Clemente
Padín, Montevideo, Uruguay
Este
año, 2001, marca el inicio de una nueva etapa en el Festival
Internacional de Poesía en Medellín: finalmente todo aquel
sector de la poesía que históricamente había sido
rechazado por la cátedra será incorporado en el I Festival
Internacional de Poesía Experimental que se llevará a
cabo conjuntamente con el XI Festival Internacional de Poesía
que desde 1991 se viene realizando regularmente, año a año,
"en medio de un clima de violencia y muerte, como expresión de
la capacidad movilizadora de la poesía para reconstituir el tejido
social lacerado por la explosiva disgregación y proponer nuevas
alternativas a la vida humana.
La acelerada progresión en el
crecimiento del Festival, en directa relación con el número
y calidad de los poetas participantes, en representación de 61
países de cinco continentes sumado a la gran afluencia de público
en todos los actos, de una parte, y de otra la consolidación
de las publicaciones, las organizaciones de poetas y los festivales
internacionales de poesía existentes en el mundo y el surgimiento
constante de nuevos proyectos similares, permiten prever una influencia
cada vez mayor de la poesía en la sociedad humana."
Me
refiero a la incorporación de una sección especial que
dará cuenta de la poesía en todas sus dimensiones, no
solamente verbal o semántica, sino también visual, fónica,
performática, virtual, videística, etc. La Poesía
Experimental es un antiguo (aunque rechazado por el canon) género
de la Poesía. Toda obra de Poesía Experimental puede expresarse
a través del instrumento propio de la Literatura: la lengua,
en todas o cada una de sus dimensiones valorando, sobre todo, las nuevas
posibilidades de expresión generadas por la experimentación
en cualquiera de los soportes y/o códigos posibles.
Prácticamente, en el Festival,
en todos estos años de existencia no han quedado poeta o país
sin estar presentes en este evento poético, modelo y ejemplo
el mundo. Pero no sólo eso, además, son innumerables los
poetas representantes de las minorías étnicas, indios,
nacionalidades poco conocidas, etc. que han sido invitados a participar,
entre ellos: indígenas de la nacionalidad Kuna-Tule, arhuacos
de la Sierra nevada de Santa Marta y yanaconas de Colombia, mapuches
chilenos, nativos de Australia, etc.
La actividad básica de estos
festivales es la realización de recitales públicos y gratuitos
de poesía en entidades y organizaciones públicas y privadas,
culminando en el teatro ubicado en las faldas de un cerro que poco a
poco se ha ido constituyendo en el ícono del Festival, el cerro
Nutibara en donde se concentran miles y miles de personas. Asimismo
se realizan conferencias, talleres de poesía, exhibición
de documentales y ciclos de vídeo y cine y, complementando las
lecturas, conciertos musicales, exposiciones, danzas y conferencias
en torno a la poesía.
El
público oscila alrededor de los 60.000 asistentes, sólo
en Medellín y hasta 120.000 incluyendo a 10 ciudades y cuatro
municipios cercanos. En 1996 se inaugura la 1er. Escuela de Poesía
en la Universidad de Antioquía con 8 cursos y, por si ello fuera
poco, editan la revista PROMETEO, creada hace 17 años contando,
hoy día, con 55 ejemplares publicados. Su constitución
la determinó la necesidad de proteger el trabajo, proyectado
socialmente, planteado desde el lenguaje de la poesía y materializado
en diversas actividades entre las cuales el Festival en Medellín
simboliza la necesidad de soñar y construir una realidad opuesta
a la barbarie política, económica y social que vive Colombia
desde hace tantos años.
Abierta esa franja de expresión,
el Festival, en su pluralidad étnica, idiomática y cultural,
logra hacer aportes esenciales para la vida espiritual y cultural en
la ciudad y el país. Es nuestra época un tiempo convulso,
saturado de roles , flujos de capital, producción en serie, deshumanización,
individualización , competencias entre grupos económicos
y sociales. Es un tiempo que todo lo procesa, institucionalizándolo
y asimilándolo a las estructuras de control.
Todas sus actividades y proyectos surgen
por la necesidad de suplir las carencias que existen en el plano cultural,
específicamente en el desarrollo de las potencialidades creativas
del lenguaje, a través de la poesía y su trascendencia
en la vida de la ciudad. Funciona legalmente desde 1993 para la obtención
de recursos que mantengan las actividades, emprendidas a nivel social,
desde 1991. Entre ellas hay que señalar: el Festival Internacional
de Poesía en Medellín, la Escuela de Poesía de
Medellín, los Talleres de estimulación de la lectura para
la apreciación de la poesía y creación literaria
en diversas zonas de la ciudad, la Revista de Poesía Prometeo,
la Colección de poesía Prometeo, el ciclo de recitales
Tiempo de Poesía y la edición y divulgación de
vídeopoemas.
Para ilustrar los objetivos de Prometeo
incluimos el texto que invitaba a la inscripción en la III Escuela
de Poesía en 1998:
"Una Escuela de Poesía
Concluyendo el siglo veinte, saturados
de información y de publicidad, a la deriva de un vertiginoso
mar de consumo, lo que queda de la condición humana, en su dimensión
mítica y simbolizante, es una explosión de la imaginación
que resiste la pesadilla de un mundo erigido en la destrucción
y abolición de todo aquello que irradie vida y movimiento, sustancias
de nuestro sueño.
Por saber de la fuerza de empuje del
poema, en todas sus manifestaciones, hacia zonas de la consciencia,
antes no exploradas o bloqueadas por la narcosis de la vida en la producción;
por la certeza de que el ejercicio del poema es una ruta hacia un despertar
de los sentidos y de la mente; por el poder visionario que la poesía
concede y por tantas situaciones que la franja poética gesta,
mantenemos firme nuestras actividades con la Escuela de Poesía
de Medellín. Volvemos a un antiguo rito de congregación
y de comunicabilidad, de memoria en movimiento, de conservación
y variación de los ritmos que laten en nuestro interior y se
hacen canto, conjuro, gestualidad.
Experimentar
la palabra poética, a través de la experiencia de quienes
se disponen a compartir su saber por los vasos comunicantes que transmiten
las pulsaciones del espíritu; irradiaciones en la galaxia del
sentido, del sonido, de la voz, del verso hecho con el cuerpo, con una
antigua consciencia melódica, con escritura que piensa nuestra
situación en el mundo y además señala rutas, por
donde transitan los signos que hacen de la poesía una intensidad
generadora de sentido, potencia concurrente. Entendemos una Escuela
de Poesía como un espacio deseante, abierto a todas las posibles
manifestaciones y experimentaciones que contribuyan a captar la realidad
con los ojos del afecto hacia lo que vive, dignificado por la palabra.
Palabra de amor: Poesía como vía de conocimiento.
Somos seres hechos de lenguaje y por
el lenguaje nos fusionamos al mundo, lo asimos y nos envuelve para traernos
el milagro de la voz, una de las formas más primitivas de poesía.
También el juego, metáfora hecha de gestos.
Todo lo que hay en el mundo que los
hombres han forjado es una invención de la "razón poética"
por efecto de nuestra capacidad simbolizante y operadora sobre lo real.
Lo real es un latido, una pulsación que se siente y cuya visibilidad
la queremos hacer posible a través del poder mágico de
la representación, virtud de la poesía.
Los arquetipos, los mitos, las gestas,
las grandes construcciones, los esplendores de antiguas civilizaciones,
lo que ha quedado encerrado en criptas, las grandes hazañas ,
las épocas heroicas, los sueños, las utopías, la
resurrección de las imágenes, los sucesos titánicos,
los delirios de las religiones, las cosmogonías, la "consciencia
histórica", la adivinación, el conjuro, la catarsis, la
escritura, el erotismo y la "consciencia" de la muerte, los jeroglíficos
del aire, el bostezo de Shiva y todos esos pasillos de espejos giratorios,
donde se reflejan las edades, habitan nuestra memoria, como si lo hubiéramos
aprendido, sin darnos cuenta, en el acto de vivir. El acto de vivir
enseña a "robarle el fuego a los dioses". Aprender es entrar
en la pradera órfica a escuchar himnos transmitidos de generación
en generación. Hemos leído, en sueños, extensos
poemas inscritos en rocas o en los muros de ciudades inverosímiles.
Enseñar es hacer que en el otro
broten todos esos códigos de luz, barro, fuego, hierro forjado,
hierro martillado por el empecinado delirio de existir, vivir de cara
al sol. Enseñar no es escolarizar, ni "calificar". Tampoco es
"dictar" una lección. Las lecciones no existen sino en los anaqueles
del racionalismo académico. En este sentido asumimos una Escuela
de Poesía. El siglo XX ha sido signado por una eclosión
,y a la vez hibridación, de saberes, ya sean científicos
en el sentido convencional o saberes que siempre permanecieron fuera
del control político del "método científico" .
La poesía, más no "la
poética", es un saber no sabiendo toda ciencia trascendiendo:
"Entreme donde no supe
y quédeme no sabiendo
toda ciencia transcendiendo" (San Juan
de la Cruz)
Decir Escuela de Poesía tiene
el riesgo de que se le confunda con un centro de "enseñanza"
en el que al graduarse se da testimonio de ser poeta. Sabemos que a
nadie se le da el Honoris Causa en poesía. Sabemos que ante la
poesía se extiende un campo de visiones, descubrimientos y revelaciones
a las que se llega por la rutas de acceso que sólo da la experiencia
individual. Pero la experiencia colectiva encaminada a indagar un campo
incógnito, engendrado por la potencia de la imagen, permite la
conciencia del otro, la pulsación de la tribu que cada uno es.
Así, el sentido que tiene una Escuela de Poesía es el
de propiciar la atmósfera necesaria para que respire la tribu
de voces en la ondulación del aire.
La Escuela de Poesía de Medellín
es espacio de creación y expresión libre y liberado de
los dictámenes de las estéticas convencionales. Centrados
en esta concepción se pretende darle continuidad a esta actividad
cuya tercera versión es del 11 al 20 de junio de 1998. Los cursos
serán dirigidos por Saúl Yurkievich (Argentina), Josée
Lapéyrere (Francia), Jaap Blonk (Holanda), Bernhard Widder (Austria),
Sainkho Namtchylak (Tuva), Nancy Morejón (Cuba), Oscar González
(Colombia) y el uruguayo Clemente Padin. De esta manera, mediante el
compromiso conjunto entre la Escuela de Poesía en Medellín
y la Schule für Dichtung in Wien (Escuela de Poesía en Viena),
queda abierta la convocatoria para la III versión de la Escuela
de Poesía PROMETEO."
Clemente Padín: C. Correo Central 1211, 11000 Montevideo - URUGUAY
Para ESCANER CULTUTRAL, Febrero de 2000.