Santiago de Chile. Revista Virtual. 
Año 3
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 33.
12 de Septiembre al
12 de Octubre de 2001.

DE VIAJE POR UN MUNDO CONOCIDO
Y SEMI OLVIDADO
 

Cheo Morales H.
Frankfurt a.M.- Alemania.
Septiembre 2001

"Cheo Morales H."

Después de tantos años de hacer planes imaginarios y preparar el regreso a las raíces más fundamentales y al nacimiento de la existencia misma, una vez más comienzo a preparar un nuevo viaje hacia el confín de  los recuerdos más recodados de la imaginación casi póstuma. Hacen casi treinta años que me subí a un avión, de esos militares para viajes oficiales y misiones desapercibidas, para perderme entre el gentío de las urbes europeas; casi treinta años de incertidumbres y regresos no concretos, de cambios derivados de la propia evolución cultural y biológica de la mente y la física, y otros aspectos sumados al olvido de uno mismo.

Ya en anteriores ocasiones me he subido a aviones, de aerolíneas diversas, para irme a reunir con mi propia sombra, aquella que quedó arrumbada entre tanta experiencia truncada y la propia mitología viviente de aquellos años de sueños fáciles y misiones imposibles, todo en un tiempo tan casi olvidado como recordado.

"Paisaje del Mundo"

Me duele el alma, aunque provengo de la dialéctica de las cosas materiales, de todas maneras siento la necesidad de sentir y palpar que entre el yo práctico y mis deseos existe un camino de imposibilidades, las que han estado hostigando toda mi voluntad.

 A veces me dan ganas de hasta llorar por todo lo que ha sido, me da rabia por lo que no ha podido ser, pero en la inmensidad de ese mar lleno de cavilaciones prevalece una férrea voluntad de seguir adelante con esta nostalgia de regresos sin sentido. La verdad, para ser sincero conmigo mismo, no sé cuando estoy regresando o yendo, ya que son tantas las contradicciones producidas por no saber a que atenerme, que de una vez y para siempre me quedaré fijo a la rueda de la Historia sin otros movimientos que las simples ideas de seguir existiendo.

"Cerca de Lolol: Paisaje Chileno"

Aferrado al sillón del avión Lan Chile o embarcado en Iberia siento como que no existo para nada, simplemente voy embarcado en una aventura sin dirección alguna, y esto porque muchas veces bajo el peso de la razón me siento ciudadano de ninguna parte, embargado por una responsabilidad de no pertenecer a nada, sin valor simbólico ni terrenal, y todo por culpa por la falta de una meta  - horizonte - que me detenga para así no seguir navegando sin rumbo fijo.

Cuando el avión ya ha traspasado la fina línea del horizonte andino comienzo a escuchar, como a través de los altoparlantes en una escuela urbana, los sones del himno nacional (Puro Chile tu cielo azulado...), pero esto no me dice nada; he quedado saturado de nacionalismos y patriotismos, la hora de los monopolios ha llegado a su cenit, por lo tanto me gustaría morir abrazado a una bandera multicolor, con todos los colores imaginables, hablando todas las lenguas del mundo antiguo y postmoderno, entretenido en descifrar los entre telones de todas las culturas, ser de todo un poco y no ser nada, conocer por sus nombres a todo el mundo y pasar desapercibido a la vez; la cuestión es que uno ya a estas alturas no sabe que pensar ni que decir, no se siente de aquí (donde estoy en estos momentos) ni de allá, el lugar que me vio nacer y me crié pensando siempre en las incertidumbres del porvenir, ya que según nuestra lógica ancestral no se sabe para que se nace ni a donde nos vamos cuando nos morimos; y esto, como la quilla de las primeras naves que atravesaron el Atlántico en pos de nuestras tierras, vivimos una vida sin saber a donde vamos a ir a parar, lo importante es ir capeando el temporal sin pensar en el mañana, así estamos construidos, física y mentalmente, como los campesinos que se guían por el camino de las nubes, por los cantos de las aves y por la pura y simple imaginación.

"Lago Calafquén: Paisaje Chileno"

Ir volando a través de los océanos y territorios ya trazados es ir avanzando hacia el lugar ya soñado tantas veces. Pasarse una vida haciendo conjeturas es un verdadero suplicio mental y, a la vez, un ejercicio para ir alimentando y fortaleciendo la fantasía, de esa tan esencial como necesaria, ya que de lo contrario habría quedado aletargado entre tanta inmundicia sistemática e inverosímil, de esa como la mugre o pintura al óleo que no sale más y se revierte resistente al detergente psíquico y a otros lavados cerebrales.

Me encontraré caminando nuevamente por esas calles que ya en mi niñez y juventud recorrí con más angustia que felicidad, estaré en plazas y jardines que siempre han existido, y que pese a la lejanía, siempre he recordado como al patio trasero de mis pertenencias subjetivas; caminaré por entre gentíos que nunca han escuchado de mi y que no he visto ni siquiera en sueños, ya que los gentíos de mi  generación andan por derroteros desconocidos a la sombra de los crepúsculos, ya que de tanto ir y venir se ha hecho tarde y todos piensan, con el tiempo, recogerse a los jardines de invierno, para así, de este modo muy presente y nostálgico, comenzar a recontar la historia al modo nuestro, según como la hayamos sentido y vivido.

"Ensenada: Paisaje Chileno"

Mi historia es el cuento de muchos, pero la he vivido yo, en carne propia, por esto voy arrastrando un legajo de materiales bajo el brazo, como viejo pensionado que se prepara  para leer las noticias del porvenir, como adivinando el pensamiento de cada uno de los que han pasado por delante de su escasa visibilidad. Esto no es telepatía, ni vibraciones que vienen de otro planeta, si no que es la fuerza que sirve para abrirse camino por entre tanto obstáculo, por lo que uno termina por convertirse en una especie de gurú muy personal y sui generis.

 Después de todo, después de haber vagado por entre tanta nostalgia, por senderos aprendidos de memoria en la anterior vida y en los sueños de emigrante, el viaje va llegando a termino, y esto acompañado del triste pésame de cuanto te conocen. Todos se acongojan ante tu partida, pero no son menos los que quisieran partir contigo, y eso de que nadie es profeta en su propia tierra he terminado por creérmelo.

Después de haber dejado de tomar contacto con los ruidos de la tranquilidad provinciana de nuestros pueblos y aldeas, uno se va sintiendo medio muerto en vida y tiene miedo a pensar con razón. La vida, por esto, ha quedado trazada en dos campos, la realidad de un presente concreto en donde el mercado laboral, las divisas, el tráfico de vehículos, de mercancías, de gentes, etc..  está estrictamente regulado. En donde nadie está parado en las esquinas esperando a su próxima víctima para pedirle unas moneditas, un "cigarrito" o, simplemente, la vida. Esta diferencia con el mundo en donde nadie se acerca a nadie dejan con un nudo en la garganta y así se va perdiendo el apetito por las extravagancias, por el sexo por puro amor y dan ganas de regresar donde nadie te saluda y te hace sentir incógnito tal como en la tierra de tus antepasados en que ya no eres nadie (ni nunca lo fuisteis) y ni siquiera figuras en las estadísticas de censo alguno. Que alivio no ser nada ni nadie, pero qué pena no ser de parte alguna.

La ventaja es que nadie te puede reprochar por lo que has hecho o no lo has hecho, y esto por una razón del sentido común, ya que no has estado en ninguna parte, tan sólo estas ahí para que digan que no existes.

"Volcán Osorno: Paisaje Chileno"

Pronto estaré allí, en donde siempre he querido estar. Será un viaje de turista obligado por la necesidad de mirar el infinito del Pacífico, ver desde lo más alto las cimas de los nevados cordilleranos, oler los aromas ya casi olvidados, distinguir los colores que en otras latitudes no se encuentran, escarbar en las librerías, sentarse ante las barras de bares de navegantes diurnos y nocturnos, volver al tecito con leche, degustar una empanada con un vaso de vino (dicen que tenemos el mejor) y sentirse chileno, aunque sea por unas cuantas horas, será como un regalo, ya que al no tener nada, patria ni potestad, tomar la nacionalidad que a uno le corresponde será como sentirse en su propia casa; pero después de las semanas de turista pobre comenzará el remordimiento, ese instinto de perro que todos llevamos dentro me hará ponerme nostálgico y pensaré cada cierto tiempo en mi vida (en sus dobleces) que está allá, en el corazón de Europa, cuna de la cultura universal, sin contar con la griega, la china y otras que casi no nos llegan, la que ha suavizado, en parte, esa sed de libertad y de guerreros que llevamos dentro como signo de rebeliones espirituales más que de realidades.

 No quiero ni pensar en el retorno, simplemente viviré esos agradables y temidos momentos del reencuentro conmigo mismo, del yo más profundo, como la toma de aliento para seguir viviendo entre los vivos y los muertos en vida!


 

© Derechos Reservados en exclusiva para la revista virtual "Escáner Cultural"
Frankfurt a.M. / Alemania Septiembre 2001

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