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GRACIELA FIGUEROA. AMOR EN ACCIÓN.
Por Vicky Larraín
"ESTA BAJANDO" un trabajo de amor, de rostros sonrientes, un poco lo contrario de aquellos rostros angustiados que se han puesto de moda para justificar la frase “Es Intelectual y como lo es debo estar seria”
Y cuando veo las palabras de Graciela en la Red, la recuerdo, llena de esa alegría o vitalidad siempre empujando al mas débil, porque ella cree que SE PUEDE.
"La verdad es que mi vida siempre ha sido una sorpresa, eso de que se hace camino al andar es una gran verdad. Cuando miro atrás hasta me sorprendo de lo que hice", reflexiona en voz alta Graciela Figueroa, MUJER EN BUSCA deL desarrollo humano integral, que terminó cristalizando en el Espacio de Desarrollo Armónico - Río Abierto Uruguay, que funciona en Montevideo y del cual es su directora.
"El arte es una de las herramientas en el desarrollo armónico del hombre, en el cual incluimos la Educación, al Convivencia, la Salud. Todo es desarrollo humano, pero sobre todo tiene que ver con empezar el cambio desde uno mismo, no sólo hacia lo social", explica al ser interrogada sobre la esencia del centro.
Al Espacio de Desarrollo Armónico llega "todo tipo de personas", con distintos intereses puntuales y diferentes procesos personales. Se trabaja LA ACROBACIA DE LA VIDA, esa especie de carrusel en el que a menudo nos subimos sin saber si acelerara el ritmo, cada uno desde su propia necesidad. Hay quien quiere ser un artista, o quien quiere conocerse más, transformarse, mejorar en su vida. Cada persona inicia así un camino, un proceso de descubrimiento personal.
Grupo Espacio
"Siempre trabajé con todo tipo de gente, y ahora además está de moda, entonces hay grupos de gente con capacidades diferentes, o gente más gorda, más flaca", que encuentra en la danza un vehículo para la expresión.
Además de esta moda, ahora también "hay de parte de las autoridades uruguayas, un reconocimiento mayor. Creo que todo está tratando de hacerse, hay unas ganas de querer renovarse, querer unirse, rescatar además toda la parte intelectual de la danza", afirma, aunque reconoce que su disciplina siempre estuvo en una posición relegada respecto a las demás ramas del arte.
Graciela Figueroa
En ese mayor reconocimiento de la danza, y también de la trayectoria profesional de Graciela, el Teatro Solís lanzó este año la "Temporada Anual de Danza Graciela Figueroa".
"Fue una sorpresa y realmente estas cosas siempre te dan una fuerza. Aunque uno sabe que el trabajo es de todos los días, estas cosas ayudan. Y sobre todo ayudan a la divulgación del trabajo y a la posibilidad de realizarlo", comenta.
En el marco de esta temporada anual, la compañía que ella dirige participará con la puesta en escena de "Está Bajando", un espectáculo "intenso" que integra danza, teatro, música, acrobacia, artes plásticas y audiovisuales, con humor y sensibilidad.
"Este espectáculo lo empezamos a ensayar ahora, pero es como si fuera una película. Es un proceso de larga data, casi todos los artistas están desde hace una década en el grupo; es imposible hacer un espectáculo como éste sin una comunicación profunda", explica Graciela, consciente de que en la danza "la materia está siempre presente". "El espíritu tiene que estar encarnado en cada célula para que se logre expresar lo que se busca", concluye.
Sobre el espectáculo
"Con un espectro que va desde la devoción de las músicas de Johann Sebastian Bach hasta las danzas y malabarismos que hace la vida en las calles del mundo, en un momento en que precisamos comprender que nuestros destinos están unidos así como el de la tierra, el distintivo del espectáculo es su vitalidad, humor y una alegría y esperanza que abraza también al dolor y la tristeza.
Este trabajo es un homenaje a la fuerza y voluntad de vida de las clases económicamente más pobres y una oración para que todos podamos aprender más unos de los otros y lograr que el maravilloso caudal energético de todos los niños pueda volcarse a la sociedad en otros niveles que el de subsistir".
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DIALOGO EN LINEA.
¿Cómo ves el panorama de la danza nacional en la actualidad?
GRACIELA: Veo el panorama de la danza con gran riqueza y potencia. Creo que las danzarinas de hoy tienen más equilibrio entre arte y vida, y han tenido más apoyo, más tierra económica, para poder desarrollar sus trabajos. Generalmente en este momento, la gente vive de las clases y realiza espectáculos siguiendo las ayudas, y en base, a proyectos cortos, dentro de una dedicación global de largo alcance.
La gran mayoría de las personas que están llevando un proyecto de danza adelante son mujeres de clase media alta. Aún hoy se necesita ser muy valiente, o tener un apoyo mayor todavía para zambullirse en la danza siendo hombre.
Todas estas personas con gran persistencia han ido desarrollando (a mi entender) sus talentos, y pueden armonizar vida, trabajo cotidiano y presentación de espectáculos que se van volviendo cada vez más interesantes y bien realizados. Sin embrago dar continuidad y cotidiano al trabajo de un grupo sobre todo si son mas de tres o cuatro personas, es una empresa muy difícil (no quiero decir la palabra imposible).
¿Cómo han influido las nuevas políticas culturales del Uruguay en la realización de nuevos espectáculos?
Creo que las políticas culturales han ayudado en esta fase de realización sobre todo a las personas que empiezan y a los jóvenes creadores que ya han desarrollado la fuerza de la persistencia y que pueden disfrutar del incentivo de los Fondos Concursables y premios. Creo que también ha habido mucho más intercambio y descentralización y que ha sido posible realizar temporadas y proyectos que desde siempre estaban en el imaginario de los artistas, como las idas al interior y a lugares menos visitados por la “cultura”.
¿Qué es lo que todavía hace falta para mejorar?
Si bien, la intendencia ha apoyado a algunos grupos y escuelas pagando la mensualidad de algunas personas nuevas -para que hagan dos clases por semana-, hasta ahora no se ha dado un apoyo sostenido a la danza contemporánea, grupo o escuela, aunque han habido proyectos desde la época de Elsa Vallarino y Hebe Rosa.
Saludamos con alegría el plan piloto y su posible futuro en la Universidad, el bachillerato artístico e intentos en camino de la realización de un profesorado de danza en el IPA. Existe la Red Sudamericana de Danza como un instrumento de contacto.
¿Cómo fueron tus inicios como bailarina?
Voy a hablar de uno de mis inicios, mi entrada al Grupo DALICA – Danza Libre de Cámara-, dirección Elsa Vallarino. En Dalica la danza era una cosa de amor y devoción. Teníamos la escuela del arte independiente, y el disfrute en el ejercicio, ensayo cotidiano, pasara lo que pasara. Agradezco el trabajo con Elsa, una persona muy humana, pero con un llamado hacia la danza fuera de este mundo, y que ponía toda su capacidad espiritual y material para que sus espectáculos se realizaran. Las artes se unían con naturalidad en sus espectáculos. Ensayábamos de noche, fines de semana, cuando fuera, tan contentas y contentos.
Muchas de las bailarinas de ese grupo, que fue un bastión en ese momento, dejaron cuando fueron creciendo y haciendo sus familias. Por suerte, entonces y hoy, hay hombres que se hacen presentes y nos deleitan con su danza. Igual todavía falta mucho, siquiera para que un hombre tenga espacio para sentir si quiere danzar. Ya de chicos o antes de nacer, empieza la narcodanza. Perdón por las generalizaciones, pero suele acontecer cuando uno habla.
¿Qué ha cambiado desde aquellos tiempos?
Se ha avanzado en el respeto y aceptación del trabajo de los otros, aunque todavía una diferencia de estilo puede redundar en una separación y discriminación, en no poder trabajar juntos para objetivos comunes. Creo que junto con el poco reconocimiento de longa data de la cultura predominante, ese ha sido uno de los puntos flacos que ha tenido la danza consigo misma.
También se ha avanzado en la consideración y la conexión con nosotros mismos en contraposición a la reverencia de lo que nos viene de afuera por ser de afuera. Otra vez más voy a generalizar: el Uruguay tiene la virtud de mirar hacia fuera y eso hace que vaya acrecentando su riqueza interior y su poder de síntesis, pero tenemos unos lentes muy opacos para mirar todo lo que viene de adentro, se hacen reportajes y se estudia la historia de personas que vienen del exterior pero poco espacio se da a lo que ha brotado y se sostiene aquí.
En este momento está sucediendo una Convención de Danza organizada por la Asociación de Danza del Uruguay (ADDU) en la que se juntan personas de diferentes tendencias, mirando con esperanza y fuerza tanto para adentro como para afuera. Creo que esta mayor inclusión de la danza y el cuerpo físico como terreno en que todos los otros cuerpos se expresan, redundará en una dimensión cuántica en la plenitud de nuestro pueblo.
Los tres ejes principales en los que siento que ha mejorado la cosa y una coda: 1. En el análisis cuidado y documentación de los trabajos. En la aproximación teórica e intelectual, en la colaboración con otros actores en este sentido. 2. En nuevas posibilidades a través de fondos y espacios que se han abierto, facilitando que las personas puedan ganar dinero por lo que hacen. 3. En la ecuación Danza Una, Diversidad.
En referencia a tu vivencia en Nueva York, ¿cómo ha influido en tu carrera la experiencia en el Merce Cunningham School?
La escuela de Merce Cunningham fue como un bálsamo para mi ya que en los lugares que yo había audicionado y trabajaba en ese momento –Martha Graham School of Dance, Julliard School of Dance and Music- se sentía más la presión, la competencia y la exigencia en cada momento que en lo de Merce. En lo de Merce todo era mas relajado, más “cool” aunque él siempre me produjo una resonancia muy fuerte. Estaban las pasiones pero no en primer plano. Yo enseguida me sentí más en casa, pero atesoro todo lo aprendido y la belleza antagónica de la técnica Graham o la emoción de caer y recuperarse, de la respiración de Humphrey-Limón que se integraron profundamente en mi trabajo y en mis clases.
Aunque el uso de la música de las diferentes compañías era muy diverso, por ejemplo Merce y John Cage podían juntar media hora de danza y media hora de música el día de la función o John descorchaba un champagne y contaba anécdotas mientras sucedía “How to kick, fall and run”; en las clases se trabajaba encima de la música con magníficos pianistas u otros instrumentistas. Andy Warhol, David Tudor, Robert Raushenberg, Jasper Johns, John Cage y por supuesto Merce, para hablar solo de los mayores, eran figuras cotidianas para nosotros. Y la unión del arte, con la ingeniería, la ciencia…
Yo había sido invitada para un trabajo con obras de Merce, para elegir gente para la compañía, pero antes de eso la gente de Twayla Tharp me vieron en clase y entré directo en la compañía de T sin hacer audición ni nada.
¿Cómo era el movimiento artístico neoyorquino en los años ‘60?
Yo estuve en Nueva York aproximadamente del 65 al 70. En ese momento en Nueva York, y creo que muchos lugares del mundo, se vivía un momento de expansión de la conciencia y de reconocimiento del amor como parte de nuestra verdadera naturaleza.
En el arte y en la danza en particular contemporánea, pero también clásica, o moderna o neo-clásica… la creatividad estaba a la orden del día y abalada por un trabajo diario entusiasta y riguroso y en el que las diferentes tendencias se daban su espacio y respeto.
De manera general vivimos esa onda especial como un momento fecundo y de gran potencia. Sentíamos que el mundo estaba cambiando y nosotros co-creábamos con el. Y estaba, pero no tanto como pensábamos. Tuvimos que volver atrás y recoger todas nuestras sombras.
En relación a tu pasaje por La Comedia Nacional y el SODRE, ¿qué podés narrar de esas experiencias?
Hubo algo en común con las dos experiencias: 1) en que fueron experiencias muy amorosas, 2) que trabajé con todos los integrantes en el caso del SODRE y con casi todos en el caso de la Comedia Nacional, y 3) el alto nivel de profesionales, tanto en el elenco como en los rubros técnicos, con los que conté en ambos casos.
Con La Comedia fue buscar un lenguaje, un tono que nos pudiera unir con Handke y la escucha de un ritmo, la audición interna. Fue hermoso ver como personas, artistas acostumbrados a la palabra llegaron a una escucha radar que hacía que salieran justo en su entrada después de haberse transformado en otro personaje. Algo que parecía nada iba tomando forma y de repente estaba ahí. Queríamos filmar la visión del público y lo que pasaba en bambalinas. Con equipo de costura ayudando para que 27 personas pudieran llegar a hacer los cientos de personajes que la obra requiere.
Con el Esplendor yo me había propuesto sentir al Cuerpo de Baile del SODRE. Saber qué era ese cuerpo y mi propuesta fue abierta a que todos trabajaran; incluso personas que según los parámetros comunes están ya para jubilarse y no para actuar. Yo siempre había ido a ver sus espectáculos pero ahora sé más: qué es el SODRE y el Cuerpo de Baile y las bellezas y dificultades de trabajar con él. Pese a ser un momento de profundas dificultades burocráticas y edilicias, pudimos presentar nuestro espectáculo junto a la orquesta sinfónica y el coro y quedo agradecida a la entrega y talento, y quedé gratamente sorprendida de la facilidad y necesidad de creación de todos sus integrantes que contribuyeron con su aporte en esta empresa audaz y corajuda. En el amor fue igual, en el proceso de realización creo que los bailarines del SODRE han sido menos cuidados y están más heridos en su autoestima, y han aprendido a defenderse hasta a veces hacer cosas que van en contra de su producción.
Todos queremos que la abundancia de esta nueva etapa ayude a curar todas las heridas y permita que toda esa creatividad brille.
En referencia al Espacio de Desarrollo Armónico (EDA), ¿cuáles han sido los principales aportes del EDA? ¿Qué es lo que ofrece el EDA que no existe en otros espacios educativos de la danza?
El EDA desde el tronco del ser tiene dos ramas de aprendizaje, investigación o exploración, que a veces las vemos como dos, a veces como una: el arte y el desarrollo armónico.
Alguien que va a danzar o a hacer teatro, o algo de música al Espacio inmediatamente entra en contacto con el trabajo de desarrollo que impregna todo lo que hacemos; aunque pienso que ese contacto está también en todos los espacios educativos de la danza.
A veces tomamos el significado de la palabra trabajo como “amor en acción”, otras lo ponemos con mayúscula, Trabajo, para diferenciarlo de los trabajos que hacemos en la vida para poder comer, relacionarnos, etc., como un Trabajo que está atrás de todo esto y tiene que ver con el recuerdo de nosotros mismos, de nuestra parte más profunda que siempre está ahí, y nada ni nadie puede amenazar.
Otra característica del EDA es la diversidad de personas que asisten y que tienen contacto entre sí; a veces porque hacen algo, ensayan algo para la fiesta, otras veces un contacto más energético, o de presencias, porque el trabajo lo hacemos entre todos.
Alguien que entra a hacer danza o teatro en el Espacio porque quiere ser un profesional está amparado, acompañado, vibrando junto y viceversa, por alguien que está trabajando en su autoconocimiento, por alguien adulto mayor o por alguien con capacidades diferentes, y todos guiados por ese Trabajo que es, y quiere ser, para todos.
¿Qué es un desarrollo humano integral?
Creo que los humanos estamos siempre buscando ese ser íntegro, descubriendo nuevas matrices que vienen, voy a decir, de lo alto (por ponerlo en algún lugar) y que también se forman, se espejan, con los actos de cada hombre y mujer. Quiero decir que el ser humano integral es algo dinámico y de un desarrollo infinito. Tenemos ejemplos humanos de personas que con sus vidas, actos, han transformado la humanidad, y en nuestras vidas cotidianas percibimos también actos, personas que nos hacen más íntegros con su sola presencia.
Un ser humano integral puede estar en el mundo sin perderse a si mismo, atendiendo a todas sus inteligencias, desarrolla y armoniza sus partes de forma de poder vivir y escuchar su potencial y poder compartirlo en el mundo y trascenderlo.
Voy a tomar tres ejes o inteligencias para ponerlo corto. Un desarrollo integral lleva al ser humano a expresar todo:
- su potencial de vida (vitalidad, energía, voluntad, motricidad, realización)
- su potencial de amor (a sí mismo, al prójimo y a (aquí cada uno pone la palabra que quiere)
- su inteligencia (luz, inspiración, creatividad, intuición) trabajando en sincronicidad, en sinergia.
Todo esto guiado por un trabajo de despertar y por el misterio, espíritu, espacio (aquí cada uno pone la palabra que quiere)
Puede que momentáneamente yo necesite hacer un trabajo puramente “intelectual” (descubrimiento, examen, investigación) muy fuerte, que me aleje de otras inteligencias.
Cuando vuelvo de esa expedición el corazón puede ayudar a que ese invento de buenos frutos. Pongo este ejemplo porque tiene que ver con el traspié de la civilización occidental que pudiendo a través de los logros de su parte intelectual, traer bienestar a todo el cuerpo de la humanidad y de otros reinos, no ha escuchado su corazón y deja que parámetros de su cerebro reptil dominen su corteza y la desvíen.
Existe en la Facultad de Artes de la UdelaR el proyecto para la realización de una nueva carrera universitaria en danza. ¿Qué opinión te merece este impulso? ¿Qué es lo que no debería faltar en esta carrera? ¿Conoces la experiencia del Plan Piloto?
Me parece un impulso maravilloso, y que puede equilibrar, mover algo, hacia esa formación integral que hablamos, en el campo energético de la ciudad, del país…
Poner un plan de estudio aquí me parece que excede las características de esta entrevista, pero creo que sería bueno dar espacio para el material humano que tenemos aquí y lo que han ido aprendiendo y desarrollando, para diferentes técnicas codificadas, espacios que promuevan el contacto y la creatividad, que fueran incluidos sistemas probados que promueven la salud a través de la profundidad corporal y pueden transformar la concepción de la duración de la carrera de una persona. Y por supuesto una formación integral del ser humano, que se haga extensiva a las personas que dan las clases y dirigen esa carrera.
El Plan Piloto me pareció un pasito mínimo pero máximo en esa dirección, esfuerzos de años de diferentes personas cuajaron en algo que se ve y tiene una forma. Creo que todos aprendimos con eso y además manda al aire un “se puede”.