POETICA CONCEPTUAL
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POÉTICA CONCEPTUAL
Por Mario Rodríguez Guerras
Introducción
El pensamiento de nuestro tiempo se está desarrollando a partir de los conceptos, pero el pensador ha desligado el signo de su contenido original. El concepto no es más que un elemento de la razón que ha adquirido un nuevo sentido en la sociedad moderna, un mundo racional, y el concepto y la sociedad han perdido el contacto con la realidad.
En el arte el concepto no está completamente definido y cualquiera puede darle el valor que le convenga, no para gloria del conocimiento sino para gloria del pensador, que manteniendo la verdad obtiene reconocimiento.
“Hake”, no es de Damien Hirst
I. El dominio del concepto
Todo pensamiento acaba por ser un reflejo del pensador ya que aquellas referencias necesarias al conocimiento personal acaban por ser sustituidas por las referencias a sus sentimientos. El alma humana es un cajón de sastre en el que se encuentran mezclados todo tipo de datos. El perspectivismo es necesario pero solo hasta cierto punto. Todo suceso es consecuencia de unas circunstancias en las que las propiedades de los objetos y las características de las personas se manifiestan ante fenómenos concretos sin los cuales no es posible determinar las cualidades individuales.
El hombre tiene la virtud de saber engañarse. El hombre valora todo hecho de acuerdo con sus intereses y llama a su conclusión verdad. La ciencia pretende estar por encima de las perspectivas individuales y aspira a valorar el hecho a través del conocimiento por encima de las diversas perspectivas para poder eliminar de sus consideraciones los defectos del interés.
“Legends Condoms” no es de Gerhard Ritchter
Pero la ciencia está en manos de los hombres. Hombres que también poseen sus intereses personales, que mezclan con sus conocimientos objetivos. La forma que ha propuesto la ciencia para conocer la verdad ha sido la de reducir todo a la razón y de la razón la ciencia ha acabado por resaltar lo concreto, los conceptos: La mecánica nos habrá americanizado hasta tal punto (que) el progreso habrá atrofiado en nosotros la parte espiritual [... ] en tal medida que toda locura soñada por los socialistas quedará por detrás de la realidad positiva [1] .
Tal hecho es evidente en la sociedad en la que se introducen ciertos conceptos y observamos cómo los miembros de la sociedad se sienten orgullosos de detectar la presencia de esos conceptos y la sociedad aprecia a quienes demuestren la necesidad de haberlos introducido. Los buenos hombres de la sociedad actual, cuando muestran su indignación, lo hacen en defensa de la conceptualización instaurada, no por la verdad, la cual no siempre es tal, sino porque con su acción demuestran ser ciudadanos de su tiempo: de su sociedad a la que están pidiendo su aprobación. A esas buenas gentes les falta el concepto para poder reclamar en unos casos que les indigna en otros. No, no se busca ni la justicia ni la verdad, se busca aparecer como defensores de los valores de una época. Entonces, también ellos serán premiados con la asignación de un concepto positivo.
“Awning” no es de Daniel Buren
La reducción del conocimiento a un concepto se nos presenta como un triunfo de la razón. Pero primero ha tenido que triunfar la razón sobre el instinto. Eliminado este, la razón se debe bastar por sí sola para conocer el mundo. Esta labor vuelve a simplificarse asignando cada cuestión a grupos determinados. Pero ese saber no es absoluto, ya ha sido negado el instinto. Tal saber es saber conceptos. La acumulación de datos reduce el conocimiento a su forma racional y elimina la intuitiva. La intuición es solo un concepto del que se dispone como objeto del razonamiento pero nunca como instrumento para conocer.
“Plywood Boxes Stacked”, no es de Sol Lewitt
II. Los conceptos artísticos
El análisis del arte del siglo XX ha determinado que el arte es cáustico y trasgresor. Pero esa conclusión es solamente una descripción. Que el arte sirva para dar golpes no define en modo alguno lo que es el arte y nadie nos ha dicho si el arte es un martillo o un guante de boxeo. Si un instrumento solo es capaz de decirnos una cualidad de los objetos, por ejemplo, lo que pesa, deducimos que se trata de un peso; si nos dice su longitud, deducimos que es un metro… con todo, esos instrumentos de precisión no nos dicen de qué objeto se trata. Las conclusiones de la teoría no han dicho nada de la esencia del arte del siglo XX, hablan de sus cualidades por lo que realizan descripción, no análisis, pero tienen una utilidad: hablan del teórico: La música no revela la esencia del mundo… ¡La música solo revela a los señores músicos! [2]. Una sociedad conceptualizada no puede oponerse a los conceptos que ella ha creado.
"Falling heart”, no es de Jeff Koons
El arte del siglo XX ha sido definido como corrosivo, y se exige que siga siéndolo. Pero esa ya no es una labor que le corresponda realizar a la teoría, la cual solo debe analizar las obras pues el arte debe fluir libremente. Nótese que las exigencias formales, cuando han existido, no han perjudicado excesivamente al arte.
Pero la teoría, que exige al arte la destrucción de todo lo establecido, no se plantea la posibilidad de su error. Se admite la crítica solo cuando beneficia a unos determinados intereses y se rechaza cuando los perjudica. Así, las tendencias políticas no deben influir en al interpretación artística ¿Qué es lo que hace, qué determina a todos los filósofos a tener sus convicciones por verdades? Su provecho, su "razón práctica" [3]. El “conocimiento” es solo un instrumento para alcanzar otros fines. La coincidencia con la verdad es secundaria.
“Antitaurine” no es de Spencer Tunick
En vista de que ninguna teoría de arte ha dado respuesta adecuada a las cuestiones de fondo, hora sería de buscar otro camino. Pero las circunstancias llevan a la sociedad a preferir el error ya establecido con lo que las teorías existentes resultan inamovibles. Y Nada se contradirá. Y se elaborarán conclusiones que permitan a cada uno justificar lo ya admitido. Al igual que la creencia en Dios llevó a crear una corte celestial para la cual el cielo infinito no parecía capaz de albergarlos a todos, la imposición de una creencia artística conlleva la realización de una amplia justificación teórica. Estas consideraciones no nacen del estudio de la obra sino del sometimiento del pensamiento a la corriente general de la teoría del arte -una corriente más politizada que analítica.
“Aspirine”, no es de Pae West
La razón demuestra ser completamente irracional cuando se la priva del contacto con la realidad. La vida real discurre por un camino diferente a la vida teórica. De la misma forma que el hombre actual ha perdido el contacto con la vida natural, el pensamiento discurre ajeno a los fenómenos que dice contemplar. Pero nadie está autorizado a comprenderlo, no se ha creado el concepto.
“Pulp”, no es de Robert Indiana
III. Para el fin de los conceptos
Hoy se mantienen doctrinas que se han demostrado incapaces de aportar un fundamento teórico al arte del siglo XX pero que han acabado ser admitidas y constituyen unas creencias más fuertes que la religión. Debiera dejarse paso a otras formas de pensamiento pero se deben aceptar las consideraciones establecidas por cuanto tienen el valor social del concepto, y quien desee vivir en la sociedad se ve obligado a aceptar las imposiciones sociales.
“Tulipan Condoms” no es de Thomas Ruff
La sociedad debiera cuestionarse por qué la teoría no ha sido capaz de interpretar el arte del siglo XX ni de proporcionar una definición del arte. La razón es que la teoría no ha comprendido aquellas cuestiones necesarias para llegar a un resultado porque se ha dejado conquistar por los conceptos ya que, como parte de la sociedad, acepta sus exigencias. El pensamiento se desarrolló para conocer. Una nueva etapa la constituyó el conocimiento del conocimiento pero, gracias al progreso social, hemos llegado al pensamiento por el pensador.
No se ha alcanzado la idea del arte porque las opiniones sobre el arte han estado condicionadas por intereses particulares de quienes poseían el derecho y el poder de opinar. La búsqueda de la verdad ha sido reducida a la búsqueda del interés y la sujeción a conceptos impide una valoración real.
Daniel Buren: : “Nosotros no somos Pintores”
El pensamiento racional no puede llegar a conocer las causas últimas de las cosas. Saber no es comprender. Quien solo utilice la razón cometerá un error tras otro. El pensamiento racional es parcial, luego falso. Pero tengamos cuidado con un tiempo que pretende negar el valor de todo lo anterior, también la razón. La tendencia actual, fuera de las instituciones, es negar el valor de la razón e imponer el instinto, otro exceso; y pasamos de un extremo a otro pues esa negación de la razón exige la aplicación de la intuición la cual, por si sola, tampoco será suficiente. Por esta tendencia, dentro de un tiempo no quedará nadie que aprecie el arte del siglo XX por ser demasiado racional, por precisar de excesivos razonamientos teóricos. Pero afirmo que hasta esos excesos tenían un sentido, también ellos fueron una necesidad.
Arthur Danto: “Apenas sabemos qué pretendía el cubismo”
Los artistas han cuestionado el arte pero no hay por qué pensar que la teoría no sea cuestionable. Los artistas fueron corrosivos con las estructuras de poder. No pretendemos hacer críticas personales, solo indicar cómo, a nuestro entender, están constituidas las estructuras teóricas.
Notas:
1.- F. Nietzsche, Fragmentos póstumos IV, Editorial Tecnos, 2006 Madrid, p. 425, 11[234].
2.- Ibíd. p. 85, 2[29].
3.- Ibíd. p. 585, 14[159].
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