Santiago de Chile.
Revista Virtual. 
Año 2
Escáner Cultural. El mundo del Arte.
Número 17.
12 de Mayo al
12 de Junio de 2000.

LA HUELGA DE ARTE, 2000 - 2001

Clemente Padín, Mayo del 2000, Montevideo, Uruguay.

Karen Elliot

He aquí la convocatoria a la HUELGA DE ARTE, 2000 - 2001, difundida por la revista  (y wegsite) catalana P.O.Box, dirigida por Pere Sousa, más conocido por su seudónimo, Merz Mail:

"La convocatoria de una HUELGA DE ARTE a cargo de LUTHER BLISSETT, KAREN ELIOT y MONTY CANTSIN (Barcelona, Madrid, 2000-2001) tiene carácter de JUEGO GENERAL. Para participar en él el jugador no necesita desearlo. Pues no implica una jugada azarosa ni una decisión subjetiva del artista (nadie es artista, nadie es crítico ni público si no es todas esas cosas a la vez), sino una emergencia necesaria de la historia con minúscula. El rol de cada uno en el juego viene dado por su propia decisión, y tendrá que analizar los cuadros y tendencias que confluyen en ella. No nos pasa inadvertido que el juego de la huelga se juega con los materiales del mundo consumista. Se accede a él tras un largo tránsito por el infierno de cada uno. Se ubica, por tanto, en la consumación de la esclerosis que sucede a un siglo sin historia. Tengamos la dignidad de afrontar el último embate de este tiempo oscuro no como un suicidio (habitáis, de todos modos, esa muerte), sino como la representación que objetiva y disuelve el fantasma finimilenar de la decadencia. Pero a la vez que tomamos conciencia de un sentido de continuidad cultural que hace a esta convocatoria distinta de tantas otras representaciones rituales del arte muerto, no olvidemos olvidar. El pliegue nos posee más que nosotros a él, y rescatar los viejos tópicos nada nos renueva. Nos hallamos, seguramente sin quererlo, en el lugar de la fractura. Olvidemos el pasado, por tanto, asimilando la historia. Cuantas veces la memoria impide a las cosas ser, el miedo arrebata al ser de las cosas. Lo nuevo simplemente sucede. ¿Quieren apartarse de lo que sucede?
El juego general de la huelga recupera históricamente las movilizaciones de los noventa, pero se presenta como una circunstancia nueva con el valor añadido del presente y las estrategias de los nuevos movimientos sociales, sin sujeto y sin raíces. El juego general no es una convocatoria de arriba a abajo, no quiere ser un frente de acción difundido radialmente, sino una maniobra difusa de quienes la toman por suya. La violencia moderna no será salvaje y primitiva si no desea despertar los fundamentos más primitivos del poder, sino sutil e inteligente. El accionismo estético es vírico y no bélico, se incuba en el cuerpo social durante años, después se manifiesta corroyendo tejidos y canales y se transmite gracias a la promiscuidad de los medios. He aquí, diseñada por el contexto, la estrategia para la fundación de contextos de fuga.

Stewart Home

Se habla de sociedad de la información. Se estima la información como el único valor que puede suplantar al dinero, y bien, somos información. Aquí cobra aún otra dimensión la generalidad del juego, y es que no se circunscribe al ámbito restringido del arte-correo, ni siquiera del arte como parque reservado de especies civilizatorias en extinción. La huelga se manifiesta como hecho social y también político que interroga a la realidad en todos sus circuitos de definición. Y es ese interrogante el que ha de ser sostenido a pulso para que nadie lo vuelva a sumergir en el momento crítico de su emergencia histórica, desde luego no desde el silencio. Moratoria para reflexionar acerca del rol del artista, del poder político y de la crítica, y acerca de las respuestas ético-estéticas que el arte da a la vida; moratoria para cuestionar toda la historia del arte, denunciar el poder de los mass media y la espectacularización de la vida; moratoria como desobediencia cívica a los intereses que inhiben el intercambio entre culturas.

La huelga de arte como juego general y moratoria artística, que no estética, ha sido contraida por Madrid, donde se llevarán a cabo diversas acciones en los próximos meses, así como en la red electrónica. Precisamos que se trata de la misma convocatoria realizada para Barcelona por Luther Blissett, Karen Eliot y Monty Cantsin, con la que comparte el diseño y la estrategia, manifestándose incluso también como rechazo diferido a la reciente capitalidad cultural de Madrid y sus consecuencias."

Pronto surgió la polémica y no fueron pocas las voces que trataron de argumentar sobre la infelicidad de la propuesta. Una de las más agudas, aparecida en la edición nro. 26 y ½ de P.O.Box, es la que se transcribe a continuación:

"Un análisis profundo de la "Huelga de Arte" nos lleva de las narices a la disyuntiva arte/trabajo. Por un lado, sabemos, las múltiples áreas de la actividad humana son inseparables, si bien en cada una de ellas predomina la razón de su peculiaridad por encima de las demás que no dejan de estar presentes, aunque en forma determinada. Por lo tanto, si en una obra de arte, los elementos estéticos cejan su primacía en aras de los políticos y/o sociales, deja de ser una obra de arte, es decir, se transforma en ese híbrido llamado "panfleto" en el cual los elementos artísticos subsumidos están al servicio de otras finalidades. Lo mismo ocurre cuando a  las movilizaciones sociales se las imbuye de propósitos políticos, etc. El arte, para serlo, debe tener preponderantemente notas estéticas o simbólicas de sustitución de lo real (la "función poética" de los estructuralistas).

Cuando se habla de "Huelga de Arte" se nos refiere a una posible acción, pasiva o no, realizada por un ser peculiar llamado "artista", es decir, no de un hombre en el sentido social, sino de un ser particular derivado de aquel magma, al cual las circunstancias de la vida le han hecho ser un trabajador asalariado que trata, como todos los trabajadores, de vivir de su trabajo, el arte. No cabe duda que el artista aspira a vivir de y no para su trabajo, opción a la cual lo empuja el sistema social-económico vigente, enajenando  su obra en mercancías, sacando al arte de su función de uso para derivarla de lleno a la función de cambio, es decir, al mercado. El artista es productor de obras (no necesariamente objetos), predominantemente artísticas, en las cuales la esencia de lo humano se realiza como tal dando cuenta de su "ser en el mundo"(diría Sartre).
Luther Blisset.

A través del dominio de la naturaleza y en virtud de los grandes adelantos tecnológicos en la producción mercantil, el hombre está capacitado para producir más y más productos fuera de las necesidades medias y prácticas de su existencia. Es precisamente esa capacidad de producir excedentes lo que permite la satisfacción de requerimientos menos concretos y urgentes, hasta llegar al nivel de las necesidades más específicamente humanas, el arte, lo simbólico, lo estético. Ni que hablar que el  rol del arte no es banal sino fundamento y pilar de la progresiva (porque aún no ha terminado) "humanización" del hombre. La obra de arte desde el arranque, al partir de su condición de "producto de comunicación", al  exigir la participación de, por lo menos, dos interlocutores, en situación de "diálogo" activo, impone una de las características prominentes de lo "humano", la relación social y, consecuentemente, el respeto por el "otro" al no imponer arbitrariamente su poder a través del "habla", ya sea verbal, musical , gráfica, etc.

Así, proponer una "Huelga de Arte", no supera sino que ahonda la enajenación brutal del artista en estas formaciones sociales actuales. Por un lado, el artista, siente la necesidad imperiosa, casi biológica, de crear y expresar su esencia (y, a la vez, legitimarse como "hombre") y, por el otro, comprueba dramáticamente la situación a la cual está sometido por el mercado, el cual le obliga a abjurar de su aspiración a expresarse por las exigencias de la moda que mejor se avenga a sus vicisitudes (en el mejor de los casos impone su propio "moda", pero estamos hablando de lo mismo).
En otras palabras, el artista se ve obligado a trabajar para el arte y no a vivir de su arte. Los caminos subalternos de profundizar y asumir la contradicción, negando lo mejor de sí mismo y producir directamente para el mercado o trabajar asalariadamente fuera del área de la actividad artística, para conservar la independencia estética, son opciones que conllevan los mismos riesgos, pues no resuelven el problema, ni personal ni socialmente.

La "Huelga de Arte" es, entonces, un artilugio sobre la verdadera solución del problema del arte y del artista (a los cuales se promete "centrar" luego de un período de tres años de discusión y remanso creativos), porque la verdadera solución no está en manos de los artistas, interrumpiendo o no su trabajo, sino en la transformación y cambios sociales de lo que ha permitido la degradación y desvirtuación del arte de su verdadera función (parodiando a Epicuro, ¿de qué sirve el arte sino está al servicio de los hombres?).

La "Huelga de Arte", sin proponérselo expresamente, nos induce a reconocer, reafirmar y legitimar el poder vigente al hacernos creer que somos, únicamente, asalariados al servicio del mercado del arte (por lo cual estamos en situación de "hacer huelga") y no seres que aspiramos, como todos, a vivir de nuestro trabajo y que no se nos hambree ni fustigue en tanto no nos avengamos a legitimar sus estructuras socio-económicas, es decir, a perpetuar su  injusticia e inhumanidad ínsitas.

Si la naturaleza humana nos impulsa a expresar nuestra esencia en tanto "hombres" a través de esas actividades simbólicas llamadas "artísticas" no es posible derivarlas a  un marco en donde nieguen aquella esencia."

Para ESCANER CULTUTRAL, Mayo del 2000, de Clemente Padín
 

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