Santiago de Chile.
Revista Virtual. 

Año 5
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 52
Julio de 2003

¿Acaso no lo entiendes?

ELLA NUNCA DUERME

Desde Chile, Karina Azul

El susurro del pequeño nos paraliza. Es el tipo de niño que llama a su madre por su nombre y tiene una mirada oscura, penetrante, que causa escalofríos. Hay algo realmente terrorífico en el nexo entre niños y lo paranormal. Poltergeist (Steven Spielberg, 1982) lo explota y también El Sexto Sentido (M. Night Shyamalan, 1999). Ambas tienen una fuerte presencia en El Aro, visible en las almas en pena, los adultos incrédulos y los niños afectados por o causantes de los acontecimientos paranormales.

Cuando su sobrina muere en extrañas circunstancias, la reportera Rachel Keller (Naomi Watts) promete, a su hermana, investigar lo sucedido. Es ahí cuando escucha el rumor de una cinta de video, sin nombre, ni origen definido. "¿Has escuchado sobre un video que mata cuando lo ves? Muy poca gente conoce su contenido, aunque se cree que sus imágenes corresponden a la pesadilla de alguien. Cuando se acaba, el teléfono suena y alguien dice que morirás en siete días” Rachel encuentra el video, lo ve, recibe la llamada telefónica y comienza su cuenta final, arrastrando, sin quererlo, a su ex marido y su pequeño hijo.

No hay presencia gratuita de escenas chocantes, sólo una fila de eventos extraños que nos mantiene expectantes en todo momento. Jóvenes hablan de la muerte de otros como si hablaran del programa en TV que vieron la noche anterior, un niño se comunica con muertos, algunos personajes saben cosas que no podrían haber sabido, o que no debieran saber, lo que es desconcertante, tanto para la audiencia como para Rachel, cuyas emociones fluctúan entre lo inquisitivo y el pánico asociado a su investigación.

El Aro está basada en Ringu, la película de horror japonesa, del director Hideo Nakata, la cual fue americanizada por el director Gore Verbinski (La Mexicana, Mouse Hunt) prácticamente sin alteraciones. Verbinski dirige con mano segura, manteniendo un alto nivel de tensión y otorgando unos buenos sustos al expectador. Los paisajes de Seattle, escenas campestres, la extraordinaria cinematografía y la presencia constante de neblina son un fuerte aliado, entregando la atmósfera perfecta para completar la historia.

El problema está en la resolución, más o menos en la mitad de la película hacia delante, comienzan las explicaciones innecesarias. No existe ningún acontecimiento nuevo que no tenga una explicación. Hay un par de momentos en que creemos que El Aro va a terminar y no lo hace, al contrario, vuelve atrás y se da vuelta en detalles, restando valor a la trama.

En mi opinión hay dos formas de enfrentar una historia como ésta, una es dejar casi todo sin explicación, las cosas son porque así son, y la otra, es tratar de explicarlo todo, amarrando cada una de las hebras en forma perfecta. El Aro intenta hacer las dos cosas, nos da algunas respuestas y deja muchísimas dudas en el aire. Lo peor es que las explicaciones no son realmente interesantes, transformando lo que podría haber sido una historia original y espeluznante, en una más del género. Esto no quiere decir que no valga la pena verla… ojalá acompañado… en una pieza iluminada… y deseando que no suene el teléfono justo después de que la cinta haya terminado.

Si desea comunicarse con Karina Azul puede hacerlo a: azul@atico.cl


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