Santiago de Chile.
Revista Virtual.
Año 7

Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 74
Julio 2005

 

JIM JARMUSCH:

LA CONSECUENCIA DE UN INDEPENDIENTE

Por: Víctor Hugo Ortega

El mundo del arte, tan perfecto e imperfecto como lo conocemos, está lleno de intereses creados, de manipulaciones a la orden del día y de un gusto sórdido por el dinero. De todo el espectro artístico, es el cine una de las áreas más manipulables por aquel personaje tan odiado, pero necesario dentro del mundo fílmico, como lo es el productor. La industria hollywoodense es el mejor ejemplo. Cuántos casos existen de productores que usan como marionetas a sus realizadores, con tal de obtener mayores beneficios económicos. Al parecer no entienden el sacrilegio que hacen al modificar aquellos aspectos personales de lenguaje, tan importantes para cada cineasta.

Dentro de este contexto, asoma con una relevancia monumental la figura de Jim Jarmusch, quien pese a ser el cineasta más famoso de los antifamosos, aún es una figura desconocida para muchos cinéfilos del orbe. Entonces cabe la pregunta de rigor que tiene una respuesta corta y clara, ¿quién es Jim Jarmusch? Es el actual monarca del cine independiente mundial.

Influenciado por los sólidos Nicholas Ray, Wim Wenders y John Cassavetes, Jarmusch es quien mejor conjuga en la actualidad, el expresar de manera consecuente su obra, por sobre el hecho de hacerse un nombre en el mercado. A la larga, la fama le ha llegado igual, claro que siendo el símbolo de la independencia.

Jarmusch en el rodaje de "Coffee & Cigarettes"
junto a Alfred Molina y Steve Coogan .

Hace aproximadamente un año, llegó a Chile la última producción de Jarmusch, titulada "Coffee and Cigarettes" (2003), una original y arriesgada película que nuevamente resalta el blanco y negro, ya tan característico de este director proveniente de Ohio, Estados Unidos. "Coffee and Cigarettes" se compone de 12 mini historias centradas en conversaciones de todo tipo, alrededor de una mesa y en el que los protagonistas comparten en común café y cigarrillos. Una trama conceptual y quizás poco llamativa para quienes están acostumbrados al ruidoso mundo de Hollywood, pero que mantiene a un número no despreciable de espectadores, fieles a la postura osada del realizador americano.

La historia cinematográfica de este director, conocido por su particular cabellera canosa y peinada hacia arriba, en homenaje a la cinta "La Novia de Frankenstein", comienza como estudiante de Periodismo, carrera que nunca terminaría, al igual que sus estudios de Literatura inglesa y americana. Para qué hablar de su formación académica como cineasta. Tampoco la concluyó. Su influencia fue la contemplación de obras fílmicas emblemáticas, como algunas de Fassbinder, Antonioni, Bresson y Welles. Pero el factor fundamental para que Jarmusch decidiera seguir el camino del cine, fue su amistad con Nicholas Ray, a quien conoció como alumno en la Universidad de Nueva York. De hecho, Jarmusch comenzó trabajando como ayudante de producción de Ray, en la cinta "Relámpago sobre el agua". En 1982 la situación se daría al revés. Ray sería quien ayudaría a construir a Jamursch, el guión de su primer filme como realizador, "Vacaciones Permanentes". La película, que nunca llegó a Chile, tendría una gran recepción por los círculos que la presenciaron en Estados Unidos, y se transformaría en el puente hacia la cinta que consagró a Jarmusch a nivel internacional. "Extraños en el Paraíso" (1984) es considerado un filme de culto de los años '80, marcando el inicio del particular estilo de este realizador. Filmada en precarias condiciones, la cinta destaca por estar filmada en blanco y negro, por abusar de la cámara fija y por la gran cantidad de cortes bruscos que llevan a negro la pantalla. Todas éstas, características repudiadas por los grandes estudios, que consideran estas cintas con poco ritmo y fluidez para la masa. Jarmusch nos pasea a través de sus tres protagonistas, por los paisajes fríos y nevados de Florida. Además, nos propone un montón de críticas explícitas a los americanos, al presentarnos, en una característica que se ha mantenido durante toda su carrera, a un personaje extranjero que choca con la poca paciencia de un protagonista americano. "Extraños en el Paraíso" se consolidaría al ganar la cámara de oro, como mejor cinta independiente, en el Festival de Cannes de 1984.

Jarmusch en el rodaje de "Ghost Dog" junto a Forrest Whitaker.

Posteriormente vendrían "Bajo el peso de la ley" (1986) y El tren del misterio" (1989), dos cintas que completaban junto a "Extraños en el Paraíso", una trilogía llena de puntos en común. Personajes detestables, ironía por doquier y diálogos superficiales e intrascendentes, pero que detonan en algún suceso sorpresivo. Mención aparte merece la estructura de las películas de Jarmusch. Estas se caracterizan por presentar historias casuales, en donde no destaca un gran clímax, sino que simplemente se muestra la realidad constante de personajes que están con su suerte echada al destino, algo que resulta muy interesante por lo demás. Jarmusch muestra preocupación por lo detalles, por lo que no sorprende que al llegar al final de sus cintas, nos quedemos pensando en esas pequeñas cosas, para poder estar seguros de nuestras hipótesis sobre los desenlaces.

"El tren del misterio" tenía, además, el ingrediente de contar con un tema que le aseguraba cierta atención. La película gira en torno a la leyenda del rey del rock, Elvis Presley. Y es aquí donde está la rica frescura de Jarmusch, ya que en vez de hacer una cinta apológica sobre el cantante, se dio el lujo de crear su propio mundo fílmico, en el contexto de dos fanáticos orientales en búsqueda de Elvis, en pleno Graceland.

La década de los '90 sólo confirmo la calidad de Jarmusch tras las cámaras. "Una noche en la tierra" (1991), con Roberto Benigni en el rol principal, lo hizo mostrar su lado más cómico, con un cóctel de historias independientes, a través de las cuales se nos propone el panorama nocturno de cinco ciudades del mundo.

Pero había que esperar cuatro años, para que Jarmusch nos volviera a sorprender con la que es, sin duda, su obra maestra. "Dead Man" es considerada el antiwestern, principalmente porque hacer una película en blanco y negro, con caballos y vaqueros persiguiéndose en Claveland, durante finales del siglo XVIII, era extremadamente arriesgado. Más si consideramos que el protagonista es Johnny Depp, odiado y amado por la critica cinematográfica. A pesar de todo esto, el resultado fue notable. Con el modelo clásico de la "Odisea" de Homero, Jarmusch nos regaló este homenaje a su poeta favorito, William Blake. Entre otras cosas, con "Dead Man", Jarmusch también se dio el lujo de dirigir a Robert Mitchum en su último papel. La cinta hace notar su gusto por la literatura, al jugar con la ambigüedad de ponerle al protagonista el nombre de un poeta. Una película imperdible para cualquiera que se diga amante del séptimo arte.

Antes de realizar la recién estrenada en Chile, "Coffee & Cigarettes", Jarmusch entró nuevamente en el mundo literario, al hacer su versión urbana y contemporánea de "El libro del samurai" (del siglo XVI), titulada "Ghost Dog". Su apuesta fue poner como guerrero samurai a un actor de color (Forrest Whitaker), quien merodea por las calles de un barrio americano actual, realizando sus trabajos para la mafia, nada más y nada menos que con un sable y regido por la lealtad del código samurai. Una rareza cinematográfica, sobre todo si consideramos que este samurai negro, se mueve bajo el ritmo del hip - hop. Lo que no es raro, si tenemos en cuenta que la música es una característica fundamental en la filmografía de Jarmusch. Su gusto por los sonidos viene desde siempre. Un dato para tener en cuenta es que miembro de la agrupación "The Del-Byzantees", con la que ha contribuido en más de una ocasión, a las bandas sonoras de las cintas de Wim Wenders.

Fiel a su carácter independiente, cuando Jarmusch se introdujo en el mundo de la música para realizar un documental, el único de su carrera, precisamente lo hizo con otro que no depende de nadie y se ha mantenido consecuente con sus principios artísticos. La referencia es para el ícono del grunge, Neil Young. Amigo personal de Jim Jarmusch, que compuso la música para Dead Man, sentado en la butaca e improvisando cada acorde, en otro de los aciertos de Jarmusch.

El musical, titulado "Year of the Horse" (1997) muestra numerosas secuencias de la última gira mundial que realizó Young durante 1996, así como también, todo lo que acontecía con este músico y su equipo, tras los escenarios. Es importante destacar la influencia que tienen los músicos en las películas de Jim Jarmusch. Tom Waits e Iggy Pop han protagonizado un par de filmes del realizador y también han colaborado con un par de temas a los diversos soundtracks de películas del cineasta.

Por el momento, sólo queda esperar que las distribuidoras nacionales se arriesguen con Jarmusch (algo no habitual) para que así podamos ver su último trabajo en la pantalla grande. Se trata de "Broken Flowers", película que se estrenó en el reciente Festival de Cannes y que se tuvo que conformar con el no menor "Premio especial del Jurado", ya que la Palma de Oro fue a parar a manos de los hermanos Dardenne, con su filme "L´enfant".

"Broken Flowers" narra la historia de un hombre llamado Don, quien se entera que tiene un hijo de 19 años que no estaba en sus planes, por lo que emprenderá un viaje hacia su pasado. El elenco está conformado por Bill Murray, Jeffrey Wright, Sharon Stone, Frances Conray y Jessica Lange, entre otros.

Próximo a cumplir 53 años, Jarmusch es la esperanza de los grandes estudios, para realizar una mega producción que reviente todos los records de taquilla, pero él simplemente no quiere, porque no le interesa. Suena raro, pero es así. Algunos dicen que el dinero será mas fuerte y que no en mucho tiempo más, Jarmusch terminará siendo parte de Hollywood, pero él no se cansa de repetir, cada vez que aparece en una entrevista: "nunca seré una marioneta de nadie".



Si quiere comunicarse con Víctor Hugo Ortega puede hacerlo a: angelesvhoc@hotmail.com
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