Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
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SURREAL

 

Por Enrique de Santiago

artedeenrique@yahoo.es

 

Para proseguir con este tema y antes de adentrarnos en lo que son las nociones básicas del chamanismo, es pertinente hacer una introducción de los mundos espirituales y cósmicos que se encuentran presentes en la cultura de los pueblos originarios. Conocer la raíz o cosmogonía es adentrarse en la forma como estas etnias conciben el origen del universo que los rodea, el mismo que es parte del mundo interior, donde conviven el espíritu de lo invisible con el mundo material, el alma trascendente que usa un cuerpo en este estadio llamado vida.

Otro de los pueblos originarios de la zona austral es el Mapuche (1) quienes llegaron provenientes, desde lo que es hoy actualmente Argentina. Era un pueblo guerrero que al momento de invadir esta región, provoca el desplazamiento de los antiguos habitantes hacia otros puntos cardinales, los que pasarían a formar la etnias picunches (gente del norte) los huilliches (gente del sur) pehuenches (de la zona cordillerana) y puelches (del este, pero más al sur que los pehuenches).

  

    

Mapuches

 

Este pueblo, al igual que otros conquistadores de la historia humana, adquiere y asimila las costumbres y cultura de los pueblos invadidos, por lo que el lenguaje, cosmovisión y otras diversas prácticas culturales, tienen una data más antigua y correspondería a la visión formada por los pueblos desplazados. Para la cultura Mapuche el mapudungun (su lenguaje) significa “el hablar de la Tierra” o la “lengua” de la Ñuke Mapu, y el hablar de la tierra es claro y puro en un sentido, ya que no existen insolencias o garabatos, pues la tierra sabia y buena no creó las malas palabras ni los insultos para tratar mal a ninguno de sus hijos.

 

El hablar de la tierra es armonioso y bello, y en lo posible este debe ser cantado con las melodías más lindas, en este aspecto la música es el vehículo o estado vibratorio donde la palabra debe ser depositada para contar con un elemento que la distinga de la palabra ordinaria, muy similar a lo que logran los mantras en las culturas védicas, y estas deben ser creadas por sus hijos inspirados (elegidos) en las formas originales y mágicas de la naturaleza que se prodiga constantemente como una madre generosa que los cobija. Entonces este lenguaje debe ser la imitación de este equilibrio, así como lo es el trinar de las aves (donde se encuentra una cierta similitud en la inspiración del lenguaje de los pájaros desarrollado en el medio oriente), el sonido del batir de las olas contra los roqueríos, el salto de los cascadas o el viento que constantemente silba y acaricia los pastos más altos. Estos habitantes de la nación mapuche creían que el mundo era como una esfera, de la cual solo la mitad de ella podía ser apreciada por quienes vivían en este mundo, una mitad visible. Y cuando les enseñaban esto a los niños, lo hacían con el instrumento de percusión llamado kultrún de forma similar a esa mitad esférica, ya que ellos creían que el kultrún fue dado al hombre como un regalo de los dioses, en el cual se expresaba una representación material de la tierra, su vibración era la manifestación sonora de los ritmos perpetuos de este universo, tanto en su aspecto emanado de forma material, así como su forma oculta, ya que según la cosmovisión mapuche el mundo tenía una parte visible y otra invisible, por esto mismo, éste instrumento mágico-ceremonial tiene la forma de una media esfera como citaba anteriormente, y esta mitad representaba todo aquello que percibimos con los sentidos físicos, dejando su otra mitad al ámbito de lo espiritual que es capatado de manera extra-sensorial, pues es aquello que solo es sentido con el espíritu, donde solo el alma es la que se puede conectar con estos mundos sutiles. Durante las ceremonias que generalmente son actividades nocturnas, el Ngenpin (el dueño de las palabras, ngen, dueño" y pin, decir",) era el encargado en el grupo de transmitir estas historias y enseñanzas por medio de la oratoria, y de contar en forma cantada, las historias antiguas de los ancestros que transmitían las sabidurías ancestrales, con sus hechos humanos y divinos, con sus proezas, amores y sus hitos más importantes, los cuales tenían como objetivo preferente, el de formar y educar a los más jóvenes y los niños. Estos Ngenpins, oficiaba además la ceremonia del guillatún, no siendo esencialmente un sacerdote, pero sí, como un cuidador de la tradición oral, siendo estos personajes verdaderos libros parlantes, que contaban al resto del clan o las comunidades, las historias de cuando los dioses en un principio crearon y fueron dando forma a la madre tierra, dándole así el aspecto que conocemos hoy en día.

 

En cambio en la parte no visible del mundo, conocida con el nombre de Wenumapu, encontramos el universo en el cual se manifiesta de manera profusa la surrealidad, allí están los estamentos maravillosos y mágicos que constituyen los misterios del chamanismo. En esta parte de la otredad habita la familia conocida con el nombre de Wenu, que también son los dioses, ellos en sus denominaciones son: Wenu Fücha (el anciano) la parte pasiva pero sabia en su forma masculina, Wenu Kushe (la anciana) que es su contraparte femenina, Wenu Weche (el joven), que es la parte vital y creadora de las formas nuevas por venir y que se manifiesta en su parte masculina que engendra vida, y Wenu Ülcha (la jovencita) que es la parte depositaria y que posee aspecto femenino. Aquí, en este mundo de manera similar que en el visible, existe una dualidad que está presente sin exclusiones, no hay Fücha sin Kushe,  hombre sin mujer, femenino y masculino, el bien y el mal y todos los contrarios que generan toda suerte de dialéctica cósmica.

 

Estos conocimientos sobre lo invisible son trasmitidos por los ancianos, quienes son los encargados de entregar la sabiduría a los jóvenes, pero además se da que los jóvenes por su parte son los que deben inyectar vitalidad a los ancianos y así manifestar una suerte de energía circular, que en cierta forma se asimila a la imagen de ouroboros (2) de la filosofía hermética, el cual es el ciclo constante y revitalizador, donde quien abandona y quien llega, energiza esta relación sempiterna. Así cada uno de los integrantes en el grupo o comunidad actúan como un todo único e indisoluble en permanente retro-potenciación.

Todas estas entidades, que se presentan de manera individual, también se hacen uno, y se reunen en el Wenumapu en una sola divinidad que gobierna el universo. Tal vez esto explica el éxito de Chaw Ngüneche (Dios Padre) después de la incursión de los conquistadores que traen la religión católica a estas tierras, ya que tendría cierta semejanza con la forma esencial mapuche. Otra razón es que al ser la fe cristiana una enseñanza que dicta la solidaridad y el amor por el prójimo, tendría mucha semejanza con la forma de practicar la vida social del pueblo mapuche (esto sin embargo no se cumpliría del todo en los hechos, conociendo de sobra el resultado de esta aproximación entre ambas culturas).

 

 

  

Mujeres machis

 

 

Entre los dos mundos, el de Nagmapu (el mundo visible) habitado por hombres y la Wenumapu, lugar de residencia de los dioses (que es el lugar del conocimiento invisible), estaba la Rangiñmapu, que es conocida como la tierra de los espíritus, y que es una zona intermedia entre ambos, una suerte de zona inter-dimensional, donde viven todos aquellos muertos que permanecen en espera por el término de su aprendizaje. Esta región vendría siendo otra zona metafísica donde los espíritus de los antepasados, se podrían comunicar y transmitir nuevos conocimientos a los seres que aún permancen vivos en el Nagmapu.

Los símbolos que aparecen grabados en el Kultrún significan la vida (las cruces girando o esvásticas) y donde se encuentran también representados el Sol y la Luna, que representan también lo femenino y masculino. Mientras los dibujos de las “Y” significan e imitan la pisada del pollo, donde cada pisada es un día, y de esta manera el año calendario se divide entre los cuatro grandes días o pisadas del pollo que representan el ciclo de las estaciones ( (solsticio de invierno, equinoccio de primavera, solsticio de verano y equinoccio de otoño) que determinan los tiempos del agua, del frío, del calor y los tiempos de las cosechas.

La educación mapuche en general estaba orientada hacia la inmortalidad y la trascendencia del espíritu, donde el principal objetivo no era ser el más popular, ser el más rico, tener más mujeres, o incluso llegar a ser lonko (jefe), eso no era lo esencial en la vida, ya que lo más importante era ser un kimche (hombre sabio), y para obtener esto, es decir, encontrar la sabiduría, solo se lograba aprendiendo todos los conocimientos de la madre tierra, y esto se lograba conociendo los secretos de las leyes naturales que rigen y dirigen la vida.

 

Por lo tanto si un ser nge (ser humano) llegaba a cometer algún error por desconocer las leyes naturales, producía un desequilibrio en la naturaleza, entonces era muy relevante que el nge tenía que aprender a comportarse frente al medio, y ser respetuoso con los demás seres vivientes para así poder mantener ese equilibrio natural tan necesario para mantener el curso vital del mundo visible, por lo que comportarse de buena manera era un deber y una gran responsabilidad, tanto dentro de la comunidad, como hacia el entorno natural. esta forma de ver y actuar en función del medio, se inculcaba desde pequeño por los padres y los ancianos sabios. Los mapuches por lo tanto eran también hijos de la Tierra, así como de los dioses, y no por ser más pequeños o menos importantes, no eran capaces de alterar las leyes cósmicas con sus acciones. Kimche nge aymi (ser persona sabia) era el horizonte más preciado para esta etnia.

Los hombres que dejaban el mundo visible al morir, y que habían alcanzando gran sabiduría, vivían en lugares más próximos a la Wenumapu, y ellos tras pasar una cantidad de tiempo y alcanzar la sabiduría total, se unían con los dioses grandes y por ende pasaban a formar parte de estas divinidades. Cuando un ser humano dejaba este mundo, no es que realmente muriese y desapareciese para siempre, no. Solamente caía en un largo sueño, para un día despertar, después de un prolongado viaje en el mundo de los espíritus, lugar donde habitan todos los antepasados del ser humano. Aquellos hombres que han sido destacados y relevantes en la comunidad por su accionar, tienen privilegios en ese mundo espiritual de transición, antes de integrarse definitivamente a los dioses. Por eso es que era muy común según la visión mapuche, que los espíritus de los difuntos de vez en cuando nos vinieran a visitar, e incluso que conversaran con nosotros,  aconsejándonos y enseñándonos incluso en nuestros sueños. 

Esto acontecía porque la sabiduría alcanzada por ellos, era de tal magnitud, que podía ayudarnos en lo que quedaba de nuestras vidas, así nos estimulaban a comportarnos en buena forma y que nuestros actos, incluso los más simples, siempre fueran regidos por las leyes naturales sagradas, ya que estas eran emanadas de la creación de los pu ngüchem (dioses). También otro tipo de visitas espirituales era la de los “pillanes”, aquellos espíritus más revoltosos que alteraban nuestros sueños en forma de pesadillas o jugarretas, ya que estos cuando eran seres humanos no habían aprendido a ser tan sabios, y por esa razón estaban más cerca de nuestro mundo, lo que implicaba que también nos visitaran más a menudo.

 

 

  

Kultrún ceremonial

 

 

Los dioses dirigían el destino de los seres humanos, y los mapuches para llevar una mejor vida, debían aprender y obedecer las leyes naturales que rigen el mundo, no las creadas por los insensatos hombres, que de ser sabios, ya no estarían aquí. Estas historias, y muchas otras las contaba también el werken, el mensajero de los pueblos, que junto al ngenpin, eran los más cultos de todos los hombres. Durante el Nguillatún, que se celebra para cada año nuevo, el Ngenpin hace un canto introduciendo toda la mitología la mapuche, pueden ser horas de hermosos cantos y relatos, a la luz de la fogata, esperando la llegada de Gñelfe (la estrella de la mañana) señalando el año nuevo mapuche, el We Tripantu, donde nuevamente podemos encontrar una similitud con el mito luciferino, donde el primer astro del alba, viene a recordarnos que él es el portador de la luz que promete la renovación y es conocido como "el que abre la puerta". Esta celebración era en el día más corto del año, el día en el que padre Sol comienza a acercarse nuevamente a estas tierras, ese día es el que sucede durante el solsticio de Invierno.

P

 

 

1:  Mapu= tierra. Che= gente (gente de la tierra)

2:  El nombre ouroboro proviene del griego «ουροβóρος», "uróvoro", a su vez de oyrá, "cola", y borá, "alimento" es un símbolo que muestra a un animal serpentiforme que engulle su propia cola y que conforma, con su cuerpo, una forma circular. Este animal simboliza el ciclo eterno de las cosas, también el esfuerzo eterno, la lucha eterna o bien el esfuerzo inútil, ya que el ciclo vuelve a comenzar a pesar de las acciones para impedirlo.

 

 

Escáner Cultural nº: 
177

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