Por: Yto Aranda
Aprovechando la ausencia de nuestro columnista David Rodríguez Montero, quien viaja por Africa en estos momentos, se nos ocurrió investigar un poco acerca de una telenovela ¿? ¿Una telenovela? Sí. Una teleserie, como decimos en Chile, diferente no sólo por calidad, si no también por contenido.
La trama de XICA DA SILVA se desarrolla en el Brasil de 1751, en pleno dominio Portugués y narra la historia de una hermosa mujer que nació esclava y vivió como reina. Es una telenovela de época magistralmente ambientada en el corazón de un territorio dominado por la codicia del diamante. La corona portuguesa reclamaba la mayor parte de la riqueza extraída del suelo por los esclavos negros. Lo poco que restaba se repartía entre una restringida y poderosa elite de colonos, que veía y trataba a los negros como animales. En ese ambiente nace y crece Xica da Silva, quien se convertirá en líder de su pueblo en la lucha por la justicia y la libertad.
De los mismos productores de Doña Beija y Pantanal, Xica da Silva es una superproducción con una inversión de más de diez millones de dólares, que cuenta con un trabajo de reconstrucción histórica impecable que va desde la confección de cerca de cien trajes y trescientas pelucas que reproducen fielmente los modelos usados en el siglo XVIII, hasta la representación cruda y descarnada de escenas de torturas y ejecuciones acostumbradas en ese período.
Xica da Silva es una historia basada en la obra literaria "Chica que Manda" de Agripa Vasconcelos, sobre una mujer negra, una guerrera que usando su sexualidad como arma y aferrada al ímpetu de su raza, se erige Reina del Tijuco enfrentando los prejuicios y convencionalismos que regían a la sociedad de su época.
Enmarcada en una ambientación natural, cautivadora y férreamente dirigida por Walter Avancini, Xica da Silva promete confirmar la tradición de Rede Manchete en producir novelas de época que cautivan al público por su sensualidad y su belleza.
La belleza de las intérpretes y de algunos actores como el guapísimo Victor Wagner (esposo blanquísimo de la negra Xica) han permitido al realizador condimentar una particular salsa sexual en la que los pesados y complejos trajes de época desempeñan un papel erótico nada desdeñable.
Xica da Silva es una novela soportada en magistrales actuaciones y participaciones especiales como el caso de Zezé Mota, quien hace veinte años interpretó el personaje de Xica da Silva en el largometraje homónimo del cineasta brasilero Carlos Diegues, y que esta vez interpreta a Maria da Silva, madre de Xica da Silva. Doña Zezé se afanó en transmitir a Thais Araujo,la joven de diecisiete años que encarna a Xica da Silva, todo su conocimiento sobre el personaje y su experiencia como actriz.
La participación de Adriane Galisteu (Clara Caldeira Brant), Guilherme Piva (José María) consagrado actor de teatro y otros de sólida formación teatral, son atractivos adicionales que enriquecen la realización de la novela.
La teleserie crea tanta polémica, que podemos ver titulares como: "Erotismo, sadismo y magia negra en la brasileña Xica da Silva, la telenovela del escándalo". Lo triste de este "escándalo" es que su trama no es un viaje de la mera imaginación. Se basa en hechos reales, y situaciones que vivieron personas de carne y hueso. Su director dice que se trata de "una exposición seria de la conducta humana en el Brasil del siglo XVIII". Y nosotros lo hemos confirmado.
Laura Antillano publicó un interesante comentario, en su momento, acerca de esta obra que alcanza niveles dignos de compararse con el buen cine:
"La telenovela o la radionovela tuvieron su origen en las antiguas novelas de folletín, el ser humano tiene un extraordinario interés por el suspenso. A todos nos atrae la intriga del -después te digo lo que sucedió-, de modo que los seriados que no culminan en el capítulo la situación nos encantan.
Realmente maravillosa, una esclava negra que se atreve a retar a los blancos: Xica da Silva. Resulta siempre llamativo sorprenderse frente a lo que llamo las marcas de época, tan bien representadas allí. En un capítulo, por ejemplo, se habló de hacer un juicio por la anulación de un matrimonio, en el cual, o para el cual, las autoridades eclesiásticas requieren que la esposa declare en plaza pública que no gozó en el encuentro sexual con su esposo... y no para lo que podríamos creer lógicamente (de que si no es así mejor es que busque otro), sino, y sorpréndanse ustedes con esta joya: porque las mujeres no debían disfrutar el acto sexual y si lo disfrutaban era porque el Diablo había metido su mano en esto; por lo tanto, la señora si así declara será quemada en la misma plaza por considerarse poseída por el infierno.
Otras perlas nos muestran la situación de la mujer para la época, algunas que aún continúan en los hábitos de este siglo veinte en muchos sectores; por ejemplo, hay un sargento que disfruta golpeando a su mujer, incluso dándole puntapiés en el piso hasta destrozándole órganos internos, y ella no se separa porque se sometería al escarnio público. Esas y otras cosas nos revela "Xica", con estupendos esquemas dramáticos combinados con comicidad, buenas actuaciones y excelente producción; definitivamente, estamos del lado de los que todas las noches no quieren otra cosa que ver Xica en la pantalla chica".
Xica, atrae a personas que no suelen ver telenovelas, por su compleja trama, no sólo trata el tema histórico de la colonia, también nos deja mudos ante el poder de la inquisición. Todos sabemos de que se trata el tema del "Santo Oficio", sabemos del poder absoluto que tenía, mayor que las autoridades políticas, que sus decisiones están por sobre las de la misma ley civil, que son antojadizas y no deben explicaciones a nadie. Pero aquí nos toca de cerca, ya que en esta serie de 150 capítulos estamos tan interiorizados con los personajes que nos duele ver tanta injusticia. El espectador sufre la ira de ver como los intereses personales de los más poderosos manipulan la vida y muerte de las personas del pueblo, con extraña facilidad, no sólo negros, ni pobres. Por esto Xica da Silva es actual, es una obra que espanta y deprime. Podemos decir que su tema principal va más allá del racismo, el machismo o la sexualidad, su tema en realidad es el poder, su lado claro y su lado oscuro, muy oscuro. Es una serie para sufrir, pero con la suficiente dosis de humor para gozar.
