Escáner Cultural, Revista Virtual.

Se le ha dado diversos nombres, como danza moderna, danza expresionista, danza contemporánea, danza post-modern, teatro-danza y muchos otros, según las épocas y los contextos.

Históricamente se puede hablar de un primer momento de ruptura del clasicismo del ballet a comienzos del siglo, llevado a cabo principalmente por una corriente romántica (que luego se denominó danza moderna) por Isadora Duncan en Estados Unidos y Mary Wigman en Alemania, movimiento que fundamentalmente despliega la relación movimiento-emoción, la importancia del individuo, el acercamiento a la naturaleza. Como rama de esta vertiente romántica están incluidos aquellos como Ruth Saint Denis que buscaron en otras culturas, lo exótico, lo lejano, aquello que conserva aún el misterio En esta época también surge Loie Fuller, una pionera en lo que ahora llamaríamos el multimedia o lo interdisciplinario: una artista con un enfoque tecnológico, que analizó las distintas posibilidades técnicas y artísticas de la luz en el espectáculo de danza y el manejo de elementos como telas y varillas funcionando como extensiones expresivas del cuerpo. Dentro de esta corriente más tecnológica se inscribieron en los años '30, los coreógrafos de la Bauhaus en Alemania (Oskar Schlemmer); y a partir del 50, el coreógrafo Alwyn Nikolais en Estados Unidos con sus complejas proyecciones sobre bailarines y fondos panorámicos, muchas veces potenciado por vestuarios que transformaban en esculturas las líneas y volúmenes de la figura humana.

Martha Graham fue una coreógrafa muy prolífica que trabajó básicamente dentro del esquema clásico de la composición, racionalista, estructurado y matemático, con una preponderancia temática de lo narrativo basado en los clásicos griegos, con un lenguaje propio de movimiento que codificó para crear un vocabulario moderno estable, en cierto sentido equivalente a la estructuración de la danza clásica.

Es así como surgen obras donde se valorizan simples caminatas, corridas y acciones físicas cotidianas. Cunningham también trabajó con planteos de azar, separó la narrativa lineal y el dramatismo expresivo, trabajó en estrecha relación intelectual con artistas plásticos, videoastas y compositores.

En el año 65 se realizó la primer obra interactiva en donde sensores electromagnéticos en el escenario modificaban el sonido y la puesta visual con el paso de los propios bailarines. En este período también muchos coreógrafos trabajaron con la improvisación, con el devenir, no mostrar lo hecho sino lo que deviene, así como otros se volcaron al minimalismo.

Pina Bausch, en Alemania, toma el movimiento cotidiano y lo carga de emisión expresiva. Su extenso trabajo, de fuerte carga emocional, se desarrolla en una estética encuadrada en lo que hoy llamamos teatro danza.

En los '80 se restablece la pregunta ¿qué es la danza? Y desaparece la barrera entre la danza - y la no danza. Se vuelve a la poética del movimiento. En los últimos 15 años, el campo de la danza contemporánea está muy abierto, las preguntas no son tan exclusivas, no se critica el lenguaje a utilizar en una propuesta artística, conviven, lo clásico, lo moderno, la palabra. Se ha investigado mucho en lo corporal, se han asimilado principios de movimiento de otras artes corporales como el aikido, las artes marciales, las técnicas teatrales orientales, las técnicas de danza popular callejera y las danzas folklóricas de diversas culturas.

En Latinoamérica ha existido la influencia de lo expuesto anteriormente. Los coreógrafos han estudiado las técnicas mencionadas realizando estupendas obras basadas en esas técnicas, pero son pocos los que se caracterizan por la búsqueda de un estilo propio. En Brasil la coreógrafa Regina Miranda se caracteriza por una poética danzaria especial y unica. En Argentina Roxana Grinstein propone un gesto danzado de gran interés. En los últimos cinco años el coreógrafo francés Claude Brumachon tuvo gran influencia en nuestros creadores chilenos. Isabel Croxato emplea su técnica como base de su creación, Teresa Alcaino otra de sus seguidoras. Son pocos los creadores chilenos que han marcado una propuesta original. Sin embargo no podemos dejar de nombrar a Magali Rivano artista que se basa en su propia imagineria para diseñar sus creaciones. O a Mariela Cerda que se destaca a su temprana edad por intentar desarrollar una nueva perspectiva que busca lo urbano latinoamericano. Nelson Aviles ha acertado en esta búsqueda especialmente con su coreografía "Desdoblada".Con esto significo desprenderse de las técnicas estudiadas aunque nos hayan influenciado, y crear un alfabeto de imágenes pasos y gestos que identifiquen al creador con un estilo original.