EL SENTIDO DEL CUERPO
SANDRA ACEVEDO

Desde Chile, Vicky Larraín, Coreógrafa.

Coreógrafa y persona

Detrás de una cámara digital su mirada cincela aquello, lo más imperceptible al ojo
Un minimo gesto atrae su atención y lo graba, para luego editarlo y llevarlo a una frecuencia de cuadros que reproduciran el mismo gesto hasta dejarlo plasmado en una danza.

Es como sus intervenciones y performances. Pasa del formato uno al dos dejando la huella que debe ser extendidas a algo direccional que crea la expectativa.

No espera a ser invitada a una presentación. Su cuerpo pequeño aparece asemejando al duende que todos llevamos. Aparece y acciona.

No te darás cuenta cuando en el medio de algún coloquio debidamente organizado, la presencia de la bailarina irrumpe y no queda mas que verla. No busca el apoyo o aprobación de los demás Se busca a ella misma y se encuentra.

Esa su definición de Performance.

Su irreverencia no es factor de rebeldía es parte de una personalidad declarada así.
Cuando se mueve el tiempo se detiene o ella se detiene en el tiempo.
Ha creado trabajos multimedia, con su cámara, coreografias soportadas en algún elemento y danzas al azar.

Como aquella en que se deslizaba por un espacio, dando la impresión de estar rodeada de rayos láser o minas prontas a explotar. Tal era su cuidado al moverse. O cuando se traslado entremedio de unos dibujos hechos por ella misma.

Su fuerte es el ensimismamiento. Centrada en si va creando según al día, aquello que la estimula. Y pienso que no podría ser de otra forma. Ya que al aparecer, su presencia impone y atraviesa, desde un concepto casi olvidado: la espontaneidad.

Sé graduá en la universidad Federal de Bahía y acaba de ganar la beca de la Fundación Andes para realizar un registro coreográfico en el ámbito nacional.
Quizás en este instante este en algún lugar del Sur descubriendo a aquel niño que quiere expresar su cuerpo.

La invite este verano recién pasado a plasmar una performance “ ecológico” Y ahí en la punta de diamantes de Monjitas y Merced su cuerpo fue enfrentando las micros que desfilaban raspando la piel. Un músico que suele acompañarla con su acordeón lograba sonidos que contrastaban con el ruido de los motores.

Hay algo que me llamo la atención: A Sandra no le importaba si las personas miraban o pasaban de largo. Ella seguía allí casi en misión de mirada interna con creatividad y concentración.
Es como si no pudiera vivir sin darle ese sentido a su vida.

El sentido del Cuerpo