Santiago de Chile. Revista Virtual.  Año 5

Número 51 Junio de 2003

Maria Cecilia Carvajal Velasco

"LosTres"	"LaPaz"	"Evelio"

RECORRIDOS

"Proceso Guerra"	"Resguardo" - "Paraguas"

Me encuentro pintando bicicletas y seres prolongados en dos círculos que ruedan, no sólo por la atracción visual y corporal que me producen la forma y el giro de la esfera, sino por la relación libre, de equilibrio y directa que tienen estos transeúntes con su entorno, tanto urbano como rural, que hoy llaman a mi ojo y lo fijan alucinadamente.

Durante mi labor en este proceso, iniciado con imágenes de dioses en circulación y que hoy converge en "La Rueda", me he alimentado también con la metáfora del tiempo cíclico de la vida, y a su vez, aquella, me ha sugerido revisar la idea de la rueda del destino, de Ananque, o de la necesidad; no con la creencia de algo pre-determinado, sino bajo la sensación de vivir inter-actuando con un engranaje cíclico de dioses, estados, situaciones y sueños deseosos, recurrentes algunas veces y muchas desapercibidos, o experimentados en realidades nuevas, creando con ellas palimpsestos, bricollages, o collages, elementos que como materia, hoy entran a jugar en mi pintura. También lo recurrente lo relaciono con la imagen y con el uso de la palabra: cuando nos "sujeta" y no logramos liberarla del recuerdo, cuando se nos impone por alguna moda estética o lingüística, o cuando se despoja a la metá fora de su magia, en interpretaciones poco creativas, que las instauran como dogmas.

Cíclicamente retornamos a un mismo lugar desconocido siempre, pareciera que fueron otros quienes lo habitaron porque lo siempre nuevo nunca estuvo ahí…y siempre estuvo. El rastro, la huella, el aroma, una naturaleza, un olvido: una memoria.

Entonces siento que con la rueda quiero desplazarme y hacer recorridos sin itinerario y con la palabra romper la composición que usualmente utilizamos en el discurso de rutina; además quiero des-configurar la idea de un periód-ico y sus densos rumores repasando círculos cerrados. Me ha gustado mirar el tiempo, a través del movimiento, en las imágenes y en el color, en la rueda y en las palabras, además en la cíclica metamorfosis y transcurrir, de la vida-día y de la muerte-noche.

Mientras pinto y doy cuenta de ello, la vida va cumpliendo recorridos en mi; en su andar y cotidiana realidad me he visto, en libertad y devenir de camino. Y así, ejecutada cada obra, damos la libertad a ella para andar su camino.

La rueda regresa, vira su punto de partida y se desplaza en avances de ruta y aventura, la rueda hace recorridos por geografías y momentos. La palabra rescata su memoria en el olvido, hace y deshace imágenes, realidades y caminos, la palabra recorre los cuerpos y también los momentos. Como un oráculo, o como un devenir: la palabra y la rueda.

Y a parte de cualquier tema, con la pintura pretendo disfrutar y agudizar la percepción, entretejiendo unos con otros, los tiempos de ebriedad circular y de lucidez expansiva. Pinto para hacer labor cotidiana y consciencia. Pinto para conversar, acompañarme y darme "valor". Tratar de explicarlo me rapta del verdadero motivo, me congela el motivo creativo; la palabra me atrae pero a la vez riño con la palabra, ahora me concilio en el ritual de pintarla y de dibujarla.

Quiero conservar en resonancia y alerta, mi naturaleza y azar, mi gusto por pintar y amar en color. Ante un mundo ciego y dolido, y ante el goce de habitarlo "en vida", no puedo más que accederme a vivir de una manera creativa.

Esperamos Su Opinión.

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