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LO ABYECTO Y MONSTRUOSO EN EL ARTE DE VANGUARDIA
Por Adolfo Vásquez Rocca
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso – Universidad Complutense de Madrid.
Muchos creadores, a lo largo de la historia, se han sumergido en un ámbito oscuro y trasgresor; las pinturas negras y la trágica serie "Los desastres de la guerra", de Goya; los seres metamorfoseados y devorados en un violento acto sexual de Picasso; el mundo oscuro y árido dibujado por A. Kubin; Francis Bacon, a través de desnudos deformes e incoherentes, sangrientos y deshuesados; el mundo caótico y viscoso de David Lynch con criaturas que fluctúan cambiando su anatomía, amorfas y monstruosas (Eraserhead). Tod Browning, que presenta un circo repleto de seres con deformaciones espeluznantes que la misma naturaleza ha creado (Freaks). Lo extremo, lo abyecto, lo grotesco y lo monstruoso, son características que muchos artistas han izado como bandera de su trabajo. Desde los violentos desajustes picassianos a las hinchazones de Dobuffer, las mutilaciones y las laceraciones de De Kooning, el grupo Cobra y seguidores como Saura, los alargamientos de Giacometti o los sutiles desajustes entre forma y color de Léger y de Warhol, por no mencionar los hirientes trazados de Beuys, se podría establecer una catalogación de todas las violencias a las cuales el artista ha sometido a lo real en el momento de representarlo. Desde las más evidentes -en los cuadros fecundos de Picasso de los años treinta y en los infecundos de los cincuenta -a las más matizadas- las calculadas disimetrías de los rostros dibujados por Matisse;