milagrosa intuición que siempre lo condujo, de que la única forma de recuperar la integridad y un poco de la decencia perdida en su país, era expulsando al invasor. Este era, y sigue siendo más real que cualquiera de las rancias elucubraciones milenaristas de Sandino, o de sus interpretes nacionales y extranjeros. Nos cuesta mucho entender a veces, posiblemente por cínicos y oportunistas, que el imperialismo no es un hecho académico. Es el mismo que complotó para asesinar a Sandino y es el mismo que intentó destruir la revolución que lleva su nombre. Si de objetividad se trata entonces, el imperialismo es más objetivo que cualquiera de nuestras interpretaciones adocenadas sobre las deformaciones ideológicas del mismo Sandino. Pero lo que importa aquí es que sus acciones le pertenecen al pueblo y a la historia de Nicaragua, y no a los gestos insípidos del académico que quiere hacernos creer que no existe sintonía entre la pasión y la seriedad científica del quehacer del historiador.

Una cosa es cierta, si al pueblo nicaragüense desde 1934 hasta 1979 le hubiera angustiado, o al menos le hubieran importado un poco las creencias y los delirios que Sandino compartía con su almohada, la revolución sandinista jamás hubiera tenido lugar. Esta vino al mundo, porque el pueblo nicaragüense sabiamente supone discernir entre las preocupaciones personales de su héroe y la dimensión social de sus lecciones 77. Esa sabiduría es la que no dan ni cien títulos universitarios, y que el Frente Sandinista de Liberación Nacional sí supo interpretar para bien del pueblo nicaragüense y orgullo de toda América Latina.

LOS PUNTOS DE LLEGADA.

Empecemos de atrás para adelante, en este balance general : dice uno de los más brillantes estudiosos de Sandino que el imperialismo se vengó con su asesinato en 1934 78. En otro extraordinario trabajo sobre El Salvador de Farabundo Martí (1932) 79, a uno le queda la sensación de que, tanto las tareas como las promesas de ambos héroes de la lucha anti-imperialista en Centroamérica siguen vigentes y están por realizar. Ya sea porque la mutilación social del hombre en el primer caso está unida a la historia de una infame dictadura, o porque en el segundo caso la violencia se institucionalizó y se aprendió a vivir con ella (como en Colombia después de 1948), tanto así que el salvadoreño promedio terminó por olvidar el sabor de la tranquilidad, el caso es que el imperialismo nunca aceptó que estos dos países (Nicaragua y El Salvador) pudieran aspirar a una vida mejor. El gobierno de los Estados Unidos intentó tantas veces enseñarles a estos pueblos cómo gobernarse, que terminó por aplastarlos 80. Hoy, con serias dificultades apenas aprenden a salir del caos y del infierno de la guerra civil. ¿Qué tienen que decir los historiadores aparte de que Sandino era milenarista ?

Pero de los cuatro grandes hombres, con cuya obra teórica y práctica hemos intentado trabajar aquí, nos quedan ciertas lecciones que aprender, estudiar y ensayar :

1. El profundo amor por los seres humanos, sobre todo cuando se encuentran en condiciones de explotación y necesidad.

2. La búsqueda constante por la grandeza moral, en estrecha ligazón con el crecimiento espiritual de la comunidad.

3. Un evolucionado sentido del patriotismo, y la decencia cívica.

4. El estudio disciplinado y constante de nuestra propia historia.

5. La comprensión de las distintas máscaras que puede usar el enemigo, en este caso el imperialismo, para arrancarnos el sentido de la identidad.

6. Que al imperialismo sólo se le puede combatir, según el buen decir de Lenin, estudiando, estudiando....estudiando.

En José Martí, Eugenio María de Hostos, Ramón Emeterio Betances y Augusto César Sandino esas lecciones fueron el norte que siempre les condujo en su vida cotidiana, sin parar mientes en sacrificios, horas de insomnio, placeres, amistades o amores. Se trata de verdaderos héroes del anti-imperialismo, tanto así que uno no acaba de alabar la hermosa habilidad con que supieron aliar la teoría con la práctica. Lleno de sabiduría y perenne cordura, su anti-imperialismo nunca se agotó en la simple propaganda o el maldecir al imperialismo. La acción siempre vino detrás de la reflexión aguda y profunda. Un tipo de acción en la que hasta la vida se exponía si era necesario.

Hoy, cuando recordamos la muerte de Ernesto Che Guevara (1928-1967), es conveniente darse cuenta que el héroe argentino nunca estuvo sólo. Con él estuvieron siempre, como pilares imbatibles del anti-imperialismo, Martí, Hostos, Betances y Sandino, los cuatro guardianes de la decencia en "nuestra América". Todos ellos formando una cadena indestructible que liga a Bolívar con Fidel, en la renovación constante del espíritu de independencia, de la indagación de la mejor libertad posible, y de un sentido de la justicia que reposa en el diario sondeo de las guaridas del opresor. Está claro entonces, que sí tenemos en América Latina a los intelectuales, los filósofos y los poetas que nos ayudarán a combatir la globalización. Siempre han estado ahí ; la diferencia es que pocas veces los hemos "visto" realmente.

 

CITAS.

1 HOBSON, John A. EL IMPERIALISMO (Madrid: Alianza. 1961. La edición original es de 1902) Pp. 64-66.

2 VIDAL-VILLA, J.M.TEORÍAS DEL IMPERIALISMO (Barcelona: Anagrama.1980) Pp. 53-57.

3 MASUR, Gérhard. SIMÓN BOLÍVAR (Caracas, Venezuela: Grijalbo.1972) Pp.144-167.

4 PAGDEN, Anthony. LORDS OF ALL THE WORLD: IDEOLOGIES OF EMPIRE IN SPAIN, BRITAIN, AND FRANCE, 1500-1800 (Yale University Press. 1995)Pp.87-136.

5 LYNCH, John. HISPANOAMERICA, 1750-1850. ENSAYOS SOBRE LA SOCIEDAD Y EL ESTADO (Bogotá, Colombia: Universidad Nacional de Colombia. 1987) Pp.101-128.

6 GUNDER-FRANK, André. LUMPENBURGUESÍA-LUMPENDESARROLLO. (México: ERA.1972)Pp.44-56.

7 TROTSKY, León. LA REVOLUCIÓN PERMANENTE (México: Juan Pablos Editor. 1977) Pp.78-98.

8 BOURGOIS, Philippe. BANANO, ETNIA Y LUCHA SOCIAL EN CENTROAMÉRICA (San José: DEI. 1994) Capítulos I y II.

9 MARINELLO, Juan. DIECIOCHO ENSAYOS MARTIANOS (La Habana, Cuba: Centro de Estudios Martianos. 1980) P.39.

10 HIDALGO PAZ, Hibraím. INCURSIONES EN LA OBRA DE JOSÉ MARTÍ (La Habana, Cuba: Centro de Estudios Martianos. 1989) Pp.11-83.

11 MARTÍ, José. ESCENAS NORTEAMERICANAS. OBRAS COMPLETAS. Tomo IX (La Habana, Cuba: Editora Nacional de Cuba, Editora del Consejo Nacional de Cultura, Editora del Consejo Nacional de Universidades. 1963-1965). Edición en CD-Rom. 1992.

12 Idem. Loc.Cit.

13 Idem. Loc.Cit.

14 Idem. Loc.Cit.

15 Véase el Capítulo IV de este libro.

16 Idem. Loc.Cit.

17 TOLEDO SANDE, Luis. JOSÉ MARTÍ CON EL REMO DE PROA (La Habana, Cuba: Centro de Estudios Martianos. 1990) Pp.183-190.

18 MARINELLO, Juan. Op.Loc.Cit.

19 Idem. Loc.Cit.

20 FIELDHOUSE, David K. ECONOMICS OF EMPIRE, 1830-1914 (Londres: MacMillan Press. 1984) Pp.172-189.

21 BARRATT-BROWN, Michael. THE ECONOMICS OF IMPERIALISM (Londres: Fontana/Collins. 1974) Pp.172-189.

22 MARTÍ, José. Op.Loc.Cit.

23 MARX, Karl y ENGESL, Friedrich. MATERIALES PARA LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA (Buenos Aires, Argentina: Cuadernos de Pasado y Presente. 1972) Pp.45-67.

24 MARTÍ, José. Op.Loc.Cit.

25 HIDALGO PAZ, Ibrahím. Op.Loc.Cit.

26 Idem. Loc.Cit.

27 CARMAGNANI, Marcello. ESTADO Y SOCIEDAD EN AMÉRICA LATINA. 1850-1930 (Barcelona: Grijalbo. 1984) Pp.118-121.

28 RODRÍGUEZ, Carlos Rafael. CUBA EN EL TRÁNSITO AL SOCIALISMO (1959-1963) (México: Siglo XXI eds. 1978) Pp.9-158.

29 CASTRO, Fidel. DISCURSOS (México: Siglo XXI eds. 1982) Pp.15-38.

30 OLIVA MEDINA, Mario. JOSÉ MARTÍ EN LA HISTORI AY LA CULTURA COSTARRICENSE (Sic) (Heredia, Costa Rica: EUNA.1995) P.45.

31RODRÍGUEZ, Carlos Rafael. Op.Loc.Cit.

32 CABRERA, Manrique. HOSTOS. ENSAYOS. (Puerto Rico: Fundación Manrique Cabrera. 1991) P.51.

33 Idem. Loc.Cit.

34 Idem. Loc.Cit.

35 FERRER CANALES, José. MARTÍ Y HOSTOS (Puerto Rico: Universidad de Puerto Rico. Instituto de Estudios Hostosianos. 1990) P.65.

36 GARCÍA-LEDUC, J.M. "Ramón Emeterio Betances: Renovación historiográfica en los albores del centenario de su fallecimiento". EXEGESIS (Universidad de Puerto Rico. Año 9. No.25. 1997) Pp. 35-47.

37 RODRÍGUEZ, Carlos Rafael. Op.Loc.Cit.

38 GUEVARA, Ernesto (El Ché). EL SOCIALISMO Y EL HOMBRE NUEVO (México: Siglo XXI eds. 1977) P.230.

39 CABRERA, Manrique. Op.Loc.Cit.

40 FERRER CANALES, José. Op.Loc.Cit.

41 AÍNSA, Fernando. "Hostos y la unidad de América Latina: raíces históricas de una utopía necesaria". En CUADERNOS AMERICANOS (México: Segunda Epoca. 1989. Julio-Agosto. No. 16) Pp. 19-46.

42 FERRER CANALES, José. Op.Loc.Cit.

43 CERUTTI GOLDBERG, Horacio. "Hipótesis para una teoría del ensayo (primera aproximación)" En COLOQUIO INTERNACIONAL SOBRE EL ENSAYO EN AMÉRICA LATINA . Vol. I. (Universidad Nacional Autónoma de México. 1993) Pp.234-256.

44 ZEA, Leopoldo. "Hostos como conciencia latinoamericana". En CUADERNOS AMERICANOS (México: Segunda Epoca. Julio-Agosto de 1989. No. 16) Pp. 45-78.

45VARGAS LLOSA, Mario. EL PEZ EN EL AGUA (Barcelona: Seix-Barral.1993) Pp. 45,67,89 y 144.

46 HOSTOS, Eugenio María. OBRAS COMPLETAS. 20 volúmenes. (La Habana, Cuba: Edición Conmemorativa del Gobierno de Puerto Rico. 1939). Una buena introducción al pensamiento de HOSTOS es el trabajo de Carlos ROJAS OSORIO. HOSTOS. APRECIACIÓN FILOSOFICA (Puerto Rico: Colegio Universitario de Humacao. Instituto de Cultura Puertorriqueña. Humacao. 1988).

47 MALDONADO DENIS, Manuel. (ESTUDIO PRELIMINAR) EUGENIO MARÍA DE HOSTOS . AMÉRICA, LA LUCHA POR LA LIBERTAD (México: Siglo XXI eds. 1980) Pp. 11.47.

48 HOSTOS, Eugenio María. Op.Loc.Cit.

49 Idem. Loc.Cit.

50 ROJAS OSORIO, Carlos. "Ideas filosoficas de Eugenio María de Hostos" En REVISTA DEL INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUEÑA (Enero-Junio de 1987) pp.67-89.

51 HOSTOS, Eugenio María. Op.Loc.Cit.

52 Idem. Loc.Cit.

53 Idem. Loc.Cit.

54 RAMA, Carlos. LA INDEPENDENCIA DE LAS ANTILLAS Y RAMÓN EMETERIO BETANCES (Puerto Rico: Instituto de Cultura Puertorriqueña. 1980) Pp.80-97.

55 CABRERA, Manrique. Op. Loc.Cit.

56 RAMA, Carlos. LA IDEA DE LA FEDERACION ANTILLANA EN LOS INDEPENDENTISTAS PUERTORRIQUENOS DEL SIGLO XIX (Puerto Rico: Rio Piedras. Ediciones Librería Internacional. 1971) P.89.

57 GARCÍA-LEDUC, J.M. Op.Loc.Cit.

58 Idem. Loc.Cit.

59 SUAREZ, Ada. EL DOCTOR RAMON EMETERIO BETANCES Y LA ABOLICION DE LA ESCLAVITUD (Puerto Rico: Casa Nacional de la Cultura. Instituto de Cultura Puertorriquena. 1980) P.9

60 GARCÍA-LEDUC, J.M. Op.Loc.Cit.

61 GILARD, Jacques. "Betances y Francia". En VARIOS AUTORES. RAMON EMETERIO BETANCES (Puerto Rico: Casa Nacional de la Cultura. Instituto de Cultura Puertorriquena. 1980) Pp.57-90.

62 FERNANDEZ, Frank. LA SANGRE DE SANTA AGUEDA: AGIOLILLO, BETANCES Y CANOVAS. ( Miami: Ediciones Universal. 1994) Pp. 101.102.

63 Idem. Loc.Cit.

64 ESTRADE, Paul (y OJEDA REYES, Felix.). RAMON EMETERIO BETANCES: EL ANCIANO MARAVILLOSO (Puerto Rico: Rio Piedras. Instituto de Estudios del Caribe-Comité del Centenario de 1898 de la Universidad de Puerto Rico. 1995) Pp.116-117.

65 ALEGRIA, Claribel y FLAKOLL, D.J. NICARAGUA: LA REVOLUCION SANDINISTA (México: ERA. 1982) Pp.26-50.

66 SELSER, Gregorio. "Sandino, general de hombres libres". En HISTORIA DE AMERICA EN EL SIGLO XX. LOS PRIMEROS AÑOS: REBELIONES Y REVOLUCIONES. Vol. 1. (Buenos Aires: Centro Editor de América Latina. 1984) Pp.113-140.

67 LANGLEY, Lester. THE BANANA WARS. UNITED STATES INTEVENTION IN THE CARIBBEAN, 1898-1934 (The University Press of Kentucky. 1985) Pp. 193-204.

68 SELSER, Gregorio. Op.Loc.Cit.

69 Idem. Loc.Cit.

70 NAVARRO GENIE, Marco. AUGUSTO CESAR SANDINO: PROPHET OF THE SEGOVIAS. 1997 (http://www.pagusmundi.com/sandino/ Pp.1-27).

71 WUNDERICH, Volker. SANDINO. UNA BIOGRAFIA POLITICA (Managua: Editorial Nueva Nicaragua. 1995) P.112.

72 Idem. Loc.Cit.

73 Idem. Loc.Cit.

74 Idem. Loc.Cit.

75 Idem. Loc.Cit.

76 SANDINO, Augusto Cesar. DOCUMENTOS INEDITOS. 1930. (http://www.pagusmundi.com/sandino).

77 TORRES, Edelberto. SANDINO Y SUS PARES (Managua: Editorial Nueva Nicaragua. 1983) Pp.213-241.

78 Idem. Loc.Cit.

79 ALVARENGA BENUTOLO, Patricia. CULTURA Y ETICA DE LA VIOLENCIA. EL SALVADOR 1880-1932 (San Jose: EDUCA. 1996)Pp. 323-346.

80 LANGLEY, Lester. Op.Loc.Cit.

Rodrigo Quesada Monge (1952), historiador costarricense con publicaciones en diversas revistas del continente, tales como CASA DE LAS AMÉRICAS (Cuba), EXÉGESIS (Puerto Rico), CUADERNOS AMERICANOS (México), ABRA y REVISTA DE HISTORIA (Costa Rica). Sus dos últimos libros RECUERDOS DEL IMPERIO. LOS INGLESES EN AMÉRICA CENTRAL. 1851-1915 (EUNA.1998) y GLOBALIZACIÓN Y DESHUMANIZACIÓN. DOS CARAS DEL CAPITALISMO AVANZADO (EUNA.1998) han recibido una acogida muy calurosa por parte de los académicos latinoamericanos.


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