Santiago de Chile.
Revista Virtual.
Año 8

Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 81
Marzo 2006


BLANCA VARELA
EL DESENCANTO Y FUERZA DE UNA POETISA PERUANA
Desde Chile, Alvaro Oliva

La ganadora del "Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo 2001" derrama una serie de poesías que nos lleva a una caída constante de interrogantes y estética.

Blanca Varela creó una obra algo existencialista, por definirla de alguna manera, que demuestra la fuerza y debilidad femenina frente una escena mundial compleja donde, muchas veces, la luz de sol no se presentó, influenciando de esta forma, la exactitud del trabajo literario de esta destacada mujer.

Nacida en Perú, en 1926, muy joven ingresó a la Universidad de San Marcos a estudiar Letras y Educación. Más tarde, en 1949, se radicó en París donde conoció a varios intelectuales latinoamericanos y españoles radicados en Francia, entre ellos Octavio Paz. En este ambiente de Posguerra, donde aún se estaba tratando de digerir la realidad que había estremecido al mundo, se empezó a gestar en Blanca la repugnancia y dolor de una humanidad carente de sensibilidad.

Luego de este intercambio de pesimistas experiencias y, a la vez, del enriquecimiento intelectual de París, se traslada a vivir a Florencia y posteriormente a Washington donde realizó traducciones y trabajó como periodista en algunas ocasiones. En el año 1959, publica su primer libro "Ese Puerto Existe" y después continuó con "Luz del Día" 1963; "Valses y otras confesiones", 1971; "Canto Villano", 1978; " Canto Villano, Poesía Reunida", 1986; "Ejercicios Materiales", 1993 y finalmente "El Libro de Barro".

Varela, que actualmente vive en Lima, tuvo la oportunidad de estar en el extranjero y de palpar con su propia piel el precipicio por el cual se desprendían miles de mentes que presenciaron o escucharon sobre la Segunda Guerra Mundial. Sus textos influenciados por este punzante dolor y relativismo son suavizados, aunque no por completo, por su esencia femenina. Es así como una poeta Latinoamericana no pudo evitar conocer la realidad de un continente alejado que, finalmente, forma parte de nuestro universo.

En el año 2001, como dijimos anteriormente, recibió el Premio Octavio Paz destacando la originalidad de sus trabajos donde saca a la luz su vieja amistad con el literato a quien había conocido en Francia. Fue de esa amistad que Blanca se integró a los circuitos intelectuales del Viejo Continente antes de irse a Estados Unidos.

 

PORQUE YA NO ERES UN ÁNGEL

Porque ya no eres un ángel sino un hombre solo sobre dos
       pies cansados sobre esta tierra que gira y es terriblemente
       joven todas las mañanas.
Porque sólo tú sabes que hay música, jadeos, incendios,
       máquinas que escupen verdades y mentiras a los cuatro
       vientos, vientos que te empujan al otro lado, a tu hueco
       en el vacío, a la informe felicidad del ojo ciego, del oído
       sordo, de la muda lengua, del muñón angélico.
Porque tú gusano, ave, simio, viajero, lo único que no sabes
es morir ni creer en la muerte, ni aceptar que eres tú
mismo tu vientre turbio y caliente, tu lengua colorada,
tus lágrimas y esa música loca que se escapa de tu oreja
desgarrada.

 

 

EN LO MÁS NEGRO DEL VERANO

El agua de tu rostro
en un rincón del jardín,
el más oscuro del verano,
canta como la luna.

Fantasma.
Terrible a mediodía.
A la altura de los lirios
la muerte sonríe.
Sobre una pequeñísima charca,
ojo de dios,
un insecto flota bocarriba.
La miel silba en su vientre
abierto al dedo del estío.

Todo canta a la altura de tu rostro
suspendido como una luz eterna
entre la noche y la noche.

Canta el pantano,
arden los árboles,
no hay distancia,
no hay tiempo.

El verano trae lo perdido,
el mundo es esta calle de fuego
donde todas las rosas caen y vuelven a nacer,
donde los cuerpos se consumen
enlazados para siempre
en lo más negro del verano.

En un rincón del jardín
bajo una piedra canta el verano.
En lo más negro,
en lo más ciego y blanco,
donde todas las rosas caen,
allí flota tu rostro,
fantasma,
terrible a mediodía.

 

 


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