Cheo
Morales H.
Frankfurt a.M.- Alemania.
ue las cosas andan mal en el mundo y
que todo está patas pa´rriba no es un misterio para nadie; tan
solo una mínima parte de los pensantes (bueno, la humanidad)
se vanagloria de que las cosas van cuesta arriba, como lo indican las
estadísticas; no hay periódico
ni otra fuente de desinformación que se jacte de que las cosas
están de mal en peor, a pesar que las diferencias sociales se
han agudizado a extremo, y a tal extremo, que casi no sabemos quien
tiene o no tiene; los que recorren las urbes en busca de trabajo, de
comida, de vestidos, de ideas y de cuanto existe en la sociedad actual
de consumo (real y virtual) se confunden con los que vienen bajándose
de carísimos coches provenientes de mercados lejanos. Con esto
de la globalización del mercado, de las ideas y de los intereses
ya no se sabe a ciencia cierta que es lo que dice, piensa y quiere el
vecino. Lo que ha permitido la globalización es que nos quedemos
embuidos en un hermetismo de peligro glacial; las contradicciones de
clase (porfiando a la corriente) a pesar que siguen tan vigentes como
en el siglo pasado, estas se están disfrazando de igualdad abismante.
En vez de hacernos heterogéneos nos están convirtiendo
en seres homogéneos y de un parentesco capaz de confundir a cualquiera.
ientras los mercados comienzan a abarcar
lo que antes eran cuestiones de suma inteligencia nacional, los gobiernos
continúan con su pesadilla de "seguridad nacional";
serán ellos los que están atrasados o somos nosotros los
que nos estamos adelantando a
los tiempos con más rapidez que los teóricos de la corriente
de Friedman.
Mientras la población mundial
avanza en cantidades de millones diariamente, a pesar de los anticonceptivos,
de las dudas, de los estreces y de que en el mundo industrializado las
mujeres se han quedado estériles y frígidas ( países
como Alemania, España, Estados Unidos, etc.. ya no nace casi
nadie, al contrario todos se están muriendo de aburrimiento,
enfermedades coronarias, diabetes y de sanas locuras incurables), en
el llamado "tercer mundo"
(el patio de los olvidados) nacen nuevas fuerzas de trabajo como una
opción al subdesarrollo y una alternativa a la falta de exportaciones
tradicionales. Casi todos los bebés nacidos en las últimas
décadas ya no nacen con los ojos cerrados (como los gatos) sino
que lo hacen mirando hacia el extranjero. Y en el mundo entero, como
tomados de la mano, las privatizaciones en el sector público
(estatal) continúan en su cenit cambiándole el rostro
a la economía social de mercado, que en nada, pese a las apariencias
en su nombre, tienen que ver con la planificación que vivimos
en décadas pasadas.
ntiguamente cualquier paciente se dirigía
a "su" hospital, pero este desde que ha sido puesto en el
mercado o la bolsa de valores, ya no es su hospital, sino que es el
negocio de los empresarios unidos bajos siglas que no entienden ni los
sabios ya. Y esto
mismo está pasando con las escuelas, los museos, las bibliotecas,
etc. A este tranco nos vamos a encontrar muy pronto que hasta los cuarteles
militares han pasado a manos privadas, quienes controlarán todo
lo que sea defensa nacional, etc.
no sería nada de gracioso que
una empresa japonesa o coreana comprara el regimiento tal o cual y en
vez de hacerlos marchar, a los milicos, bajo la tradicional bandera
nacional lo van a tener que hacer bajo la bandera de la "sociedad
Anónima Ltda". Y cuando toque disparar sobre el enemigo,
ahí si que se va a armar la "pelotera", ya que la confusión
será tan grande, que la guerra no será ya dirigida contra
un potencial enemigo, sino que será un ensayo operístico
de guerra total contra todo lo que se mueva. ¡Qué desbarajuste!
magínense que las tropas estadounidenses
acantonadas en Kosovo durante la guerra contra Serbia, disparaban con
balas cargadas de uranio enriquecido, cuyos proyectiles derriban de
un disparo hasta los bunker generales y cuyas secuelas posteriores las
encontramos en los soldados contaminados con las irradiaciones dejadas
por estos proyectiles
balísticos. Lo paradójico de esto es que no son soldados
enemigos los contagiados, sino que son los propios aliados los que están
sufriendo las secuelas de la guerra ultramoderna. Soldados italianos,
belgas, españoles y alemanes se consumen en los hospitales militares
cargados de materias radioactivas que iban dirigidos contra la población
del enemigo. En esto se parece a la guerra bacteriológica de
los yankes durante la guerra de Vietnam, en que el ácido naranja
dejó inútiles a miles de soldados norteamericanos y, para
más remate, los trastornó sacándolos de quicio.
Todavía se pueden apreciar ex combatientes del Vietnam actuando
en sabotajes y matanzas a mansalva en cualquier ciudad del norte de
América.
omo dicen los entendidos, que la locura
es contagiosa, del hombre la locura está pasando a los animales.
Y no es que los animales por cometer tonterías se estén
trastornando, sino que simplemente como la envidia del hombre corroe,
entonces para no estar solo en su locura está traspasando sus
males a los animales; primero comienza
a utilizarlos como "conejillos de india" para experimentar
su propia desgracia en cuerpos extraños, luego los aniquila cuando
la población animal amenaza con duplicarse y, por último,
los ha comenzado a clonar en su ego de verse el rostro en un espejo
imaginario que le devuelva una imagen a su gusto e interés. En
su avaricia comienza ordeñando diez vacas, luego quiere ordeñar
cien, y en esta carrera de la globalización lechera ha terminado
por poner locas a las vacas, a los cerdos, a las gallinas ... Y a los
que les gusta saborear las carnes de rez, de puerco, etc. van a terminar
locos como vacas (peor que cabras), infectados y balando como vacas
común y corrientes. El gobierno alemán anunció
que iba a sacrificar a unas 400 mil vacas locas, la Comunidad Europea,
especialmente Gran Bretaña, tendrá que hacer lo mismo;
o sea, que de la faz de Europa van a desaparecer unos cuantos millones
de vacas, y todo a precio de crematorio de unos 300 dólares cada
una. ¡Saquen la cuenta!
unto a la locura de las vacas, las que
alimentaban con hiervas sintéticas, materias provenientes de
desperdicios y un largo historial de reciclajes, se nos viene en mente
otra desgracia, ya que en países agrícola - industriales
como Holanda y la propia Alemania
(el estado de Babaria, especialmente) muchas vacas pastaban en verdes
e idílicos campos, pero igual se han enfermado y mueren de locura,
entonces esto significa que las tierras también están
infectadas, por lo tanto las legumbres, frutas y otros productos que
hacen las delicias de los vegetarianos (ecos) están siendo cultivadas
por granjeros cómplices y que ahora acompañan a sus rumiantes
a los crematorios, tal como lo hacían hace 60 años atrás
las huestes del nazismo. Dicen que este fenómeno no es nuevo,
ya que desde hacen 10 años que los gobiernos vienen ocultando
el mal de las vacas locas, entonces esto significa que los humanos locos
por contagio de los filetes asados y cazuelas gozan de ser un número
social alarmante.
enos mal que en muchos países
del orbe no se consume carne (animal), por lo tanto eso de ser pobre
y no tener acceso a las albúminas es toda una ventaja: En la
India se cree que a las vacas no se las comen es por cuestiones de religión,
pero la verdad es que es por cuestiones de la política y economía
, ya que la mayor parte de la energía que se consume en el país
proviene de los excrementos vacunos, y sacrificarlas sería como
eso de matar a la gallina de los huevos de oro, ... ni locos que estuvieran!!
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Frankfurt a.M. / Alemaia Febrero 2000
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