Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
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"UN ACERCAMIENTO AL TATUAJE CHILENO CONTEMPORÁNEO"  

Primera Parte

 

Cuando la piel habla

      La piel es lo primero que vemos de un ser humano. Es el medio a través del cual nos presentamos como cuerpo los unos a los otros. La piel es el órgano que cubre a todos los demás, es la vestimenta orgánica de nuestro cuerpo. La piel determina nuestra apariencia visual más que cualquier otro órgano y extremidad de nuestro cuerpo.

      Debido a que la piel es lo primero y lo más evidente que podemos revelar a otros, no exponemos la piel sin ningún tipo de cuidado, pues estamos conscientes de que este órgano determina notablemente la primera impresión que damos a los demás. Cubrimos, protegemos y adornamos la piel de distintas maneras en virtud de nuestra cultura, edad y medio social. También lo hacemos de distinto modo en relación con la ocasión particular, es decir, con la temperatura del día, con las actividades que vayamos a realizar y con el contexto en el cual nos desenvolveremos.

         El tatuaje es una intervención voluntaria y definitiva en la pigmentación de la piel. El tatuaje es una manera de decorar el cuerpo a través de la intervención definitiva del órgano de la piel. Al igual que los accesorios, el tatuaje no cumple ninguna función en relación con el cuidado y conservación del cuerpo. La función del tatuaje es exclusivamente estética; el tatuaje es un canal de expresión visual de las características propias del sujeto, quien voluntariamente elige manifestar hacia el exterior. Los tatuajes hacen que la piel hable porque la imagen estampada nos muestra parte de la personalidad del individuo sin necesidad de que éste se exprese verbalmente en su respecto.

      Esta serie de artículos son extractos de mi tesis de pregrado, cuyo objetivo fue situar al tatuaje como manifestación estética, visual y corporal vigente en el mundo occidental contemporáneo y específicamente en el Chile de hoy, contemplando las motivaciones e implicancias estéticas y sociales que tiene esta práctica.  

 

¿Qué es un tatuaje?

       Según el Diccionario de la Real Real Academia Española un tatuaje (palabra derivada de la francesa "tatouage") es "la acción o efecto de tatuar", es decir "grabar dibujos en la piel humana, introduciendo materias colorantes bajo la epidermis, por las punzadas o picaduras previamente dispuestas".

      El origen de la palabra Tatuaje es incierto, sin embargo se dice que deriva de la palabra Ta del Polinesio "golpear", o de la antigua práctica de crear un tatuaje por medio del golpeteo de un hueso contra otro sobre la piel con el consiguiente sonido "tau-tau". La palabra latina para tatuaje es estigma, y el significado original de ésta se refleja en los diccionarios  modernos. Entre las definiciones de estigma están "marca hecha con un instrumento afilado", "marca para reconocimiento hecha en la piel de un esclavo o criminal" y "marca de culpabilidad". 

          

Tatuaje: ¿ocultamiento o revelación?

      En nuestro occidente moderno, la revelación de que algún conocido o alguna persona de nuestro entorno tiene el cuerpo tatuado suscita sentimientos muy diversos. La costumbre dispone que el tatuaje pueda mantenerse secreto. Nadie, salvo escasas excepciones, se tatúa el rostro ni las manos. La persona tatuada se muestra como tal porque así lo desea, desnudando su cuerpo y parte de él. De esta manera lo que confía es su intimidad y esto basta para conferir al tatuaje una dimensión cercana al erotismo.  

      Otros rasgos parecen unirse a este aspecto secreto del tatuaje occidental, el cual a veces aparenta orígenes equívocos o incluso crapulosos. Un individuo se tatúa en la marina, otro cuando tras la muerte de un ser querido y muchos, en la cárcel. Esta última práctica nació en el penal de trabajadores forzados, lo que lleva a pensar en las marcas aplicadas con hierro, antiguamente, a este tipo de recluso.

      Y es que un tatuaje implica sufrimiento. Y es imborrable. Cuántas veces hemos escuchado la metáfora en lengua castellana que declara que “quien haya sufrido un trauma de considerable gravedad conservará para siempre dolorosas huellas”. Esta imagen parece des-metaforizarse cuando hablamos del tatuaje como práctica del hombre contemporáneo occidental, en el cual, a veces, las huellas de estos traumas o eventos de vida no son sicológicas, sino claramente visibles en la piel.

      En contraposición al tatuaje occidental, el tatuaje indígena no tiene ningún carácter secreto, sino todo lo contrario. Cubre ostensiblemente un cuerpo con poca indumentaria; está ahí para ser visto. Es algo totalmente opuesto a un estigma. Incluso hay casos en los cuales puede afirmarse que sustituye a la ropa, cubriendo el cuerpo de los indígenas.

                

 Una práctica ancestral

       El tatuaje no es una práctica reciente. Se han encontrado restos arqueológicos que dan fe de la antigüedad del este arte corporal, tales como evidencias en algunas momias y restos humanos de pueblos como los Escitas en Asia y los Incas en América. En el año 1991 se encontró en un glaciar restos de un guerrero neolítico con la espalda completamente tatuada.

      En un principio, la utilización del tatuaje estuvo vinculada con el pensamiento mágico-religioso y la creencia de la vida ultraterrena. También era usado para impresionar y asustar a los enemigos en los campos de batalla. En la cuna de nuestra civilización occidental, los griegos acostumbraban tatuarse serpientes, toros y motivos religiosos.  Al igual que los romanos, también utilizaron esta técnica para marcar a los prisioneros.

      Con la llegada del Cristianismo, y la consolidación de la Iglesia Católica esta práctica fue desterrada por considerarla sinónimo de idolatría y superstición. Los cristianos eran hostiles al tatuaje ya que creían que si Dios había creado al hombre a su imagen y semejanza, era pecaminoso que el hombre tratara de alterar su imagen, por esto el emperador Constantino, primer emperador cristiano de Roma, emitió un decreto en contra de esta actividad. A pesar de esto, existen registros de que los guerreros religiosos de las Cruzadas se hacían tatuar crucifijos para asegurarse un entierro cristiano, también los peregrinos que iban a Jerusalén se hacían tatuar crucifijos para recordar su viaje y como presencia constante de su fe.

            

 

En el Occidente actual

      El tatuaje se difundió en el Occidente moderno gracias a las exploraciones a tierras exóticas de los siglos XVIII y XIX, financiadas por la corona británica. El arte del tatuaje fue redescubierto por los participantes de estas exploraciones. En una de éstas, el capitán James Cook entró en contacto con indígenas de las Islas Marquesas y con los maoríes, entre otros. Éstos descubrieron a los marineros el arte del grabado corporal y les enseñaron a tatuar mediante diversas técnicas. Banks, artista científico que navegó junto al Capitán Cook, describió en detalle en 1769 el proceso del tatuaje de la Polinesia. Los marineros de Cook iniciaron la tradición de los hombres de mar tatuados y desparramaron rápidamente esta afición entre los marineros, quienes aprendieron el arte de los tatuadores polinesios, lo practicaron a bordo y luego instalaron sus estudios de tatuaje en los puertos. Estos hombres intrépidos  hicieron popular el arte del tatuaje entre las clases trabajadoras, los marineros y los criminales. De aquí la clásica imagen del marinero de barco pirata borracho con los brazos atiborrados de tatuajes.

            Tatuaje estilo polinésico               La consolidación del tatuaje como disciplina en expansión dentro de nuestra cultura occidental tiene lugar recién a mediados del siglo XIX. Los pioneros en la profesionalización de los estudios de tatuaje fueron norteamericanos como C.H. Fellows, Martin Hildebrandt y Samuel O'Reilly. El primer estudio de tatuajes abrió sus puertas el año 1870 en Nueva York, por Martin Hildebrandt, un inmigrante alemán. También en USA, Samuel O´Reilly inventó de la máquina de tatuar en 1891; la patentó y la ofreció a la venta conjuntamente con los colores, diseños y otros suministros. Esta máquina estaba inspirada en una maquinaria inventada por Thomas Edison. 

       En la actualidad el tatuaje es una práctica consolidada y socialmente aceptada. Se puede ver en todos los sectores sociales y en personas muy diferentes. Y se puede ver mucho en Chile. Y eso lo veremos en el artículo del mes que viene. 

 

Ximena Jordán

Máster en Curaduría del Arte, Melbourne University

Licenciada en Estética PUC

ximejordan@gmail.com 

 

IMPORTANTE: las imágenes exhibidas en este artículo NO son de mi autoría y su origen está extraviado. Si alguien reconoce proveniencia porfavor contácteme a mi correo electrónico.

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