Poesía de Ciencia Ficción

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Mauricio Otero
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EL PASADO DEL FUTURO

LA ERA DEXIÁ


Pintura de Basquiat

Nos intercambiábamos las mentes,

mientras fluía el agua magenta y azul:

por fin me podía ver de afuera,

en tanto los otros no me veían.

Las máquinas empezaron a absorber

el paisaje, sin música, en el silencio

de la imagen detenida por 'Dios'.

Fue el comienzo de las alucinaciones

de las máquinas robots:

cuando el hombre había dejado de imaginar,

cuando la mente fue absorbida por los artefactos.

Y estos nuevos 'seres' marchaban por las autopistas,

marchaban por todas las calles absorbiendo y absorbiendo caras:

era la meta-cara uniforme que todo hacía desafío;

la inteligencia artificial que nos iba robando los rostros;

pronto la vaciedad ser apoderó de los cuerpos;

y el Proyecto Meta-humano terminó

por despersonalizar al mundo inyectado de hielo!...

Venía la anunciada ERA DEXIÁ:

ya no habría que esperar más: todo estaría dado: una Era

ordenada militarmente, la era 'recta' y lineal.

('Yo bostezaré somnoliento en la cápsula de sopor...')

..............

Fotografía de Frank Springer

(Vi al último Dios

llorando rascacielos

y computadores

sobre las calles láseres,

vacías y mudas y soporíferas).

Antes nos habíamos apurado tanto,

que terminamos colapsados

en un coito interruptus con

la cara empapada en sangre azul metálica

reventados contra la penúltima galaxia.

LA ECONOMÍA DE LA ERA DEXIÁ



Pintura de Samy Benmayor.

Cuando el Presidente del mundo

-que era el dueño del Supramercado Único Mundial-

habló por su televisión universal

-la Red Unipersonal del Gerente Propietario

del Planeta Tierra-,

anunciando que 'ahora tendríamos acceso

al mercado interplanetario y que podremos hacer negocios

a nivel intergaláctico',

nosotros todos sus empleados, nosotros los habitantes

del planeta entero,

bajamos la cabeza y bostezamos

frente al último harddreamware.

Pero habíamos acatado la orden del jefe;

obedecimos y teníamos que comprar...

Nacimos ordenados ordenados, nacimos hechos para

mandarnos

sin jurar ni absolvernos...

Pero, ¿qué colosal gran negocio tenía que hacer nuestro Presidente

con las Multigalácticas Supraempresas?

Sólo otra vez teníamos que trabajar y trabajar y comprar y comprar...

La razón era la de siempre: era un BUEN NEGOCIO,

y si lo era para el Presidente, lo era para nosotros también.

('¡La ansiedad por comprar el nuevo harddreamware, nos llenaba

de satisfacción!' .'Pero por qué se demora tanto en firmar el Presidente?:

Yo quiero comprar ahora, ahora mismo!...').

Producir-y-comprar, simultánea e instantáneamente.

Nuestro Golden President era nuestro 'Dios' ('¡qué palabra tan

arcaica era ésta. No la conocíamos y no la entenderíamos...').

Pero todo estaba por venir del porvenir,

todo iba a pasar para que todos pasáramos y

nada más iba a pasarnos.

Los pronósticos económicos del mercado

eran prometedores para el resto de los dos mil años;

no había de qué pre-ocuparse.

La publicidad ya no existía, se había extinguido

en la antigüedad del mundo postmoderno!

Había una sola elección, la elección de todos,

lo decía el Presidente,

había que comprar sus wares y eso por sí solo nos hacía feliz.

Pintura digital de Isabel Aranda *Yto*

Por fin en el pasado, el Golden President había derrotado

a toda la competencia;

ahora el dueño era UNO SOLO, y todos los demás, todos

nosotros éramos sus empleados.

Por fin éramos todos 'comunistas'-consumidores...

(Pero la palabra 'comunista' nadie la conocía; había sido

pronunciada por un vetusto ser en la prehistoria...)

Éramos felices ahora; para qué inquietarse, no había nada que pensar,

todas las interrogantes: la felicidad era comprar

los wares del Golden President.

('Gracias te damos por permitirnos comprar'...)

Pero había silencio, un silencio peligroso...

Mas terminamos comprando y comprando finalmente,

hasta que el Dueño del Mundo tuvo una mejor oferta y vendió

el planeta Tierra a una comisión Intergaláctica-.

Todos lloraron sin sosiego al saber que se había marchado a otro planeta

con un cargo similar;

ahora tendríamos que trabajar para extraterrícolas ...
*
Cuando el espíritu entró en la máquina

yo salí de la máquina...

('Las máquinas heredarán nuestros espíritus'.)

Antes de,

conocí profetas que recogían las redes

del mar llenas de rascacielos y cementerios

que sobrevolaban las ciudades.

Entonces, después de, la descivilizada civilización

mundial abandonó el planeta por inhabitable y se marchó

para siempre:

mas aquí en estos desperdicios estoy yo, solo, solo

el último hombre de la Tierra que no acaba de morir y

morir morir.

-¡Hermanos!, ¿dónde están?

¿vosotros, los abandonantes?

¿En qué secreta vulva del cielo

guardan los sueños del último ser consciente?

¿Siguen implementando la Reproducción en Serie?

¿Acaso heredaron el cielo?,

más allá del cielo.

Habían empaquetado el paraíso en nilón ;

sólo pregunto: ¿Es que se lo llevaron con ustedes?

Después, cuando a fines de la Era Dexiá

el idioma dejó de ser lenguaje y fue entonces sólo cómputos,

el silencio se adhirió como un mador helado a la piel

de la lengua, y ya nadie habló y nadie besó origen alguno.

Cuando ninguno temió, todos debieron haber temido;

el Mercado Mundial los devoró a pedazos

y los esputó flemáticos.

PinturaY cuando ya no había nada que hacer en los Hipermercados,

siendo el tiempo de compensarse exógenamente,

unos a otros se devoraron.

Los días con sus gélidas lenguas de acero lamían

las sienes del computador master,

y no sucediendo nada, me di cuenta de la última profecía cumplida:

la apostasía, del gris tedio que todo dormía.

El silencio igual calló y cayó el vacío sobre la Tierra

reseca de la infamia;

manía y dolor sin grito fue el carácter de la Herida.

El ser completo era lo único que se acompañaba.

La súperclase había gobernado el mundo;

después, Presidente Planetario lo llamaron,

en tanto bostezaban,

y los empleados del orbe estaban divididos y desunidos,

aislados en las redes de sus cápsulas.

Un profeta había hablado un milenio atrás de hoteles-nichos;

ahí cabría el que cupiera y nadie más;

mientras el Presidente y sus ejecutivos mundiales sonreían:

tan ilimitadas necesidades se vieron al fin limitadas!...

 

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