Por:
Miguel Urzúa.
Grant
Morrison Nació en Glasgow, Escocia, hace ya más de treinta años (su
edad exacta es un misterio, al igual que cada historia nueva que escribe),
y se hizo conocido o más bien, apareció en el mundo de los cómics
en la segunda mitad de la década de los ochenta, como el gran reemplazo
generacional a los autores que habían conmocionado durante esa década
al mercado: hablamos de Alan Moore y Frank Miller. Sin embargo, pronto
se hizo patente que su trabajo poco tenía que ver con el de sus ilustres
predecesores, salvo en su potencial.
Se inició en el cómics profesionalmente en publicaciones británicas
como "Near Myths" o "Star Blazer", publicaciones
que le permitieron conseguir experiencia y hacerse un espacio dentro
de este arte, pero pronto logró el éxito y lo hizo con su serie
"Zenith", una brillante revisión del concepto de superhéroe
(algo parecidas a las de Moore) en donde ya se apreciaban sus inquietudes
psicodélicas y un tanto surrealistas.
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A
finales de los ochenta, Morrison se incorporaría a la famosa "Invasión
Británica", con lo que se le abrieron aun más las puertas del
mercado norteamericano. Es así como llegó a las vitrinas con dos de
sus series más populares: Animal Man y Doom Patrol;
en las que continuaría su particular labor de reciclaje del género
superheróico. Pero Morrison tenía preparado algo más, su consagración
final llegaría con la novela gráfica de Batman Arkham Asylum,
la que es una compleja narración simbólica ayudada de sobre manera
por los espectaculares dibujos y diseños del también inglés Dave McKean;
y en donde se aprecia con bastante claridad otro de sus intereses
temáticos: la depravación, en su más amplio sentido.
La
particularidad del trabajo, junto con la popularidad que vivía en
aquel entonces el hombre murciélago, gracias a su vuelta al cine,
hicieron de "Arkham Asylum" un fenómeno popular e industrial
que lo transformaron no solo en éxito de ventas... sino en una serie
de culto.
Se puede afirmar que la obra de Grant Morrison es una de las más complejas,
más originales y más subversiva de cuantas obras se han generado en
los últimos 10 años.
El
sólo hecho de que este cantante de rock y premiado escritor
de teatro haya escogido el mundo de los cómics como medio definitivo
de expresión delata algo que ya antes habían presagiado McCay, Miller
y Moore: "el arte del dibujo, de la narración en cómics es el
arte con menos censura"; y es por esto que en el trabajo de
Grant Morrison sólo existe una regla de oro y es que "todo vale".
Ahora
solo resta una sola cosa por decir y es que "a Morrison no
hay que entenderlo, simplemente leerlo", su cómic es genial,
divertido, ocurrente y original; y eso sin hablar de que es un tipo
culto, puesto que se da el tiempo y el lujo de hacer homenajes a personajes
como Duchamp y a estilos como el futurismo y el cubismo dentro de
sus propias historias.
Como
lo dije antes, de Morrison todo se puede esperar, ya que para él
todo vale.