Santiago de Chile. Revista Virtual. 
Año 3
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 30.
12 de Junio al
12 de Julio de 2001.

Y LA NAVE VA...
(Uno de los últimos títulos del cineasta italiano
Federico Fellini)

Cheo Morales H.
Frankfurt a.M.- Alemania.
Junio 2001

En este film una nave emprende el último viaje hacia el fondo de la vida, no para la nave misma, sino que para un grupo selecto de pasajeros quienes en la cúspide de su senectud desean realizar este viaje antes de morir, como último capricho o la culminación de toda una placentera vida. Cada uno se propone realizar en esta travesía lo que en sus años no pudo realizar, sea por infortunio o por pura casualidad. Unos se transformaron en enamorados de hermosas jovencitas, otros en cantantes de operas trágicas, algunos jugaron a ser capitanes de naves invisibles, las mujeres se vistieron con sus mejores galas y se enjoyaron para entregarse en sus amplios camarotes a los placeres de la carne, placeres que en realidad en la vida real solo estaba destinado a las doncellas, mucamas y damas de compañía, por esto sus maridos en el sopor de los oleajes se entregaron con cuerpo y alma, poniendo proa a las tempestades del corazón.

Los viejos ricos, millonarios de por vida, los que tuvieron a la sociedad a sus pieces , los que no escatimaron monedas ni tiempo para disfrutar de la vida pasajera y cargada de una lujuria de compromiso consigo mismos, en esa nave se enamoraron por primera y última vez de sus esposas, a las que conocían muy superficialmente y en contadas veces, especialmente en las galas diplomáticas y otras de la alta sociedad. Hubieron intrigas de amor, celosías provocadas con sanas intenciones. Algunos se sintieron felices en imaginarios camarotes de tercera clase, otros arrojaron sus joyas al mar, algunos soñaron con no ser ricos y se sintieron felices retozando con sus mujeres vestidas de simples camareras de un hotel para pasajeros pobres. En fin, este era una travesía que ni siquiera el Titanic contó en su bitácora (quien sabe, a lo mejor hubo algún desliz semejante, pero que se fue al fondo del olvido junto a la orquesta y todo el equipaje).

Relatar los pormenores de esta travesía de ensueño sería para largo, y para esto está la película misma. Y he querido aprovechar este motivo, que sin que me lo proponga, suena como a música de fondo para un viaje de regreso desde el fondo de una vida de glamour.

En cambio existen otros viajes, algunos que atentan a la ecología, otros que se pierden en las páginas de los periódicos, el Triángulo de las Bermudas y otros, que siguiendo la estela espumosa del primer People Boat de la Historia moderna.

Algunos se realizan en naves selladas a prueba de maremotos, cuyas panzas cobijan miles de litros de crudos para mover la industria mundial, y cuyos vertidos se escapan por comisuras de cascos que sucumben a la presión de la naturaleza arrojando su contenido a las aguas, asesinando aves, peces y otros habitantes marinos y dejando las playas y otras costas hechas una calamidad; otros se realizan en barcas de juncos cuyos capitanes piratas transportan a los resentidos del mundo comunista oriental, vendiéndolos en los mercados del comercio humano del lejano Oriente; algunos lo hacen en simples "pateras" de madera y con motor fuera de borda, escapando de las hambres, epidemias y guerra fratricidas de la Africa aun por conocer a fondo, quienes se dirigen hacia el paraíso bíblico dominado por hombres blancos, los mismos que no han terminado de construir sus metrópolis, las que no hace poco se nutrían gracias al sudor, a las lágrimas y a la sangre de los negros de este continente, tan rico en aventuras y tan pobre en recuerdos y leyendas, las que se asesinan antes de comenzar a relatarse. Los que no hace mucho, algunas décadas atrás, fueron colonias de la católica España y de los Infantes franceses, hoy se encuentran "desamparados" e inmersos en la crisis del mundo desarrollado.

Se aferran a la suerte y emprenden la aventura por entre las turbulencias del Estrecho de Gibraltar solo con lo puesto, ya que lo poco que tenían se lo han tragado las mafias del tráfico humano y de las promesas que suenan a vida nueva.

Lamentablemente, entre el viaje de Federico Fellini y la de miles de "polizontes", esos que nos detallan las noticias, hay una realidad muy distinta. Los primeros desean vivir una vida más "real" que les haga navegar por aguas sin fondos, auto engañándose a si mismos con la esperanza de que sus pecados de carne, lujuria y diademas sean perdonados; en cambio los que viajan sin rumbo ni esperanzas desean lo contrario, salir de la pesadilla sin horizonte ni puerto de atraque.

Hace algunas semanas un barco negrero, de esos que surcaron el Atlántico hace algunos siglos, desde Africa a las Antillas, Sudamérica, Norteamérica, etc.., comenzó una travesía de espanto seguido por la prensa mundial, pisándole los talones, sin dar con su paradero. En las bodegas de un viejo casco pesquero ruso (ex Unión Soviética), se hacinaban por lo menos un par de cientos de niños africanos, los que habían sido cazados como bestias en algunos de los países más pobres entre los pobres de este continente, el que cabalga entre lo victoriano, culturas del Vudú y la indulgencia del mundo, acostumbrado a ver la realidad global en blanco y negro.

Los modernos negreros navegaron costeando el Africa en busca de los mercados de la carne humana, mientras los radares de la civilización y los Derechos Humanos ponían las voces de alarma, nos quedamos con el credo en la boca. El barco fantasma desapareció por entre la bruma del escándalo y el olvido. Tal vez los chicos fueron desembarcados en algún puerto de no se sabe donde y vendidos a toda marcha, para así cerrar el contrato o, simplemente, fueron uno a uno arrojados a las marismas del mar para así evadir los impuesto de la civilización, la que se rasga las vestiduras con esto de los Derechos Humanos y otros mea culpas sin fin.

Y la nave va...recorriendo sin itinerario fijo y rebotando sobre las olas mientras nuestras conciencias nos juegan la última comedia, esa, la desdoblada, la del sinocuo, o sea, la del doble rasero o doble moral, de la que ya como navegantes de aventuras en tiempo indefinido estamos acostumbrados a vivir.

Información relacionada:
http://www.equalitynow.org/action_sp_14_1.html
Esclavitud
Los barcos de la vergüenza
"E la nave va"

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Frankfurt a.M. / Alemania Junio 2001

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