Santiago de Chile. Revista Virtual. 
Año 5
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 47
Enero / Febrero 2003


FRANKLIN
FERNÁNDEZ


POESÍA CON CUERPO Y TEXTURA


Texto: Carlos Yusti

Te digo a media voz
cosas que invento a cada rato
y me pongo triste y solo
y te beso como si fueras tu retrato.
Tú, sin hablar, me miras
y te aprietas a mí y haces tu llanto
sin lágrimas, sin ojos, sin espanto.
Y yo vuelvo a fumar, mientras las cosas
Se ponen a escuchar lo que no hablamos.
Jaime Sabines

El poema-objeto trata de encontrar una imagen que se puede leer desde la creatividad sensible. El lector visual del poema-objeto es un creador activo, su lectura (o su manera mirar) no sólo se limita a encontrar la belleza simbólica y metafórica del objeto intervenido, sino que a su vez participa con su sensibilidad al darle una lectura inusitada a dicho objeto; el cual, por otra parte, pierde sus contornos reales y cotidianos para devenir en una propuesta estética renovada, en un mensaje que desarticular el discurso. Expresar una poética con instrumentos distintos de las palabras propone una lectura del mundo cotidiano que nos rodea. El espectador crea a su vez el objeto desde su lectura personal, le da nuevos significados y la poesía adquiere de igual modo una plataforma expresiva inusual.

Algunos poemas-objetos de André Bretón combinaban palabras y objetos en una simbiosis más o menos armónica. Sin tanta parafernalia retórica Octavio Paz, lo definió como una criatura anfibia que vive entre dos elementos a saber: el signo y la imagen. Con el poeta catalán Joan Brossa, el poema objeto se fue decantado. Adquirió visos de simplificada estructura. Franklin Fernández retoma desde la pasión el poema-objeto, busca nuevos derroteros y lo concibe desde una óptica constructivista a saltos entre la escultura y los objetos esculturas propuestos por Marcel Duchamp. Este poeta, pintor y escritor lo define así: "El poema-objeto (aquello que se podría escribir, pero por suerte no todo hay que decirlo con palabras), nos dice algo. Posee sentido y significación. Es un lenguaje: emite poesía. Son esculturas moldeadas, apenas modificadas. Mitad escritura, mitad pintura. Mitad escultura, mitad imagen: una especie de centauro mitológico y, a la vez, moderno. El poema-objeto o poema-corpóreo, incorpora una serie de elementos ajenos a los cánones de la poesía tradicional y propios de otras formas de expresión. No se limita sólo a lo verbal y, en este sentido, representa una ruptura, un desafío que provoca alteraciones cruciales en los códigos de emisión y recepción del poema. Se caracteriza por su necesaria independencia de la palabra tanto como su lucha por trascenderla."

Los poemas-objetos de Franklin Fernández arañan lo estético sin prurito alguno y en cada uno de ellos visualizamos/leemos el ritual del artesano. Sus poemas-objetos son exploraciones simbióticas de gran exquisitez, son tratamientos anárquicos del ensamblaje. Para explicarlo de alguna de manera participan del síndrome Frankestein; es decir que utiliza objetos comunes que se va acomodando a otros objetos, especie de injertos, y van creando una estructura discordante como si se tratara de un rompecabezas. El resultado es un objeto extravagante, nuevo y cuya característica primordial es su sentido antiutilitario. Lo peculiar de estos objetos es lo que enuncian, lo que trasmite al espectador. Su combinación abrupta encierra una metáfora, comprende un sin número de significados que pueden leerse de muchas maneras posibles. ¿Y este no es también el secreto del poema?, que tiene tantos significados posibles como lectores tiene.

En estos poemas es significativo lo lúdico, el puzzle como esencia plástica. Un juego que trata de reordenar el objeto, que intenta reorientar la imagen que se tiene de dicho objeto, para presentarlo desde una perspectiva inusitada e incluso sublevada. Johan Huizinga escribió: "Lo que el lenguaje poético hace con las imágenes es juego. Las ordena en series estilizadas, encierra un secreto en ellas, de suerte que cada imagen ofrece, jugando, una respuesta a un enigma". Franklin explora los objetos y los combina tratando de examinar todas sus posibilidades plásticas o como él mismo lo ha escrito: "La yuxtaposición de elementos contrapuestos ensancha nuestro concepto de poesía. Nos brinda, en última instancia, esa otra visión poética de las cosas". Así mismo poseen estos poemas-objetos de Franklin un humor sutil, una ironía barajada con sentenciosa sensibilidad.

La combinación de objetos disímiles es lo que más llama mi atención en esta poesía objetual. Este ensamblaje quimérico, y en muchos casos desbordado de creatividad delirante, me parece un trabajo limite, borde, y, que induce a su creador en sus roles de pintor /escritor a combinarse también, a yuxtaponerse y así ensayar desde la palabra y desde el objeto una estética que coloca al espectador / lector del lado del asombro. Franklin explora los objetos y los combina tratando de encontrar todas sus posibilidades plásticas o como él mismo lo ha escrito: "La yuxtaposición de elementos contrapuestos ensancha nuestro concepto de poesía. Nos brinda, en última instancia, esa otra visión poética de las cosas".

Franklin en su poesía escrita (con sus palabras, puntos, comas y ritmos) de igual forma busca violentar el lenguaje, darle un viraje vehemente a las palabras y en las que muchas veces, agrandadas al máximo, pierden su sentido literario para devenir en un objeto estampado en el papel.

El mundo actual pertenece a la imagen. Estamos rodeados por infinidad de imágenes las cuales nos bombardean de trivialidades y donde lo sexual parece subrayar cualquier postulado publicitario o cultural. Estos poemas se replantean la imagen desde una noción ética y estética menos trillada. Una imagen que no descarta la visión atroz del mundo, pero que destaca lo metafórico como elemento comunicacional sin concesiones. Lo poético en función de ofrecer un puente sólido con la belleza de la imagen y de los objetos más allá de las palabras, más acá del silencio que palpita en los objetos.

Los poemas-objetos son caricaturas tanto de la poesía como del objeto, no obstante esta caricatura posee un ritmo, una modulación especial, una música callada. Poseen una metáfora que no necesita palabras. Los objetos hablan en silencio y escuchan eso que no escribimos ni hablamos.



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