Santiago de Chile.
Revista Virtual. 
Año 2
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 20.
12 de Agosto al
12 de Septiembre de 2000.

UN DANDY EN MONTEVIDEO
ROBERTO DE LAS CARRERAS
(Investigación de un personaje que realmente existió)

Por: Alejandra Giovanna Caino García

Clara García de Zúñiga era una mujer rica y extravagante del Río de la Plata.

Fue heredera de su padre Don Mateo García de Zúñiga un señor feudal de Entre Ríos, Argentina. A la edad de 15 años, Clara se casa con Jesus María Zuviría, acontecimiento que hará comenzar una serie de adulteiros hasta llevarla a los brazos de Ernesto de las Carreras, con quien tuvo un hijo , Roberto.

El abandono de su padre hizo que asumiera publicamente su condición de hijo ilegítimo y bastardo y viera con buenos ojos los adulterios de su madre, "mi madre fue la única gran señora de este pueblo... paseaba insolentemente sus conquistas por la faz de la miserable aldea"expresaba Roberto a su medio hermano Carlos García de Zúñiga.

Era el terror de los hombres casados de comienzos de siglo, claro no por sus preferencias sexuales, sino porque le gustaban rubias, morenas y/o pelirrojas pero casadas y de buena posición social. Roberto de las Carreras era el caballero rubio, alto, hermoso que en tempranas edades perseguía a doncellas y señoras por las calles y asediaba sus balcones con su desparpajo de Don Juan. "Ninfomaníaca del verso" y "el Don Juan Satánico", catalogaron a Delmira y a Roberto de las Carreras ciertas viejas damas de una sociedad de aire provinciano de comienzos del 900. Ambos representaron para el momento uruguayo un doble escándalo, Roberto hijo natural y Delmira por su poesía ardiente, de
vanguardia que muy pocos pudieron entender.

Con su belleza a cuestas y su flor en el ojal paseaba su insolente figura por ese Montevideo que terminaba en Ejido para la "gente bien" y que continuaba para los inmigrantes gallegos e italianos que venían a esta "tacita de plata " a hacerse la América.
Comenzó a escribir poesía en 1894 con poemas en donde se declaraba hijo ilegítimo, y en donde amenazaba con corromper a todas las mujeres casadas de la alta burguesía, además de burlarse del matrimonio. Era sin duda alguna, un jóven sensible y delicado, un poco enfermizo que tenía tras de si una infancia sin padre, pasando de manos de su madre a las de su abuela, quien lo crió.

En temprana edad al cobrar la herencia que le correspondía de su padre, fallecido en Bs. As., partió a Europa. Al regresar, se instaló en el Hotel des
Pyramides en la esquina de Sarandí e Ituzaingó, lugar donde además tenía sus amores. El Hotel Oriental, el Club Uruguay y el Café Moka, ubicado en Sarandí y Cerro (hoy Bartolomé Mitre) sentaba sus reales Roberto de las Carreras, con sus dos secretarios y su corte de amigos, uno de ellos Aurelio del Hebrón, quien sería conocido por todos como uno de los más famosos críticos Alberto Zum Felde. Fue además en el "Moka" donde de las Carreras fue baleado por un dolorido esposo que al no soportar las insinuaciones que le hiciera el dandy a
su esposa, le disparó.

Roberto no solo escribirá sobre las caderas y otras zonas adyacentes de las honorables burguesas montevideanas sino que además se imagina en encendida prosa a las mujers con poses de hurí, rompiendo una lanza por el amor libre.

Pero el dicho bien lo dice que a todo cristiano le llega la hora, es verdad, Roberto enamora a una menor llamada Berta Bandinelli y para evitar que la manden a un convento y perdiese la herencia, aceptó casarse con ella en octubre de 1901. El mismo día de la boda Robeto de las Carreras publicó en el diario anarquista "El Trabajo" una carta dirigida a Julio Herrera y Reissig (su amigo), explicandole los motivos de tal decisión .

En su obra "Amor libre, interviews voluptuosas con Roberto de las Carreras", reconoce que al regreso de su viaje a Buenos Aires encontró a su esposa en brazos de otro hombre, es una crónica formidable donde Roberto exalta sus cuernos y de iniciador al arte del amor libre, "al entregarse a otro hombre mi mujer no hace más que poner en práctica mis enseñanzas".

En 1905, publica "Psalmo a Venus Cavalieri", libro dedicado a una famosa mujer de la época que Roberto no conocía personalmente, y quien no vendría al Plata hasta 1920. Años posteriores, circa 1913, Roberto de las Carreras comienza a dar síntomas de perturbaciones que lo obligan a rcluirse en diferentes sanatorios y casas particulares. En 1963, al mismo tiempo en que se cumplían 50 años de la primera publicación de "Los cálices vacíos " donde certifica la madurez de la poesía de Delmira, amiga y coetánea suya, se cumplía también 50 años de la locura de Roberto de las Carreras y su cese contra su mundo, partiendo al infinito a los 90 años de edad.-

 

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