Santiago de Chile.
Revista Virtual.
Año 7

Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 75
Agosto 2005

 

SALIDA AL MAR,
REALMENTE BUENOS AIRES


Ahora que escribo estas líneas que se confunden con la carretera de la pampa que me hace poner inquieto mientras espero cruzar el paso de Los Libertadores que aún no se vislumbra ni siquiera en unas pocas horas, escribo acerca del festival latinoamericano de poesía "Salida al Mar" que me llevó a visitar Buenos Aires por primera vez en mi vida y es que aún soy un pendejo que no sabe mucho de las latitudes y que aún se deslumbra con Valparaíso como el único lugar hermoso que planea ser mi paraíso. Hace unas horas me despedí de mi amigo el poeta Víctor López que se marchó a conocer las bondades de Bahía Blanca.

Durante una semana viví en Buenos Aires primero en casa del poeta Cristian de Nápoli, gestor de este segundo encuentro junto a Washington Cucurto, Elizabeth Neira y Timo Berger y luego en el Hotel Mundial donde compartíamos la "armada chilena" Pablo Karvayal, Héctor Hernández Montecinos, Diego Ramírez y Víctor López. La semana se hizo corta, ja, recuerdo al poeta brasileño Guilherme Zavros que se transformó en el Chinaski más Chinaski que he visto alguna vez..sauche en vez de salud y, claro, mucho de todo y "que mañana será otro día" y "o que será que será". Douglas también brasileño, todo muy portuñol y la poeta Camila Do Valle que siempre vi pero nunca escuché seguramente por que estuve en el baño del Goethe Institut o comiendo algún sanguchito o tomando café o tomando Quilmes o sanando el estómago de tanto canelones y milanesas. También en Eloísa Cartonera descubría la forma exacta de cómo se realizaban esos libros sicodélicos hechos en cartón comprado a cartoneros, ahí conocí a María, "la maga de la cartonería" y a Ricardo Piña que con su cortesía me hizo olvidar cuantas veces tomé mate y enseñó a no decir gracias al recibir este brebaje estimulante.

El primer día comenzó en el Goethe con un taller de poesía alemana actual y que me sorprendió por el interés y la participación demostrada por los asistentes, estaba bueno eso.en cuanto a mí, me morí de calor y salí al rato. Después venía la presentación de una antología de poetas carcelarias que resaltaba por el gran título de este libro: "Yo no fui". Luego lecturas con Paula Ilabaca, Diego Ramírez, Laura Lobov, Douglas Diegues, Pablo Karvayal y, bueno, a los demás no los pude ver sólo porque además de ser poeta invitado, voyeur y comedor de empanadas, también cuidaba de un puesto de la editorial chilena La Calabaza del Diablo en la mini feria de publicaciones en donde también participaban Vox ediciones, Eloísa Cartonera, Contrabando del bando en contra, revista Plebella, ediciones El Billar de Lucrecia, editorial Siesta, ediciones Gog y Magog, Black & Vermelho y otras tantas que ahora no recuerdo.

Al otro día hubo una charla denominada "Industria y voracidad" en la cual poetas editores comentaban acerca de esto. Lamentablemente, me levanté tarde y "yo no fui". Una interesante ponencia después llamada: "Poesía y política" dada por Sergio Raimondi y Ana Porrua, aquí me envolví en hipótesis claras y a veces abstractas pero que salían del contexto normaloide de la opinión poética y que, por lo demás, traía a colación un tema denso y muy difícil de abordar. Esta ponencia la rescato de sobremanera. Luego más lecturas con Guilherme Zavros (primo de Chico Buarque, según contó), Héctor Hernández Montecinos. Cecilia Pavón, Roxana Crisólogo, Hernán Bravo, Daniel Durand, Soledad Davies y Elizabeth Neira, entre otros. Y pasamos al tercer día en la Casa de la Poesía (en barrio Palermo), lugar muy acogedor y más pequeño que el Goethe. Aquí todo se dio de manera más intimista. Hubo la presentación de una antología latinoamericana hecha en México llamada "El decir y el vértigo" y luego lecturas de Gabriela Cabezón, Walter Viegas, Víctor López, Matías Moscardi, Pablo Paredes y quién escribe, entre otros. Ese día comenzó a llover, aunque no entorpeció cabalmente el encuentro. También un almuerzo con el editor de Vox, Gustavo López con el cual increíblemente hablamos del fenómeno estúpido de la farándula binacional, Carcuro, la rubia Salazar y todas esas tonteras que llenan páginas de periódicos. Nos reímos de eso y, bueno, también hablamos de fenómenos más cercanos a lo que nos convocaba.

Y el último día en San Telmo, barrio turístico, peculiar y multicolor, muy porteño, calles adoquinadas, bares antiguos, etc., para llegar finalmente a la Iglesia de los Marineros Finlandeses, realmente un lugar muy extraño para realizar una lectura pero que resultó ser una muy buena sede final. Aquí hubo lecturas de Timo Berger, Cristian de Nápoli, Fabián Casas, Lucía Bianco, Diego Ramírez, entre otros.y Raúl Zurita que leyó con su voz de ultratumba que causaba un efecto sonoro muy particular e interesante con la acústica de la iglesia, sin duda, era un lugar bizarro.

Después empanadas, vinos, cervezas, celebración, comentarios y una visita al Bar Británico en el barrio de la Boca. Una visita gritona en el cual junto a Rodolfo Edwards (columnista de la revista Ñ), Laura Lobov (editora de Gog y Magog) Eli Neira, Víctor López y Pablo Carvajal cantábamos (¿o desentonábamos?) canciones de Luis Alberto Spinetta, también Charly, y hasta Los Jaivas aparecieron por ahí. Una despedida del barrio porteño.

Debo nombrar singulares prendas de recuerdos como la pizzería de paso Ugi (baratísima), el restaurant cerca de la Casa de la Poesía donde la señora nos atendió de maravillas, con berenjenas de regalo y limonchelo y dulces, etc. el comedor del Hotel Mundial, el restaurant Defensa, los pool de "todo a un peso" con los Redonditos de Ricota sonando desde el wurlitzer, el Hatuchay en donde se demoraban un montón en traer la comida pero que al final de cuentas da el nombre al libro de Cucurto.y a muchas otras cosas más, y a Cristian de Nápoli que gestionó toda mi visita y el cuidado de todos los pormenores necesarios para una buena estadía. Adiós Buenos Aires.

Y bueno, termino esto lleno de nieve cordillerana con un poco de autocrítica pensando en todo el tiempo que llevo escribiendo esta columna. Ha habido veces que me he sorprendido con personas que me han dicho: ah, sí, yo he leído tu columna pero ¿qué es? no te decides en escribir poesía, comentarios, diatribas, sandeces o una simple opinión. Bueno, eso a veces me acongoja, pero tampoco tanto. Y es verdad, lo que escribo aquí no sabría definirlo, pero a estas alturas ¡qué importa! Y si tengo que dar una opinión, opinaría: si, el segundo festival latinoamericano de poesía Salida al Mar, estuvo maravilloso.

 

 

 

Si quieres escribir a Raúl Hernández, puedes hacerlo a: raulhernandezolivares@hotmail.com
Esperamos Su Opinión.
¿No está suscrito? Suscribase aquí.

[Volver a la Portada] - [Visita la Comunidad Escáner Cultural]


Las opiniones vertidas en Escáner Cultural son responsabilidad de quien las emite, no representando necesariamente el pensar de la revista.