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GUANTÁNAMO, TERROR DE CINCO ESTRELLAS
(La palabra es el último gabinete de la memoria) La bóveda del juicio final. La mujer es un paisaje
Desde Nueva York, Silvia Banfield ©2006-06-julio
La redacción de un periódico puede quedar en silencio frente a algún acontecimiento que azote el día bajo el relámpago de la TV. Los huracanes lograron desajustar los monitores de la realidad y las válvulas destaparon las pestilencias de un sistema intocable. Katrina ha dejado también la huella de la corrupción.1.400 millones se dilapidaron en champaña, viajes, hasta un abogado para concluir un divorcio. Noticias que son pesados fardos de miedo, terror, muerte, cuervos con sus ojos, apenas piando fuera del nido al amanecer. El mundo es una golosina con su suave capa de ácido nítrico, efervescente. Crash, suena el papel amarillo, arrugado de los periódicos con noticias que repiten la asfixia global, y los hechos chorrean refritos con manteca de puerco por los cuatro codos. Las cuatro esquinas del poder fáctico y real, huelen a viejos calcetines. La mañana chirría aquí desvencijada, con su dolor de muelas, patina en la solemnidad de la nada, el statu quo lleva el mismo sombrero de copa de la Gran Depresión y una pierna es más corta que la otra. No moveré mis alfiles esta mañana, que los peones hagan su trabajo. El color naranja chillón y la malla de ciclón, conforman al parecer un lugar idílico, casi perfecto en la base naval de Guantánamo, el Resort Tropical del Horror. Los hombres arrodillados con sus pequeñas máscaras para evitar la contaminación y dejar de orar en voz alta, parecieran pedir perdón por todos los pecados de la humanidad. Benedicto XVI, considera que donde no hay Dios, está el Infierno. ¿Quién habita Guantánamo?