Santiago de Chile. Revista Virtual. 
Año 4
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 44
Octubre de 2002

Columnista a cargo: Ricardo Enrique Castro


POESÍAS VARIAS

Cumpleaños Feliz

Plenilunio previo al día,
La noche de tu nacimiento Marcela.
Nubes nimbus de halo luminoso
Con abismo de cielo
Con fondo de astros.  

¡ Feliz cumpleaños rosa de los vientos
cumple todos, todos tus deseos!
Cumpleaños feliz te deseamos a ti
Aroma aliento
Perpetua de cariño.

Marcela de mar de ojos
            De granate tus labios
            De luna llena tu cara.
Dicha en octubre diez
Alumbrada de Gabriela, de Jacob,
de Jacob, de Gabriela
alma carnal;
al rosal le brotan clavelinas
la gata y el gato se aman en tu jardín.
La palmera te necesita
Los álamos han desaparecido
Hay una casa donde antes
No había nada.

Ricardo Enrique Castro
10 de octubre de 1996.

 

pequeño renacimiento diurno

Y la casa antiguasefue blanqueando
hilarioquechua Pachecoaymara y Alegria mapuche
fueron lentoespatulando hablando
moviendo lasmanos tantasveces a la pared
deun hormigon del 50
antesdeque nacieramos tres

Y el agua resusitó el canelo
que perdio una rama y que a la semana
emitia leves kultrunadas
y la suciedad de la cocina
volvió a emitir olores
repintada por el blanco, pintando cauceo

ydelashojasdeeste solotoñero nos
fue cayendo una tierradehojas en un hoyo
dondetambien fue a darun poema escrito a mano
como la mano del pico,la pala y la horqueta.

Y lasgentesdel barrio ensimismado
pasaron por el reojo dela vereda
pololearon sentados en un lugarcon bordey para flores
los potrillos del censo
los vecinos contentos


Y al quinto dia llego una pareja
con dos futurosde6 y 3
sacando el letrero desearrienda
yesos pesos iran a dar el miercoles
nuevamente a la republica de Illapel
donde Bruno y Marina estudian su valle
y desde alli el mundo
ayudados por Papacheco
la constancia de Margot
y su comunidad choapina.

Pacheco esta contento
los tres estamos alegres e hilarios
dehaber logrado en breve tiempo un
negocio redondo.
         

             Antonio Pacheco.

Querido Ricardo

Ayer bajamos al agua dulce, apetrolada, la que trae los deseos de los ciudadanos del valle de Aconcagua
el río Aconcagua son los cabellos largos de las lágrimas del
monte Aconcagua
Allí había una botella
y tuvimos que rescatarlas entre el griterío de la guerra civil
Balmacedistas y chirimoyeros
cruzaban el gran torrente
80 de ellos fueron arrastrados hacia el encuentro feroz con el agua salada
Ko agua en la lengua del pájaro Lorenzo
Ko agua
Konkon dicen que también es una lechuza

Mi hijo Bruno y Yo con nuestro escudo protector
intentamos llegar a la botella entre el fuego cruzado
Marina de ocho
Y Nora Pacheco de ochenta y ocho
hicieron una fogata
y movían unas siluetas que parecían enemigos
escondidas en unas cavernas que
cavara el perro Tofi y el perro Claudio días atrás

Logramos recuperar la botella y al abrirla
vimos que ya no había disparos
que una carabela ardía y unos naturales
dirigidos por Michimalongo giraban
en torno a la nave ardiendo
y a los cadáveres de seis españoles que
se quedaron a cuidarla por ordenes de Valdivia
que partió al Valle del Mapocho
de donde venia la botella
porque Lautaro ya crecido había incendiado media ciudad.

En la cueva
los cuatro nos zampamos unas sopaipillas
y jugos y chichas
y cuando salimos al día siguiente
yacían la carabela humeante
y los cadáveres de los seguidores de la serpiente
entonces bruno se puso a corcovear como un caballo que es y nosotros lo seguimos, alegres, contentos de conocer algo más sobre la historia
de puerto secreto.

Entonces le dijeron a unos salmones
venidos con la corriente de la niña
que llevaran un mensaje hacia el río que abraza al cerro Huelén
corriente arriba.

Abrazos a la tribu.
Nora-Jordi-Bruno-Marina

jordilloret@hotmail.com


¡Déjenlos Amarse!

En la calle o en el pasaje,
en la ciudad o en el campo, 
a esa jauría de perros amantes
dejen a la solitaria perra ardiente
déjenla elegir a su más amado.

 Ahí están; descansando en la pequeña
sombra de un árbol,
el sol quiebra la tierra, los torpes
muchachines no resisten ese amor
y lo estropean a pedradas

Y les grito ¡déjenlos amarse!
que se acoplen
libres, salvajes,
vehementes.

Bajo la noche están, unidos, satisfechos,
jadeantes, la jugosa vulva, el jugoso pene,
inundados, silentes, enamorados.

Esperando la separación
la camada infinita.

Ricardo Enrique Castro
Noviembre 17 de 1998.

 

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