El arte correo sólo es una entre tantas muestras de unión
entre compromiso crítico y creación dinámica. En las Bienales
de Poesía Visuales y Arte Experimental organizadas en México,
especialmente gracias al infatigable y apasionado trabajo de
César Espinosa, su más importante promotor, siempre ha quedado
dispuesto un espacio cardinal para todas estas manifestaciones
donde la movilidad experimental y crítica es no el acento formal
sino su situación misma a nivel de fundamentos. Así fue en la
efectuada en el pasado noviembre donde quedó representado el
trabajo de AUMA bajo la representación de Elías Adasme, quien
se encargó de difundir el espíritu del arte correo desde su
visión latinoamericana, así como de mostrar el trabajo del colectivo
en sus distintas convocatorias y, finalmente, convocar a la
movilización artística, señalar los acentos, las rupturas y
los posibles caminos (igualmente en su vía poblemática) que
el arte correo experimenta hoy día.
Lo crucial de la participación del arte correo en esta
VII Bienal fue su capacidad para generar la discusión, el intercambio
de cuestionamientos al respecto. Sobresalió, es obvio, el hecho
de que el arte correo sigue siendo vigente en tanto se despliega
la conciencia de la necesidad de un arte cuyos circuitos sean
abiertos, en todos los sentidos de la expresión. Pero no se
llegó a ignorar en ningún momento el hecho de que vive hoy el
arte correo una encrucijada tortuosa que podría incluso neutralizar
sus fuerzas y gestos naturales. Primero, no se trata de un movimiento
novedoso, data ya de hace un par de décadas, por lo cual su
desgaste es comprensible en los más simples términos cronológicos.
Pero lo central lo señala el mismo Clemente Padín en la publicación
que AUMA preparó para esta Bienal, y la cual distribuyó entre
los participantes, de la siguiente manera: "La ley de hierro
del sistema en operación: primero la actividad simbólica de
los pueblos crea los movimientos artísticos para señalar carencias
e imperfecciones en el tejido social y, luego, el sistema, una
vez pasado el furor iconoclasta de los primeros momentos, los
reencauza a su servicio, mediante la institucionalización y
transformando en mercancía aquello que había sido creado para
atacarlo, sujetándolo a las leyes del mercado".
Otro de los tonos que adquirió la Bienal gracias a la
representación del arte correo fue el reporte de los llamados
a las acciones urgentes pasadas, inicialmente
la convocatoria de postales por la paz para Vieques.
Con ello se demostró que la criticidad del arte correo sigue
siendo válida, momento necesario aunque ciertamente insuficiente
para conseguir la libertad, la paz y la soberanía de las geografías
latinoamericanas frente al poder de los países centrales. Desde
mi perspectiva, este llamado es esencial. El arte moderno se
distinguió por un conflicto del creador con su medio. Incluso
los espíritus que abiertamente se debían al nexo burgués o hasta
los creadores envueltos en el misticismo más encarnizado vivían
el vértigo de una red de horrores que por economía de palabras
llamamos capitalismo. Quizá con la excepción de Goethe, excepción
cuya fisonomía es la extrañeza, todos los románticos viven esta
oposición radical. Y la postura se extiende, por lo menos, hasta
los años de la guerra sucia de E.U.A. a los pueblos latinoamericanos.
Desgraciadamente, parece que cada vez más el creador se encuentra
complacido. La crítica ha sido reducida a la queja, y ésta es
ya engrane de toda una maquinaria inofensiva de vitrinas estulticias
donde todo gesto artístico se hace "necesario" para las esferas
tradicionales y conservadoras de la sociedad. Finalmente, todo
depredador requiere sus bufones, danzantes y juglares para adornar
los corredores soleados de su tiempo. Así, son pocas las propuestas
que se han identificado como crítica abierta y desde la apertura.
Lo anterior es grave. Porque el arte correo se ha distinguido
por su criticidad pero también por cierta fragmentación consustancial
a su determinación geográfica. Una de las preguntas que en pie
quedaron en esta Bienal fue a este respecto: ¿La naturaleza
crítica del arte correo no se está haciendo exclusiva o preponderante
en los llamados desde la periferia latinoamericana?
La interrogante anterior no desconoce la actividad que
desde Europa o E.U.A. se ha establecido solidariamente. Pero
el problema va más allá de estos gestos. Porque cierto es también
que el sistema de apropiación en aquellas regiones parece neutralizar
cada vez más el arte correo y ante sus propias negatividades
no han dado respuesta fuerte y sustancial. El sello de la comercialización
se ha extendido con golpes agudos: exposiciones de arte correo
donde la selección empieza a operar o, peor aún, circuitos dispuestos
tradicionalmente que se acercan a estas experiencias artísticas
desde el mero ritmo sordo de la posesión: ¡existen ya coleccionistas
de arte correo que extienden la mano con el billete asomándose
en el aire para atraer las obras!
Pero en el caso de Latinoamérica el problema no queda
anulado. Aún así, hay que señalar algo más: el arte correo ha
quedado en cierta medida aislado. Aquellas comunidades activas
en la resistencia no parecen estar enteradas la respuesta que
artistas postales han generado en los últimos tiempos. Esto
es de la mayor trascendencia pues indica que la función orgánica
del arte correo no se ha cumplido tan satisfactoriamente como
pudiera creerse. Afortunadamente, un par de casos históricos
parecen dar un nuevo halo que logra desentrañar esta madeja.
Me refiero a la convocatoria La subversión es vida, la sumisión
es muerte lanzada en 1999 por los estudiantes de la Escuela
Nacional de Artes Plásticas de la Universidad Nacional Autónoma
de México, entonces en huelga, como un llamado que venía a abrir
desde el seno comunitario el espacio para la respuesta a la
crítica artística. El otro caso es de mayor trascendencia y
se mencionó más arriba: la convocatoria de postales exigiendo
la paz en Vieques, ante la obstinación hegemónica de E.U.A.,
empleando el feroz atributo marcial que lo ha distinguido.
En estos dos casos, pues, la función orgánica del arte
correo se objetivó de manera contundente. En el primer caso,
los presos políticos surgidos del movimiento estudiantil vieron
cómo el arte fue un blasón indispensable en su lucha por la
libertad. En el segundo, según testimonio de los mismo participantes
en la convocatoria de AUMA, los dirigentes civiles en la lucha
por la paz de la isla solicitaran un par de postales para la
difusión de la causa.
Por otra parte, es más que claro y sabido el hecho de
que el mercado tiene en la crítica un tentáculo para dinamizar
el arte con acuerdo a sus propias necesidades de acumulación,
circulación, intercambio o producción. Es por ello que la crítica
purista no se ha encargado del arte correo. Ante él, sólo el
silencio, en el mejor de los casos. Cuando no, el voraz grito
admonitorio... El hecho es más importante, sin duda alguna.
Demuestra que el arte se alía y se funde más con los movimientos
civiles de resistencia no porque haya perdido su función estética
y se "utilice" servilmente, se reduzca a propaganda. En contraste,
muestra fehacientemente que ahí la función artística es más
importante y por ello el lugar de su movilidad no puede ser
más apto. Se plante, con ello, un arte civil en el alto sentido
que los muralistas mexicanos lo expresaron, principalmente David
Alfaro Siqueiros.
Por último, la participación deAUMA fue hacia delante:
ante el nuevo paradigma de resistencia global, representado
en las movilizaciones de Seattle, Praga, Génova, etcétera, la
nueva convocatoria de arte correo surge. Bajo el título de "Identidad
y globalización" la voz del mailart una vez más se hace presente
y pone en pie el sentido crítico ante la necesidad de apertura
en el mundo y en el arte... La información de tal convocatoria
se encuentra en detalle en http://identidad-globalizacion.crosses.net
Participar en ella es producir oxígeno. Participar de los circuitos
abiertos del arte correo igualmente representa esa producción.
Ante estos espectros tan ominosos ¿podemos dejar de respirar?