Santiago de Chile.
Revista Virtual.
Año 7

Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 70
Marzo 2005


Desintalación con gallinas - Enrique de Santiago -
CAVS, Julio de 2004

NUEVAS PROPUESTAS SURREALES

Por Enrique de Santiago


Capitulo I : Surrealismo y vanguardias

¿Qué acontece hoy con las vanguardias en el Arte?

Aldo Alcota (artista, poeta, y editor de la revista "Derrame")

Esta pregunta remece hoy en día, transversalmente, a todos aquéllos que se insertan en la actividad creadora y quizás la respuesta a esta inquietud está en que la vanguardia oscila sin una conducta definida, ya que posee un comportamiento errático y a veces extemporáneo a las urgencias transformadoras de su entorno socio-cultural y no obligadamente posee una constante de desarrollo en su forma, sólo por serlo. Una vanguardia puede basarse en viejos paradigmas que responden en un momento dado a modelos ya gastados o equívocos, por lo cual éstas no se aproximan como infalibles mensajeras de nuevas propuestas, ya que pueden asemejarse a estructuras de cambio o renovación. Éstas pueden ser una vuelta atrás dentro del devenir elíptico sea como un fenómeno conductual similar a los períodos estacionales que progresan pero siempre volviendo sobre sus formas conocidas. Lo formal de apariencia y manera revolucionaria es inherente a un proceso de modificación política y cultural, pero no es sinónimo siempre de progresión o avances cualitativos profundos; dicho de otra manera, lo que da forma a un modelo lineal del pensamiento evolutivo. Desde el punto de vista dialéctico, puede que dos contradicciones no siempre garanticen el dar como resultado o solución a ésta, un salto hacia adelante. Esta contradicción puede dar una solución lógica inclusive años después, y esta es la característica que hace extemporánea algunas veces a una vanguardia, ya que puede tener un código de respuesta tardío que se manifiesta sólo ante un registro crítico. Como ejemplo coloco a la actividad artística chilena que en su mayoría no responde a nada, más que a un quehacer lúdico dentro de los parajes de la hermenéutica, o al oficio soso de descontextualizar los signos, sin siquiera poseer un dominio sobre la vastedad semántica, o un destino cierto, trascendente y enriquecedor dentro de estos ejercicios semióticos. Es entonces bien afirmar que la vanguardia del momento que aparece en la escena, deja de serlo, pues no hace más que manifestarse para inmediatamente provocar y gestar la nueva corriente "vanguardista" que se le opone. Puede que la nueva corriente esté en el registro de lo instantáneo, más allá de la pose efectista del gran desendecasilabador como ironizaba Parra, o en asumir que la pintura posee en sí misma una luz que la conjuga (una verdad olvidada que se puede transformar en vanguardia, si no como explicar lo acontecido en torno a los ya obsoletos Young British Artist en Londres). Algo está pasando siempre, por lo tanto no te rías, tus pasos y los míos no son seguros. ¿Entonces vale la pena reconocerse o ser reconocido como vanguardia o es preciso sujetarse a los valores esenciales y primordiales que rigen la actividad artística (los elementos ordenadores estéticos)?

Es cierto también que es el pensamiento humano y las ideas las que dan origen a la obra, pero cuando el concepto y la novedad priman sobre la poética o sobre los elementos composicionales y los estéticos, la obra no pasa a ser más que un manifiesto, una arenga carente de sentido de la belleza, pues no hay provocación dentro de las Artes, sin la presencia de un sentido del Arte. Es en este punto donde quizás algunos de los cultores del surrealismo cometieron sus mayores errores estéticos, al primar lo meramente formal despreocupándose de la relación de algunos de estos elementos con el entorno compositivo, o la de las propiedades valóricas de la forma en sí relacionadas con su propia estatura cromática-lumínica, como lo acontecido con la pintura de algunos artistas en los años cuarenta, o el oficio opacando a la obra, como en los cuadros de Dalí, que al final responde a los intereses de un público adicto a los colores pasteles, descuidando la mayoría de las veces la composición, merced de un abundante preciosismo formal inconducente y ególatra. Estos defectos aparecen cuando el cuerpo filosófico aparentemente puede soportar cualquier ripio e imperfección en el cuerpo estético. Si el camino de búsqueda de una verdad está sometido al rigor y a la renunciación de los agentes interferentes, éste siempre sea cuál sea su motor ideológico encontrará en estas virtudes la recompensa del goce artístico y no las mareas mercantiles ni las adulaciones ignorantes, tal como les sucede a los instaladores y nuevos artistas. Es en la predominancia del concepto, la idea o la novedad formal, el impacto, lo que hace perder la línea y caer en el delirio del concepto como elemento central que sobrepasa al creador o artista. Es en estas complejas trampas sociales que se han visto aumentadas por las oleadas mediáticas donde el artista puede desfallecer o extraviarse, pues sólo ante las soluciones del problema estético es donde la idea se hace poesía y en los universos de las verdades inamovibles, el hombre encuentra el reposo armónico de lo imperdurable sostenedor y trascendente.

Como lo ha sido siempre dentro de la propia actividad artística en lo que llevamos de historia del Arte, las vanguardias están en un constante ir y venir. Están apareciendo y desapareciendo, debilitándose a la vez que fortalece a lo que se le opone, por lo cual deduciríamos que la vanguardia no posee paradigmas y que necesariamente no debe tener la naturaleza de original o revolucionaria para autodenominarse vanguardia. Es quizás aquel fenómeno (lo que aparece) que provoca, se opone y se plantea como alternativa, sin ser esencialmente inédito (es quizás la naturaleza de lo pseudo nuevo frente a las desmemorias sociales) lo que le favorece y le da un halo de nueva propuesta ante su entorno o sistema desde donde emerge, ya que toda manifestación, sea artística o ideológica, posee reminiscencias pretéritas, pues nada se construye a partir de la nada. Todo debe poseer un arquetipo que lo impulse, y los cambios son imperceptibles en las largas edades del tiempo, tomando incluso el retroceso evolutivo socio-político aparente como elemento moderador del tiempo histórico, apremiado por alguna necesidad de cambios, o de reordenamiento social. La historia del Arte no está ajena a estas manifestaciones. De por sí ésta es el reflejo y espejo de la sociedad que la circunda, a pesar que en rigor el Arte en ocasiones la refleja de modo anverso, manifestándose como contrariedad al status social y se manifiesta como tal cuando las necesidades históricas, sociales o científicas y las comunidades humanas así lo requieren, por lo que las vanguardias son las reminiscencias epigonales que se manifiestan cuando el olvido se conjuga con una respuesta provocadora a aquello que se manifiesta como anquilosante y reaccionario, pero no son más que la perpetua respuesta que el hombre ha dado ante las búsquedas revolucionarias que se han peligrosamente domesticado. Dentro de estos ámbitos han caído gran parte de los movimientos del siglo XX. Ciertamente este ir y venir dentro de los movimientos filosóficos-artísticos van provocando las mareas incesantes que se constituyen en un todo conocido como historia del Arte. Dentro de esta última, las décadas postreras han sugerido que algo extraño y ajeno a lo esencial dentro del Arte lo está corroyendo y lo ha situado dentro de un contexto que lo ha hecho militante dentro de otras expresiones culturales, como el diseño, la filosofía, la sociología, etc, al nivel de anular sus propias capacidades y provocaciones, limitándolo a un formato que tiene de todo menos de Arte, pues es en estos casos donde el propio Arte se ha llevado a una situación paralizante, ya que en el ámbito de las provocaciones carentes de estética no toma cuerpo trascendente, sumando a ésto la cantidad inigualable de artistas que han emergido en todo el mundo, nunca antes vista en la historia y que se aproximan a esta práctica dentro del Arte. Es pues como ha sucedido que en el campo de las novedades ya no quedan ideas ni formas inquietantes, y cada vez las apariciones más lejanas y esporádicas de las subnovedades y ofertas similares hablan de un desgaste y un agotamiento de los medios por sobre el sujeto estético.

Definitivamente están circunscritos dentro de una gran y simultánea o globalizada manifestación cultural, pero esto no incluye necesariamente que toda manifestación, a partir del uso de los medios o distintos soportes que emanan de la cultura humana, se sostenga por si sola como obra de Arte. Para adquirir esta figura debe poseer la inefable estructura que se sitúa sobre los medios que la sostienen y que se manifiestan fuera y dentro de las materialidades que la albergan. Cabe destacar por ejemplo, el hecho que si hay instalaciones o performances que poseen un exquisito y riguroso proceso de análisis que desemboca en una tesis estética, lamentablemente los medios y los intelectuales que rodean al quehacer artístico, llámense filósofos, sociólogos, politólogos, a los cuáles se suman los estudiosos del Arte, se transforman en temerosos de la presión y sus formas mediáticas, más el mercadeo de galeristas inexpertos en la teoría y el análisis, haciendo de esta actividad un cuerpo inerte y confuso.

Pero es interesante detenerse en la precariedad del análisis estético que estos movimientos han tenido, ya que en cierta manera también ha primado la provocación, la novedad o el campo de las ideas por sobre el sujeto artístico-poético planteado en las distintas esferas del quehacer artístico, más aún cuando tales expresiones por distintos factores se manifiestan tardíamente o fuera de contemporaneidad del fenómeno como tal. Es por esta razón que la actividad surrealista en el mundo ha sido presa de críticas, mofas y ataques descarnado por parte de la intelectualidad del arte, llámese historiadores, curadores, estetas, galeristas y directores de museos. Este entorno eleva a diversas actividades o creaciones artísticas al status de obra de Arte no siempre con la pulcritud necesaria, apuntando a veces o haciendo énfasis en aspectos que se escapan un tanto del rigor estético o de la poética dentro del cuerpo denominado artístico, dejando de lado u obviando las nuevas generaciones de artistas y pensadores surrealistas.

Es aquí cuando se ven llamadas ciertas reflexiones acerca de la verdadera función del Arte. ¿Es la intromisión espontánea de una nueva formalidad o una nueva idea, necesariamente, una sublime obra de Arte?.

La pasión que se agita en el sujeto creador, ciertamente es la flama que da cuerpo y espíritu a la obra, pero son los paradigmas universales y no los humanos los que dan forma a la obra trascendente. En este plano, se sitúa la búsqueda del ente metafísico, aquel que ante los indecibles desafíos busca como peregrino las verdades supremas del ser en el Arte. El hombre que se interna en lo surreal busca las verdades arcanas y sólo toma el derrotero de la poética y de las inefables leyes ordenadoras del todo. No hay nada más que lo anime que mantenerse viajero en un universo aún indescifrado. Ante esto, que más revolucionario que buscar las formas antiguamente depositadas que abran nuevas esperanzas, desterrando las ideas obsoletas que agobian al mundo.

El surrealismo ha sobrevivido, conviviendo con la aparición de muchas vanguardias. En algunos casos, ha sido caldo proteico de algunas de ellas, como el expresionismo abstracto; el arte Pop que toman el collage del Dadá y del Surrealismo; las nuevas tendencias de arte digital donde se encuentran manifiestas imágenes de lo onírico o el arte bruto. Pero antes que todo, el surrealismo ha seguido vivo, no sólo en los escritos de Breton, ni en las retrospectivas de este movimiento, si no ha través de cuatro generaciones de cultores de este pensamiento y forma de vida que tiene como una de sus aristas el Arte de lo Surreal. Hoy surgen en todo el mundo las huestes de la ya quinta generación surrealista, muy bien documentada y registrada por el historiador chileno Ernesto Gallardo Navarro en su voluminoso libro "Matta, mito y realidad" acerca del artista Roberto Matta y su relación con el surrealismo. A través de este estudio acabado y pulcro, se van describiendo los actores que en el mundo de la plástica se van prodigando a través de las décadas posteriores a la de los veinte, cuando se da a conocer el primer manifiesto surrealista. Son destacables hoy en día el grupo "Etcétera" de Argentina, el movimiento surrealista en México, Brasil, Perú, Venezuela, el grupo "Salamandra" en España, el movimiento Checo, los grupos de Paris y Estocolmo, el grupo de Chicago en USA, y acá en Chile el colectivo "Derrame". Sería largo enumerar cada actividad y germen que se origina en cada lugar del planeta, pero lo cierto que esta quinta generación da cuenta de una actividad sin interrupciones desde el año 1924, y demuestra que la actividad surrealista al contrario de los otros "ismos", ha tenido una sostenida permanencia que se destaca por su presencia en todos los continentes, siendo este fenómeno el que más acapara el interés de los estudiosos. Yo creo que las respuestas están en que el surrealismo es y ha sido el vehículo personal y grupal que da luz a las aspiraciones sempiternas del ser humano. La primera es la búsqueda del yo interior e ignoto; la segunda es lo trascendental del espíritu y su nexo con el infinito universo dentro de los infinitos universos. Es en resumen, el pensamiento que busca darle sentido a lo que en cierta apariencia no lo tiene, el sentido de la vida.

 

Capitulo II : Aproximación interior

El hombre siempre ha estado solo. Se siente solo frente a la tremenda carga que le impone su propia vida el saberse finito, desvalido, frágil ante la misión profunda e imperativa de su ser biológico, que lo impulsa aparentemente a sobrevivir de mejor manera para restablecer su código genético en una distinta y nueva vida, utilizando para este fin una enorme célula a modo de meta y otras pequeñas células competidoras de diseño autopropulsado. Este singular, diminuto y casi imperceptible encuentro, se hace posible gracias a la existencia de un enorme universo que lo cobija, y que fue formado hace aproximadamente 10.000.000.000 de años. Todo este inmenso escenario, diseñado para que este microscópico enlace se produzca y se manifieste casi imperceptible en esta infinita bóveda, la cual está en constante expansión desde el punto conocido como la gran explosión y que por muchas variables geométricas, aritméticas y leyes de la física, sostiene nebulosas que dan orígenes a galaxias, que dan origen a estrellas y cuando colapsan dan forma a enanas blancas o quasares que gravitan de tal manera que absorben otras galaxias, siendo la primera en ser absorbida la propia galaxia que contribuía a este sol a sostenerse y orbitar. En cosa de un segundo todo esa indescriptible energía es comprimida a casi nada o trasladada a un universo paralelo. Entre todos estos eventos se desenvuelve una estructura con un papel aparentemente sostenedor de estos cuerpos de masa medible, la llamada materia oscura, la cual pueda ser el reflejo o aura, o la suma de puntos periféricos donde de cada uno nace un universo paralelo, universos de nuestro propio universo inverso, con un no-concepto, o una no-idea, o una no-sensación que nos sitúe a una posición mas aledaña del concepto, al no oponer resistencia por las interferencias, de las cuales mas adelante me referiré, ya que adelantando un poco, la estructura plástica puede llevar de una u otra manera a penetrar esos microportales que enlazan con los universos anversos (anteversum), observando el lado escondido del concepto hipocampo, o el universo reflejo y extendido del punto donde termina el concepto flora. Para hacer lectura de estos debes ir desprendiendo del concepto observado, de su propio y reconocido concepto, dejando la idea para encontrar la idea, un ejercicio que podríamos denominar como la filosofía del desapego, o ¿qué debo hacer como artista? La respuesta parece ser la de poseer la ubicuidad para entender y ordenar el mensaje que florece y los ríos que se abren tras las llaves que operan en las columnas sephiróticas y sin distingo se ofrecen amplios al observador y al que busca. Evidentemente ante tamaña tarea reflexiva, el ser cotidiano busca atajos en su tarea pensante, o definitivamente, opta por la modorra y en su rol de irreflexivo educando, adquiere e ingiere las pequeñas y borrosas dosis indoloras que contienen el "no percibiré mas allá de mis jaulas y de los circuitos que las interconectan". Sin más que la urgente tarea de encontrar la hembra o el macho más apto para preservar sus genes ¿por qué, y para qué?, qué significa esa obediencia ciega, transmitida desde la hondura del ser inconsciente, para hacerse manifiesta una y otra vez en una misma y similar conducta de cada ser humano que puebla el planeta, o de alguna forma refleja quizás la más antigua y remota de las órdenes impresas en estos cuerpos pseudo-evolutivos? Y del punto de vista de la conciencia que creemos poseer, la manifestación más elocuente del miedo a nuestra propia extinción corpórea. Conciencia e inconsciencia, la conjugación de nuestra pobre y triste realidad de seres, deambulando en las prisiones vacuas de una existencia de confección y destino ignoto.

El hombre en la antigüedad crea al mito, el titán que se revela, al destino impuesto por los sempiternos y únicos dioses, los olímpicos. Pero esta rebelión es sólo a medias, ya que no podemos sustentarnos solos como seres en busca de su propio destino y de sus propias y profundas preguntas que además contengan una respuesta proporcional a ésta. Hay que torcer en parte la liberación y restringirla a medios mas cómodos y accesibles. No podemos poner en desuso en absoluto a los dioses; debemos, como hasta hoy, fortificar las pequeñas y mediocres conquistas de las verdades. Los dioses deben poner en su lugar a Prometeo, y que mejor que castigarlo, atarlo al monte Cáucaso y doblegarlo ante el sufrimiento perpetuo por haber deseado dar forma, fuego, conciencia y luz a la especie humana. Este síndrome del castigo repetido, ante el acercamiento de la rebelión espiritual, es un bis y una repetición que acompaña al hombre desde sus inicios como animal social. El hombre entre más se agrupa, más usurpa el pensamiento cómodo del vecino, las ciudades florecen tras los grandes sueños de los iniciados y sucumben entre la abundancia de la pestilencia social.

Toda sociedad de una manera u otra funciona como también lo hace el termitero en la oscuridad de la madera, las manadas de cebras, antílopes y de ñus que año tras año reiteran las vías migratorias en el Serengueti, o las colonias de mus musculus en nuestras cloacas, (me refiero a las subterráneas). Pero tengo claro que orgánicamente todo aparato nervioso tiene ciertas tolerancias, inclusive, para un mamífero superior como nosotros, como expondría cualquier clérigo, dotado del don de la conciencia de estar vivo. Por lo tanto el hombre sufre, o recurre al anestésico de ser funcional-social, protector del proyecto larvario- social, que reconoce como hijos su prolongación genética y de su rol social. El hombre se encadena en el Cáucaso y ofrenda sus intestinos a favor del orden inamovible. De esta manera, el hombre busca justificaciones para su comportamiento inadecuado o errático; acto seguido las publica, las distribuye y las estimula, logrando la tranquilidad parcial para observar como depreda su medio sin control y le llama proyecto sustentable, explotando y suprimiendo las libertades de sus congéneres. Lo denomina contrato social o leyes de la República, desenvolviendo toda y cada una de las características del purgatorio en la geografía humana y lo apellida como el sano ejercicio de la democracia (Demos=pueblo, Kratos=autoridad). El Feudo, la Monarquía, la República, los Soviets, el nacional socialismo y el fascismo, los fundamentalismos teocráticos, etc., se empequeñecen a medida que progresa el tránsito diario que se llama historia. ¿Qué autoridad tiene la reina del termitero? Los soldados del termes ejercen el control en la colonia, pero obedecen al rigor de las obreras, que además son las únicas que los pueden alimentar cuando la población de soldados excede el número ideal. Se les amputan y suprimen las patas para dejarlos en engorda en cámaras cerradas y ser requeridos como alimento cuando la situación así lo amerite. Existe similitud entre el orden social del termitero y la suerte de ghettos que conforman la ciudad tal cual la conocemos hoy. La intelectualidad artística asemeja a las consortes que acicalan a la reina, y que tienen el rango de obreras menores o específicas. Creer que el ejercicio del Arte puede ofrecer una mirada independiente, una liberación espiritual segura, o una ascensión a los estados del Nirvana, puede ser una peligrosa y egocéntrica manera de distinguir la actividad, cuando no se reconoce el vaivén de las mareas sígnicas o simbólicas, los aplausos que acompañan toda transformación del sujeto estético hacia el paroxismo del uso del concepto, o la idea como campo gravitacional que puede de cierta manera prescindir del ordenamiento plástico, no siendo más que el antiguo ejercicio que aparece cuando las situaciones en el aspecto de lo histórico-social de los pueblos caen bajo los instintos de un orden manifiesto de apetitos imperiales.

¿ Dónde están los filósofos durmientes?

La pregunta aún hoy en nuestros días es inquietante y fue propuesta en el primer Manifiesto Surrealista. Esta interrogación denotaba la falta de pensadores, que impulsados por lo quimérico, pudiesen dar rienda suelta al pensamiento más profundo e iniciaran las innumerables travesías urgentes en busca de las verdades trascendentes a partir de la acción vinculante con los estados de ensoñación. Para dar respuesta a aquellos requerimientos hoy, tras ocho décadas, rescataremos de los empolvados estantes una suma importante de testimonios de seres que han transitado ya por este camino de búsqueda a partir de los sueños o lo surreal. Concurriremos a lo extenso de nuestro continente para dialogar con los invisibles y arcanos mantos telúricos, recogiendo las antiguas voces casi olvidadas de nuestras tierras y del continente. Convocaremos también a los sabios fantasmas que oportunamente enumeraré en páginas y capítulos posteriores, pues ellos nos traerán buenas nuevas de los secretos crípticos, donde serán invocadas todas las fuerzas ancestrales presentes en la naturaleza, como las sabias y enigmáticas espirales que se desenvuelven conspirando, para que la vida surja incluso en medio de mí las elipses, las curvaturas de tiempo, las aceleraciones cuánticas, los tesoros logarítmicos guardados celosamente por los gnomos vecinos al Agharta. Todas estas estructuras ordenadoras, dispersas en la naturaleza, serán las que darán testimonio inequívoco de los Demiurgos que las instalaron, efecto que nos llevará invariablemente a aquel que ordena los sueños, con un claro propósito. En este ancho derrotero se suman buscadores trascendentes de distintas latitudes de nuestra región latinoamericana. Pero además debemos entender y sopesar que tras estas largas décadas, muchos conceptos desconocidos se agregaron mediante nuevos estudios de lo psicológico, lo paranormal y evidentemente, lo científico. El estudio del psicoanálisis y de la psiquiatría reveló elementos no considerados por Freud, fuente de inspiración de los primeros surrealistas. Tampoco era del conocimiento público las sub-estructuras atómicas, ni las largas y complejas cadenas de ADN que conducirían al descubrimiento de un genoma humano , y de otras interminables cadenas que conforman la vida toda. Los nuevos descubrimientos y teorías biológicas, físicas, químicas, etc., no deben de ninguna manera asustarnos e intimidarnos en este viaje exploratorio; por el contrario, estos hechos científicos son vinculantes con los antiguos testimonios chamánicos, místicos o mágicos. Es bueno y saludable pensar que ese conocimiento ha sido atesorado por la tierra misma durante millones de años, y por lo tanto el hombre como ser vinculado a este ente global posee en su inconsciente espiritual y en su registro orgánico toda la información del macrocosmos y de sus entidades sostenedoras invisibles. No podemos internarnos en los mundos paralelos sin dar cuenta ni conocimiento del mundo físico que sustenta el cuerpo, y como los gnósticos es también a partir de este corpus tangible que podremos conocer y reconocernos en el medio y en nuestra propia realidad como limitante carnal, ya que profesaremos la sabiduría metafísica para reconocer, al igual que lo hiciera Alicia, las maravillas a través del espejo.

Ahora con certeza digo que aquellos ahogados por las corrientes pseudo civilizadoras despiertan y se rebelan, y que ya no están dispuestos a permanecer pasivos frente a la ola de ideologías falsas, que promueven un progreso que no los toca y que lejos de ser sustentable en el tiempo pone en serio riesgo la permanencia del planeta como actualmente lo conocemos. Quisiera citar al poeta chileno Rodrigo Verdugo en sus versos del poema "Procedencia II" de su libro "Nudos Velados", donde expresa la existencia de una promesa que guarda la verdad velada y revelada, con una presencia sempiterna para salvarlo de la tragedia que lo sofoca.

 

  Yo te vi entregar la desnudez a las fosforescentes cacerías.

Dentro del agua respiran los días que vendrán.


Las políticas brutales del mercadeo, sustentadas en la lógica del peor egoísmo humano, son las que explotan sin piedad y misericordia alguna a nuestros congéneres, las mismas que invocan las guerras y exaltan las practicas de Ares; los mismos que producen el desamor a lo largo y ancho del planeta, oscureciendo con sus edictos los cielos y con su infrenable depredación ponen en peligro a la totalidad de los nichos ecológicos del orbe. Con sus idearios mezquinos embrutecen las almas y dispersan los sueños. Y es aquí donde me detengo, donde se produce la violación premeditada del derecho de condición inalienable del ser humano, ya que durante décadas y sistemáticamente, se ha borrado el concepto de lo onírico como medio de exploración para el desarrollo y se concientiza a las masas haciendo ver que éste pierde valor como medio civilizador, por lo que el sueño de cada uno se hipoteca con la certeza absoluta de un futuro embargo.

Quizás todas las perdidas son irremplazables por las características esenciales de cada una de ellas, pero desterrar la conexión vital para acceder a las dos inmensidades fundamentales conocidas, la interior y la exterior, que se replican de igual manera en el efecto espejo de las proyecciones, no sé si por cumplimiento de las teorías pendulares, esa que agita las mentes de los hombres desde la lógica aquella que mora en el punto de vista de quién mira sólo los objetos y sus estructuras, o la de aquél que sueña con las formas incorpóreas que transitan en los inframundos. Es claro que hay vigilia y sueño, y estas dos coexistencias se deben primero que nada a una necesidad fisiológica, pero para el espíritu metafísico y patafísico esta dualidad correspondería a una suerte de adiestramiento a partir del estado del sueño para un viaje trascendente después de la muerte. Es ver el fin de la existencia corpórea como el inicio de un tránsito hacia universos nuevos, moradas profetizadas, presagios chamánicos. Es el devenir entre la síntesis y las formas abundantes; el quiebre de las formas lejos de los paradigmas de la naturaleza y el desenfreno de romper con la geometría ordenadora del todo. Quizás es tiempo de desabastecer el ritmo pendular y ofrecer a la humanidad la suma de las constantes, recomponer completo el mapa de la memoria y sugerir los cuerpos y formas conjugados de tal manera de obtener la panorámica que ofrezca al vidente la suma de las estructuras sostenedoras, las que se dan en abundancia y se prodigan en el mundo y aquellas otras, que ofrecen la simpleza estructural entre las danzas frenéticas de volutas y espirales, como la simpleza de un bacilo, de un rayo de luz, o el silencio de un beso. Es el estado general y constante de los opuestos; es la manera correcta de abordar con una mirada crecida las vicisitudes del cosmos y no quedarse apostando por el dogma paralizante, sino tomar las alas surreales desplegándolas desde cada uno de los puntos conocidos donde cada forma se abre vía ensoñaciones hacia los planos dimensionales que habitan al reverso de las realidades, restableciendo definitivamente la claridad de los sueños sobre los fastidiosos discursos que tuercen la realidad, la que emana de estos mismos, ya que la realidad se soporta entre los planos desdimensionales subyacentes y suprayacentes.

"El ojo vivía en estado salvaje"; retomo hoy la frase celebre del primer Manifiesto Surrealista expresada por Andrè Bretón y la conjugo como el pasado casi inalcanzable que este pareciera ser. Los acontecimientos de aquel año 1924, que se precipitaban simultáneamente a aquellos escritos, eran sustancialmente desde el entorno social, político, cultural, comunicacional y económico, obviamente muy distante a las actuales manifestaciones que se suceden en el entorno sociocultural contemporáneo. De hecho las mismas clases dominantes e instituciones conservadoras han asumido un rol mas activo, participativo y decisivo en la sociedad y obviamente en las manifestaciones artísticas, ya sea a través de estamentos visibles dentro de las instituciones de poder o como entidades de facto. La liberación del hombre y en especial el de su espíritu, que lo llevará a los recónditos mundos metafísicos, está amenazado por las sucesivas oleadas de información dirigida a provocar la amnesia espiritual y la paraplejia en los nervios y músculos que usamos para desplazarnos a los universos ignotos, aquellos sitios que nos provocaron y a los cuales debemos imperiosamente retornar. Esto no constituye para nada un tratado sibilino, sobre tales o cuáles vehículos el hombre deberá usar para alcanzar sus logros místicos o metafísicos. Son muchos y adecuados los derroteros conducentes a la emancipación del espíritu. A modo de ejemplo, las culturas primitivas poseían las llaves a estos portones místicos, reconocían en las emanaciones que los rodeaban los patrones propios para reconocer su propia inmensidad que despejaría las dudas sobre la necesidad de despojarse del peso anquilosante de la carne y de la materia sub-real, aquélla que en su lectura semiótica equivoca y no hace más que dar señales que llevan a perderse y ser participes del purgatorio en la tierra. Me manifiesto contrario a desechar las ganas de contagiar y de abandonar las interpelaciones a cualquier ser humano por reconocer su derecho a trascender. Hago mención de este derecho tantas millones de veces violado por la omisión misma en las cartas fundamentales constitutivas de las naciones o leyes de las repúblicas, cartas magnas, etc.

En esta materia, el atropello a las etnias originarias de este continente se han sumado a esta violación y atropello sistemático, que con pleno conocimiento y conciencia de las castas políticas al servicio de los idearios económicos imperantes, se han constituido en la vergüenza y el oprobio en contra del género humano. Tanto la aniquilación física de etnias como las Selk'nam, los Yamanas y muchas otras, como también la aniquilación de la cosmogonía y cosmovisión de estas y otras culturas, han sido una premeditada y estudiada política de inaccesibilidad de las masas en general a culturas espiritualmente más desarrolladas. Todo esto quizás se emparienta con el ocultamiento por parte de las iglesias del conocimiento gnóstico, perseguido durante siglos y acusado de herejía, condenado al exterminio al igual que los textos paleocristianos, a través de los poco conocidos libros apócrifos y todas aquellas antiguas manifestaciones mágicas de pueblos como los egipcios, normandos, celtas, etc.

Hoy en día, el arte y sus manifestaciones son en cierta medida productos de la cultura de dominación y deformación de la realidad. La importante tarea queda para la surrealidad, que subvierte todos los órdenes impuestos, o sino de alguna manera los pone en tela de juicio. Evidentemente, esta manera de ser que lleva a una manera distinta de sentir y expresarse, no es conveniente para el "establishment" y menos en todas las manifestaciones que tengan que ver con el desenvolvimiento y participación activa de al menos uno de los actores sociales; constituye una llamada de alerta y las alarmas se activan de muchas partes para silenciar cualquier expresión que despierte las conciencias y sea atentatoria a las políticas que embrutecen de manera transversal a las sociedades modernas, tanto en las naciones dominantes o desarrolladas, como en los países neocolonizados económicamente o del tercer mundo. Estos últimos como el nuestro, poseen una pérdida de la memoria histórica y una miopía cultural provocada por los innumerables artilugios comunicacionales.

Los canales de expresión disponibles hoy, son muy distintos a los que podemos reconocer hace ochenta años atrás. Las galerías y circuitos de arte no corresponden y no pertenecen a los actores artísticos; la mayor parte de las publicaciones especializadas responden a intereses comerciales o de mercadeo del arte, ya sea por si mismas a través del avisaje como negocio directo, o apuntando a resaltar o reflotar obras y artistas manejados por las galerías. Otro tanto ofrecen los lineamientos y directrices oficiales a modo de imponer tal o cuál factura acorde al modelo cultural proclive; esta última se ve en la gestión de lo efímero y lo liviano, o lo intrascendente, como el quehacer artístico que descontextualiza el signo una y otra vez, con el único propósito de ejercer un acto más bien lúdico disfrazado de intelectualidad, o la lastimosa realidad del creador de no ser capaz de orientar en forma provechosa el conjunto sígnico a través de un ejercicio semántico de los elementos icónicos representados o aludidos. Quizás también la impotencia dada por los dictados formativos hacen incapaz al artista ha parabolizar con los signos expuestos o desarrollar tanto una paráfrasis como una síntesis de contextos a favor de lo compositivo. Pero en todos los medios y circunstancias favorecer la formación de contextos que me obliguen a desplazarme hacia otros grupos contextuales y no a la deconstrucción de los mismos, sin propósitos entendibles como mensaje y como desarrollo composicional, ya que es esta última parte esencial de la obra la que se ha visto seriamente afectada por la falta de rigor de los diferentes estamentos circundantes a la obra, entiéndase realizadores, curadores, críticos y público cercano o perteneciente al medio artístico.

El concepto o desconcepto, (según su mecánica de acercamiento a la realización), es el elemento constituyente que pasa a desplazar flagrantemente al cuerpo estético como tal, si es que éste llega a manifestarse o hacerse presente en el enunciado tangible. Hoy, los hombres abrumados por el nuevo orden económico, los acosos tecnológicos, las nuevas agresiones de imágenes mediáticas, en fin todo aquello reconocido y repulsado, por la comunidad toda en el ámbito global.

 

Si desea escribir a Enrique de Santiago puede hacerlo a desantiagosurreal@yahoo.es
Esperamos Su Opinión.
¿No está suscrito? Suscribase aquí.

[Volver a la Portada] - [Visita la Comunidad Escáner Cultural]


Las opiniones vertidas en Escáner Cultural son responsabilidad de quien las emite, no representando necesariamente el pensar de la revista.