Santiago de Chile.
Revista Virtual. 

Año 6
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 58
Enero - Febrero 2004


EMIL CIORAN:

EL FILÓSOFO DE LOS CÁRPATOS
QUE ECLIPSÓ AL MUNDO.


Por: Alvaro Oliva

Solitario y escéptico este destacado pensador diversificó las ideas del siglo XX con un variado repertorio de libros que conforman, en la actualidad, un oscuro legado de nihilismo y desesperación.

La desolada provincia de Transilvania, ubicada en los enigmáticos parajes que conforman los Cárpatos, es un territorio que a pesar de la rápida homogeneización del Viejo Continente, aún permanece sumido en una antigua época cargada de leyendas y costumbres folklóricas de las más diversas etnias. En este hermoso territorio de Rumania, justo en el poblado de Rasinari, entre violentos torrentes de aguas y legendarios bosques, nació, en 1911, Emil Miha Cioran, uno de los más particulares intelectuales del siglo XX.

Hijo de un pope de la iglesia ortodoxa, este filósofo marginal pasó la mayor parte de su niñez deambulando en los inhóspitos campos y montañas, hasta que a la edad de los 10 años, fue llevado a estudiar al instituto de la ciudad de Sibiu, donde comenzó a contactarse con la vida gregaria de la ciudad, enfrentándose, de esa manera, a un cambio repentino que acabó con la paz que había alcanzado en su poblado natal.

De esta forma, se vio obligado por sus padres a seguir la secundaria alejado del silencio de la campiña, hasta que más tarde, decidió estudiar filosofía en Bucarest. Desarraigado e incrédulo su talento y aguda inteligencia lo llevaron a sobresalir entre sus compañeros, vanidad y reconocimiento que por lo demás rehuía casi como una fobia, porque desde joven este Cioran fue capaz de tomar conciencia de la insignificancia de la condición humana.

Su estilo de vida fluyó por el cauce de las letras y la filosofía, camino que le permitió dejar plasmado sempiternamente su punzante herencia, marcando profundas huellas en la conciencia del hombre del siglo XX. Se licenció de filosofía, en 1932, con un trabajo sobre Bergson y editó, en el año 1933, su primer libro llamado "En las cimas de la desesperación", entregando un tedioso discurso, por llamarlo de alguna manera, que inundó todos los rincones de su Rumania.

Más tarde, entre los años 1936 y 1937 trabajó como docente en un liceo de Brasov y obtuvo una beca del Instituto Francés de Bucarest para hacer un doctorado en París, ciudad donde viviría hasta su muerte.

En 1939, después de viajar por última vez a su país, regresó a Francia donde se convirtió en un "seudoestudiante" que se matriculó en la Sorbona, sitio donde se dedicó a leer, escribir y por sobre todo, a divagar y profundizar, aún más, entre sus rabiosos pensamientos con el interés de obsequiarle a la humanidad una realidad inaceptable, pero que para el escritor yacía en la esencia de cada uno los habitantes arrojados a la tierra.

Mientras estaba en la universidad, Cioran meditó sobre filósofos canónicos, pensadores privados, moralistas y místicos orientales optando, finalmente, por ignorar absolutamente los fenómenos políticos y sociales de su tiempo, por los cuales sentía una enorme indiferencia, actitud extraña para la mayoría de los jóvenes de la primera mitad del siglo pasado, que ya en esa época comenzaban a entusiasmarse con las ideologías europeas.

Ya en 1940 la mente de Cioran había dado a luz cinco libros escritos en rumano con un marcado carácter personal y nietzscheano, puesto que en ellos se refiere a sí mismo expresando sus irremediables obsesiones y eternas penas. "En las cimas de la desesperación", como mencionamos anteriormente, es publicado en 1934; "El libro de las quimeras" y "La transfiguración de Rumania", en 1936; "De lágrimas y de Santos", en 1937 y finalmente aparece "El crepúsculo del pensamiento".

Con un rico conjunto de obras e impregnado de las costumbres francesas decide, en 1946, renunciar a su nacionalidad para adoptar el estatuto del "apátrida". Un año después abandona el rumano y, con "Breviario de Podredumbre", inicia una serie de obras escritas en francés.

Sus textos, surgieron en una época oscura para la humanidad donde las guerras mundiales ensombrecieron, aún más, la nihilista visión que este filósofo ya tenía sobre el siglo XX, y que expresó, en títulos desesperantes como "Silogismos de la amargura", "Del inconveniente de haber nacido" y "Ese maldito yo". Sus vértigos existenciales se configuraron en una verdadera avalancha que con agresividad, desmontaje y sufrimiento sepultó toda creencia e ilusión.

Con una personalidad reticente a recibir premios, ya que - según él - no le gustaba recibir dinero en público, este escritor fue creando sus obras como una verdadera válvula de escape que le permitía soportar su enorme tedio fundado en el rechazo del orden mundial que le provocaba toda clase de "alergias". ( Y eso que no alcanzó a presenciar el actual milenio).

Sin embargo, los abismos que se configuran en cada una de sus libros se construyeron también por la profunda angustia que el escritor, que se autodefinía como "un triste por decreto divino", sintió desde pequeño, tal vez por razones genéticas (su madre padecía de una seria depresión).

Junto a la depresión que afectaba a Cioran estaba la continua pérdida de sueño, que ya a los 20 años, comenzaba a llevarlo a eternas divagaciones donde materializaba en las letras toda su desesperación que no lo abandonaba en ningún momento, razón por la cual, muchas noches, mientras la mayoría la gente dormía apaciblemente, era posible ver pasear por las calles la triste silueta de un joven muy inusual para su edad.

Así, en un ambiente de continua intranquilidad logró escribir diez libros en los cuales lanzó una lluvia de dardos contra todos individuos que se negaban a pensar por sí mismos y se refugiaban, según él, detrás de cualquier sistema filosófico, religioso, burocrático o ideológico.

Al parecer este pensador vivió una vida carente de cualquier tipo de amor, por lo que su juventud y madurez sólo conocieron un tipo de relación (consigo mismo) que dio origen a una perspectiva de la existencia que para los individuos más sensibles resultó verdaderamente chocante.

"El del suicido es un pensamiento que ayuda a vivir. Esa es mi teoría. He dicho que sin la idea del suicidio me habría matado desde siempre. ¿Qué quería decir? Que la vida es soportable tan sólo con la idea de que podemos abandonarla cuando queramos". (Conversaciones con E.M.Cioran. Tusquets editores, Barcelona España, 1996.264 págs).

Cioran nunca dejó de vestirse de ideas basadas en las desesperanzas más profundas, su vida se convirtió en su propia cárcel, donde atrapado por el grillete de su mente se dedicó a rociar sus melancólicas letras en el mundo "civilizado" de occidente.

En sus últimos días padeció de Alzheimer, como una de las tantas jugadas del destino la enfermedad le provocó demencia senil hasta que murió en París, en el año 1995.Tal vez, ya anciano, tras la pérdida de la lucidez logró la libertad que su mente siempre le negó, ahora sus libros son el más fiel testimonio de su tortura personal en vida.

 

 

 

 



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