Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
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Diane Van Deren

 

Artistas de la generación 2000-2010 en Galería Gabriela Mistral


LOS SOBREVIVIENTES


-- Ocho artistas se reúnen en Galería Gabriela Mistral bajo la curaduría de Cristián Silva. Se trata de los mexicanos Jose Dávila, Gonzalo Lebrija, Augusto Marban y Fernando Palomar, quienes exponen junto a las chilenas Johanna Unzueta, Alejandra Prieto, Francisca Sanchez y Livia Marín.

-- La muestra lleva el extravagante título Diane Van Deren, que corresponde al nombre de una ultramaratonista estadounidense que perdió la memoria de corto plazo, lo que le permite correr durante días y noches sin sentir cansancio mental. “Me pareció una metáfora muy bonita para hablar del trabajo de estos artistas”, señala el curador. “Son obras que resisten en su lenguaje, que abordan sensiblemente los asuntos de espacio y tiempo,  y que replantean el tema de la memoria ya no desde el habitual enfoque histórico político, sino desde su propia subjetividad”.

--Librepensadores, experimentales y energéticos, entre 2000 y 2010 estos artistas lograron adaptarse a la globalización y sobrevivir a sus dictaduras de mercado, circulando en la escena internacional con propuestas muy singulares, sin transar con las tendencias de moda ni con discursos preestablecidos.  

--La muestra incluye alrededor de treinta obras,  que transitan entre el video, la fotografía, los objetos, la gráfica y la performance. El público podrá visitarla entre el 28 de mayo y  el 30 de junio en Galería Gabriela Mistral.  Alameda 1381.

          Emocionales e inteligentes a la vez, diversas, experimentales y de alto voltaje: así son las obras que, entre el 28 de mayo y el 30 de junio se exhiben en Galería Gabriela Mistral. Se trata de cuatro artistas mexicanos --Jose Dávila, Gonzalo Lebrija, Augusto Marban y Fernando Palomar—y cuatro artistas chilenas --Johanna Unzueta, Alejandra Prieto, Francisca Sanchez y Livia Marín—quienes realizan exploraciones sumamente independientes y personales, experimentando con imágenes y materiales provenientes de su propio universo mental, conectando el plano autobiográfico y cotidiano con contextos e ideas más universales. 

Y así también es el curador de la exhibición, Cristián Silva, un artista chileno que entre el 2000 y el 2010 -período que comprende la curaduría- vivió en México, desde donde se movió hacia otros países, enriqueciendo su mirada y su práctica de arte. De vuelta a Chile, ha seguido transitando por múltiples lenguajes y disciplinas, incursionando en la escritura, la curaduría y la docencia, sin perder su propio sello, caracterizado por la agudeza para integrar elementos y mundos heterogéneos. El encargo que la galería le hizo fue realizar una puesta en escena que diera cuenta de la generación de artistas que emergió en Chile entre 2000 y 2010. “Yo no estuve en el país justo en ese período y es por eso que decidí hacer algo muy honesto, desde mi propia experiencia, e incorporar el trabajo de artistas mexicanos con quienes compartí durante muchos años.   Desde ahí busqué conexiones con lo que sucedía en Chile en ese momento, y decidí convocar a un grupo de artistas chilenas por cuyas obras siento gran admiración y con quienes también he trabajado anteriormente en varios proyectos. Todos ellos comparten un espíritu de obra en común y carreras con un alto nivel de circulación internacional”, explica.

En efecto, los autores que participan tienen gran presencia fuera de sus países , y algunos de ellos se han insertado con mucho éxito tanto en circuitos comerciales como netamente culturales. Su mérito es que han sido capaces de sobrevivir al cambio de mileno y sostener obras sólidas, manteniéndose fieles a ellos mismos, pero siempre en procesos de búsqueda. También, muchos de ellos transitan entre diversas disciplinas o provienen de otras formaciones; entre los mexicanos ninguno egresó de la carrera de Arte, sino que llegaron desde la arquitectura, el cine, las comunicaciones, la publicidad o  la música. 

Resistentes corredores  
El título con que Silva bautiza esta muestra colectiva no deja de ser curioso: Diane van Deren. Es el nombre de una ultramaratonista estadounidense quien saltó a la fama durante la década del 2000 porque, pasados los 50 años, ganó la maratón más dura del mundo. Y así ha seguido corriendo carreras de cientos de kilómetros, por más de 22 días y en condiciones extremas, sin mostrar señales de cansancio físico. Antes de realizar estas hazañas, la mujer fue sometida a una lobotomía que la curó de una epilepsia pero que le trajo una secuela aún más gravitante: perdió la memoria de corto plazo. Precisamente es esa condición la que le permite llevar su resistencia al límite, ya que no tiene noción del paso del tiempo ni de la ubicación espacial, por lo que corre y corre sin atender a la dificultad del desafío y sin agobiarse sicológicamente.  

Esta historia estimuló la imaginación del curador y se ofrece como una metáfora que refleja la actitud de los artistas de la muestra, cuyas obras corren por sus propias pistas atendiendo a las pulsiones de su energía personal. Pero también le interesó abordar la forma en que estas obras procesan el tema de la memoria, ya no desde el habitual enfoque que en Chile está asociado a la historia política reciente, sino desde cruces más abiertos, diversos y equívocos: “En la obra de estos artistas hay una dimensión de la memoria que oscila entre lo científico, lo sentimental, lo doméstico, lo trágico, lo histórico y lo humorístico, misma que me interesa mucho explorar y que me da la impresión es un terreno muy fértil para nuestro trabajo en general”, señala.

Las obras que ahora se exhiben se la juegan en su presencia, sin necesitar discursos que las expliquen. Todas remiten a una suerte de fenomenología, que invita a observarlas dejando que hablen por sí mismos. Todas también, en su conjunto, generan un efecto que tiende a desestabilizar la lógica racional, instalando sistemas de pensamiento alternativos y personales.
La exhibición contempla más de 30 trabajos, en lenguajes de instalación, fotografía, objetos, gráfica y video, siendo este último formato protagónico en el montaje. Se trata de breves piezas que cuentan micro historias, momentos, situaciones que escapan a la lógica racional o a los modelos más ortodoxos para interpretar el mundo.

Resulta sorprendente el video de Gonzalo Lebrija, en el que el autor le dispara a libros que han sido lanzados al aire por una máquina, trabajo relacionado con su obsesión por fenómenos físicos como la fuerza, la velocidad, la precisión y el azar. En una línea fenomenológica similar, Johanna Unzueta proyecta la delicada escena de un fósforo que se enciende y se apaga. También Fernando Palomar proyecta en video una escena llena de misterio y sarcasmo: frente a una puesta de sol, el artista "acompaña" algo torpemente con su batería el cierre de la Sinfonía No.35 de Mozart.

          En otra línea José Dávila presenta sus trabajos que dialogan con la arquitectura y que juegan con las ilusiones espaciales en composiciones geométricas. Por su parte, Francisca Sánchez exhibe una serie de trabajos que abordan la idea de la representación de la naturaleza desde experimentos con el volumen (los movimientos del mar, las nubes, las montañas, lo subterráneo) utilizando materiales de desecho y forzando sus cualidades geometrizantes. Así también Livia Marín ofrece un registro exploratorio, mostrando parte de su actual investigación, la cual gira en torno a la mutación simbólica y material de objetos de uso cotidiano.

Una de las obras más sorprendentes es, sin duda, la sutil intervención de Augusto Marbán, quien instala a una mujer en el borde interno de la ventana de la galería que da a la calle, quien duerme cubierta por una delicada tela tornasol). Desde la vereda, el espectador verá un inquietante bulto que se mueve levemente con la respiración.
Alejandra Prieto, por último, participará con algunas de sus obras hechas en carbón, en las que se explicita claramente el cruce entre el imaginario personal y el relato local, asociando, por ejemplo, lo cotidiano a la compleja realidad social de las minas de Lota. Esta vez muestra una zapatilla deportiva hecha con ese material: “En nuestra ficción, esta obra opera como el logotipo dislocado de la muestra: la zapatilla perdida de Diane Van Deren”, bromea el curador.


LAS COORDENADAS

¿Cuándo?: Entre 28 de mayo y el 30 de junio. Lunes a Viernes de 10:00 a 19:00 horas.
¿Dónde?: Galería Gabriela Mistral. Alameda 1381. Metro Moneda. Fono: 224065618
Más información: http://ggm.cultura.gob.cl/


                                                       
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