Santiago de Chile. Revista Virtual. 
Año 3
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 28.
12 de Abril al
12 de Mayo de 2001.

EMBOLIAS DE LO TERRENO
Y DE LO OCULTO.

Por Jowe

Capítulo I: El indulto del señor Crespo

Por cierto, olvidé presentarme: Soy Santiago Crespo y os voy a contar
mi amarga historia, la historia de alguien que no está vivo para
contarlo. Solo, y gracias al indulto de Dios, en estas páginas puedo
expresar mis recuerdos -recuerdos y sensaciones, males y heridas, eso
define la vida, mi vida. Y os preguntaréis: ¿de que indultaron al señor
Crespo?

El señor Crespo era un hombre de alegre vida, monótono, célibo y
intimidado por dos marimachos de tres al cuarto, Julián y Pablo. Julián
dedicaba los días a asaltarle en su casa, a untarle de manteca y
desembozarle todos sus esfínteres; digamos que el señor Crespo mamaba y
se acostaba. Por otra parte, Pablo, a principios de mes reclamaba su
aguinaldo, 40000 pesetas, por protegerle de la urbe y sus parásitos -
los destetados hijos de la urbe.

Sabemos que el señor Crespo era célibo porque después de sus lascivas
sesiones con Julián, no le quedaban muchas ganas de relacionarse, ni
con semejantes, ni con mujeres. También sabemos que el señor Crespo era
claramente intimidado por Pablo, pero no sabemos aún el porqué de su
vida tan monótona:

El señor Crespo vivía en la calle 13 de Vomittgham, misma dirección de
su trabajo en la fábrica Mailscorn, donde antiguamente ejercía de
gerente de distribución de mazorcas por todos los anclajes de la zona
A, B, y C,, almacenes entonces. Futuramente consumía las horas como
vicepresidente de la asociación de recepcionistas Mailscornreception de
la zona B, donde autorizaba la llegada de paquetes Mailscorn, listos
para ser enviados al extranjero. El Señor Crespo recibía y supervisaba
que los datos de envío fueran correctos, tarea la cual era de su pronto
mando, Pablo -ya podéis imaginar que Pablo.

La vida del señor Crespo, pues, se reducía a 12 horas con Pablo y 3
con Julián. Pero eso pronto iba a cambiar. Una mañana, un 5 de Abril a
la salida del trabajo, el señor Crespo topó con un destetado hijo de la
urbe llamado Vittorino, que decía poseer el gen del mal. El señor
Crespo, se disponía a retroceder cuando se le volvió a enfrentar
Vittorino, pero esta vez empujándole. El señor Crespo comenzaba a
sudorarse, su asma empezaba como cuando con Julián, cada noche.
Vittorino le impedía el paso, le acosaba, al mismo tiempo que le
aseguraba poder cambiarle la vida, que podía darle el gen del mal El
señor Crespo solo pensaba en huir, y así lo hizo, durante tan solo 3
segundos. En ese instante del 5 de Abril oyó un grito mezclado de dolor
y impotencia, seguido de chasquidos, golpes y aullidos libidinosos. Era
una de las secretarias personales del jefe de sección, Armando, quien
yacía en un baño de sangre a la entrada de la fábrica junto con el
vigilante. El vigilante poseía la cabeza de Armando en su regazo y se
mantenía derecho porque había una escarpa clavada en la pared que le
atravesaba las dos mejillas. A su vez, la secretaria tenía podadas las
manos y un cuhillo remachado en el cráneo, a donde Vittorino se
sujetaba fuertemente mientras la penetraba. Vittorino desgarraba la
ropa de la mutilada secretaria y gemía como un loco. Eso afectaba al
Señor Crespo, pero allí vió la luz, su salvación.

Mientras Vittorino seguía faenando, el señor Crespo le puso la mano
encima del hombro, pidiéndole que por favor, parara, que iba a acceder
a su petición. Vittorino se calmó, limpióse con la falda de la dulce
secretaria y sugirió al señor Crespo que le acompañara.

En el trayecto, Vittorino paró dos veces a vomitar, su bilis era negra
como el quitrán y su hedor recordaba al azufre. Decía que no le quedaba
mucho tiempo de vida, que el gen lo había mantenido hasta el momento
con vida, pero su cuerpo no era compatible con el gen. El señor Crespo
empezaba a ponerse nervioso, Vittorino no dejaba de divagar:

- Vos debéis saber que el gen del mal és un pedazo de cielo,
que al entrar a formar parte nosotros nos transforma y nos hace
invencibles. El problema es que no nos hace mas buenos, mas bien al
contrario, ocurre como con todo el mundo que tiene poder, lo utiliza en
su beneficio, la sangre corre fría, llena de vanidad y lujuria. Solo
hombres muy puros o muy malvados pueden controlar el gen, de ahí los
ángeles y demonios.

- I conmigo que sucederá?

- Sucederá lo que deba suceder, su cuerpo es puro, pero
cansado. Digamos que usted, señor Crespo, es compatible con el gen,
pero dudo que obtenga la condición de ángel.

- Condición de ángel? Te crees que voy a creer tal memez, me
quieres envía al cielo de una patada o que!!

- Solo quiero que salde las cuentas con quienes han abusado de
usted todos estos años, y que cambie su vida para siempre. Su vida es
un infierno, debe cambiarla, además es su destino.

- Mi destino? Dios quiere que mate?

- No, Dios no tiene nada que ver con esto. Imagínese que va a
jugar a ser bueno o malo pero al más alto nivel, yo solo le doy una
herramienta para que la utilice. Esta herramienta la utilizará para
bien o para mal, usted decidirá, dependerá de su condición.Lo único
seguro es que cualquier acción con el gen será mejor que su mierda de
vida.

- Yo me largo.

- Quieto chalado, recuerda a tus amiguitos, no estoy para
bromas. Ya hemos llegado.

Estaban delante de una mezquita, Vittorino decía vivir allí, donde no
dejaba de pedir perdón a Dios.

-Nunca he notado a Dios, ni lo he sentido, ni me ha hablado, solo
sé de las historias que corren, y de que el poder que tengo no és
normal. Mi vulgar condición me ha llevado a ser un asesino, no controlo
lo que hago, solo sé que disfruto, que me apetece, a eso le llamo La
Sed.

-La sed te domina, te hace sentir vivo, las muertes solo son un
sucedáneo. Pero, señor Crespo anímese, pase usted primero, por favor.

Como con todo lo que sucedía, transcurrían 3 segundos cuando el señor
Crespo se volvió hacia Vittorino. Otro baño de sangre mucho mas
extenso, Vittorino se había abierto el pecho con una daga, su rostro
había envejecido de repente y con las mano oprimía su corazón, negro
como el quitrán y el mismo olor a azufre.

-Tómalo, un bocado y se expanderá por tu cuerpo como si de un
cáncer se tratara, no te arrepentirás.

...continuará

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