Santiago de Chile. Revista Virtual. 
Año 3
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 29.
12 de Mayo al
12 de Junio de 2001.

FUMAR ES UN PLACER.
(o el camino más corto para el más allá)

Cheo Morales H.
Frankfurt a.M.- Alemania.
Mayo 2001

Cuando los descubridores (léase colonialistas) europeos arribaron al nuevo continente, al que llamaron "americano", se encontraron con la novedad, entre tantas, que los nativos echaban humo por la boca, las nariz, así distintivamente. Desde luego, en su afán de hacer negocios y de disfrutar de todo lo exótico de esas tierras, se preocuparon por conocer cual era el misterio de aquellas bocanadas de humo oloroso y, además, se pusieron a averiguar que era verdaderamente lo que fumaban (creo que allí mismo nace el verbo fumar).

Las plantas maravillosas que permitían llenarse de humo sin morir en el intento, los indígenas la llamaban "tabaco". Lo bueno, me lo imagino, es que por esos tiempos nadie moría por fumar, ya que las secuelas no estaban a la vista, como en estos tiempos.

El cáncer al pulmón, las ulceras gástricas, problemas de garganta y bronquiales, etc., pasaba de esas gentes, y mientras fumaban pipas para conservar una paz eterna, fumar en corrillos y hasta con el enemigo formaba parte de la cultura de esos pueblos de antaño. Mientras en Europa la gente moría de otras epidemias, en nuestra América indígena se vivía sano y se moría con todos los dientes al natural, aunque si marrones de tanto fumar.

Tanto los ancianos del consejo como los chiquillos fumaban cuando se les venía en ganas, y como aun no existía la discriminación sexual, entonces las mujeres fumaban a la par que los varones, y nadie estaba preocupado por las colillas y por las molestias causadas al vecindario. Y como las marcas aun no aparecían por esos lados, entonces todos fumaban de lo mismo y a nadie se interesaba de si el tabaco era rubio o negro, con boquilla o bajo en nicotina.

Hoy, después de siglos de fumar a diestro y siniestro hasta ensanchar el agujero de la capa de Ozono, comenzamos a preocuparnos por el vicio de fumar. Las transnacionales del tabaco andan por ahí golpeándose el pecho y pidiendo disculpas en los ministerio de la salud y consumidores por los daños causados a la humanidad; pero ya es tarde, ya que las estadísticas nos demuestran que millones de seres están perdiendo la respiración por culpa de aspirar humo, si hasta los que no fumamos nos estamos enfermando de lo mismo de los que fuman 2 ó 3 paquetes diarios de cigarrillos. En algunos países, como Francia y los Estados Unidos se está prohibiendo fumar en los bares, en los ascensores, en las paradas del Metro y autobuses, en la vía pública; pero mientras esto ocurre el negocio sigue viento en popa, y los grandes magnates del tabaco andan con la doble moral que les llega al suelo con eso de que no fume porque más temprano que tarde se va a morir, pero mientras predican al viento sus fábricas continúan contaminando con sus aromas a la humanidad entera. El Estado mientras pone al pie de los paquetes de cigarrillos: "el fumar daña la salud" continúa cobrando sumas millonarias por concepto de impuestos. Entonces, a este ritmo no sé si vale la pena seguir fumando, ya que si yo fumo con mis impuestos podrá crecer la economía y, al mismo tiempo, me estoy cavando mi propia tumba, ¡qué confusión!

Al calor del consumo de tabaco, después de la caída del Muro de Berlín, en casi toda Europa se origina un mercado negro de tabaco de enormes envergaduras. No hay esquina en este viejo continente en que uno se te acerque alguien y te ofrezca cigarrillos de cualquier marca a mitad de precio e, incluso, se venden cigarrillos cuyo sello dice: "made in USA", pero que los transporta un camión clandestino desde Bulgaria a los mercados de los países opulentos. Por culpa de este tráfico mueren vendedores y consumidores y de muertes más terribles que el propio cáncer. Cuando algún gobierno, tal como el alemán, por ejemplo, inicia una campaña contra el hábito de fumar en lugares públicos me pregunto que seriedad habrá en esto, ya que los fumadores no se detienen ante estas campañas ni en los anuncios que "les amanazan" de los peligros que corren ante el ataque de la nicotina.

Por todas partes te meten anuncios publicitarios hasta por las narices para que consumas tal o cual marca; también algunas líneas aéreas como Lufthansa o Iberia (y otras) han prohibido el fumar durante el vuelo, pero las azafatas te ofrecen cigarrillos de las más finas marcas junto a los perfumes y al Whisky.

Ideológicamente la Cuba de Fidel castro no tan solo ha sabido conquistar la intelectualidad progresista internacional con sus encendidos discursos revolucionarios, sino que su industria tabacalera ha conquistado también un importante espacio. A la hora de realizar un balance minucioso no estoy muy claro cual de las dos materias de exportación (la ideológica o el tabaco) ha despertado más interés en el mundo.

Una de las imagines más destacadas, al Che Guevara lo muestran con un enorme Puro habanero entre sus labios, todo pareciera que se traba de mostrar más al fumador que al revolucionario, lo mismo sucede con las fotos de Fidel Castro. No hay film cubano en que sus actores aparezcan como no adictos al tabaco. O sea, que no solamente el cigarrillo ( o los cigarros) son parte del romanticismo mostrado en el celuloide o interpretado con letra de tango (fumando espero a la mujer que más quiero.) , sino que es una tarjeta de presentación a la hora de entrar en el mundo de los sentidos.

Yo que a los 12 años de edad ya probaba las delicias de un cigarrillo Baracoa o Ideal o tal vez un Particular, en la década de los 60´, allá en el país más austral del planeta, hoy me uno a las campañas contra el tabaco; desde luego lo hago de manera pasiva y permisiva, total, cada cual tiene derecho a morir de la manera y el motivo que más le plazca; lo que si me molesta que por culpa de mi vecino de asiento, de viaje, de hogar, etc. tenga que contaminarme yo también. A veces, sin exagerar, me gustaría caminar con una mascarilla para así evitar el humo se introduzca por mis narices, por los poros de mi piel, por la boca, los oídos y otras cavidades en forma de humo azul, contaminándome los órganos vitales acortándome la vida.

¡Pero al final, que más da, si de alguna manera hay que fallecer!

Fumando, bebiendo o fornicando; o de todas maneras, o la vez.

 

© Derechos Reservados en exclusiva para la revista virtual "Escáner Cultural"
Frankfurt a.M. / Alemania Mayo 2001

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