Santiago de Chile.
Revista Virtual.
Año 7

Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 78
Noviembre 2005

 

 

REFLEXIONES SOBRE LA
EVOLUCIÓN DEL DOCUMENTAL EN CHILE
ENTREVISTAS A PATRICIO GUZMÁN Y JOSÉ ROMÁN
Desde Chile, Víctor Hugo Ortega

El cine documental en Chile ha ido creciendo cada vez más en el último tiempo. Los cambios sociales que intervinieron en las temáticas, las nuevas tecnologías, los espacios de difusión que se han creado y la necesidad de mostrarnos a nosotros mismos, han sido parte de la evolución y auge que ha tenido el género. A continuación, dos entrevistas exclusivas a dos de los principales referentes en el tema de cine documental en Chile. Por un lado, Patricio Guzmán, realizador de "La Batalla de Chile", "El Caso Pinochet" y la recientemente estrenada, "Salvador Allende", y que actualmente es el director del Festival Internacional de Documentales de Santiago (FIDOCS). Por otro lado, José Román, director de "El Desafío", "El Hombre de Hierro" y co-guionista de "Valparaíso mi amor", que actualmente se dedica a hacer clases de cine en la Universidad Católica y en la Universidad de Chile.

 

Entrevista a Patricio Guzmán

- ¿Usted cree que se ha dado una evolución en el documental chileno?

Yo creo que en los últimos diez años se ha producido un salto. Desde el '94, '96 hasta hoy. Prácticamente en estos doce años ha surgido una nueva generación de gente que hace documental, los veteranos han retomado la palabra porque estaban dispersos y gracias al festival (FIDOCS) se ha producido un aglutinamiento. Hemos visto nuevas obras, las hemos compartido y hemos mejorado el lenguaje. ADOC es fundamental que exista porque es un espacio de libertad y defensa del documental. Pero todavía falta mucho camino por recorrer, tenemos que desaislarnos lo más posible, tenemos que ver la mayor cantidad de material de afuera, para ver como evoluciona el documental, ya que es necesario estar en contacto con las corrientes de afuera. No quiero decir con esto que tengas que copiar a los de afuera, sino que estar al tanto y hacer tu propio trabajo.

¿Falta cultura en el público nacional para introducirse de lleno en el género documental?

Por supuesto que sí, en Chile no hay un público documental porque no ha habido como crearlo. Las televisiones, desde la caída de Allende hasta hoy, no trajeron el material documental que se ve en otros lados. Solamente existen las cadenas norteamericanas temáticas como Discovery y otras que pasan un tipo de documental anglosajón, que no se parece en nada al documental europeo. Es un documental, que yo no niego su valor, pero que suele ser periodístico, suele ser como una visión de un periodista sobre la vida y el documental europeo es, más bien, una reflexión del realizador sobre la vida.

¿Ha influido el formato digital en la nueva gama de realizadores que han aparecido en nuestro país?

Las cámaras digitales y la facilidad con que hoy día puedes filmar, porque un rollo cuesta barato, hace que tú puedas filmar más. Antes, el gran problema de los documentalistas era que filmábamos pedacitos porque se nos acababa la película. Por otra parte, el formato digital promueve y difunde el trabajo del documental, lo cual hace que esté más próximo. Tiene la desventaja de que todo se puede filmar, tú aprietas el botón y filmas cualquier cosa, es decir, la selección de la realidad se pierde un poco, porque es tan fácil filmar. Digamos que tiene un pro y un contra.

Usted como realizador antiguo, ¿tiene algún prejuicio contra el tema digital desde el punto de vista estético?

Ninguno. Yo creo que da lo mismo lo que tú filmes, lo importante es que el lenguaje sea cinematográfico.

¿Cuál es la importancia del equilibrio entre lo ético y lo estético en el documental?

Yo pienso que un documental, haciendo una definición difícil de hacerla, es una historia de la realidad contada con esos mismos elementos de la realidad. Hay documentales que son estéticos en la medida en que hay una cámara muy bien encuadrada, un sonido exquisito y un tema particularmente hermoso, y hay documentales igualmente valiosos, hechos con la cámara en mano, con un sonido funcional, en medio de una realidad igualmente rica, aunque no sea hermosa. Por otra parte, el tema ético es algo muy importante. Es decir la verdad, ser respetuoso con tus personajes, respetarles la palabra, no manipularles, tú puedes hacer con un personaje muchas cosas, puedes preguntarles con cierta energía, puedes incluso ironizar, deslizarle una crítica, pero delante del espectador, de manera que se vea que eres tú, quien está provocando esa respuesta. Si tú te quitas, da la impresión que es el personaje quien por si mismo está diciendo eso. El tema entonces es mantener un espacio de verdad, el mismo que tú has visto en la realidad, en tu película. Esa es la cuestión ética, no forzar, no empujar un tema hacia tus intereses, ser lo más subjetivamente honrado. En el caso mío, yo acabo de hacer una película sobre Allende porque yo le admiro, porque cuando estuve aquí durante la UP, me pareció extraordinario y eso lo digo. Ahora si otra persona viene y no le gusta Allende, que haga su propio documental. Al decir yo mi propia verdad no estoy exagerando más allá de la cuenta, yo estoy diciendo lo que yo creo que era la verdad en ese momento. Es decir, tú tienes que mantener un principio estético y, al mismo tiempo, una especie de credibilidad. Cuando tú comienzas a decir cosas que no están en el material, uno dice que raro lo que me están diciendo, pero porque si las caras dicen otra cosa. Hay una consecuencia entre el texto y las caras, entre la situación y la atmósfera, y también entre el realizador y el espectador que conforman la credibilidad. Lo importante no es ser subjetivo, lo importante es ser creíble dentro de esa subjetividad.

¿Cree que falta mucho por mostrar del tema del quiebre político en nuestro país? ¿Es muy reciente la historia para que se dé vuelta la página?

Yo considero que los que dicen que el tema político está agotado y que hay que dar vuelta la página, son personas muy superficiales, porque entonces quiere decir que no se podrían hacer más películas sobre la segunda guerra mundial, que no se deberían hacer más películas sobre el holocausto, que no se deberían hacer películas sobre la guerra civil española, que no debería hacerse películas sobre la Ilustración o sobre la revolución francesa, es decir, la historia es un espectáculo inmenso para el realizador, de ahí se nutre para llevar a cabo su obra. Por el contrario, yo creo que no se ha hecho todo lo suficiente en Chile para decir lo que pasó. Durante el 30° aniversario de Allende se hicieron centenares de magazines, de reportajes, de noticieros que hablaban de la cuestión, pero no dijeron toda la verdad, no dijeron quién fue el responsable del golpe de estado, cuál fue la influencia norteamericana, cómo es posible que la democracia cristiana haya estado financiada durante quince años por el gobierno norteamericano, nadie dijo eso. Eso es lo que hay que tratar de esclarecer, de modo que no solamente hace falta hacer más películas, sino que hace falta hacer mas películas, diciendo lo que pasó.

Entrevista a José Román

A su juicio, ¿se ha visto una evolución del documental chileno?

Yo no creo que se haya visto una evolución en el documental chileno, yo pienso que lo que se está produciendo ahora es una recuperación del espíritu documental, que se vio suspendido durante mucho tiempo. Por una parte, a través de la televisión que impuso el estilo del reportaje a tal extremo, que todo el mundo creía que un documental era necesariamente un reportaje. Con esto, se deducía que la imagen quedaba subordinada a un segundo orden totalmente. La gente nueva que ha aparecido, que en realidad no es tan nueva, está Ignacio Agüero, la Carmen Luz Parot, el mismo Caiozzi, han provocado una recuperación bastante interesante, que ojalá se diera con mayor fuerza, con lo cual tuviera el documental más espacios de los que tiene. Yo siento que la gente joven, debido a que solamente ven televisión, tienen una visión del documental muy limitada, muy empobrecedora que son todos estos reportajes. Incluso series muy bien hechitas como "Al sur del mundo" son más reportajes que documentales, en donde hay mucha entrevista a personas, mucho testimonio de ese orden. En cambio, la antigua tradición del documental que eran verdaderos poemas, documentales poéticos como los de Sergio Bravo, o como los que hacia Giorgo Vidaurre y Nieves Yankuvic, ese si que era un espíritu documentalista sólido, coherente y con el que se había construido una estética que se interrumpió durante la UP. En este período apareció el documental político como predominante, lo que a mí me parece bien, es legítimo y es bueno para un país. Pero lo que pasa es que ese documental político se hace excluyente, lo que le importa es solamente el testimonio social y político, sin importar mucho la calidad de la imagen. En esta etapa se hizo un documental de muy baja calidad, pero que tenía la fuerza del documento, eso era lo que predominaba. Hoy en día, se ha ido recuperando el sentido de la calidad estética del documental.

Más allá del valor estético, ¿el documental apunta hacia una verdad subjetiva?

Yo creo que todo el arte apunta a eso. El arte siempre busca la verdad, una verdad más profunda que vaya más allá que la verdad conceptual, filosófica y teórica. De alguna manera, en la obra de arte los conceptos de verdad y belleza se equiparan y se integran formando una unión. Esto es algo muy antiguo, que viene de Raimundo Lulio, que verdad y belleza son la misma cosa. Esto es lo que consigue el gran documental, esta integración, por eso que yo considero que son inseparables ambas cosas. Tú no puedes hacer un documental que sea realmente verdadero, si no hay estética detrás, si no hay un trabajo fino de fondo.

¿Podríamos decir que el realismo le otorga belleza a un documental?

Si, claro. Hay que tomar en cuenta que el documental en relación con la película de ficción, tiene un plus, tiene una gran ventaja que es el registro real e inmediato, lo cual se transforma en verdadera belleza. La autenticidad es la base de la estética en el documental.

Cambiando de tema, ¿por qué en Chile hubo sólo una postura mayoritaria de realización documental, respecto al quiebre político de 1973?

Lo que pasa es que los artistas creadores de cualquier ámbito, son gente que tienen una mirada bastante crítica sobre la realidad, está muy lejos del conformismo, de la aceptación de los valores impuestos y eso lo ha hecho siempre situarse más bien a un lado del espectro político que al otro. En Chile, la gran mayoría de cineastas son de izquierda y durante el gobierno de la unidad popular, la mayoría de los realizadores estaban apoyando ese proceso, con lo cual la mirada era desde esa perspectiva. Por otra parte, el lado conservador no tenía una óptica, prácticamente no había cineastas de derecha en Chile, salvo gente neutra que no tenía posición política y que hacía una serie de documentales conformistas y al servicio de las instituciones. Esto fue tan palmario, que cuando vino la lucha por el sí o el no en el plebiscito, la derecha y el pinochetismo tuvieron que contratar cineastas argentinos para que hicieran la franja. Todos los cineastas chilenos estaban en la franja del no, trabajaron sin cobrar, desinteresadamente, volcados totalmente. Yo creo que es por esa perspectiva crítica. El artista, sobre todo en países como el nuestro, en donde la realidad es tan tajante y descarnada, casi siempre se va a colocar en una perspectiva crítica contra el establishment.

Se dice que la junta militar ordenaba y financiaba la realización de documentales para mostrar una postura a su favor.

Claro, es muy probable. Aunque yo creo que ellos cometieron un error, no se preocuparon mucho de las comunicaciones, ignoraron ese punto y todo el documentalismo que se hace en Chile es en contra de.

Por último, ¿usted sigue trabajando en cine documental?

En estos momentos estoy en stand by, con proyectos y diversas cosas, pero stand by.

 

Por Víctor Hugo Ortega C.

** Estas entrevistas fueron realizadas en diciembre del año 2004, en el marco de mi tesis de grado. No habían sido publicadas en ningún medio hasta esta oportunidad.

 

 

 

 

Si quiere comunicarse con Víctor Hugo Ortega puede hacerlo a: angelesvhoc@hotmail.com


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