Santiago de Chile.
Revista Virtual. 

Año 3
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 32.
12 de Agosto al
12 de Septiembre de 2001.

INVESTIGACION:
BAJO LOS CIELOS EXTASIADOS DE ESTHER CORRECH

Desde Uruguay, Alejandra Caíno

Nuestra ciudad guarda sus más gratos recuerdos cuando  se evoca una época dorada. Es el caso de comienzos del siglo XX. Sus callecitas, sus carruajes, el Club Uruguay (sede social de primera categoría), el Hotel del Prado o el Hotel Carrasco, cuántos lugares claves de un Montevideo que aunque no hayamos tenido el placer de vivirlo, guardarnos todos sus recuerdos y sentimos ese perfume del tiempo. Eran épocas de duelos para salvaguardar el honor, de grandes casas señoriales con jardines babilónicos y aromas culinarios irresistibles. Aunque no podemos dejar de lado las manifestaciones del arte, por supuesto. 1903,
estuvo sobrecargado por diversos hechos de los cuales destacamos las distintas manifestaciones populares que aclamaban la presidencia de Don José Batlle y Ordóñez y por supuesto el nacimiento de los primeros vientos suaves de la primavera de la mano de Esther Correch (14/09/1903). Esta niña recordaba su gran casa de la calle Canelones entre Julio Herrera y Río Branco, con su misterioso jardín encantado junto a un abuelo orfebre que
realizaba con hilos de oro hermosas joyas ¡ increíble para una niña !. Pero la nena  fue creciendo entre sueños, bondad y el amor adolescente que quebraría hasta su voz.

Su inclinación por la medicina fue el punto principal para encontrarse con el amor maduro de don Alfredo Cáceres (afamado médico psiquiatra) con quien Esther siguió sus estudios, recibiéndose y casándose poco tiempo después.  Ejerció varios años como medico del Hospital Maciel (tan malogrado hoy en día) y de la Intendencia Municipal de Montevideo.
Pero Esther de Cáceres era conocida y reconocida  como una mujer del mundo de la poesía y del verso. Su amor por el prójimo le hizo encontrar en la literatura una especie de intercambio para la sanación del alma. Siendo formadora de maestros como profesora de literatura, así como profesora de literatura en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Cuando Esther de Cáceres se convierte en médico es en ese mismo año nace "Las ínsulas extrañas", un verso fascinante de San Juan de la Cruz, libro de gran valor por
su estética. Una poesía decantada y espiritualizada con un estilo definido dentro de la tradición de la mística española, brindándole un singular toque.

Luego le siguieron "Crónicas de Esther de Cáceres" (1931); "Libro de la soledad" (1933); "Los cielos" (1935); "Cruz y éxtasis de la pasión" (1936); "El alma y el ángel" (1937); "Espejo sin muerte" (1941); "Concierto de amor" (1944); "Antología" (1945); "Mar en el mar" (1947); "Concierto de amor y otros poemas" (1951); "Paso en la noche" (1957); "Los cantos del destierro" (1963); "Tiempo y abismo" (1965); " Canto desierto" (1969).

Durante su fecunda labor literaria, Esther de Cáceres encontró no solo elogios para  con su obra sino también a grandes amigos. Un detalle que vale resaltar es que fue una profesional del verso que impulsaba a los demás a crecer cada vez más, a lanzarse por el maravilloso mundo de la palabra y la creatividad, fue así que propulsó a jóvenes que luego se convirtieron en grandes joyas del arte contemporáneo mundial como fue Joaquín Torres García. Siempre tenía una palabra cálida y alentadora para los principiantes de cualquier actividad.

"Canta continuamente, canta en su ministerio médico, canta en su  entusiasmo encendido por artistas y poetas, canta en el amor y la amistad, canta en un canto que se hace cada vez más templado, más afinado, más sublime"  Antonio Machado

De 1945 a 1948 hizo estudios en la Sorbone, además de tener el honor de ser agregada cultural a la Embajada de Uruguay en Washington. Fue integrante de la Academia Nacional de Letras desde el año 1961, antigua casa donde  vivía y tenía su Torre de los Panoramas, el poeta Julio Herrera y Reissig,  lugar emblemático para quienes amamos la literatura.

LA TORRE CÁCERES

Cuando frisaba el año  1938, Esther junto a su esposo Alfredo tuvieron la gran idea de mudarse al último piso del edificio Rex, obra de Alfred Jones Brown, arquitectura ajena a la modernidad reinante, por cierto. ¡ Pueden imaginarse la vista, lectores !, pues fue  Carmelo de Arzadúm quien reflejó esa vista plasmando en la tela la diagonal Agraciada. Lo más interesante es que desde ese hermoso edificio era centro de tertulias maravillosas en la que participaban Paco Espínola, Adolfo Pastor,  Carmelo de Arzadúm y el autor del "cocodrilo"
Felisberto Hernández quien viviera buen tiempo en el departamento Cáceres.
Como nos expresara su sobrina y amiga en una cálida entrevista la profesora Josefina Cáceres: " para mi fueron las tertulias más hermosas que vivieron mis ojos de niña"
Allí se hablaba sobre vanguardia, psicoanálisis, filosofía, Bauhaus y sobre todo Maritáin y religión.

Siendo muy joven Esther poseía una ideología comunista que con el  pasar del tiempo fue cambiando hasta encontrarse con el pensamiento filosófico de Jacques Maritáin (1882- 1973) defensor de la democracia  cristiana. Al viajar a Francia , Esther lo trató hasta que lo difundió en Uruguay manteniendo mutuamente una amistad proficua. Fue esa amistad y el conocimiento de  Esther de Cáceres que solo a ella  le permitió traducir al español su libro "El
campesino de la guerra".

Esther  no tuvo hijos, lo cual le dio una sensibilidad especial transmitida en sus libros, "era todo flores  y  bombones, siempre corriendo para todos lados", expresaba Josefina.

"Esther de Cáceres es recta y entera en los sismos de las generaciones  y más allá de toda moda literaria; la brasa viva de su espíritu es cosa visible apenas se encuentra uno frente a ella. Es un espíritu a flor de piel iluminado por la química ardiente de la fé" Gabriela Mistral

Su relación con el maestro Torres García fue peculiar ya que se dedicó a divulgar los planteos estéticos de su amigo desde el retorno del plástico a Montevideo, siendo Esther fundadora y directora del Taller Torres García. Jorge Ruffinelli en Marcha decía que "Esther de Cáceres perteneció a la generación modulada por amigos y discípulos de Eduardo Dieste y el grupo Teseo creado hacia 1924 y mantenido incluso como una curiosa vinculación, en nuestra
historia, entre poesía y arte, teatro y pintura, en búsqueda de un horizonte estético mayor que englobara todas las manifestaciones del espíritu".

Conferencista sobre diversos temas, su preocupación por los niños fue tema de su interés, al poco tiempo de morir Juan Ramón Jiménez, Esther  disertó en el Museo Pedagógico sobre el niño y el arte "la literatura para niños es un grave problema  viéndose en ella miles de equívocos y dolorosas consecuencias. Creo que todos hemos padecido a causa de la incomprensión tremenda que ha turbado la educación", decía la escritora. Fue asignada además, miembro correspondiente  de la Real Academia Española de Letras, única mujer que por aquellos tiempos  tuvo el honor de obtener tal título, quebrando una lanza por todas las mujeres al participar en un círculo determinado liderado por  hombres.

DESPERTAR HACIA EL INFINITO

El año 1971 fue manchado por el adiós de esta mujer entregada al humanismo. Había ido a Nueva York a realizar la muestra del pintor Torres García  a la Galería Guggenheim y de allí a España, donde era huésped de Rafael Dieste y su señora. Roberto Ibáñez recordaba que poco tiempo después de morir, Esther le escribía :" Tengo una gran incertidumbre sobre mi vida, agrabada por la falta de deseos de vivir. Dios dirá...".

Aquellos ojos verdes color aceituna se iban apagando... "la buena esposa, la buena médica, poeta y mujer"  se nos iba alejando para unirse desde quien sabe donde junto a su adorado Adolfo. Su legado es bien interesante como expresaba Ibáñez "hay que situarla entre los grandes de nuestra poesía. Aunque pueda parecer vulnerable a veces la estructura del canto, la gracia, la hondura y la originalidad la hacen en definitiva inconfundible y única."

Esther de Cáceres continúa estando con nosotros. En el aire se percibe su poesía y cuando pasemos por la avenida 18 y Río Negro, alcemos la mirada hacia esa cúpula y digamos ¡salud!.
 
"Sobre el cielo desnudo
se ha desplegado el vuelo,
Ya no hay nube ni sueño...
Es sólo un cielo tenso
Entre el alba de luces
Y la noche desierta..

 

Si quiere comunicarse con Alejandra Caíno puede hacerlo a: alecaino@montevideo.com.uy
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