Desde Nueva York, Silvia Banfield
El periodismo de papel sigue respirando tinta y aspira que los jóvenes, los lectores se mantengan fieles a la tipografía impresa y sostengan un Diario sobre sus manos. Los impresos tenían sólo de rival a la televisión, un caja basada en el entretenimiento a través de la imagen y que también suele contener noticias, información variada grandes reportajes de la farándula y del show político mediático. Es gratis y basta con encenderla y sentarse frente a su hipnotizadora presentación: la idiotez de su formato, mejorado cada día en la frecuencia banal. La TV montó un estilo de vida en el cuadrilátero del diario vivir. Hamburguesa, cerveza, papitas fritas, picaditas y el show del solitario en familia. ¿La pantalla es mi cerebro? ¿La imagen vive por mí? ¿Viajo, sufro, río, sueño, vuelo, olvido, duermo, muero? Yo soy el mercado ¿Qué hago cuando la neurona entra a la Caja Idiota? ¿Para qué voy a leer, si yo no leo, ah? El cuerpo humano es un trapo en el frágil trapecio del mercado. Atrápame con tu trampa tramposa. Subo al trampolín del mercado y me lanzo a la piscina sin agua. Me mato por y con el mercado. Le devoro los sesos. Lo vampiriso. Lo amo, idolatro, le erijo un altar. Yo soy su vela y me enciendo. Y brillo con él. Superstar. Siento los aplausos de los últimos productos y me consumo en ellos a placer los devoro. La piscina es una gaseosa efervescente, vacía en mi imaginación y voy bajando en el submarino de Julio Verne. ¿O salgo ilesa para seguir consumiendo en mi pequeña pantalla? Nadie está seguro ni de sí mismo. Menos del- de- al -lado, que camina sigilosamente y habla tu mismo idioma. Viste la misma moda ordinaria, masca el mismo frágil miedo, calza pasos inseguros, anónimos, desatendidos. El revés de la noche seguirá siendo el día. La imagen es la imagen y mira de un solo lado, idiotiza y ejemplarmente te sueña como un minusválido mental. Su poder es la perfecta estupidez de la retórica del ganador y perdedor, la moldea, perfecciona y dispara por el sublime tobogán con paradero desconocido. Satisface el ego de una cabeza de alfiler remojada en ketchup. Todo el pensamiento se deshace como una tinta roja invisible y no deja huellas. Nadie resulta herido. Es un envase perfecto para llenarlo de nada. Saturarlo de lo mismo y moler lo que queda, que se irá por la propia cañería, porque la vida sigue su curso. Miro a mi Editor con los ojos clavados, sin más cabeza que la que tiene entre las sábanas del New York Time . Las polleras cuelgan de sus ojos, rasgan sus vestiduras las palabras mentirosas, las medias palabras, las palabras oficiales, oficiosas, asfixiantes. Allí suda el fallo contra Judith Miller y ve desmoronarse la Primera Enmienda Constitucional, la sagrada gragea de la defensa de la libertad y del porvenir.
§ LA CÁBALA EN EL ROJO COLORADO
Lo veo finalmente arrugar con sus dos manos el gran periódico de Nueva York, cuyas páginas, letras, caen sin tinta, secas, muertas de golpe, como castillos de cera se derriten sobre la mesa. Un silencio mayor que la incertidumbre deja la justicia en la injusticia, el sudor de unas manos impotentes se descuelgan de un piano desafinado, el miedo, la frustración deletrea una manera inútil, asfixiada de seguir viendo la vida desde la desembocadura de un embudo. Cañería que gotea, no deja de ser cañería. El Editor es un saco de palabras huérfanas, sin sentido. El ventanal consume todo el resto de la imagen. (Un diario en español documenta el terror en su última portada. Desde su techo describe el horror de estos tiempos y acompaña una primera plana con siete grandes noticias de terrorismo, una fotografía que dice Missing . ¿Ha desaparecido el sentido común?)
Corren los días como sombras sin dueños,/ perros en sus esquinas/ morados amaneceres,/ casi santos,/ patios helados,/ calendario de un tiempo que no salva ni el Ejército de Salvación./Margaritas que los cerdos imploran/La tarde se llena de altares/Mi mano sigue ciega sin tu mano/Sin tus palabras será más frío el verano./La montaña ya se recuesta detrás de mis hombros.
La sospecha come caviar en Washington, Londres y Moscú. Otea como un pajarillo desplumado sobre la cornisa. Hay puertas medievales que se abren, falsas escrituras que registran el presente, unos mesones en posadas para bendecir el día con un buen vino. Los cuervos presentan sus credenciales en distintas partes del orbe. Sus botas marchan en todos los frentes. El cuero hiede, hay desierto, lejanía, en unos cuerpos incrustados, solitarios, aguijoneados por el calor y el frío, la soledad solemne de la noche. Duerme la sospecha en el hombro de la noche, son alas que no vuelan, la muerte se agazapa como si fuera una estrella, pero se arrastra culebra. El desierto le habla al hombre y le llama extranjero. Un susurro le basta para crearle un abismo. Advertirle tal vez, que la tierra de nadie no existe. O que el sueño magnifica el horizonte en un puñado de arena. Estrellas que bien conocen la fuerza del polvo. Alrededor está uno y la muerte que llega al desierto a buscarte. Es una carroza de polvo de luna, de arenas sin huellas, ruedas que avanzan como si ya guardaran luto. No sé, desconozco ese mecanismo de respeto anticipado. Van escribiendo el obituario con tal delicadeza, que hasta se siente orgulloso el cuerpo de ser cadáver, recibir la palabra postrera. Aquí yace para seguir yaciendo. Alguna vez se yace en la vida. Después de morir, todos yacemos. Yes, jazz. Música en off. El gusano comienza a trabajar.
Todo me recuerda el gran fuego de Colorado en el 2002 y que veo se repite en cierta magnitud este 2005, bajo los rayos de un ardiente verano. Al sur de Denver, el infierno arde cerca de unas 1000 propiedades y crece atizado por los vientos, la hierba seca impasible, el ambiente cálido del valle Beulah. En la carretera 78 sólo se espera que el tiempo no se siga haciendo humo indefinidamente. El motor apagado, una atmósfera de silencio, y mira el individuo común la montaña ardiente, la carretera desolada detrás la casa, siento mi hamaca temblar, él lleva un maletín con papeles importantes, un gran signo de interrogación en los labios. La luz encendida del sol humano viene ardiendo de la montaña. El verde en llamas. Ya son 13 los incendios en el estado de Colorado, algo más que la cábala, la cábala misma. La llama roja se niega a morir, renace por estos veranos que aún recuerdan los antepasados. Es llamativa en el paisaje, entre los espesos pinos verdes, crece, se expande, el crepitar es su lenguaje. El fuego se reanima, alienta, aviva en sus propias llamas, es fuego sobre el fuego, su ardiente camino. Yo recuerdo ese gran fuego en Colorado como si hubiese estado ahí. Siento que he sido personaje de una novela, donde está esa historia en llamas y aún arde, en mi corazón en flamas. Me vi correr, salir de apuro del Condado, y detrás de mí, siempre las llamas, y yo, el humo. ¿Cuántos amores son sus propios devastadores incendios, como la mujer que quemó su amor y el bosque en una carta? La cuenta corriente de toda una vida hacía cortocircuito en una montaña. Fue el triunfo del miedo. Ese terror íntimo colindante con el abandono. Un fósforo no es pasión, pero puede ser calor de salvación o el inicio de un siniestro devastador. El descuido es incendiario, porque nada ocurre como debiera, y tal vez, en el caso de las relaciones humanas, de pronto tenga otras implicaciones, lecturas y resultados. Las situaciones resultan un vulgar remedo. La descomposición de su lugar común. Un descomunal atado de malos entendidos. Hay fardos pesados, medianos y livianos, otros invisibles, simples, inservibles paquetes. Mochilas que parecen andamios, gabinetes silenciosos, aparadores, chifoniers, cómodas, libreros, portafolios, el cuarto adolescente, un mostrador vacío. La poesía es fuego, me dijo el poeta, en uno de esos inviernos de nieve, persistentemente blancos esos días. Algún día almorzaremos en el Loro Azul o en la Rosa del sol.
Llueve detrás del sueño. Los relámpagos caen de noche. Es otro país el que tengo enfrente quizás. Un sueño es más que una rara licencia para vivir una realidad desconocida. Se agolpa en la memoria ese incendio, la tibieza del olvido, un enjambre de ideas, cosas, sensaciones. Una historia ronda en el suave laberinto de los ayeres. Esa pintura continúa vigente aún hoy. Podría estar recogida en algún escrito. No sé. Hay hechos, situaciones, que tienen madera y por eso combustionan. La flamante premio Pullitzer, Samantha Power, afirma que se debe intervenir para detener genocidios. ¿Y cuando éstos, son dirigidos o cuentan con el beneplácito de grandes potencias? ¿Power sobre el power, que dice S. Power? La tragedia no emana de una sola fuente, no pertenece tampoco la oscuridad a un solo pozo, no es más alta la montaña del vecino porque el cielo se le aproxima. Un mundo más seguro, es la consigna de las guerras preventivas, y el escenario es patético. La Tierra un lugar para vivir mejor. Todas son frases ya inventariadas. Saturadas de sí mismas. Reflejan el principio de la propaganda, mentir con estilo, cierta credibilidad. Un mensaje que nada resolverá. El slogan se apaga en el vacío que reproduce.
La palabra se blinda de miedo y terror, silencio y mentira. Es plomo denso el lenguaje. El verbo, un buzón de acero. Vocales de clavos. Hierro, la Cámara de los Comunes será blindada. El mundo se blinda y ya somos parte de la bóveda ciega que un ojo Polifemo vigila con su pupila ensangrentada. En una palabra, el terror impone siempre un paso adelante, aunque sea hacia atrás el paso siguiente. El miedo guía la noche. Descorcha un champagne para darse ánimo. Se queda en la hipnosis de las burbujas. ¿Sabemos de dónde venimos cometiendo tantos errores? El abismo nos avisa a donde no debemos ir. Pies sobre pies que el aire vuela/el cuerpo no toca tierra/no hay alas, no hay alas/amor/ sólo vuela/.
§ LA MANO DERECHA, ROMPE LA PRIMERA ENMIENDA
Alguien se desnuda en un aeropuerto. Una cámara recoge el rostro. Retiene un maletín. Fija una escena de rostros y perfiles. El detalle es el miedo que comparten todos. Una oficial de guantes naranjas en un pequeño cubículo blanco arma un rompecabezas y lo archiva con otros miles de rostros. Las caras caen con sus risas, quijadas, pómulos salientes, narices, bocas mudas, orejas, bigotes, moradas, todo lo que cabe en la imagen. Nueva York, Londres, Copenhague, París, Kabul, Bagdad, Tel Aviv, Roma, Berlín, Tokio, Dublín, Ankara, todas las ciudades bajo un mismo ojo. El mundo es un sórdido, mortal equipaje de muerte. Un guante que le sobra a la mano. ¿Algo no calza en el origen del hombre o de las cosas? El inicio tiene un maldito final siempre. ¿Un cometa muerto nos hablará del origen o de un nuevo vacío? ¿El horizonte existe para ir más lejos? Preguntas que nacen de un agujero negro.¿Sólo las alas vuelan, sólo la muerte trabaja las 24 horas, sólo el sol solitario amanece sol (O) cada día?
La mano derecha de la Casa Blanca filtra y la prensa paga con cárcel. Karl Rove, la fuente enmascarada que resquebraja la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos y deja sin piso a George Busch, al filtrar el nombre de una agente encubierta de la CIA. ¿Se descubre lo encubierto para que haya más luz? La fuente es el origen del mal que dice atacar. La fuente es el confidente del Number One . Algo así como menos uno. Fue el iluminado apóstol del voto evangélico a favor de la reelección de GB. ¿La materia gris de la Casa Blanca, sin otra materia que el terror? El oculto Rove movió su ficha a favor de la guerra contra Irak, cuando reveló el nombre de la agente encubierta, Valerie Plame, esposa del embajador de Estados Unidos en Nigeria, Joseph Wilson, quien había descartado toda posibilidad de que Sadam Hussein hubiera comprado en Nigeria material para construir un arma nuclear. El incómodo Wilson lanzó por tierra esa teoría en el 2003, en un artículo en The New York Time . El agua ha seguido corriendo por el Potomac y arrastró a la cárcel a la periodista del NYT, Judith Miller, por no revelar su fuente en el caso filtrado de la agente. Lo extraordinario es que la premio Pullitzer, JM, no publicó nota alguna sobre las revelaciones, sino otro periodista, que quedó libre. Miller sí había escrito notas sobre el arsenal fantasma de destrucción masiva iraquí, la aguja del pajar que nunca apareció y llevó a la invasión angloamericana de esa nación. La justicia y el aparato gubernamental han entrado en un laberinto kafkiano, de acuerdo con las últimas revelaciones sobre este caso, que aún no toca fondo y amenaza con erizarse como un puercoespín contra la Casa Blanca.
§ EL TESORO DE PINOCHET
Y Pinochet no se muere. El mundo admira la paciencia de Chile. El dictador pierde la inmunidad como si la justicia fuera una baraja de póker y la recupera bajo la mesa. Inmune, impune, inmortal. Las tres I, de un personaje indecente. Desafueran a Pinochet, dicen los grandes titulares, y el anciano se interna en el Hospital Militar con un infarto cerebral a la medida de las circunstancias. Han transcurrido 25 años desde que Pinochet sellara legalmente su dictadura con una Constitución de hierro. El 13 de julio del 2005, será una fecha emblemática de las libertades chilenas, porque ha caído el telón de acero de la Constitución militar chilena. El Senado ha reformado los textos que estrangulaban la democracia protegida, blindada. La Carta Magna, el inexpugnable traje pinochetista, se ha roto con el fin de los 9 senadores designados a dedo, vitalicios y el retorno a la tradición chilena que el jefe de Estado recupera la capacidad de destituir a los comandantes de las Fuerzas Armadas . Aún queda pendiente el perverso sistema binominal de elección para cargos populares, que privilegia a las mayorías, marginando a las minorías. Que Pinochet viva otros 90 años, para que se entere del desmantelamiento de su régimen medieval y de la ubicación de sus cuentas bancarias por el mundo. El tesoro de Pinochet le pertenece a Chile, a su humillado pueblo.
Y el terror no cede como la mentira y el miedo, se pierden las libertades, la prensa respira agitada, con taquicardia, se extiende un periodismo de journal, reflexión íntima, personal, comunitaria. Los Blogs ya han influenciado a la Gran Prensa Escrita. Se ha iniciado un feroz debate de qué hacer en el fondo con la Opinión Pública, como llegarle sin que ésta olvide la prensa escrita, y se siga refugiando en el entreteminiento visual, o digital, a través de Internet. Muchos hablan del fin de la prensa escrita y de los periodistas. A otros, en Haití, los consideran peligrosos y los siguen matando, torturando, como Jacques Roche, quien era poeta, presentador de un popular programa de televisión y columnista de un diario, fue secuestrado la semana pasada. Días después, fue encontrado su cuerpo mutilado en una barriada de Puerto Príncipe. Haití es un país que ha quedado en el limbo, alejado de todo tipo de crecimiento, desarrollo. Lo arrastra la miseria crónica, los huracanes y su verdadera religión popular es el vudú. La vida sigue muriendo en esa isla caribeña atravesada por la tragedia. La crisis, es un estado de ánimo permanente en esa nación de la Isla Tortuga. ¿Poco menos de 8 mil soldados de las Naciones Unidas, asignados por varios países, continúan velando la paz o el cadáver de Haití?
El mundo sigue rodando su imparable accidentada rueda de terror y miedo. La agenda global, es de pánico, por donde uno ponga el ojo: nada nuevo bajo el sol de la violencia y la pesadilla continúa. Un mundo más seguro, fue el eslogan que llevó las tropas a Irak. Literalmente ese país está saltando a pedazos por el aire. El mundo se ha transformado en una trampa a partir de esa invasión. Somos el topo de Kafka en la madriguera. ¿Quién puso la trampa? Esta historia de malos entendidos se hunde como la Atlántida. A la historia se le sale el agua como en una bañera por las narices.
§ EN BÚSQUEDA DEL CEREBRO PERDIDO
Dicen que le lavaron el cerebro al suicida de Edgward Road, en la estación londinense, Mohammad Sidique Khan . ¿Y quién le lavó el cerebro al hombrecito de la Casa Blanca, o ya no lo tenía? La vieja Mesopotamia vomita su bilis, es el ojo de la nueva tormenta en el desierto, se despedaza cada día, la vida se asfixia morada entre El Tigris y El Eufrates. El desierto, que ha visto tanta desolación, es un corredor de muerte. La nación enviuda por pedazos cada día. La muerte está de fiesta. Aplaude en primera fila. Se alza la ortopedia del cuerpo mutilado. El terror/el horror/el pavor/el dolor, están en pleno rodaje.100 mil extras ha costado esta filmación: Un mundo más seguro. El END, es una mayor inseguridad compartida. ¿Todos los extras son cadáveres que se resisten a seguir viviendo?
Eric Blair levita por todos nosotros. Su advertencia no fue suficiente. Sólo las fechas cambian, la historia es la misma,de atrás para adelante. El Gran Hermano siempre nos vigila, George Orwell. 1984 fue antes, y es hioy, será mañana. Usted es el que se pierde esta gran película. Tdo es ficción eso de que somos observados desde arriba. Puro cuento. Nos observan desde abajo, aquí mismo, al lado. Cuando usted viajó para buscar inspiración para su libro 1984, fue estrechamente vigilado por la policía, nos revela ahora The Guardian . Qué atraso tiene la prensa escrita. Parece un instrumento del telégrafo manejado por un enfermo del mal de alzhaimer. Estuvo 12 años bajo la lupa policíaca. Por su estilo de vida, parece que es un escritor o que tiene alguna conexión con la literatura puesto que dedica la mayor parte del tiempo a escribir", informó en ese momento a Scotland Yard, Thomas Pey. Una frase para el Salón de la Fama, disputada por Ripley, que Guiness Récord exhibe orgullosamente.
Epilogando el hoyo 18
En un mundo en duelo permanente, el golf no podía marginarse del escenario global en llamas. Jack Nicklaus, con 313 campeonatos y 18 Grand Slams, se ha retirado entre las lágrimas de su hijo, en Escocia, país que emitió con su efigie un billete de cinco libras esterlinas. Se va el Oso Dorado en el Open British, Open en el green para el nuevo rey, que ya facturaba por todos los hoyos abiertos y por abrir. Todos sabemos que se llama Tiger Woods, es norteamericano, y factura hasta por el hueco de la Reina Isabel.©2005