Por: María
Soledad Mansilla Clavel
El pintor Carlos Pelikan Rotter, mejor
conocido en los medios plásticos como Perot, es hijo de austríacos,
sin embargo nació en Chile, en Lautaro, 1919, donde pasó
su niñez. Muy pequeño ya sus padres lo encontraban a menudo
tumbado boca arriba observando las nubes en el patio de su casa. A los
siete años se radica en Europa, cerca de Viena, donde cursa la
primaria y parte de la secundaria. Sus profesores se interesan en su
notoria capacidad para el dibujo y lo acercan al taller de dos pintores
impresionistas, con los que aprende desde la confección de bastidores
y telas, el dibujo y la práctica de la memoria visual, hasta
la acuarela y el óleo, partiendo desde los ineludibles bodegones.
Les agradece hasta el día de hoy, que le enseñaran sin
marcarlo.
Regresa a nuestro país años
más tarde, justo antes de la Segunda Gran Guerra, para dedicarse
a su carrera de Constructor Civil, pero con el dibujo y la pintura ya
muy adentrados en el alma. Es en 1971 que decide entregarse por entero
al arte.
LA LUZ
Y EL MAR.
Los efectos de la luz sobre las cosas
le atrajeron desde siempre, de modo que lo impresionista estará
presente en sus telas en forma permanente; no en el mar, pero sí
en las montañas, roqueríos o elementos circundantes, que
le permiten trabajar a espátula.
Primeramente fueron las nubes y su movimiento
las que captaban su atención, mas tarde sería la fuerza
del mar en ése viaje de niño a Europa, en que el barco
en que viajaba casi zozobra en la fuerte tormenta que los alcanzó
cruzando el Golfo de Viscaya. De regreso a Chile, el mar lo atrapa definitivamente.
Inolvidables han sido por ejemplo,
ese primer viaje en bote a remos a la Laguna de San Rafael, de extraordinaria
belleza, a pesar de sus continuos mareos, lo que no le ha impedido mas
tarde viajar invitado por la Armada de Chile a diferentes puntos de
nuestro litoral, entre ellos todos los canales del Sur, Chiloé,
Isla de Pascua, o Juan Fernández. Así se unieron su pasión
infantil por las nubes, - con el sol sobre o bajo ellas, produciendo
luces y sombras- con el movimiento perpetuo del agua. Nacía un
marinista convencido, tanto, que cielo y mar son la temática
única y suficiente de un buen número de sus composiciones,
que se cuentan por miles, alrededor de dos mil.
La variedad de temas corresponde a elección
del autor, que con visiones diferentes de lo que considera el riquísimo
y siempre hermoso mar de Chile, al que se refiere con auténtico
entusiasmo, desea mostrar que el océano es fuente inagotable
de energía, de alimento, de producción y de trabajo en
el que pueden desarrollar las personas, jóvenes o adultos, sus
vidas a plenitud.
AGUADAS
PARA LAS TRANSPARENCIAS.
En sus cincuenta y siete años
de pintor ha trabajado también los veleros, los buques, las nieves
y hielos eternos, el paisaje y también lo insular, pero en el
campo en que tiene muy pocos contrincantes es en las marinas.
Para pintar no elige temas necesariamente
estéticamente bellos. Le basta con que sean fuertes y solo deben
cumplir con el requisito de atraerle, de "sentirlo". Su capacidad de
"ver" va descubriendo detalles en la naturaleza, milagrosamente visibles
gracias a unos cuantos rayos de sol o al efecto que produce el viento
sobre la cresta de las olas. Las pinceladas irán acordes al sentido
del movimiento, adelantándose unas, retrocediendo otras, algunas
rasantes.
Para el mar, Don Carlos usa las aguadas.
Una sobre otra las veladuras van produciendo esas transparencias propias
del agua. Además del dominio del dibujo, está por cierto
el del pincel, cuyos trucos se aprenden con los años de oficio.
Con algunos se pueden tomar dos o mas tonos a la vez, explica, para
conseguir buenos efectos cromáticos, producir los efectos de
una botada de espuma, el lamido de una ola en la arena o el magnífico
espectáculo del reventar de una ola en algún roquerío.
En los viajes en buque toma fotografías
para no perder esos momentos que en unos instantes desaparecen con una
ráfaga de viento. También bosqueja a lápiz en un
pequeño block de bolsillo que siempre trae con él, al
que más tarde, en el camarote o en su taller, acuarelea con más
calma para dejar una impresión rápida de la luz y del
color en su memoria. Estudios que se transformarán rápidamente
en óleos en un trabajo casi febril. Sin embargo dice: "En cada
lienzo me demoro 60 años", lo que significa que en cada obra
está el aprendizaje y experiencia de todos los años anteriores.
UN CANTO
A LA VIDA.
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"
La playa después de la tormenta"
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Carlos Perot no persigue expresarse
con su obra, ni plasmar en ella sus estados de ánimo. Su arte
es un "canto a la vida" para agradecer el hecho de vivir y poder mostrar
a tanta gente lo hermoso de la creación de Dios,
En su línea, el artista
hace gala de un absoluto dominio, producto de su vasta experiencia,
de buenos maestros y de su gran capacidad de observación y sensibilidad.
Será recordado como uno de los grandes marinistas de esta época,
como en otras, esquiva en la especialidad de las marinas. Sus óleos
son como la música clásica, que no pasa de moda y que
regala a los seres humanos un momento de descanso y de profundidad interior.
El artista ha realizado varios viajes al
exterior y sus obras han sido bien aceptadas y adquiridas en países
como Argentina, Brasil, Venezuela, Estados Unidos, Japón Austria,
Alemania e Inglaterra. Con frecuencia atiende pedidos de otros países.
Don Carlos, ¿Qué le atrajo
de Chile para quedarse para siempre?
A los dieciséis años,
después de haber vivido diez años en Europa y haber
conocido muchas ciudades en ese continente, me encontré al
llegar a Valparaíso, con un clima y una población amistosa,
fuera del paisaje extraordinario. Tan diverso, entre desierto, bosques,
lagunas, cumbres nevadas, lagos y canales. Me siento feliz de haber
nacido aquí en Chile.
¿Cómo y cuando nace su afición
a la pintura?.
Esa nació por herencia, pues
mi abuelo y mi madre ya pintaban y dibujaban. Mi afición a
la pintura la descubre mi profesor de pintura del colegio, a los once
años, quién después me pone en contacto con los
pintores impresionistas que le mencioné.
¿Cuándo se concreta su preferencia
por las marinas?
Se concretó en el viaje de
regreso por mar desde Europa a Valparaíso, y mis salidas frecuentes
en barcos pesqueros en el año 1946. Dejé entonces a
un lado todos los temas que hasta entonces dominaban mi pincel, como
los paisajes otoñales, invernales y montañas nevadas.
La atracción la empecé
a sentir a medida que me encontraba con más y más dificultades
para dominar las olas y un sentimiento parecido al del jinete que
trata de domar un potro desbocado.
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"Reflejos
en la arena húmeda "
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¿En qué circunstancias es
usted aceptado como el único pintor latinoamericano en la "Royal
Society of Marin Artist" en Inglaterra?
Fue al enviar cinco de mis obras a
Londres para una exposición anual, quedé seleccionado
con tres de ellas y las otras dos fueron adquiridas. Además
fui invitado para hacerme socio de la misma sociedad, cosa que me
llenó de orgullo.
Cuéntenos cuales son las
técnicas que ocupa para pintar dos asuntos en perpetuo movimiento
como son: el cielo y el mar
No hay ninguna respuesta concreta
para esto, sino la de querer y admirar dos elementos como mar y cielo,
donde uno depende de las veleidades del otro, en color, viento y temporal.
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Carlos
Pelikan Rotter, Perot.
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¿Qué cualidades o dotes
personales son necesarias para captar la dinámica de esos dos
elementos y detenerlos en la obra?.
Es el sentimiento verdadero y profundo
de admiración al océano, tan cambiante, que de una laguna
azul se puede transformar en un temporal destructivo.
¿Cuáles son los viajes para
pintar, embarcado por cierto, que recuerda con más cariño?
La Isla de Pascua y los miles de kilómetros
navegados por los canales de nuestra zona austral; donde aprovecho
de agradecer profundamente a la Armada de Chile, que hizo posible
llevar a la realidad este sueño.
Conocemos una serie suya acerca
de Isla de Pascua, muy hermosa, que refleja muy bien lo que la isla
es y donde se suman mar, paisaje y lo más característico
de lo isleño. ¿Aún la conserva?
Me quedan cinco obras, que son las
últimas de casi treinta.
Antes de ser marinista, le gustaba
pintar paisajes nevados. En general, ¿también pinta paisajes?.
Sí, cuando me los piden. Es
tal la variedad de paisajes que ofrece nuestro Chile, desde nuestro
árido desierto nortino, la zona boscosa y la alta cordillera
central siempre nevada, nuestro sur también de bosques, con
lagos y volcanes, terminando en esos mil kilómetros de fiordos
con ventisqueros que llegan hasta el mar
La Armada de Chile, entre otras
instituciones, tiene una gran colección de obras suyas.
Sí, la Armada cuenta con ellas,
pero repartidas en el mundo entero en distintas reparticiones navales.
Durante su extensa carrera artística
ha recibido seguramente muchos premios...
Sí, claro, en concursos nacionales
e internacionales, pero eso no es el objetivo mío. Me siento
totalmente pagado cuando luego de haber vendido una obra, me llega
una tarjeta de agradecimiento. Es eso lo que realmente me satisface
y me llena de goce.
¿Cómo se siente de haber
tenido la suerte de conocer Chile de punta a punta?
Con profundo agradecimiento a la Divina
Providencia.
PARA
ESCANER CULTURAL
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