TEATRO DE LA JUVENTUD "2.000"
Y TEATRO FRONTERIZO
Desde Cancún, México, Mariel
Turrent Eggleton.
Con
el objeto de marcar la llegada del nuevo milenio, representantes de 20
países se congregarán en Londres para compartir el lenguaje
del teatro. Durante este festival habrá un intercambio de visiones
e ideas a través de ensayos de teatro para las audiencias internacionales
en las plataformas de los teatros de Londres. Esto se llevará
acabo en el mes de julio del 2000. Cientos de jóvenes de todas partes
del mundo participarán en este gran evento. La labor de los jóvenes
(que serán en número 2000), será la de formar grupos
para el desarrollo de nuevas ideas y actuaciones, explorando temas tales
como la nacionalidad, comunidad, ciudades, países, desarrollo y
conservación del mundo.
Profesionales del teatro estarán
presentes planeando con detalle el manejo de las presentaciones. El evento
será patrocinado por grandes organizaciones que se encargarán
de soportar el evento. El evento estará organizado por la IATA y
la UNESCO.
Lo
que hoy llamamos Teatro, esa institución que languidece en la periferia
de nuestra vida social -a pesar de que sus salas se levantan en el centro
de la ciudad- no es más que una forma peculiar de la teatralidad,
una estructura sociocultural generada por y para una clase determinada,
la burguesía, en una etapa de su evolución histórica.
Para crear una verdadera alternativa
a este "teatro burgués", no basta con llevarlo ante los públicos
populares, ni tampoco con modificar el contenido ideológico de las
obras representadas. La ideología se infiltra y se mantiene en los
códigos mismos de la representación, en los lenguajes y convencionalismos
estéticos que, desde el texto hasta la organización espacial,
configuran la producción y percepción del espectáculo.
El contenido está en la forma. Sólo desde una transformación
de la teatralidad misma puede el teatro incidir en las transformaciones
que engendra el dinamismo histórico. Una mera modificación
del repertorio, manteniendo invariables los códigos específicos
que se articulan en el hecho teatral, no hace sino contribuir al mantenimiento
de "lo mismo" bajo la apariencia de "lo nuevo", y reduce la práctica
productiva artística a un quehacer de reproducción, de repetición.
Se hace preciso, pues, revisar
y cuestionar a través de la práctica los componentes de la
teatralidad, investigar sus manifestaciones en dominios distintos al teatro,
en tradiciones ajenas al discurso estético de la ideología
dominante, en zonas fronterizas del arte y la cultura que cambia con el
hombre, que precede, acompaña o sigue sus deseos de cambio.