Santiago de Chile.
Revista Virtual. 

Año 5
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 52
Julio de 2003

MINOR COOPER KEITH
(1848-1929).
EL EMPRESARIO INEVITABLE.


Desde Costa Rica, Rodrigo Quesada Monge 1

Hace unos días la editorial de la Universidad Nacional de mi país, unas de las varias universidades estatales de Costa Rica, me publicó un pequeño libro sobre este empresario norteamericano. Con él suceden cosas muy interesantes, porque la gente en general y el lector medianamente informados conocen algunos datos, pero los detalles de su historia personal y empresarial son casi totalmente desconocidos. Eso, posiblemente, se deba a que, como ocurre con la mayoría de los mitos, éstos vienen al mundo plagados de distorsiones y mal formaciones que no dejan ver en realidad lo que significan y el propósito de su paso por este planeta.

Keith, el empresario norteamericano tan ligado a la historia empresarial y financiera de los estados centroamericanos, y de algunos del Caribe suramericano, fue ese tipo de hombre de negocios con que el proceso expansionista de los Estados Unidos, durante la segunda parte del siglo XIX , adquirió sentido y concreción histórica. En nuestro libro, hemos querido rescatar no sólo los aspectos personales más notables de este decisivo personaje de la historia centroamericana y costarricense en particular, sino también la textura específica de sus empresas y sus actividades financieras en la región.

Porque si hay alguien en la historia del imperialismo de la segunda parte del siglo XIX que lo caracteriza y lo define con inusitada precisión ese es precisamente Minor Cooper Keith. Fundador de la United Fruit Company en 1899, junto a otros socios igualmente interesados en estos menesteres, el empresario norteamericano entró en la historia económica y empresarial de Costa Rica, cuando el banano empezó a ser un artículo de exportación importante para los mercados norteamericano y europeo, en los inicios de la década de los setentas del siglo XIX.

La audacia con que el hombre logró articular la producción de bananos, la construcción de ferrocarriles y la creación (y deformación) del sector exportador de los países centroamericanos, es ejemplar por cualquiera de los lados que se la mire. Deseosos de contar con ferrocarriles para sacar su producción cafetalera de la manera más expedita posible hacia el mercado mundial, los estados centroamericanos, todavía con serios problemas financieros heredados de la dominación española, encontraron en el capitalismo británico una fuente de crédito importante con la cual financiar dicha expansión comercial.

Los préstamos empezaron a llegar en grandes cantidades durante los años setenta y ochenta, con lo cual, el endeudamiento externo creció inexorablemente. Keith, fue en esta coyuntura, un enlace ineludible entre los inversionistas ingleses y los estados centroamericanos. Tanto así que, para 1884, tales contactos habían posibilitado que negociara tierras, muelles, líneas férreas y fuerza de trabajo con el afán de hacer crecer el sector exportador de estos países.

Los contratos que obtuvo durante esos años, por parte de los gobiernos centroamericanos, son un ejemplo excepcional de la poca visión política y económica de los grupos dominantes en estos países, puesto que, solo en Costa Rica por ejemplo, se hizo dueño del 10% del territorio nacional, junto a una serie de concesiones inauditas en manos de un solo individuo, con las cuales prácticamente llegó a ser dueño de los sectores más productivos de este país al iniciarse el siglo XX.

Keith llegó a controlar no sólo los ferrocarriles de Costa Rica, y la producción bananera de Centroamérica y el Caribe, sino también, los mercados municipales, las líneas navieras que transportaban el banano hacia los puertos norteamericanos y europeos, la compra y venta de productos manufacturados, los tranvías, la electricidad, el agua, los seguros contra incendios, y grandes extensiones de tierra dedicadas a la explotación de aceites y a la cría de ganado. En suma, pocas veces será factible encontrar en la historia económica y empresarial de América Central un empresario con tal nivel de control político y financiero.

Se casó en Costa Rica con la hija de uno de los más connotados expresidentes, y al final de sus días amasó una fortuna de unos 30 millones de dólares que todavía no se sabe a las manos de quién fue a parar. Como bien lo anota su biógrafo más destacado, la historia de América Central durante la segunda parte del siglo XIX es imposible de comprender sin la figura fascinante y a veces siniestra de Minor Keith. Él fue también responsable de haber traído al istmo centroamericano una importante cantidad de trabajadores chinos, negros, españoles e italianos, con los cuales atendió no sólo sus plantaciones bananeras sino también la construcción de los ferrocarriles.

Estos trabajadores llegarían más tarde a jugar un papel decisivo en el nacimiento del movimiento obrero centroamericano. Su herencia sería impugnada por primera vez en 1934, cuando la huelga bananera de ese año le hizo ver a la infausta United Fruit que su historia había llegado al límite. A partir de ese momento el desarrollo de la producción bananera en la región adquirió otras connotaciones y evidenció el nivel de involucramiento de los empresarios norteamericanos en los asuntos políticos internos de estos países, como sucedería tristemente en Guatemala durante el golpe de 1954, claramente financiado por la CIA a favor de las inversiones bananeras controladas por los extranjeros.

En esta historia, entonces, la presencia de Keith es indubitable, puesto que la historia política de América Central durante la primera parte del siglo XX, sólo tiene sentido a partir del momento en que comprendamos mejor qué sucedió con nuestros países a lo largo del siglo XIX, y en particular con las inversiones ferroviarias y bananeras controladas por el empresario norteamericano. Sin él es seguro que dicha historia hubiera sido diferente.

Minor Cooper Keith (1848-1929).
1 Historiador costarricense (1952), colaborador permanente de esta revista.


Si usted desea comunicarse con Rodrigo Quesada Monge puede hacerlo a: histuna@sol.racsa.co.cr

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