Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
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EL PARADIGMA DEL FUNAMBULISMO COTIDIANO

Raúl Hernández

Voy pasando por la esquina compleja, donde todos pelean el paso, donde automóvil y peatón se enfrentan en un decidor pleito de sobrevivencia humana. Así, en este lugar, veo el pasar de una señora con algo parecido a un coche, pareciera que lleva a alguien, pero en realidad se lleva a sí misma, necesita tener algo adelante de donde afirmarse. Necesita algún tipo de equilibrio, el mismo que yo ejecuto al caminar por la cuerda floja de esta esquina.

Todo pasa muy velozmente, sin dejar respirar. ¿Cómo deshacerse de este continuo tránsito sinuoso y a la vez equilibrado, que palpita, que es voyeurismo simultáneo, que es precipicio y amor al viento desde estos edificios que no son nada? Claramente fue Philippe Petit el primero en establecer esta pregunta desde una forma paradigmática, con el tiempo detrás, con el ansia detrás, con el cálculo y la espera, la concentración y la claridad de quien debe someterse al delicado baile de los balcones. Porque, claro, existieron desde siempre en los circos estos personajes que subían a la cuerda floja y desplegaban su equilibrio para los espectadores. Pero existía también, oculta de algún modo, esa pequeña instancia de querer alcanzar las nubes.

Philippe Petit es el domador del vacío, ese vacío inmenso y romántico, es la poesía en ciernes desde esta cuerda-vida, que forma parte del eje cotidiano, ese que sucede sin suceder, que se tensa y uno como transeúnte delimita entre sus ojos y sentimientos. Ojo y corazón, ojo y vida que sucede incluso tras los espejos. Será prudente entonces establecer de qué forma u otra un artista como Petit se plantea su propio paradigma vital formulándose incluso preguntas esenciales: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Adónde voy? Pues claro, el funambulista sabe que detrás de todo este acto poético y técnico a la vez, está la hazaña congratulante que llega como agua tibia cayendo por la espalda, la belleza indescifrable y única, la provocación muda de todo gesto sutil, que estalla.

Se pueden generar distintas teorías en el bazar prístino del desasosiego. Alegar el vestido de gala dentro de toda esta pureza. Pero, sin duda, no bastará analizar los procesos mentales del artista en cuestión. Cada proceso de subsistencia le pertenece a cada uno de nosotros y cada uno de nosotros poseemos una milésima esquina de grano de arena, dentro del fantasma singular de cada vida. Vivir es un paradigma, vivir como un funambulista será otro.

Atravieso la calle finalmente, miro hacia atrás y veo el paso continuo de la señora del “coche”. El bullicio de esta ciudad es música rara. Me creo un aprendiz de Philippe Petit, pienso, mientras hago bip en la estación de metro y escucho los altoparlantes y decido hacer caso omiso de los lineamientos citadinos. Y anoto:

El 7 de agosto de 1974, Philippe Petit caminó sobre un alambre tendido entre las torres del World Trade Center de Nueva York (Las Torres Gemelas). Constituye la mayor hazaña de funambulismo conocida hasta el día de hoy.

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