EL PASADO DEL FUTURO
Nos intercambiábamos las mentes,
mientras fluía el agua magenta y azul:
por fin me podía ver de afuera,
en tanto los otros no me veían.
Las máquinas empezaron a absorber
el paisaje, sin música, en el silencio
de la imagen detenida por 'Dios'.
Fue el comienzo de las alucinaciones
de las máquinas robots:
cuando el hombre había dejado de imaginar,
cuando la mente fue absorbida por los artefactos.
Y estos nuevos 'seres' marchaban por las autopistas,
marchaban por todas las calles absorbiendo y absorbiendo caras:
era la meta-cara uniforme que todo hacía desafío;
la inteligencia artificial que nos iba robando los rostros;
pronto la vaciedad ser apoderó de los cuerpos;
y el Proyecto Meta-humano terminó
por despersonalizar al mundo inyectado de hielo!...
Venía la anunciada ERA DEXIÁ:
ya no habría que esperar más: todo estaría dado: una Era
ordenada militarmente, la era 'recta' y lineal.
('Yo bostezaré somnoliento en la cápsula de sopor...')
..............
(Vi al último Dios
llorando rascacielos
y computadores
sobre las calles láseres,
vacías y mudas y soporíferas).
Antes nos habíamos apurado tanto,
que terminamos colapsados
en un coito interruptus con
la cara empapada en sangre azul metálica
reventados contra la penúltima galaxia.
LA ECONOMÍA DE LA ERA DEXIÁ
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Cuando el Presidente del mundo
-que era el dueño del Supramercado Único Mundial-
habló por su televisión universal
-la Red Unipersonal del Gerente Propietario
del Planeta Tierra-,
anunciando que 'ahora tendríamos acceso
al mercado interplanetario y que podremos hacer negocios
a nivel intergaláctico',
nosotros todos sus empleados, nosotros los habitantes
del planeta entero,
bajamos la cabeza y bostezamos
frente al último harddreamware.
Pero habíamos acatado la orden del jefe;
obedecimos y teníamos que comprar...
Nacimos ordenados ordenados, nacimos hechos para
mandarnos
sin jurar ni absolvernos...
Pero, ¿qué colosal gran negocio tenía que hacer nuestro Presidente
con las Multigalácticas Supraempresas?
Sólo otra vez teníamos que trabajar y trabajar y comprar y comprar...
La razón era la de siempre: era un BUEN NEGOCIO,
y si lo era para el Presidente, lo era para nosotros también.
('¡La ansiedad por comprar el nuevo harddreamware, nos llenaba
de satisfacción!' .'Pero por qué se demora tanto en firmar el Presidente?:
Yo quiero comprar ahora, ahora mismo!...').
Producir-y-comprar, simultánea e instantáneamente.
Nuestro Golden President era nuestro 'Dios' ('¡qué palabra tan
arcaica era ésta. No la conocíamos y no la entenderíamos...').
Pero todo estaba por venir del porvenir,
todo iba a pasar para que todos pasáramos y
nada más iba a pasarnos.
Los pronósticos económicos del mercado
eran prometedores para el resto de los dos mil años;
no había de qué pre-ocuparse.
La publicidad ya no existía, se había extinguido
en la antigüedad del mundo postmoderno!
Había una sola elección, la elección de todos,
lo decía el Presidente,
había que comprar sus wares y eso por sí solo nos hacía feliz.
Por fin en el pasado, el Golden President había derrotado
a toda la competencia;
ahora el dueño era UNO SOLO, y todos los demás, todos
nosotros éramos sus empleados.
Por fin éramos todos 'comunistas'-consumidores...
(Pero la palabra 'comunista' nadie la conocía; había sido
pronunciada por un vetusto ser en la prehistoria...)
Éramos felices ahora; para qué inquietarse, no había nada que pensar,
todas las interrogantes: la felicidad era comprar
los wares del Golden President.
('Gracias te damos por permitirnos comprar'...)
Pero había silencio, un silencio peligroso...
Mas terminamos comprando y comprando finalmente,
hasta que el Dueño del Mundo tuvo una mejor oferta y vendió
el planeta Tierra a una comisión Intergaláctica-.
Todos lloraron sin sosiego al saber que se había marchado a otro planeta
con un cargo similar;
ahora tendríamos que trabajar para extraterrícolas ...
*
Cuando el espíritu entró en la máquina
yo salí de la máquina...
('Las máquinas heredarán nuestros espíritus'.)
Antes de,
conocí profetas que recogían las redes
del mar llenas de rascacielos y cementerios
que sobrevolaban las ciudades.
Entonces, después de, la descivilizada civilización
mundial abandonó el planeta por inhabitable y se marchó
para siempre:
mas aquí en estos desperdicios estoy yo, solo, solo
el último hombre de la Tierra que no acaba de morir y
morir morir.
-¡Hermanos!, ¿dónde están?
¿vosotros, los abandonantes?
¿En qué secreta vulva del cielo
guardan los sueños del último ser consciente?
¿Siguen implementando la Reproducción en Serie?
¿Acaso heredaron el cielo?,
más allá del cielo.
Habían empaquetado el paraíso en nilón ;
sólo pregunto: ¿Es que se lo llevaron con ustedes?
Después, cuando a fines de la Era Dexiá
el idioma dejó de ser lenguaje y fue entonces sólo cómputos,
el silencio se adhirió como un mador helado a la piel
de la lengua, y ya nadie habló y nadie besó origen alguno.
Cuando ninguno temió, todos debieron haber temido;
el Mercado Mundial los devoró a pedazos
y los esputó flemáticos.
Y cuando ya no había nada que hacer en los Hipermercados,
siendo el tiempo de compensarse exógenamente,
unos a otros se devoraron.
Los días con sus gélidas lenguas de acero lamían
las sienes del computador master,
y no sucediendo nada, me di cuenta de la última profecía cumplida:
la apostasía, del gris tedio que todo dormía.
El silencio igual calló y cayó el vacío sobre la Tierra
reseca de la infamia;
manía y dolor sin grito fue el carácter de la Herida.
El ser completo era lo único que se acompañaba.
La súperclase había gobernado el mundo;
después, Presidente Planetario lo llamaron,
en tanto bostezaban,
y los empleados del orbe estaban divididos y desunidos,
aislados en las redes de sus cápsulas.
Un profeta había hablado un milenio atrás de hoteles-nichos;
ahí cabría el que cupiera y nadie más;
mientras el Presidente y sus ejecutivos mundiales sonreían:
tan ilimitadas necesidades se vieron al fin limitadas!...