Santiago de Chile.
Revista Virtual. 

Año 6
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 64
Agosto 2004

DE LA MANO DE NOSTRADAMUS

CIUDAD GÓTICA SERÁ INUNDADA DE KETCHUP
(un Río Colorado recorre la Nación hamburguer)

TAMBIÉN ARDERÁ
EL RANCHO DE CRADWFORD
( Corre el rollo Moore en Waco )

Por: Silvia Banfield

Fahrenheit 9/11 es la temperatura de este verano, arden las palabras, queman los conflictos armados, no son tiempos de simple candelilla, no es el fuego inocuo, fatuo, del pucho que enciendo a estas horas de la madrugada en un espacio silenciosamente vacío. Sólo queda la pequeña luz del vicio. Todo lo que arde en la llama provocada es para extinguir, hacer desaparecer, calcinar más allá de la memoria, en el límite del olvido quedan los objetos etiquetados en su ruina. El amor suele ir a parar a un depósito de llantas calcinadas, cuando ya la braza no arde ni en el pensamiento, en ese pasaje oscuro en que el clic no suena, y más bien la atmósfera suele compararse a unos paños húmedos para aligerar una antigua fiebre que no viene de las sábanas, sino de un cuerpo cansado, que no le pertenece ni a una misma.

Cuando el calor retorna en este verano, como los incendios en los bosques, arden un poco las carnes aunque la luna no esté más llena que los pensamientos. En lo personal, íntimo, te sientes traspasada, con una pequeña historia cargada a pulso, a capella como en una larga ruta donde quieres dejar todo atrás e iniciar una nueva vida. Se necesita un empujón para partir, dejar de ser la roca olvidada del paisaje, el mueble sólo alterado por el paño de sacudir y la luz que trae el ruido de esas recurrentes tormentas del pasado en Colorado. Un paisaje que nadie discute y evoco en los sentimientos que estaban más allá de Denver. Una o cuatro puertas, dan lo mismo, se requiere algo más en esta madrugada.

¿Soy nihilista o la temperatura del Farenheit de la Casa Blanca nos moviliza sobre un anfiteatro de máscaras vacías, muecas acomodadas en la mandíbula del espanto? Aterriza Silvia, me digo, bájate de esa nube rosada, el pijama está húmedo, las sensaciones van lejos, el tiempo mutila un presente antojadizo, que quisiera retirar de circulación, y veo pasar las cabezas en bandejas rosadas, caer las rosas frente a mi ventanal, recorrer un largo funeral las calles, recuerdo un versos del Poeta, que decían: suéñame ahora/es mi juicio final/trompetas de nieve, donde la nieve duerme y es cristal... Se suspende el día a la llegada del alba, qué insomnio, el cuerpo de K, blanco, estirado en la cama, que fue mi ataúd durante todos estos años, que el espejo me devuelve como si fuera un personaje de mi propia ficción. El error paga al contado cuántas veces sea necesario. Si la estupidez cotizara en la Bolsa. Eso me digo, memoria de falsas monedas que no dejan de caer en algún lugar.

Montag, del Fahrenheit 451 de R. Bradbury, quemaba no sólo los libros, sino las cenizas sobre las cenizas. Clarisse, en cambio, distinguía, las vacas, edificios y rosales, en un mismo paisaje. Ray Bradbury me recuerda esta madrugada de ácidos destellos, los días cuando caminaba descalza por Colorado, leía Sol Rojo , y se me volaban en invierno las cartas del poeta cuando llegaba al College. Clarisse convertida en Mildred, sepultada por K en mi vida real, el peso de una nube eléctrica que te conduce a una inevitable migraña. Bradbury la describe para mí esta noche: una isla cubierta de nieve donde podía caer la lluvia, pero que no sentía la lluvia; donde las nubes podían pasear sus móviles sombras, pero que no sentía la sombra... música de avispas diminutas en los oídos herméticamente cerrados, y unos ojos de vidrio, y el débil aliento que le salía y entraba por la nariz. Ya ella no le importaba si el aliento venía o se iba, se iba o venía.

Un impulso que nos lleva a veces a apretar una tecla delate toda la información del mundo, y en ese borrón y cuenta nueva, volver a un futuro basado en los orígenes, en la solidaridad fundacional de nuestros padres, en el recurso olvidado de la vida. Debiste estudiar filosofía, me dijo una vez mi irónico Editor, y le contesté, que me inicié en medicina. Pero esa es otra historia. Ahora estamos en el tiempo de Farenheit 9/11 , la temperatura del engaño, lo que turbiamente se cocinó en el horno de la Casa Blanca y que Michael Moore ha reportado detalladamente en su documental. Como Montag, El Number O ne ha provocado este incendio, que no sólo vemos a diario en Irak o en Afganistán, o en otros lugares del mundo del Islam, sino en las vísceras de América, donde el temor aguijonea sus lancetas de avispa en el propio cuerpo.

Más allá del papel, los libros son un símbolo manoseado por la tiranía de la prohibición milenaria, pero el libro está en el escaparate de la frivolidad, y es más efectivo banalizar con el poder mediático, que suprimir páginas que nadie leerá. Es más práctico hacer los titulares con el engaño, armar una historia a partir de un objetivo buscado, de un hecho inexistente, prefabricado, conducido por el error en la fantasía mediática del poder fáctico. El abrazo perfecto del oso en la información circular, de una sola punta, la madeja en el hilito de Penélope, una y otra vez hacia el mismo lugar. ¿De la verdad un pelo o el oso?, porque el lobo es más escurridizo que la sombra de ese pelo y le gusta usar piel de oveja.

La cultura calcinada en Farenheit 451 y la verdad pulverizada en la Casa Blanca, y re-descubierta en Fahrenheit 9/11 . La vieja historia de las prohibiciones continuará repitiéndose a lo largo de los siglos, seguirá cayendo el bigotito de Hitler y el bigotazo de Stalin. Se desprenderá de su propia matriz y caerá al vacío como en un agujero negro, cualquier intento por torcer la realidad, los hechos, y pretender conculcar las libertades públicas y privadas del individuo.

Así surgen, hombres como el gordo Michael Moore, que no le permiten un centímetro en el rollo de la vida ciudadana a la mentira oficial, que después de todo nos golpea a todos. Los Fahrenheit están emparentados en el fondo. Hay un marcado intento por suprimir la verdad, por escamotear las libertades individuales. El autor de Crónicas Marcianas , Ray Bradbury, nos muestra una realidad no precisamente para marcianos o individuos de otros planetas.

Moore ha sido objeto de una clara, visible, persecución por su documental de denuncia a la gestión del presidente George W. Busch. Fue objeto de un boicot por parte de las más grandes distribuidoras de películas de Estados Unidos. Este es un tema que no ha terminado. Se acaba de escenificar una trifulca en el casino de Las Vegas, por el documental de Moore. La cantante Linda Ronstadt, fue lanzada del escenario después de elogiar el documental de Moore. Verano caliente, al rojo vivo electoral. El Gordo Moore, amenazado, se la está rifando. Acaba de llevar el documental a la tristemente célebre Waco con 700 habitantes, único punto habitado a 30 kilómetros del rancho de Cradwford, de los Busch. Pero la novedad, primicia, es que Fahrenheit 9/11 llegará a Cradwford. Se cree que Moore donó una copia, que proyectará la organización "Friends for Peace". Los votantes republicanos tendrán entrada libre. Los organizadores buscan impactar en Cradwford y para ello piensa proyectar el documental al aire libre y un granero será la pantalla. Las distancias son grandes en el estado de Texas y son muy pocos los cines donde se exhibe el filme. Texas, al igual que UTAH, Estado vecino, como se sabe, es republicano.

Hay que volver a leer Fahrenheit 451, escrita hace 51 años. Este no es el fin de la historia. La historia se repite .

DE LA MANO DE NOSTRADAMUS

Por: Silvia Banfield

El mundo es espléndido, no nos deja un segundo sin historias, y suele repetirlas con sus matices, luces, recurrentes claroscuros, aunque la memoria se sienta en navidad o frente a un Western como en un gran telón blanco de nieve inmortal el tiempo de otra época, asaltado por el olvido, o convertido en ruina, se repite una y otra vez, por el caño roto, caen las mismas hojas del calendario. Es un reloj de arena con el que juega el desierto. Un enano que le da cuerda al Big Ben, pasa el tiempo por un cedazo. El café hirviendo me observa con la mirada olvidada de un profeta. La noche se arma en silencio, con un atardecer privilegiado por una temperatura que no se hace notar. La guitarra, los pinceles, todo está arrinconado esta noche. Siento como un ojo gris de anaconda me vigilara. Los papeles van a la trituradora, el silencio se orilla, se junta con sus hermanos menores en una esquina, espacios gemelos, hay noches más huérfanas que otras. Esta es una que maneja pesadas alas propias. ¿Me salvarán mis puchos? Recuerdo aquellas tardes infinitas, con tormentas, y después la nieve del mundo sobre Colorado, y todo era el paisaje con el Poeta, en el minuto exacto de la vida, dulce tiempo el de la madera con su olor a pan de bosque. Una casa, otra, se levanta la vida, niebla, nieve, tormenta, un sol rojo, detrás de todo está el hombre, un mundo que se alimenta con sus propios espejos.

El Caballo Loco sigue en su galope desbocado en este escenario mayor a una pradera, ese que nos hace soñar con ratas, porque estamos rodeados de ellas, existen, caminan, por este seco granero que pisan mis pies, que son los pasos agitados d de la noche del mundo, con sus viejas tormentas eléctricas fulgurantes y yo no soy poeta, sino recojo los cadáveres, ordeno los huesos, recompongo uno que otro conjunto de palabras, las ordeno, reciclo lo que aun la nieve no despeja. El Poeta me preguntaba, a veces, si el mundo había amanecido mejor, con menos reuma, artrosis, cojera, miopía, ceguera, y mi respuesta: es lo que tenemos.

En verdad todo cambia para peor, incluidas las intervenciones de cirugías mayor y menor, porque ninguna operación que no vaya dirigida al corazón del hombre, funciona a largo plazo, ni a mediano. Lugares remotos, como Afganistán, quedaron alfombrados de rabia, en un tortuoso sendero de muerte, Irak es un territorio ingobernable, una tumba para el soldado norteamericano, la más pesada carga tributaria de la historia para el ciudadano común de Estados Unidos, foco gemelo de espanto al Medio Oriente, y si nos descuidamos, arrastrará a Irán hacia un bolsón inagotable de muertes, caos, terror y seguiremos volando en mil pedazos como ha ocurrido hasta la fecha.

Lo único estable en el Planeta parecieran ser los Open de Golf, son interminables prados verdes, donde un palo y una bolita buscan su huequito, el agujero número 18, golpe tras golpe, bajo los incansables pies de quienes a pesar que reciben cientos de miles, millones de dólares en premio, agachan humildemente la cerviz, inclinan su humanidad despreocupada, alegre, inútil, y se encomiendan a ese golpe definitivo. Allí está contenida toda su imaginación, su razón de ser en esta vida, en esa resistente pelotita, en esa boluda pelotita que se deja impulsar hacia un destino vacío, bajo el pabellón de una banderita altivamente huérfana de identidad.

En el Golf los huequitos no dejan de ser los mismo, como en el Planeta, sus agujeros siguen tragando un negro hollín en la superficie subterránea de los días. También en los hechos noticiosos existe la recurrencia. La historia es porfiada, abre y cierra sus huecos. Un agujero mal cerrado, de seguro permitirá a la rata volver a asomarse. Hay hechos, personajes monigotes, tercamente porfiados, taimados. Su tortuoso pasado, la acción de su mandato, es como recibir cada día la visita de los mongoles en el Asia, bajo las cabalgaduras y azotes de Atila. No crece el pasto tras su paso y se vulneran todos los espacios posibles de la convivencia humana. Hunos y otros, en estos días que van de la mano de Nostradamus, y en esta pequeña historia circular, retorna un Augusto General, criminal impune, confeso orate, resguardado por su capa gris de inmaculado pundonor castrense, honestidad sin par, hijo ilustre de la transparencia.

El mundo estuvo tan atento a sus horrores, que en la última década cuando abandona el generalato activo, nos vamos enterando de la fundación de una sucursal legítima del Infierno en Chile y, en ese olvido, los muertos siguen hablando con los desaparecidos. De tanto desaparecer cuerpos, lanzados al mar, cremados en los recintos militares como recién hoy se confirma, aparecieron las cuentas mágicas, millonarias, del impoluto, intocable, impune, inmortal General Augusto Pinochet Ugarte, el Tata. Un militar que ejerció el poder durante 17 años sobre el largo cadáver de Chile, que permitió elecciones luego de imponer un chaleco de salvavidas blindado constitucionalmente, con el compromiso que el país viviera bajo los efectos de una pastilla de amnesia, se burló de la justicia internacional, española, inglesa y chilena.

Regresó un memorable día a Chile después de 503 días de retención en Londres, abandonó una silla de ruedas, en medio de vítores de sus partidarios, y aconsejado por sus abogados, se declaró loco olvidadizo, al margen del tiempo, de la historia, un invidente de su pasado, se hizo representar por el olvido. Se acomodó, acuarteló, atrincheró en una de sus casas, pasó inviernos en su departamento blindado de Iquique, a 1700 kilómetros de Santiago, la capital, siguió celebrando sus cumpleaños con selectos seguidores, amigos, compinches, disfrutaba de las incandescencias de los cuerpos de sus enemigos devorados por las llamas, de la fugacidad del tiempo, se mantenía en naftalina como un salvador, prístino, recto, abanderado de la pulcritud frente a los fondos públicos, la mano que mecía el ataúd de Chile, no entraba a la caja de fondo de la Nación. En distintos países, de numerosas personas, de todas las condiciones sociales, durante años, escuché el himno a la consagración de los deberes públicos de un hombre honesto, honrado, aunque criminal genocida.

En Londres se cayó del pedestal del horror, y ahora el Wall Street Journal, lo baja del Olimpo de la pulcritud. Se han encontrado en el banco Riggs de Estados Unidos, seis cuentas millonarias del integro soldado de Chile. El Senado de Estados Unidos ha ordenado una detallada investigación de las cuentas ocultas por Pinochet en el Riggs, un banco que atiende a millonarios, políticos, diplomáticos y que no informó sobre ala existencia de cuentas del ex presidente de facto de Chile. No sabemos la suma, sí que el General es un trasgresor de las leyes tributarias, entre otras, y que él estimó su fortuna personal distribuida en la banca internacional, entre 50 a 100 millones de dólares. En ese documento suscrito por Pinochet ante el Riggs, de acuerdo con denuncias del diputado chileno, Antonio Leal, el anciano dictador declaró al banco norteamericano que tenía ingresos anuales entre 300 y 500 mil dólares. El banco, en 1994 le ayudó a crear empresas de papel en las Bahamas. El presidente de Chile, Ricardo Lagos, hace unos días informó que su salario era de 8.400 dólares mensuales. Pinochet se jubiló hace 14 años.

El General Pinochet, a sus 88 años, nunca tuvo las cuentas claras y ha entrado en su laberinto. Más allá de las investigaciones que realice la OCC en Estados Unidos y la justicia en Chile, es un puente de plata para el gobierno de Chile de saldar esta enorme cuenta pendiente con la historia y su pueblo. Lo del Riggs es la última lápida al mito de la honestidad de un militar en América latina, pero lo de los cuerpos cremados para desaparecer a los adversarios políticos, es otro eslabón que nos conduce a la cadena del genocida. Son dos cuentas pendientes para un mismo caso. Las cenizas de sus opositores que fueron al viento de Chile, reclaman justicia.

John Kerry ha lanzado una firme campaña a favor del voto latino en Estados Unidos: la primera mayoría con 35 millones de personas, una fuerza económica creciente y pujante. Ese es el socio interno para llegar ala Casa Blanca, pero Kerry sabe, que el subcontinente de 500 millones es el gran desafío del Río Grande a la Patagonia. Para hacer las cosas bien con la abandonada región latinoamericana, resolver el caso de Pinochet adquiere máxima. No más aventuras golpistas, no más intromisiones innecesarias, no más economía de un solo lado, no más socios subordinados, no más patrio trasero, no más obsesión militar sin crecimiento, desarrollo, y un no rotundo a la corrupción.

John Kerry y el equipo que lo impulsa hacia la Casa Blanca, tienen una oportunidad única de iniciar una nueva relación con sus vecinos del Sur, una asociación que cree empleos, comercio y seguridad, una alianza real para el progreso compartido, una visión global que no globalice la miseria ni la desesperanza. Ya no se trata de discursos, ni de una nueva retórica, sino de planes concretos, no de una política de un solo ojo, como la que lleva adelante el Polifemo Number One. Kerry ha propuesto invertir 2.500 millones de dólares en cinco años en América latina, para favorecer la pequeña industria, entre otras cosas. Ya no hay recetas, lo importante es una relación más equilibrada, un comercio más justo para los productos latinoamericanos, y que se resuelva el tema de los inmigrantes dentro de Estados Unidos, como espera hacerlo J.K. Se necesitan inversiones adecuadas, oportunidad para la gente, un Deal con el futuro y que sea compartido.

Para hacer propuestas concretas y cumplir con América latina, debe haber transparencia dentro de Estados Unidos. La nación no puede ser arrastrada por ninguna fuerza oscura, fáctica, por poderosa que sea, por los intereses que sobreponga a nombre y por sobre la nación. Debe ser del máximo interés de los John-John, en su próxima gestión, la transparencia pública, la libertad de expresión, la seguridad internacional concertada en las Naciones Unidas, superar definitivamente la política del Patio Trasero.

Michael Moore, y ahora el cantante británico Elton John, han puesto el dedo en la llaga en la Norteamérica de hoy, y no podemos ver ni el documental o escuchar las palabras del inglés, como avestruces. Sus acusaciones en la BBC de Londres, que vivimos tiempos macartistas, sin libertad de expresión para aquellos artistas que se pronuncian sobre Irak en Estados Unidos, no pueden ser ignoradas por los políticos y hombres públicos de Washington y en todos los Estados. Busch fue libremente electo, y la ciudadanía o los artistas, requieren de casa libertad para expresar sus opiniones, sostuvo correctamente Elton Jhon.

Pareciera que a los golfistas no les preocupara lo que sucede en el mundo. Van de Open en Open por el mundo, ayer Gran Bretaña, hoy Escocia, y mañana en cualquier parte del mundo, donde exista un terreno con 18 huequitos. Ningún pronóstico acertó en el abierto de Escocia, a las orillas del mar. Sin huequitos demasiado pequeños para esconder el escalofrío mundial. Son unas 20 colillas de cigarros, dos más que los huequitos oficiales, los que me han costado estas notas, que parecen un parte de morgue, el registro de un tiempo descrito por un coleccionista de calaveras, y en el arte de la palabra, no hay nada escrito. Mi ventana no hace preguntas. En el viejo tiempo acuñado por los sueños, recuerdo a un hijo, frente a mi ventana de Colorado, saltando en esas lonas gigantes que impulsan la niñez una y otra vez a creer en si misma, o a gastar energías simplemente. Así rebota el mundo, como la bola terráquea del globo que Chaplin solía jugar como el Gran Dictador.

CIUDAD GÓTICA SERÁ INUNDADA DE KETCHUP

(un Río Colorado recorre la Nación hamburguer)

Por: Silvia Banfield

"Mafalda"

¿ Qué salió bien después del 11 de septiembre del 2001? O mejor dicho aún: ¿Valió la pena ganar unas elecciones sin una verdadera legitimidad? ¿El pueblo norteamericano está mejor que hace cuatro años atrás o su futuro tiene más esperanza? ¿Irak, Afganistán, el mundo, viven mejor ahora? ¿Se ha atendido con un plan sistemático, realista, justo, viable la situación del Medio Oriente? ¿Se puede presentar un programa claro, viable, como solicitó a John Kerry The New York Time? ¿O el camino es aconsejar una retirada planificado con reembolso del paquete a la ONU, como debió ser hace meses? ¿Cuál es el plan sobre el plan errado por GWB?, ¿Qué liderazgo necesita el país, NYT? ¿Estados Unidos ha sumado más aliados para la causa de la paz y la democracia? ¿La economía norteamericana se ha fortalecido, es más dinámica, permite un mayor equilibrio mundial su crecimiento? ¿El medio ambiente está siendo atendido como un tema prioritario, con políticas constructivas y de acuerdo a la importancia que tiene? ¿Después de comprobar que el recurso petrolero es vital, pero no infinito, se está diseñando una política energética acorde con los nuevos tiempos? ¿Los esfuerzos militares, despliegue universal de fuerzas, gastos multimillonarios, las pérdidas de vidas humanas, detuvieron el terrorismo? ¿El miedo, el terror, la disminución de las libertades, la mentira impresa, la desinformación, son indicadores de una democracia fuerte con beneficio para quienes viven y disfrutan de ella? ¿Por qué el precio del petróleo está en las nubes? ¿Qué precio seguirá pagando esta generación de norteamericanos? ¿Por qué el futuro es la incógnita más negra en tiempos de paz de los últimos cien años? ¿Vivimos la época dorada de los impuestos de guerra? ¿Es difícil declarar la paz? ¿Tendremos noticias que no traigan un titular de terror: una guerra sangrienta para los invasores europeos de Irak? ¿El mal surge porque es el mal o porque no hacemos bien el bien? ¿La Nación necesita más músculo o cerebro? ¿Necesitamos el acorazado Bismarck o el corazón de una Nueva America? ¿Buscamos el fin de la humanidad, de la historia que no sabemos construir? ¿Qué nos hace codiciar tanto el cielo con monumentales rascacielos de cristales, frágiles escaleras, fantasías discriminatorias, limitadas de lo inalcanzable? ¿La Utopía está verde, cruda, semi cocida, va a fuego lento, se encuentra en los invernando en hielos continentales o soy yo misma? ¿Qué nos habría dicho Herbert Marcuse en esta hora? Él manejó el ascensor del 68. (''La libido se concentra en una parte del cuero, con lo cual el resto del cuerpo queda libre como instrumento de trabajo").

Siento que las preguntas quedarán por mucho tiempo colgadas como la soga al cuello del ahorcado. No estamos en un festival de respuestas, más bien en el palacio de la duda, en el corredor sin fin, la ruta circular, un mundo de dos puntas aparentemente inalcanzables. No pocas cosas se han dicho recientemente en el Fleet Center de Boston, y se desprende que vivimos en un mundo inseguro, porque el tema ha girado entorno a la seguridad. Si debemos dormir con un revólver debajo de la almohada, es porque algo nonada bien.

Me he levantado con todas estas preguntas y muchas más, dibujadas en el espejo del baño, arrastradas por las alfombras, trepando las paredes, y tecleando mi Lap Top, porque desean ser reproducidas y buscan una respuesta. Hazte las mil preguntas S.B. de qué ha sucedido en estos casi cuatro años para saber si caminamos con algún estilo hacia el precipicio o enrumbamos. ¿Qué pasó ayer para que no suceda mañana? Firmado, el Editor. Un papelito con su letra negra, gruesa, marcada por la autoridad. Fondo de color amarillo y tinta de marcador indeleble. Para que no lo olvides, me dijo una vez, el muy sonriente... y yo, me voy caminando con la notita, me subo a mi cuatro por cuatro negro, rugiente de carretera, se le ve en la piel de su carrocería el millaje, una convicción natural de cumplimiento de su cometido. Se le siente el viento en sus llantas, como le va mordiendo la velocidad al tiempo y allí me olvido del vinagre y el aceite de estos días.

Dormí horrible, como en los tiempos de K, (debió irse al Open Sueco de Golf y jugar en la nieve escandinava de sus antepasados) con más cafés de la cuenta, unos puchos que se me hacían humo, y pensaba en Boston, que podría ser una ciudad, un sitio para los más optimistas, un nuevo punto de partida. Se han lanzado tantas ideas, ha llegado tanta gente a una ciudad fortificada como Troya, que lo único claro es derrotar como de lugar al inquilino de Ciudad Gótica. La Unión contra la odiosa, vieja, negativa, delirante política del Pingüino. Cerrarle el paraguas en sus narices. Aquiles Kerry se lanzó a la arena y llegó escoltado con lanchas rápidas en medio de los vítores de sus tropas. Ciudad Gótica, entretanto, prepara su Convención y enseñará su músculo, sus poderosos tentáculos rellenos de petróleo.

Un duende fantasioso en medio de la noche, el mismo que me dice no olvides al Poeta, como si pudiera hacerlo, me escribe con sus manitas verdes en letras rojas: con Kerry habrá Ketchup gratis por los próximos cuatro años, y unta sus papitas fritas crujientes en la noche asfaltada por el silencio. Siento que deja una carcacajada infinita, un eco en un bosque que se va convirtiendo en miniatura de bonsái, como el que tengo frente a mi ordenador. A veces le hablo como a un duende. Me mira con sus ojos verdes profundos, orejas azules, y se le hace un hoyito en los cachetes cuando sonríe, que es muy a menudo. Me recita poemas los viernes. A veces me deja acrósticos. Versos de madera. Voy pegando los papelitos de colores. Forman un arcoiris de palabras, como si fueran escaleras. Las puedo tararear como canciones. Corazón Colorado, corazón enamorado/no dejes de palpitar/soy un rayo/ el viento a tu lado. Y estaré en tus manos de Duende enamorado...

Eran masas de ketchup las que vi en medio de la noche, entrando como ríos sin fin, subiendo por los grandes edificios de Ciudad Gótica, tapando alfombras, cubriendo los elefantes, símbolo inequívoco de la ciudad, con sus colmillos rojos, hundiéndose en la pasta y me pregunto ¿dónde estaba el gordo Moore que no tomó esta escena. ? Ni la masa de arena dorada del desierto entrando por las cajas fuerte, los salones de Wall Street y el Hudson como una pista de polvo volando en una mágica alfombra.

Entramos en el gran período de las promesas. Todo es posible. Hoy sabemos que hay 35 millones de pobres en Estados Unidos. Más que la población de Centroamérica y Panamá juntos. Estados Unidos no es un país mejor que ayer. No es una frase de campaña, una triste realidad. Dos America, una pobre y otra rica, acuñó John Edwards en el Fleet Center de Boston. La agenda interna en Estados Unidos crece cada día. Empleo, salud, educación, no son simples palabras El poderío, la fortaleza de una Nación está en que las personas sigan teniendo oportunidades para crecer, desarrollar sus familias, y aportar a la seguridad, estabilidad, sostenibilidad real de un país.

La Convención Demócrata ha dejado un saldo de dudas y promesas hacia dónde va Estados Unidos y esa es una inquietud no sólo de los norteamericanos sino de los aliados de Washington. Se ha abierto una brecha entre Estados Unidos y sus tradicionales socios, se ha estado perdiendo la esencia de una democracia antigua, poderosa, rectora y promotora de proyectos, programas, acciones preventivas. Se huele el fracaso en el frente de guerra contra un enemigo invisible. Irak es un país en explosión permanente, inseguro, arruinado, hostil, impredecible, fuera de control, y rebelde a cualquier ocupación extranjera. ¿Qué hacen las tropas ahí? Es una pregunta correcta, elemental. Y no es un globo para lanzar en la Convención Demócrata, llena también de optimismo, esperanzas, promesas y condenas a GWB. En estas convenciones sería novedoso inventariar lo que no se dijo y por qué no. Lo que quedó detrás de las bambalinas. Reciclar lo que se podó en los discursos, por inapropiado. Someter a un colador de café, los murmullos de pasillo, la comidilla, eso que queda entre la comisura, la garganta y el pensamiento, atascado simplemente. Debajo de las uñas se ha descubierto más de algún secreto y la prueba de un crimen.

Estados Unidos necesita un gobierno para ganar y conquistar la paz. Un país fuerte es aquel al que nadie teme. Boston, una ciudad hermosa, pacífica, está erizada de armas, respira por la boca de algún cañón. Eso no convierte la democracia en algo seguro ni a un gobierno en la solución constructiva de un mejor futuro. El Zar, Stalin, Trujillo, Duvalier, los Somoza, Strossner, Pinochet, vivían rodeados de tanques, tropas, expuestos a la furia de sus múltiples enemigos y dejaron tras de sí una huella honda, larga de sangre y dolor, la cola de la serpiente envenenada. Y aún así, sus enemigos alcanzaron a alguno de ellos, verdaderas fortalezas humanas, y los eliminaron físicamente. Una democracia real, verdadera, debe sembrar optimismo, y su victoria es sumar a la gente común y corriente, ganar los corazones en el mundo con políticas que promuevan la libertad, un nuevo espíritu humanista, una mayor convivencia entre las naciones y los pueblos. Son decisiones encaminadas a crear nuevos y más amplios espacios de cooperación. Los nubarrones están ahí en el paisaje social, económico, en el vulgar desencanto de naciones más pequeñas, con inferiores recursos, azotadas por las guerras intestinas. No hemos escuchado en la Convención Demócrata palabras como estas: una América será segura, próspera, confiable, con futuro, cuando incluya en sus planes de progreso, cooperación, una relación con mayor equidad con sus vecinos del Río Bravo a la Patagonia.

Muy oportuna la presencia de Cristina Kirchner, enfundada en su belleza y esos largos sacos de cuero que le gusta lucir, en la Convención Demócrata, pudo expresar tras bambalinas, el punto de vista de Argentina sobre sus negociaciones con el Fondo Monetario Internacional. La deuda externa amenaza sepultar cualquier plan de recuperación económica, social, de la atribulada nación suramericana. No en vano, su tesis negociadora es apoyada por influyentes intelectuales y políticos del mundo. Gabriel García Márquez, el filósofo español Fernando Savater y el sociólogo francés Alain Touraine. El presidente de la empresa española Grupo Prisa, Jesús de Polanco, el ex primer ministro italiano Massimo D'Alema y el ex canciller mexicano Jorge Castañeda son otros de los firmantes. La escritora mexicana Laura Esquivel y su colega sudafricano Nadine Gordimer, Argentina ofrece a los poseedores de bonos en mora un recorte del 75 por ciento de su valor nominal, si bien aceptó tener en cuenta los intereses atrasados desde la suspensión de pagos en 2001.

El respaldo de los bonos argentinos, hace unos años, recordó Cristina K., era papel para tomar notas y eso ahora ha cambiado radicalmente. De su argumento para lanzar un aliento de confianza a sus exigentes acreedores. Me detengo en el tema, porque es sensible para toda América latina, arruinada por la deuda externa y la corrupción infinita de sus instituciones y políticos de turno. Latinoamérica es más que un fuego artificial, una bomba de tiempo, por eso Cristina K se entrevistó con el senador demócrata, Chris Dodd, un conocedor de la realidad e importancia de la región para Estados Unidos. Colombia, Venezuela, Bolivia, Cuba, Argentina, Brasil, México, son temas de primer orden para cualquier agenda de un presidente norteamericano más o menos interesado en su propia seguridad. La deuda externa es un problema social, la campana que nos llama la atención a todos: alumnos y profesores, la clase ha comenzado. Una tarea no cumplida, porque la deuda externa es como la sopa horrible que Mafalda no se quiere comer. Eso ha dicho, más o menos en Nueva York, la primera dama y senadora de Argentina, que los che ya no pueden seguir comiendo la sopa unilateral del FMI. Son más de cien mil millones de letras en el gran plato de la deuda. Todo el abecedario de los niños del mundo. Quino, el padre de Mafalda,

seguramente la apoya, ahora que su personaje emblemático acaba de cumplir el medio siglo. No por nada Libertad, es un personaje pequeñito que acompaña a Mafalda, al tamaño de lo que nos han dejado la Libertad, si parece estatua. Ya contaré en otra historia como es la vida según Quino. Tenemos mucho que aprender. La vida es una historia sin fin, si cambiamos el casete que intercambiamos equivocadamente con Dios.

Me acuerdo cuando impartía clases en Colorado. Lo de la campana, es como un ruido ancestral, poético, que marca un camino, traza un tiempo, un orden, algo que ha de suceder en compañía de alguien. El Poeta me describió una vez con unas trencitas, con una vasija, por un camino del Sur, un trajecito celeste, y el tiempo se detiene ahora en mi memoria como un recuerdo casi vivido en el sueño de alguien, de ese otro lejano y amado. Un pucho, un café, las sensaciones de una jornada que culmina más allá de Boston o de Ciudad Gótica, que se me dibujan en la pantalla con sus trincheras erizadas en palabras, cien mil globos, color, advertencias, ofrendas a una nueva y mejor America. ¿Un ciclo diferente está por comenzar? Está amaneciendo, al menos detrás de mi ventanal, de un negro intenso al gris opaco, vacío, va abriéndose el tiempo, la luz impone su propia energía, es su hora, espacio, el turno de un nuevo día.

 


 

Si quiere escribir Silvia Banfield, puede hacerlo a silviabanfield@yahoo.com.mx
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