Santiago de Chile. Revista Virtual. 
Año 2
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 23.
12 de Noviembre al
12 de Diciembre de 2000.

HE APRENDIDO....

Desde Lima, Perú, Carlos Miguel Yucra Castillo

El día era tan feo como siempre, es usual en esta temporada, pero pronto llegará la primavera y de seguro todo cambiará.

Para variar, desperté con un extraño dolor, soy un chico sano y esta eraLa segunda vez que me daba este tipo de dolor. Mi madre siempre decía - yo he tenido suerte con mis hijos, ninguno a pisado un hospital, solamente tú una vez por travieso cuando te rompiste la cabeza - Yo apenas recordaba eso, creo que desde aquel momento me daban cosas cuando me aplicaban alguna ampolla.

Yo estudio ingles en las mañanas, me cuesta el llegar temprano a clases, la mayoría de mis compañeros medio somnolientos siempre me hacen un gesto de cacha por que yo siempre soy el último en llegar, eso no me importa ya que veía en sus caras el rostro del hambre y solo esperaba el timbre para salir presurosos a la cafetería. Este al parecer no iba a ser mi día, un examen repentino y una chica que se me iba sin poder hacer nada, que feo día.

Las cosas no mejoraron durante el resto del día, el trabajo lo veía mas pesado que otros días, yo no aguante mas y me fui. Las cuadras se me hacían largas, pasé frente al gran hospital y me sentía cada ves mas enfermo. En el bus dormí durante todo el viaje, siempre digo que es un viaje ya que por lo menos me demoro una hora y media en llegar a casa, aunque ganas tengo de vivir en otro lado no lo puedo hacer hasta mejor mis ingresos, uf que fastidio.

En casa me esperaba mí cama, la cual me costó un "ojo de la cara" pero que es la mas confortable. Esperaba que mamá ó mí hermana estuvieran echadas en ella para encontrarlo calientito pero no fue así. Mí hermana alistaba las cosas para el negocio que yo les había puesto, eso era algo especial y le tenía mucha fe, aunque los inicios son algo difíciles esperaba que esto marche bien. Era raro pero nada me calmaba, mamá quería experimentar sus técnicas caseras conmigo, yo me negaba por que no me parecen adecuados, aunque debo admitir que en muchas ocasiones dan buenos resultados, además tampoco voy a contar de que se trata para evitar una censura a esta historia. Durante aquella tarde me volví asiduo visitante del baño, nunca he apreciado tanto este sitio como ahora, podría hasta haber puesto un letrerito que dijera RESERVADO.

En sueños no podía evitar fantasear con mis amiguitas, será por afecto que les tengo, no lo sé, en fin cuando estaba en lo mejor sentía una punzada que me volvía a la triste realidad, tenía que cambiar de posición y masajear mi alicaído estomago, era evidente que esto traería consecuencias que durante años temía.

El reloj dio las 12 de la media noche ¡hay dios! ¡Que dolor! De pronto me encontraba recorriendo todos los rincones de mi gran cama creo que hasta encontré una media que tenía perdida, en fin, quería hacer algo y no sabía que, estaba visto, sentía que mi gran temor se hacía realidad, debía tomar la decisión ahora... hum... no era fácil, de pronto una gran punzada me hizo tomar la decisión ¡al carajo... hay que hacer lo que un hombre tiene que hacer! Eso era todo, de pronto estabamos en la calle esperando un taxi, esperamos un buen rato hasta que apareció uno, trate de regatear pero otra punzada me hizo desistir, el dolor era mas fuerte que el bolsillo.

Del pequeño hospital me derivaron a la central, mi madre le tenía mucho miedo y siempre me decía - hay matan gente, el que entra no sale bien... si es que sale - La vida se hace mas importante cuando sientes que se te va y no esta en tus manos el poder salvarla, yo temía que pudiera hacer una peritonitis, eso sería desastroso. Cerré los ojos y mi mente estaba en blanco, muy en blanco.

A pesar de mi estado tenía que realizar algunos tramites para ser atendido, era inaudito pero tenía que hacerlo, felizmente tenía a mí madre de mi lado y evitaba que decayera. Al poco rato y en vista de que el "maldito" cajero estaba fuera de servicio mi hermana y mama se fueron para conseguir el dinero que haría trabajar a los médicos. Acurrucado estaba en una silla tan dura como una piedra mientras a lo lejos escuchaba a una joven estallar en llanto al enterarse de que su padre acababa de fallecer, esto sucedió en apenas cinco minutos que ella estuvo fuera dejando a su hermano, el cuadro era desgarrador y también de mucha indignación por la impavidez de los médicos.

Silvia, mamá, papá y mí tío llegaron con el dinero que me hacía falta, entonces al poco rato ya me encontraba en un ambiente siendo desnudado y preparado para la operación, de pronto solo miraba pasar las luces y puertas del pasillo el cual Me conducía hacía el quirófano. Entrar en el fue reconfortante y aterrador a la ves, el dolor se fue y empezó a temblarme el cuerpo, no sé si de miedo ó de frío pero en fin, solo quería dormir, esta madrugada se hacía larga y no había cuando termine.

Por un instante vi a mí padre ingresar a la habitación para verme, pero no permaneció mucho tiempo, yo mire lentamente mi alrededor y había 3 camas delante mío ocupados y una a mis lados. La escena era horrible, tubos, botellas, jeringas y demás cosas abundaban, también el olor era insoportable. Poco a poco dejaron de entrar enfermeras a esta habitación, yo me sentía muy solo y también adolorido, apenas podía moverme y eso aumentaba mi depresión.

El gran dilema fue ir al baño, apenas podía levantarme, la sangre regresaba por el conducto de la destroza y... estaba solo... era solo mí problema...

El servicio se me hacía muy lejos, tanto como las nubes, tanto como el mar, tanto como el amor. Esa noche nunca la voy a olvidar, esa noche sentí mucho dolor, esa noche vi otra realidad, esa noche fue de compasión y, sentí lastima de mí.

Al amanecer las calles de la horrible ciudad estaban humedecidas por la brisa, mientras el ruido se hacía mas y mas intenso, toda la ciudad se llenaba de mugre mientras en mí habitación nada parecía cambiar, todo pasaba lentamente como si no importara el tiempo, solos en cama viviendo nuestros males. Ese día conocí a un señor que le estaban dando de alta pero que no podía irse ya que no tenía el dinero suficiente para que le dejen salir, era de Vilcashuaman un pueblo que conocí en mí último viaje, entonces le hable de su pueblo y él se alegró mucho por un instante cerró los ojos como tratando de recordar, solo por un instante, entonces sus ojos se llenaron de recuerdos, solo dios sabe cuan profundo es el amor a la tierra y como la distancia puede hacer llorar a un hombre, en fin había que dejarlo vivir. Del otro lado estaba anciano acompañado de su hija, ella era muy joven tanto como mí hermana menor, ella acompañó a su padre casi todo el día, era evidente que él había tenido una seria operación, muchos tubos y botellas pendían de soportes metálicos junto a su cama. Ella le hablaba en español y quechua, ambas cosa entendía pero él apenas podía responderle.

Durante la siguiente noche solo oíamos sus lamentos pero ninguna enfermera lo atendió, solo el médico que nos visitaba en las mañanas corrigió la inacción ordenando el limpiar las heridas y cambiar de sabanas, el cuadro es mas aterrador de lo que puedo contar en palabras, aun ahora me da escalofríos esa escena, era como un pedazo de carne envuelto del mercado.

Creo que mí ángel de la guarda recién se levanto ya que no había sentido su presencia durante estos días, en fin, a buena hora ya que me trasladaron a otra habitación, solo había un señor el cual tenía cara de pescador, no me equivoque, eso lo aprendí de mí padre, él sabe diferenciar a la gente cuando las ve, pero últimamente como que se esta equivocado ya que esta perdiendo la vista y casi nunca sale de casa. Bueno, tenía que hablar con alguien y empezamos a hablar, fue interesante ya que me indico como debo de armar mi pequeño equipo de pesca y que lugares son mejores para pescar. A él recién lo iban a operar, creo que de la vesícula, así que le desee mucha suerte y se fue. El ruido de la vieja camilla me despertó, traían a otro paciente y al mirar a mí alrededor la habitación se estaba llena mientras el paciente recién llegado se quejaba de dolor, luego se calmo pero al poco rato nos preocupo ya que unos agentes de la policía lo interrogaron y sacaron algunas muestras ¿quién era este tipo? ¿por qué estaba con nosotros? ¿era peligroso? Y tantas otras preguntas que surgieron entre nosotros.

El es un tipo muy joven, delgado de tez clara y poco hablador, creo que estaba asustado pero después se unió al pequeño grupo de esta habitación, de este piso. Había también un moreno de nombre Juan casi achorado que nos daba mala espina, yo aproveche que se quedo dormido para cambiar mis cosas de lugar. Para el lado del frente estaba un señor de unos 55 años, muy canoso y muy renegón, creo que se llamaba Luis, en fin, en este momento me resulta difícil recordar el nombre de todos pero si recuerdo que al último paciente lellamábamos el abuelo, era el mas viejo de todos y también pequeño como un niño de 12 años, según él era de Ancash y había vendido dos toros para hacerse operar, al parecer era el único que tenía mucha plata para ser operado tan solo de una hernia.

Al poco rato se fue rompiendo el hielo, cada ves era mas el ambiente de cordialidad que se respiraba en esta habitación, poco a poco contaban sus historias, yo los escuchaba con mucha atención mientras que en mi mente visualizaba la historia. El moreno fue ganando espacio, tanto así que volví a poner mis cosas de su lado, el pescador se hacía engreír por su mujer, el taxista apenas si movía un dedo, el canoso solo se quejaba y cagaba en un papagayo dejando "perfumado" el ambiente, el abuelo nos miraba entre sus frazadas, parecía un niño asustado pero era mas mosca que una de ellas. El canoso resulto ser un chofer de micros interprovinciales, al parecer un pendejo separado de su mujer hace muchos años y con dos hijas a las cuales apenas ve ya que son pocas las ocasiones en que él estaba en la ciudad. Vivía de forma errante y al parecer miserable, pero le gustaba vivir así, bueno, hasta ahora, no tenía casa y todo lo que ganaba se lo gastaba bebiendo con sus "amigos" pero que hasta ahora ninguno había venido a visitarlo. Las mujeres era su pasión, era como un marinero sin barco pero con muchos puertos donde encallar. Pero, había algo que lo intrigaba, algo que había permanecido todos estos años con él y que hoy lo apreciaba con claridad, era su ex-mujer una señora bonachona y baja de estatura, ella era como una especie de ángel de la guarda, no sé si lo seguía queriendo, pero había algo que era mas fuerte y tierno que los años de desprecio y lejanía no habían podido destruir, algo que él empezaba a valorar y que lo hacían sentir como una zapatilla vieja.

Mientras el canoso contaba su historia, mucho de lo que contaba me era familiar, será que recién ahora me doy cuenta de mí entorno, no lo sé, tal vez ahora podía compartir mas de cerca mi vida con gente a quienes les di siempre la espalda, aunque sea por unos días.

El moreno vivía pendiente de su negocio, cada ves que su mujer llegaba, parecía un gerente ó algo así, ya que solo daba indicaciones, recomendaciones, sacaba presupuestos etc, etc, etc. Él, es un tipo deportista y muy trabajador (al menos por lo que nos contó) se levantaba muy temprano, prácticamente él levantaba al "gallo". Compraba menudencias las cuales vendía en deliciosos anticuchos y saguches además tiene una pequeña carpintería pero aun todo ello es insuficiente ya que desea tener dinero para mudarse lo mas pronto posible ya que su barrio es muy peligroso, siempre les echa la culpa a los Cubanos, ellos, decía, son los que malogran a la gente, maldita la hora en que llegaron... Nosotros solo lo mirábamos y yo me reía por dentro ya que él es tan negro como los cubanos, prácticamente a simple vista era uno de ellos.

Lo gracioso era que cada ves que llegaba su mujer, él la ocultaba casi debajo de su cama y no se que "cochinadas" asían pero "calentaba" el ambiente al punto que yo recordaba a mis amiguitas* en fin, había que abrir las ventanas y sentir el fresco de este horrible invierno.

El pescador era el hombre mas honorario de la habitación, yo aprendí las técnicas de pesca y ya me veía regresando de la mar con los peces mas finos de la costa Peruana.

Él es ahora chofer de combi aquí, a ese tipo de transportes se le llama "combis de la muerte" porque uno al subir a ellas no sabe si es que llegará a su destino.

Contaba sus peripecias al volante, y de cómo este medio le a enseñado a no ser un quedado bueno, resulta que tiene tres hijas, la mayor esta muy buena y no dejaba de mirarme cuando venía a visitar a su padre, hasta tuve que cambiar una vez de sabana por su culpa.

El taxista apenas hablaba, era como que no se quería mezclar con las otras culturas, eso sucede mucho en mí sociedad, soy parte de ella y la siento todos los días.

Resulta que después del asalto del cual fue víctima el taxista, uno de los delincuentes le disparó cuando los arrojaban del auto, él solo atino a darse de vueltas mientras los ladrones huían, apenas podía caminar, los dolores y el sangrado era intenso, apenas podía hablar, el mundo se le venía abajo y de pronto distinguió una silueta en la oscuridad, era un joven mal vestido con apariencia de pandillero y que tímidamente se acercaba, luego de pensarlo muchas veces se aproximo lo suficiente para notarlo mal herido y sin mediar palabra lo llevó hasta la carretera donde ningún auto los auxiliaba, entonces, abordaron un mototaxi con el cual fueron hasta la posta de salud mas cercana. Lo conmovedor era que aquel muchacho le repetía con insistencia - no te voy abandonar, siempre estaré contigo - hasta pagó de sus miserias los primeros gastos médicos, yo estaba muy conmovido, no pude mas, me cubrí con la sabana mientras mis ojos se humedecieron por un instante.

Esa tarde vino aquel muchacho con pinta de "pandillero" no vino solo, estaba acompañado de sus amigos, los cuales no tenían buena apariencias hasta causaron cierto temor entre los pacientes, enfermeras y el personal de seguridad, todos ocultaron sus medicinas y demás cosas de valor, menos yo pues estaba dormido y de pronto una dulce voz me despertó diciendo que oculte mis cosas. Hasta mis padres llegaron asustados pues los habían visto en la cola que se hace al ingresar, mas aun cuando los vieron en esta habitación.

El abuelo poco a poco dejó la timidez, ahora ya decía al menos dos palabras, papagallo, chata. Nosotros estabamos preocupados ya que al abuelo le habían aplicado enema dos veces y aun no lo operarían, uno de mis compañeros sugirió que al parecer al abuelo le estaba gustando ese procedimiento, esto nos causó mucha risa. Poco antes de que le operaran vino su mujer y su hija, era curioso ver que todos ellos eran de pequeña estatura, sencillos pero muy cariñosos y preocupados por el anciano.

Los días pasaban, no había cuando me dieran de alta, felizmente mis dolores abdominales ya estaban pasando pero empezaban los dolores a mis trasero pues todos los días me aplicaban ampollas para la infección, la enfermera quien se ganaba con todo me decía que las próximas ampollas me las aplicaría en la otra nalga ya que la primera se estaba hinchando, yo le decía que a pesar del dolor eso era bueno ya que a las mujeres les gusta los hombres con el trasero grande, eso le causo mucha risa y desde ese instante fue mas amable conmigo aunque también las otras lo fueron. Mientras el pescador se lavaba en el baño su mujer cambió de repente, su rostro se llenó de rabia, ahora las cosas cambiaban su marido estaba a punto de salir y su amante ya preguntaba por él. ¿Amante? Todos nos preguntábamos eso, entonces la señora soltó la historia, era como si la moneda cambiara de cara, era, el lado oscuro que hoy tomaba luz ante nuestros ojos. Para mí fue como un "plot" de una película, pero esto era la vida real, ni mas ni menos. Resulta que el pescador tiró el anzuelo y pescó una sirena, mucho mas joven que su esposa y que era un secreto a voces de todo el vecindario, ahora él se separaría para vivir con la amante la cual también dejaba a su marido con los crespos hechos. Caras vemos, corazones no sabemos...

Hoy miércoles es mí día, hoy salgo de este hospital, mamá y mí hermana están haciendo los tramites, para ello les di mi tarjeta de ahorros y así puedan costear los gastos de mí estancia en este lugar, yo no quería estar más tiempo aquí, por la ventana veía como la ciudad, el mundo avanzaba sin mí y eso era como una puñalada, necesitaba estar afuera, necesitaba libertad, mi mundo interior ya lo había explorado muchas veces y necesitaba hacer las cosas que deje de hacer durante toda mí vida. Al caminar por los pasillos de este hospital, venía a mí mente los mejores instantes que me tocaron vivir, hoy recuerdo con nostalgia esos instantes, hoy recuerdo al ver mis heridas las promesas que me hice, hoy recuerdo haber mirado atrás por un instante y ver mí pequeña prisión donde dejé parte de mí, hoy estoy aquí cumpliendo mis promesas, hoy... me siento mas humano, hoy... he aprendido... a ser feliz.

 

Si usted desea comunicarse con Carlos Miguel Yucra Castillo puede hacerlo a: mmicky@ec-red.com o mmicky@latinmail.com


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