Santiago de Chile. Revista Virtual. 
Año 3
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 36.
12 de Diciembre al
12 de Enero de 2001.

CIRCUITOS ABIERTOS: EL ARTE CORREO
EN LA VII BIENAL DE POESÍA

Desde México, Jorge Solís Arenazas.

Se distingue el arte correo por su apertura, entendida en por lo menos tres niveles distintos. El primero refiere su sentido crítico: es apertura histórica, arte no temporal sino arte de su tiempo, mirada constructiva de sus propias condiciones temporales, movimiento de la historia. El segundo nivel da cuenta de su apertura semántica: obra abierta en cuanto se define más por su proceso que por su resultado final; nivel éste que plantea una de sus máximas distinciones respecto la obra de arte tradicional. Por último, abierto en un sentido fenoménico: el arte correo es un proceso inagotado. No diferiría de la obra de arte tradicional si no fuera porque esta resistencia al agotamiento no sólo se da en el reino del sentido; opera, de hecho, principalmente en la objetualidad de la obra, en su serie de conexiones, en sus procesos entendidos como una dinámica de nexos y estratos sin lo cual se quebranta su sentido más profundo. Al respecto hay que recordar que el arte correo exalta el valor de una comunicación plural y multilateral, relativizando los términos "creación"/"creador"/"público" a un grado donde más que llegar a confundirse ven la disminución resonante de su validez.

            El arte correo sólo es una entre tantas muestras de unión entre compromiso crítico y creación dinámica. En las Bienales de Poesía Visuales y Arte Experimental organizadas en México, especialmente gracias al infatigable y apasionado trabajo de César Espinosa, su más importante promotor, siempre ha quedado dispuesto un espacio cardinal para todas estas manifestaciones donde la movilidad experimental y crítica es no el acento formal sino su situación misma a nivel de fundamentos. Así fue en la efectuada en el pasado noviembre donde quedó representado el trabajo de AUMA bajo la representación de Elías Adasme, quien se encargó de difundir el espíritu del arte correo desde su visión latinoamericana, así como de mostrar el trabajo del colectivo en sus distintas convocatorias y, finalmente, convocar a la movilización artística, señalar los acentos, las rupturas y los posibles caminos (igualmente en su vía poblemática) que el arte correo experimenta hoy día.

            Lo crucial de la participación del arte correo en esta VII Bienal fue su capacidad para generar la discusión, el intercambio de cuestionamientos al respecto. Sobresalió, es obvio, el hecho de que el arte correo sigue siendo vigente en tanto se despliega la conciencia de la necesidad de un arte cuyos circuitos sean abiertos, en todos los sentidos de la expresión. Pero no se llegó a ignorar en ningún momento el hecho de que vive hoy el arte correo una encrucijada tortuosa que podría incluso neutralizar sus fuerzas y gestos naturales. Primero, no se trata de un movimiento novedoso, data ya de hace un par de décadas, por lo cual su desgaste es comprensible en los más simples términos cronológicos. Pero lo central lo señala el mismo Clemente Padín en la publicación que AUMA preparó para esta Bienal, y la cual distribuyó entre los participantes, de la siguiente manera: "La ley de hierro del sistema en operación: primero la actividad simbólica de los pueblos crea los movimientos artísticos para señalar carencias e imperfecciones en el tejido social y, luego, el sistema, una vez pasado el furor iconoclasta de los primeros momentos, los reencauza a su servicio, mediante la institucionalización y transformando en mercancía aquello que había sido creado para atacarlo, sujetándolo a las leyes del mercado".

            Otro de los tonos que adquirió la Bienal gracias a la representación del arte correo fue el reporte de los llamados a las acciones urgentes pasadas, inicialmente  la convocatoria de postales por la paz para Vieques. Con ello se demostró que la criticidad del arte correo sigue siendo válida, momento necesario aunque ciertamente insuficiente para conseguir la libertad, la paz y la soberanía de las geografías latinoamericanas frente al poder de los países centrales. Desde mi perspectiva, este llamado es esencial. El arte moderno se distinguió por un conflicto del creador con su medio. Incluso los espíritus que abiertamente se debían al nexo burgués o hasta los creadores envueltos en el misticismo más encarnizado vivían el vértigo de una red de horrores que por economía de palabras llamamos capitalismo. Quizá con la excepción de Goethe, excepción cuya fisonomía es la extrañeza, todos los románticos viven esta oposición radical. Y la postura se extiende, por lo menos, hasta los años de la guerra sucia de E.U.A. a los pueblos latinoamericanos. Desgraciadamente, parece que cada vez más el creador se encuentra complacido. La crítica ha sido reducida a la queja, y ésta es ya engrane de toda una maquinaria inofensiva de vitrinas estulticias donde todo gesto artístico se hace "necesario" para las esferas tradicionales y conservadoras de la sociedad. Finalmente, todo depredador requiere sus bufones, danzantes y juglares para adornar los corredores soleados de su tiempo. Así, son pocas las propuestas que se han identificado como crítica abierta y desde la apertura.

            Lo anterior es grave. Porque el arte correo se ha distinguido por su criticidad pero también por cierta fragmentación consustancial a su determinación geográfica. Una de las preguntas que en pie quedaron en esta Bienal fue a este respecto: ¿La naturaleza crítica del arte correo no se está haciendo exclusiva o preponderante en los llamados desde la periferia latinoamericana?

            La interrogante anterior no desconoce la actividad que desde Europa o E.U.A. se ha establecido solidariamente. Pero el problema va más allá de estos gestos. Porque cierto es también que el sistema de apropiación en aquellas regiones parece neutralizar cada vez más el arte correo y ante sus propias negatividades no han dado respuesta fuerte y sustancial. El sello de la comercialización se ha extendido con golpes agudos: exposiciones de arte correo donde la selección empieza a operar o, peor aún, circuitos dispuestos tradicionalmente que se acercan a estas experiencias artísticas desde el mero ritmo sordo de la posesión: ¡existen ya coleccionistas de arte correo que extienden la mano con el billete asomándose en el aire para atraer las obras!

            Pero en el caso de Latinoamérica el problema no queda anulado. Aún así, hay que señalar algo más: el arte correo ha quedado en cierta medida aislado. Aquellas comunidades activas en la resistencia no parecen estar enteradas la respuesta que artistas postales han generado en los últimos tiempos. Esto es de la mayor trascendencia pues indica que la función orgánica del arte correo no se ha cumplido tan satisfactoriamente como pudiera creerse. Afortunadamente, un par de casos históricos parecen dar un nuevo halo que logra desentrañar esta madeja. Me refiero a la convocatoria La subversión es vida, la sumisión es muerte lanzada en 1999 por los estudiantes de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, entonces en huelga, como un llamado que venía a abrir desde el seno comunitario el espacio para la respuesta a la crítica artística. El otro caso es de mayor trascendencia y se mencionó más arriba: la convocatoria de postales exigiendo la paz en Vieques, ante la obstinación hegemónica de E.U.A., empleando el feroz atributo marcial que lo ha distinguido.

            En estos dos casos, pues, la función orgánica del arte correo se objetivó de manera contundente. En el primer caso, los presos políticos surgidos del movimiento estudiantil vieron cómo el arte fue un blasón indispensable en su lucha por la libertad. En el segundo, según testimonio de los mismo participantes en la convocatoria de AUMA, los dirigentes civiles en la lucha por la paz de la isla solicitaran un par de postales para la difusión de la causa.

            Por otra parte, es más que claro y sabido el hecho de que el mercado tiene en la crítica un tentáculo para dinamizar el arte con acuerdo a sus propias necesidades de acumulación, circulación, intercambio o producción. Es por ello que la crítica purista no se ha encargado del arte correo. Ante él, sólo el silencio, en el mejor de los casos. Cuando no, el voraz grito admonitorio... El hecho es más importante, sin duda alguna. Demuestra que el arte se alía y se funde más con los movimientos civiles de resistencia no porque haya perdido su función estética y se "utilice" servilmente, se reduzca a propaganda. En contraste, muestra fehacientemente que ahí la función artística es más importante y por ello el lugar de su movilidad no puede ser más apto. Se plante, con ello, un arte civil en el alto sentido que los muralistas mexicanos lo expresaron, principalmente David Alfaro Siqueiros.

            Por último, la participación deAUMA fue hacia delante: ante el nuevo paradigma de resistencia global, representado en las movilizaciones de Seattle, Praga, Génova, etcétera, la nueva convocatoria de arte correo surge. Bajo el título de "Identidad y globalización" la voz del mailart una vez más se hace presente y pone en pie el sentido crítico ante la necesidad de apertura en el mundo y en el arte... La información de tal convocatoria se encuentra en detalle en http://identidad-globalizacion.crosses.net Participar en ella es producir oxígeno. Participar de los circuitos abiertos del arte correo igualmente representa esa producción. Ante estos espectros tan ominosos ¿podemos dejar de respirar?

 

Si quieres comunicarte con Jorge Solís Arenazas, puedes hacerlo a: poiesis@prodigy.net.mx


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