Santiago de Chile.
Revista Virtual.
Año 7

Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 70
Marzo 2005

 


CUENTOS DEL MÁS ACA.
UN ESTIMULO MORTAL.
UN ESTIMULANTE MENTAL.
HÉCTOR DOMINGO Y GORI6D2@HOTMAIL.COM


Columna a cargo de Ricardo Castro

Año de cuentos. Dos para esta epoca, una narracion mejicana( Héctor Domingo) y un cuento de origen desconocido(Gori6dedos) con estos cuento, en la iniciación abro el escáner cultural, saludos a los y a las demás que tienen columna virtual.

 

LA TIA JAM.

CUENTO

©Héctor Domingo 2004

 

Octubre 4

La tía murió hace tres días y el ángel no ha venido aún para llevársela. He tenido que cerrar el cuarto para protegerla. Sólo entreabro la puerta un instante por las tardes, esperando encontrarme con una cama vacía, pero no, su cuerpo rosado y rechonchito sigue ahí tendido sobre el pequeño catre de lona y metal.

La verdad ya me cansé de rezar al ángel que no viene y la comida que quedaba en la alacena se la comieron los malditos gatos. ¿Sabe tía?: Las siete cazuelas que dejó usted preparadas sólo alcanzaron para poco más de un día. ¡Estos gatos comen mucho!.

Y ahora se acercan violentos y desesperados cada vez que voy a abrir esa puerta para verla desde lejos, pero no se preocupe, tía, no dejaré que la toquen, Primero me comen a mi que tocarle un solo pelo a usted.

 

Octubre 6

Los gatos traman algo, lo se. Están molestos porque hoy tuve que comerme a uno de ellos. A falta de pan esto se ha convertido en una guerra sangrienta. Ellos pueden salir a buscar algún otro alimento, pero por alguna razón no lo hacen. Está esa ventanita cerca del techo... ellos fácilmente pasarían por entre los barrotes.

¡Si tan sólo me hubiera usted librado de esta atadura antes de morirse, querida tía!.

(He buscado la llave, o alguna piedra o hierro pesado para trozarla, pero ella siempre tuvo las precauciones necesarias para evitar que escapara. Por eso sólo me dió tres metros de cadena, y ni un eslabón más).

¡Quién iba a decirlo, tía!. La cadena que me aprisiona por el cuello es la misma que me impidió ayudarla cuando con tamaños gritos lo pedía. Pero no se apure usted, soy hombre de honor y le digo que los gatos no se comerán su cuerpo mientras me quede vida.

 

Octubre 7

Dijo usted al mundo que yo estaba loco, que por eso me tenía encadenado, pero nunca se le ocurrió preguntarme si yo pensaba lo mismo que usted. Y ahora mire lo que resulta. Usted ahí recostada, tentando con sus rosadas carnes a los gatos, mientras espera a su ángel. Pero él no vendrá, ¿y sabe porqué?, porque usted se equivocó, encadenando a su ángel sin saberlo. Aprisionó al único que hubiera podido salvarla cuando sus ojos lo imploraron. Y estiraba su mano gordita y temblorosa, tratando de alcanzar las mías, pero nos faltaron eslabones. Por eso el frío catre le dió el abrazo de despedida en lugar mío.

Pero no se preocupe, tía. Tengo honor y le repito que los gatos no se comerán su cuerpo mientras me quede vida. Aunque se que voy a batallar bastante, porque nunca había conocido animales tan tercos, ni siquiera el miedo a que me los coma los hace huir.

 

Octubre 15

Han pasado dos semanas y ya no queda nada, ni gatos. El último que hice por comerme saltó huyendo por entre los barrotes de la ventanita alta, hace ya más de dos días. El hambre es ya desesperante, querida tía. No hay ratas ni cucarachas, ¡ni siquiera moscas!. Las únicas carnes que aquí quedan somos usted y yo, con la diferencia que usted sigue rosada y rechonchita, como que los muertos no pasan hambres, mientras que yo soy un esperpento jugogástrico.

Aún así puede estar tranquila, tía. Tal como le prometí, los gatos nunca se la comieron, pero yo...

Tía, ¿escuchó alguna vez acerca de la fuerza de la desesperación?. El hambre, tía, es más poderoso que la locura. ¡Mucho más!. Y esta cadena no resultó tan sólida como usted y yo pensábamos... ¡Si viera usted qué fácil me ha sido romperla!.

Espero me perdone, tía, pero ya entendí el terco afán de los gatos hambrientos por entrar en su cuarto.

 

©Héctor Domingo 2004.
Para contactar al autor: www.hectordomingo.com.mx Gracias.

 

 

gori6d2@hotmail.com 

Yo,yo y mi otro yo

Es otro día más que despierto, ansiando que por fin este acto físico no vuelva a ocurrir, es otra vez más que abro los ojos y estoy encerrado en este mundo, un mundo de cuatro paredes. ¿Por qué me obligan a estar aquí? si mi mente es abierta, es libre y quiere que yo vuele con ella.

El problema es que nadie entiende, ninguno de esos malditos hijos de la sociedad entiende que soy diferente, no loco, no sordo, no estúpido, simplemente diferente.

O acaso a ellos les gustaría que yo entrara en sus vidas y los introdujera en un mundo lleno de límites donde estoy rodeado de gente, gente que era como yo, pero que esos personajes envidiosos lograron arrebatarles su pasión por volar. Ahora no les queda más que fumarse un cigarrillo a media mañana para calmar su ansiedad, la que fue provocada por el daño de cortar sus ilusiones, sólo porque esos que se dicen normales no las podían ver, y que importa si no las pueden ver, ¡si no son suyas, son mías!

Es pura envidia lo que tiene la supuesta "sociedad" ya que no puede ver mas allá de sí misma. Me dan risa esos pobres tipos que están aún más encerrados que yo, con un mundo entero por recorrer con la mente, porque no es necesario desplazarse de un lugar físico para viajar por el mundo, para sentirlo basta con abstraerse de los márgenes impuestos por uno mismo.

Lo que me pone contento es saber que no estoy solo, vivo con tres personas más, una de ellas soy yo, quien está pensando en este minuto, la otra cree estar presente en estos pensamientos, pero se equivoca ya que son solo míos; una de ellas es muy impetuosa y siempre se subestima a sí misma, se cree muy inteligente y es sólo una megalomaniaca, así por lo menos lo llaman algunos. Mi otro compañero tampoco está presente en este pensamiento, él se encuentra al fondo de la habitación siempre callado y meditabundo, parece buscar la solución para la paz mundial, jamás ríe y jamás llora, solo medita.

Aunque un día tuvo un ataque de pánico y desde entonces está tomando pastillas, eso debe ser lo que lo mantiene tan silencioso y siempre en un rinconcito al fondo de nuestra habitación, que en realidad es solo mía, estos dos tipos son sólo unas visitas, jamás viviría con ellos ya que se los puede comparar conmigo.

El otro tipo con el que supuestamente vivo, es el normal. Se supone así, ya que llevaba una vida tranquila antes de conocernos, estudiaba, trabajaba, tenía una familia. En otras palabras era un tipo ejemplar. Hasta que aparecimos nosotros en su vida y se la transformamos en un caos; al comienzo éramos sólo visitas ocasionales, las que cada día se fueron haciendo más largas, hasta que no nos fuimos más. De pronto, al ver destruida su vida ideal intentó suicidarse dejando de ser el hombre "normal".

Aquellos malditos hijos de la sociedad decidieron que no éramos capaces de volar libremente y nos encerraron en estos márgenes convencionales, simples y sin brillo, creían que así seríamos como ellos y nos obligarían a ver el mundo en tres dimensiones, como lo ven ellos, teniendo todo un universo sin límites.

Así se pasó el día entre cigarros y meditaciones, y llega la hora de irse a dormir, esperando, si Dios quiere, que mañana no tengamos que despertar.

 

 

Si quiere contactarse con Ricardo Castro puede hacerlo a clnito@lycos.es

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