Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
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Jaime del Val
Pintura 2001-2011 - Dos series:
Amorfogénesis
(Sala Gonzalo de Berceo - planta baja - 27-31 mayo de 11 a 20)
La Realidad y la Luz
(Salones del restaurante - primera planta - mayo a octubre de 11 a 20)

invitándole a asistir a la
Inauguración: Jueves 26 de Mayo de 2011 a las 19’30 horas
Centro Riojano de Madrid - C/ Serrano, 25
- Metro Serrano
Sala Gonzalo de Berceo - planta baja

 

 

Dedicada a la memoria de mis abuelos, Ana Mª Rodriguez Aragón, nacida en La Rioja, y Jacinto Higueras Cátedra, en cuyo estudio de escultor me inicie a pintar y pinto todavía, por la alegría que les hubiera causado esta exposición.

Agradecimientos especiales a Máximo Darriba.

L A PINTURA COMO ARTE EFÍMERO Y DEVENIR RELACIONAL

 

Si bien la pintura no ha ocupado el centro de mi actividad profesional en los últimos años, sí ha sido una preocupación continuada y una dedicación intermitente, como laboratorio de la percepción. Expongo aquí parte de dos series de cuadros en los que he trabajado de forma discontinua desde 2001 hasta 2011 y que plantean una de mis inquietudes constantes: la exploración de la frontera entre lo reconocible y lo irreconocible, entre la forma y lo amorfo, entre figura-paisaje y abstracción, con una aproximación que parte de la luz.

            Amorfogénesis (Sala Gonzalo de Berceo - planta baja - 26-31 mayo)- una serie de celajes semiabstractos con resonancias de Nolde, Zobel y Turner. Las nubes en el cielo, en su movimiento perpetuo son, más que un proceso de transformación, una amorfogénesis, donde nunca llega a concretarse la forma. Esta emergencia de lo amorfo es una de las inquietudes constantes en mi trabajo reciente, también con medios digitales.

            La Realidad y la Luz (Salones del restaurante - primera planta - mayo a octubre)- Paisajes de Almería y otros lugares de España, con resonancias del Luminismo de los paisajistas norteamericanos del S- XIX, en los que desarrollo una de mis fascinaciones más intensas y constantes: el contraluz de la tarde en el paisaje, y la manera en que la luz transforma la realidad: la luz es la realidad y, como planteara ya Turner, la luz desafía la forma. Paisajes de luz en los que a veces se atisban figuras que encarnan un anhelo. Hay una búsqueda de “esencias” en el sentido Proustiano, de investigación y profundización, de encuentro e intensificación de una serie de intensidades, realidades y afectos que de forma vaga pero obsesiva y constante me rondan desde niño.

            Quienes conocen mi trabajo reciente, más vinculado a las “nuevas tecnologías”, el cuerpo, la performance, lo efímero y lo político, quizás se sorprendan de esta exposición. Sin embargo también estos cuadros son “efímeros”: son el momento de encuentro y la coreografÍa perceptual tanto del pintor como del “público”. En la cultura de la simulación y la reproducción se asume una ficción polÍtica fatal, heredada del cartesianismo, el humanismo y la voluntad de control: la de que hay objetos y que estos son reproducibles. Lo que hay son encuentros, relaciones, y estas son imposibles de reproducir. El retorno a las “piezas únicas”, tan denostado por muchos defensores de la democracia en la era digital, es así una reivindicación de ese encuentro, ese proceso relacional que es corporal, es una coreografía perceptual en el que la presencia del cuadro, con sus dimensiones, su luz y sus texturas, no tiene carácter objetivo, (ni subjetivo), sino relacional: una metaformance y un devenir: devenir paisaje, devenir celaje, no como sujeto cartesiano que observa, sino al revés, uno que se deshace y redefine en la relación, que no es de exterioridad sino de inmanencia. Tambien estos paisajes y celajes son parte de un devenir amorfo, microsexual, en el que el deseo prolifera más allá de las categorías que intentan regularlo.

             Tras la apariencia de romanticismo-impresionismo-expresionismo hay una preocupación por la meta-representación, por el proceso mismo en el que cobra cuerpo la representación, en estos paisajes y celajes, pasados por una mirada pos-fotográfica y pos-digital en la que pintar es una coreografia sensorial, un proceso relacional en el que no hay distinción entre sujeto y objeto: no hay objeto artístico: el cuadro es parte de un proceso relacional y perceptual en el que se ponen en movimiento fuerzas (afectos) que antes no existían, donde, como plantea Sally Gardner, "lo político en el arte está en la manera en que rehusa ser instrumentalizado".

 

Jaime del Val

 

 

www.jaimedelval.org


 

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