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MEDIALABS EN LATINOAMÉRICA
YELLY BARRIOS/URUGUAY VALERIA RADRIGÁN/TRANSLAB CHILE
YELLY BARRIOS entrevista a VALERIA RADRIGÁN/ Creative director TRANSLAB- Chile en el marco del proyecto fin de master en gestión cultural que realiza junto al grupo 1-Cultulab de la Universidad Carlos III de Madrid, 2011.
¿Cómo defines el concepto de Medialab y transmediales?
Un Medialab o laboratorio de medios es una instancia para trabajar y pensar los medios digitales en directa relación con la praxis artística y la cultura contemporánea. Al pensarse como un “laboratorio”, inmediatamente se subraya su carácter experimental, de juego, de error y acierto, de investigación transdisciplinar. La filosofía de un medialab es por lo general basada en la cultura open source y DIY (do it yourself); se promueven acciones colaborativas y de acceso libre a la comunidad.
Lo transmedial significa cruce de medios. En efecto el prefijo TRANS denota un carácter nomádico en el término; de cruce entre sistemas diversos. Una investigación transmedia, pone su acento en el proceso que vincula mecanismos de creación y estructuras propias de diferentes medios. Esto implica alterar sus modos de producción, oponiéndose o diferenciándose de la noción tradicional de intermedia- o interdisciplina, donde toda búsqueda consiste en incluir o sumar medios o disciplinas en lo que yo llamo “formato base”.
Esto se ve claramente en el teatro, por ejemplo, donde por lo general se incluyen una serie de elementos “anexos” a la disciplina que pueden servir para contar una historia o para potenciar la misma pieza. Desde esta perspectiva, todo medio incluído en la puesta en escena pasa a ser un recurso de la misma. En la lógica INTERMEDIA, por lo tanto, los medios nunca alteran al formato teatral en sí mismo, nunca cuestionan o ponen en crisis la estructura de un espectáculo tradicional. En un proceso TRANSMEDIA, en cambio, los elementos se cruzan desde su estructura, desjerarquizando todos los elementos que entran en juego. Esto quiebra la noción de “formato base”; los medios NO están siendo usados como recursos al servicio de, sino que el acento está puesto en utilizar y subrayar su propia potencialidad semiótica.
¿Cuál crees que es su potencial?
El potencial investigativo de un medialab es enorme, ya que revela todo un ámbito de nuevas relaciones entre dos áreas aparentemente opuestas como lo son arte y tecnología. Esto abre un nuevo ámbito al conocimiento, promoviendo cruces, aperturas mentales, contacto entre esferas que en cierta medida han estado separadas en nuestra sociedad.
¿Crees que es necesario crear más redes de trabajo con esta filosofía? ¿Por qué?
Si, por supuesto. Existe una paradoja en el trabajo de los labs que registro al menos acá en Chile, y es que si bien la filosofía de trabajo es libre y colaborativa, la mayoría de los labs operan de modo aislado e independiente, sin conexión entre ellos. Al ser un ámbito de acción tan específico, sería importantísimo formar alianzas, redes de contacto y tener alguna suerte de catastro en relación a las orientaciones de cada uno de los labs a fin de poder generar acciones comunes, trabajo, etc.
Con Translab he tratado de hacer esto en Chile, pero me ha resultado sorprendentemente más fácil con otros países; de hecho en relación a esto hemos convocado ya a una videoconferencia internacional sobre art-labs en red en la que participarán 5 países y que debiera llevarse a cabo en septiembre 2011.
Muchos de los proyectos que se desarrollan en centros de estas características son sumamente interesantes, sin embargo muchas veces es muy poca la implicancia de la mayor parte de los colectivos sociales en ellas ¿Por qué crees que se da este fenómeno?
Creo que esto se da ya que la orientación de los medialabs es claramente hacia artistas-técnicos y científicos. En general no están pensados como instancias de acceso general de la tecnología a la sociedad, son simplemente orientaciones distintas.
Claro está que esta orientación segmenta en gran medida el acceso de la ciudadanía a las actividades de los medialabs, y ciertamente se podrían organizar actividades que fueran más inclusivas o “masivas”, pero creo que esto tiene que ver con la orientación de cada lab en concreto. (Existen de hecho labs claramente orientados hacia el acceso comunitario a la tecnología, permeabilizan su rol con el de un centro cultural más tradicional.)
No me parece particularmente mal que no haya mayor implicancia de colectivos sociales en las actividades de un medialab; en general la actividad artística es segmentada hacia un cierto tipo de público, lo mismo las instancias de investigación científica.
¿Cómo se puede hacer más accesibles los medialabs a la ciudadanía?
A través de instancias como, por ejemplo:
-Cursos teóricos o labs de introducción al fenómeno transmedia, pensamiento contemporáneo, relaciones arte/tecnología, etc.
-Encuentros presenciales y difusión de actividades.
-Distribución gratuita de material investigativo: e-books, tutoriales, ensayos virtuales, libros de ediciones independientes.
-Fundamental trabajo de difusión y publicidad del lab a través de diversos medios de comunicación.
¿Qué tipo de dificultades crees que existen en los medialabs latinoamericanos? ¿Cuáles son las principales diferencias que crees existen con los centros ubicados en Europa o Estados Unidos?
Falta de recursos!- Desconocimiento del tema
La combinación de estas dos dificultades es el centro de la problemática latinoamericana. Las principales instituciones que podrían financiar o al menos auspiciar este tipo de trabajo en nuestros contextos son las universidades, pero la praxis, filosofía y conocimiento que sustenta y deriva de un medialab no está validado por la universidad. Es más, me atrevería a decir que es un tipo de acción y pensamiento que desde cierta perspectiva es peligroso para el sistema universitario, ya que plantea un tipo de educación alternativa. Por lo demás, la idea de la libre circulación de la información se opone radicalmente a la distribución exclusivista de las revistas académicas, por ejemplo. Este es un tema que hemos tomado como uno de nuestros núcleos de acción en TRANSLAB: promovemos textos con licencia CC, de edición independiente y gratuitos o de bajo costo, que puedan copiarse, regalarse, re-citarse, re-publicarse, etc.
Otro tema guarda relación con los estudios en cibercultura, que en Latinoamérica son pocos (en absoluto inexistentes, pero pocos en relación a Europa o USA) y que por lo tanto no necesariamente están incluídos en el sistema universitario.
La falta de recursos guarda también relación con la especificidad del segmento al cual están dirigidos los medialabs. Por otro lado, faltan muchas veces especialistas vinculados a la gestión que quieran dedicarse a buscar financiamiento para este tipo de iniciativas.
¿Crees que estos centros pueden encontrar mecanismos de auto financiación para funcionar o que sería interesante fomentar el interés en el poder político para conseguir que se desarrollen a partir del ámbito de instituciones públicas?
Creo que depende directamente del tipo de lab que estemos hablando. Si hablamos de un medialab grande, orientado de forma masiva a la ciudadanía, con publicidad, difusión, y producción sistemática de productos vendibles (ejemplo objetos tecnológicos, software, etc), si podríamos hablar de autofinanciación. Un medialab pequeño o micro difícilmente puede autosustentarse. Pueden existir estrategias de sobrevivencia como truekes, donaciones, etc., también se puede cobrar por los cursos, pero por la experiencia que hemos tenido hasta ahora con TRANSLAB, la comunidad artística es bien reticente al pago por este tipo de actividades, más aún cuando en Latinoamérica son poco conocidas. Por todo esto, evidentemente es importante que instituciones públicas y/o privadas amparen la estructura medialab.