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2016 © "En el patio de tu casa" por Rosa Matilde Jiménez Cortés
Del lat. musēum (lugar consagrado a las musas o edificio dedicado al estudio), “Museo” es mi espacio interior (sala vacía) En el patio de tú casa, seis ventanas abiertas al exterior; pintura sobre caballete distribuida en la planta baja del Museo en la ciudad de Córdoba, Ver.
EL NIDO DEL CENZONTLE
Con la mirada fija en la pulcritud del blanco, el papel me resulta demasiado tieso para entrar en él; es más cómodo rasgar sus partes y sentir de lleno la fragilidad de sus poros entre mis dedos. Comienzo el trazo, me deslizo sin reparo por el contorno de sus partes haciendo mía la densidad de las formas existentes únicamente dentro de mí mente. Apenas siendo consciente, la casa se construye sola pero continúa deshabitada, entonces abro la única puerta y me deslizo por su lengua; son ríos de palabras menstruas corriendo por los rieles de mi destino. Adentro sé que alguien me espera: es el cenzontle que mi abuela paterna me obsequió antes que yo naciera. La costura del día cero me reclama, una torre de marfil ceñida con el cinturón rojo de mi madre tuerce el laberinto al que temo caer. Del cielo se desgaja la lluvia cálida de los recuerdos, añoranza del pasado y una vida por vivir de cara al futuro trepada en las alturas de mis miedos sin temor a caer y ser mi propio nido. Enciendo una hoguera y me enredo en su hechizo.
PATRONES DE CONDUCTA
Y como patrones de conducta, los moldes se repiten unos a otros calcando sus existencias a la piel de la memoria. Recolectora de sueños, escribo en las palmas de mis manos la figura dostoievskiana entre nubes de silencio, como si hubieran muros blancos que se interponen en mi camino a la vez que franquean la historia de mi destino, que no es el mío, es de ella; la pintura con faldita roja y zapatitos de gamuza azul. Sonrisa débil y encantadora que me seduce e insta amarla, ser niña y franca, mirada diáfana entre bosques sembrados por lobos. Un poco de cuento quizá y mucho de realidad también, despertar y verse cosido al destino de la vida con todo y nubarrones.
PARTIDO POR EL CENTRO
Divididos, seccionados por el bien y el mal, somos candidatos eternos a vivir en condena perpetua de izquierda a derecha en las averías de un corazón roto; signo de vida, júbilo y alabanza. No temas Paisa, nacemos mojados... cruzamos a nado canales negros para blanquearlos con mares de inocencia, esperanza que no muere mientras haya fe en un sistema. Encuentra la caja fuerte y hallarás la mina de otro, porque tuya jamás será. No te condenes, condenado estás. Sé feliz, pinta una sonrisa en tus mejillas y con tus labios llora, implora un beso antes de dormir. Haya sobre tu cabeza un aura que corone tus desdichas si con ella logras alcanzar el perdón. Tiéndete sobre tu centro y alcanza la mitad de ti. Paisa, no copies al vecino, tú no estás partido mientras sostengas con firmeza la pronunciación en ti.
JUEGOS DE CUNA
Quizá no lo recuerdas pero cuando fuiste niño eras más sabio de lo que serás si acaso envejecieras. Eran tiempos modernos donde la calidez de las miradas se enredaban en un abrazo sin circuitos de por medio; tiempos contemporáneos de un pasado incierto que ya no sabes si fue real o invento de la tecnología. Los tiempos que corren son momentos álgidos, ausentes y pobres, sin calidad humana porque están vestidos de ego y así surcan las vías del destino, ausentes de respeto, toreando al miedo; sin algo que los frene; el tiempo se precipita a perecer más pronto que nunca. Se vive la vida tan de prisa que la edad de piedra se mira evolucionada en contraste con las cavernas actuales habitadas por almas idiotizadas por su tiempo. Una noche cualquiera alcanza tu cuna y mece tus sueños, desnúdate y sé niño, explora tu mente; piérdete en la espesura negra de tu misterio y aférrate al timón de tu vida con firmeza, pero no olvides aquellos juegos a media noche que tanto te enseñaron de ti. Se simple como la línea hecha de un solo trazo sin regla de por medio.
EL CIRCO DE LA VIDA
Pájaros al alba ocultos entre manchas blancas de silencio; amanece el día y el circo despliega sus carpas como alas de mariposa incitando al débil. Curiosa la mirada busca un hueco para deslizarse dentro, ver el espectáculo prohibido por alguien a causa de algo que ignoro pero presiento; indiferencia de mi parte que comparto al interesado, el que reclama desde el silencio armado de anonimato porque plantar cara no puede. Y de las sombras matutinas se desprenden las casas mal hechas, construidas a media luz como si el trazo se hubiera hecho desde el abismo más negro. Pero ellas lucen esplendorosas pese el quebranto en sus líneas, igual se abren paso entre ellas para salir airosas del espectáculo de la vida. Atrás queda la niñez de la infacia hecha inocencia, algo se ha roto desde raíz y ya no se pinta sola la línea. Es el primer acto y el aplauso tarda en llegar, hacerse presente... los payasos comienzan la función sin mí.
EL OTRO EN EL MUSEO
Tú para mí eres el Otro, la otredad de 'yo', mismidad idéntica a mí. No te confundas, lo que a ti concierne a mí no atañe pero en algo nos une: somos hijos del mismo quebranto, la misma llaga e igual dolor. El Otro en el Museo, significa lo que para ti es extraño para mí no lo es, porque en ti me reconozco igual hoy que ayer. El otro en el museo es la mirada trunca en una sala vacía y cerrada, con un espejo dentro mirándose a sí girar en su órbita el destino ajeno. ¿Quién te crees para dejarme fuera de una sala vacía? Llena de gracia, la obra se lleva dentro.