Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
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Rolando Gabrielli

SUBASTAN EL SURREALISMO

DICEN QUE VIENE GONZALO ROJAS A PANAMA


Desde Panamá, Rolando Gabrielli

Los rumores son el gran producto de exportación y el dínamo que mueve a la nación panameña, entres sus ríos y dos mares, en esta encrucijada de conquistas, pedregosos sueños cobijados en manglares, camino de piratas, tránsito sus aguas, la cálida noche de Kafka, un invento, la historia que teje y se desteje en el tiempo.

La ciudad fue soñada por Carlos V en el tránsito hace más de cinco siglos, se inmoló frente a Morgan Panamá La Vieja, después vio rodar la cabeza de Balboa, Pizarro puso pie firme para iniciar la conquista del Perú. La vida es un atraco constante, pareció decirnos la colonización española y Gran Bretaña en ese entonces, y hay filosofías que son más profundas que la historia, porque hacen camino en el rodar de los siglos.

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VINE TARDE, PERO VOY LLEGANDO - E-MAIL A ROBERTO BOLAÑO

Desde Panamá, Rolando Gabrielli

Las cenizas van al Mar Mediterráneo,
que es el vivir. R.G.

La Diáspora es un lugar bien berraco en el ninguneo, donde se nace y muere, pero se crece como en un saco roto sin fondo ni punta, el vacío pesa y la voz se siente en off. Extranjero, dijiste, siempre, en realidad se sale una sola vez del vientre y no se vuelve más que otra vez, pero en forma definitiva, sin regreso, más bien para adentrarse más y más al fondo de lo inminentemente oscuro, otra matriz sin duda, que no será necesario abandonar. (Si Chile suena, es porque piedras trae).

Es como la reversa y te vas despidiendo en el adiós final, sin pañuelo, sólo con tu epitafio preferido y a pudrirse en el mañana con el polvo de las estrellas.

No es el momento ni en lugar, este paréntesis, para meter el dedo en el tintero y untárselo en el guardapolvo al mejor alumno de la clase, más bien rascarse la cabeza frente al ordenador, y no explicarse tu partida, aunque a este país de tránsito, no nos llegaran más que tus puteadas e ironías bien pulsadas, respecto de otros colegas latinoamericanos, y en especial los chilenos. Ácido hasta el final, un camino que es un túnel, al que se entra para no salir. Es un motor en marcha, difícil de apagar.

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Columa a cargo de Marcela Rosen

MANIFIESTO ALDEANO
ROLANDO GABRIELLI

 

Quand le monde será réduit en un seul bois noir pour

nos quatre yeux étonnés,- en une plage pour deux enfants

fidéles,-en une maison musicale pour notre claire sym-

pathie, je vous trouverai. Arthur Rimbaud

I

Lo que ya no queda es tiempo, friend,

papel amarillo sobre la carne, cenizas,

mar o desierto, el cuerpo es polvo.

En un principio fue la caverna,

el hombre dibujò sus sombras

Despuès vino el fuego,

calor y luz sobre las tinieblas.

Vamos, pobre amigo, frota, frota,

las nubes son la ostentosa prosa

y no dejan ver la poesía.

¿No te dice nada tu corazón?

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TEILLIER, EL ÚLTIMO ANDEN DE LA POESIA CHILENA

Desde Panamá, Rolando Gabrielli

Tellier

El poeta chileno Jorge Teillier gustaba incluir en su biografía la fecha de su nacimiento, como el día en que murió Gardel, un 24 de junio de 1935. Día además de San Juan y de celebración del año nuevo Mapuche.

También se fue en el tango, el día de su muerte, porque se despidió un abril escuchando los viejos bandoneones, uno de esos días que estaban preparados para él, casi sin afán, sino más bien en el rutinario calendario que la hoja de la vida deja caer.

Muchas veces, descolgados en el mediodía santiaguino y un poco más allá, íbamos a escuchar con Jorge, tangos al Black and White, en el centro de Santiago, y a beber unos vinos de la casa, densos copihues rojos que mezclábamos con duraznos y las letras de los tangos.

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RAYUELA, LA MAGIA CORTAZARIANA. ¿ESTA VIVO NICANOR?

Desde Panamá, Rolando Gabrielli

Muchos me preguntan si está vivo Nicanor Parra. Les digo, como Neruda, la Mistral, Huidobro, De Rokha, G. Rojas, Uribe, Hahn, Teillier, Lihn y pare de contar. Sólo que atraviesa en las noches Las Cruces con la calavera de Hamlet, el Pacífico chileno y en un mundo lleno de terror, es el único poeta autorizado para detonar artefactos, poéticos, indudable mente.

Parra, me convencí, no cree en la muerte, él la va a enterrar y le recitará su poema de Lázaro, y si aún así no comprenden su "inmortalidad", la rematará con un epitafio: me gustas cuando callas.

Hijo del insomnio nerudiano, Nicanor Parra lorquiano de corazón, y parriano por obligación, vino a este mundo a pedalear por el hondo y peludo camino de la poesía entre rosas y espinas, violetas y nomeolvides, desde San Fabián de Alico a Oxford, pasando por La Reina, el Pedagógico de la Universidad de Chile, Nueva York, Pekin y Moscú. La entrada a Estocolmo se le negó dos veces, antes del cantar de un gallo, y aún así, lo niega el muy bribón. "Cuba sí, yankis también". 

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LA NOVELA TIENE CUERPO DE MUJER (UN LARGO PREÁMBULO A NO SÉ CUANTAS COSAS)

Desde Panamá, Rolando Gabrielli

Dejo caer hondo mis dedos, tocar les digo el fondo hasta se haga silencio en el ombligo. Después, las yemas se deslizan por la cubierta desatando los nudos, empujan la tibieza y el sudor natural, las palabras, el lenguaje mayor que se acerca a la gran boca de la novela. La lengua tiene todas las aspiraciones e inclusive de transformarse en Babel de su exclusiva comunicación y diálogo, el fervoroso monólogo ante la página impresa.

Dedos ciegos borgianos, espejos rotos de su propias búsquedas, caminos que se bifurcan para volver al principio. La mano enguantada de Kafka, áspera, somnolienta, infantil, titubeante y que se aprisiona al cerrar una puerta y no encuentra la llave oculta bajo el ombligo, donde la bisagra conoce bien su historia.

Picasso

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LA NOVELA, UN POZO SIN COMIENZO NI FIN

Desde Panamá, Rolando Gabrielli

No soy novelista. Cuando llegué a este género, ya había demasiada prosa. De la buena y de la mala. Me inicié cuando tocaba el fin de la novela, como todo principio, que tiene una misma historia circular. Denme un solo lector y volverá a ver Borges o el Manco de Lepanto nos escribirá con las dos manos. La historia está para ser narrada y cualquier fragmento de vida es bueno para reciclarlo. El desierto cuenta con sus propios espejismos y la página en blanco escoge sus palabras mágicas. Narrar debiera ser arrancarle una espina a la prosa. No dejar que la aguja se sienta amenazada en el pajar. Escribir en una lápida: ahora no. Debemos ser rotundos con la palabra, como la muerte, irrevocables .El luto es una fiesta al revés y maldita sea, existe. Todo es posible en la novela, al menos para quien no es novelista. Lo considero un género irresponsable y deliciosamente híbrido, que permite subir al lector a un camión como a una bicicleta y de paso obligarlo a andar a pie para que olfatee las calles y sienta el frío rocío de las madrugadas. De la novela se ha dicho hasta de qué se va a morir, cuándo, cómo y por qué. Y ella, muerta de la risa, como si nada. Fresca lechuga, tiene pellejo para seguir estirándose, y yo diría, unas buenas nalgas, para seguir meneando la historia. Qué tarde uno llega y qué feliz se siente a veces. Tanta agua y teorías han pasado bajo el puente de la novela, que casi me ahogo. Por eso no he tomado en cuenta nadie, más que al lenguaje, a la verdad de mis días frente a la página en blanco. Seguramente mis escritores favoritos, lecturas, están revolviéndose en esta coctelera que lleva, lo que es lógico de suponer, pero no hay nadie en que yo haya pensado deliberadamente.

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LAS VÍBORAS EN EL PARAÍSO ANTIPARRIANO

Desde Panamá, Rolando Gabrielli

La entrevista kafkiana

La nubosidad gris sobre Santiago a medida que la tarde se recostaba sobre mi viejo reloj Tissot, presagiaba unas lluvias memorables, de esas que sobrepasan los paraguas, nos humedecen las entrañas, en los días fríos invernales, que parecen interminables ataúdes grises flotando en el aire. Pero la misión periodística era ineludible: entrevistar al antipoeta en su casa de La Reina, en las faldas de la Cordillera de los Andes, uno de los baluartes naturales de los chilenos, escogido por Nicanor Parra, como un refugio personal frente a la omnipresente poesía de la Cordillera de la Costa.

Me subí al micro como un fantasma londinense, un domingo, poco después de las 2.30 de la tarde, a esa hora en que las calles están desoladas y viven el feroz desamor del tiempo indefinido, camino a la casa de rústica madera del autor de Poemas y antipoemas, Obra Gruesa y de un pecado de juventud, como le llamó a su libro inaugural, Cancionero sin nombre (1937), de indiscutida influencia garcilorquiana.

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EL SECRETO DE UNA NOVELA

Desde Panamá, Rolando Gabrielli

A la salida de un drugstore en Panamá, unos viejos amigos dueños de una emisora me saludaron como a un fantasma, sorprendidos de mi aparente corporalidad y materialidad aún vigentes. A todas las personas que te conocen, les preguntamos por ti, y la respuesta fue una sola, más bien una conclusión: se fue a Chile. Reí de buena gana en medio de los adornos de Navidad, las luces y un gentío que se da citas para estas fiestas de fin de año. No están equivocados del todo, les dije, pero no me fui a Chile, sino a dar una vuelta por el mundo, en tiempo virtual, pero de manera real por mi propia escritura. Me esfumé es cierto, agregué, de la escena local, agotada para mi óptica, y este 15 de diciembre, cumplo dos años en Internet, un medio desde luego para entrar en contacto con otras pies, sensibilidades, portadas, máscaras, escenarios, realidades, sueños y oportunidades. Sobre todo para saber, más o menos, que se hace en otros lugares, aunque la literatura dura, real, no pasa por Internet. Si era extranjero, me hice más extranjero, a mis costos, en un universo total, pero trabajando desde la perspectiva del interior de mi palabra. Se retiraron satisfechos, me tocaron para comprobar que no era un fantasma el que les hablaba, lo comprobaron y les dije que en La Calzada de Amador, junto al mar dividido por esos kilómetros de cemento, palmeras, faroles antiguos, caminaba con mi cuerpo real este 2002 que comienza a despedirse, y que es un año para mi extraordinariamente especial.

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EL PLAGIO, UN ACTO DE INFIDELIDAD

Desde Panamá, Rolando Gabrielli

El plagio es una costumbre más arraigada de lo que parece y para algunos, un hábito con el cual conviven sin el menor rubor. Es hijo carnal de la mediocridad, de la ausencia olímpica de principios, de toda ética y un acto de infidelidad con el lector.

Nace torcido como la dignidad de quien lo comete o patrocina, donde la ley de defensa del derecho de autor no se aplica, se ignora y permite la complicidad del depredador.

Plagiar, dice el Diccionario de la Real Academia, es copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias; pero, a veces, el plagio es más sutil, algo ladino y se realiza variando palabras, cambiando algunas cosas, imitando y apropiándose del espíritu del texto, obra, noticia o de cualquier escrito.

El plagio tiene tantas variaciones como necesidades tiene el plagiador y se viste de harapo o con finas ropas, porque su hábito no es el que hace al monje, sino el de mimetizarse y ser actor en el burdo escenario de la palabra espuria.

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FRIDA KALHO,
SU REVOLUCIÓN PERMANENTE

Desde Chile, Rolando Gabrielli


Salma Hayek paraliza, pone en off la realidad con sus encantos .La realización en Frida Kalho, la pintora que entró al lienzo de la vida en unos colores únicos, irrepetibles, perdurables francamente, refleja su pasión por arrancarle todos los tiempos y despojarla de ese mal oficio de no ser, sino declinar e instalarse en el sucio vacío estuche del conformismo.

Única por plantársele a la vida siempre por delante, Frida, empujó a la realidad siempre un paso más allá con ese talante lleno de colorido, acción, sinceridad aterradora, deslumbrante belleza y un talento que crece con los años, como siempre, regateado en vida. 

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