Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
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ENTREVISTA A RUBÉN REYES

“Todo aquello que por lo general la gente desecha me estimula a darle un nuevo sentido estético”


Pilar González Langlois

El Artista Visual Rubén Reyes nació y vive actualmente en Molina, en la Región del Maule. Estudió Licenciatura en Arte, en la Escuela de Arte de la Pontificia Universidad Católica de Chile en Santiago, (1981 – 1985), de donde egresó sin titularse de la especialidad de Grabado.

Ha desarrollado su profesión en forma independiente, exponiendo sus obras visuales en distintos lugares del país, (una de ellas integra la Colección de Arte Contemporáneo del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes).

Ha obtenido varias veces financiamiento a través del Fondart.

Además de realizar gestión cultural independiente ha ejecutado diversos talleres para niños y jóvenes en localidades rurales.

Actualmente está experimentando en el medio audiovisual, la fotografía digital y la Xilografía.

 


-¿A qué edad te diste cuenta que te atraía la creación artística?-

Lo que me llevó a estudiar Arte después de probar antes otras carreras, fue, además de mi necesidad expresiva, la urgencia de llenar un vacío existencial provocado por la muerte de mi padre a raíz de un cáncer fulminante, a tres meses de concluida mi enseñanza media.

En la época del Liceo, aún sin tener dedos para el piano, tuve la posibilidad de conocer la expresión plástica por intermedio de un compañero y amigo que recolectaba artículos periodísticos de pintores. Con el además tempranamente incursionamos en la fotografía análoga y su revelado químico, además de tener una profesora de Artes Plásticas que nos permitía incursionar en nuevas materialidades. Recuerdo que en mis collage integraba cajas de remedios y maquinas de afeitar desechable.

 

-¿Cuál ha sido tu itinerario creativo desde que egresas de la Universidad, elegiste el grabado, desde esa temática cuál es tu aporte al arte visual?-

Mi gran suerte es haber ingresado a la Escuela de Arte de la Universidad Católica, ubicada en aquel entonces en el Campus El Comendador, en un periodo único de efervescencia conceptual provocado por el contexto político y la calidad de “Maestros” de nuestros profesores como Eduardo Viches. Ellos posibilitaban la circulación por los talleres de críticos y artistas relevantes con una  preocupación  permanente de reflexión sobre el arte. La generosidad también de compañeros de curso superiores y más avanzados por compartir sus inquietudes, pienso en Mario Soro por ejemplo, la posibilidad de acceder a otros ramos de otras facultades, como los cursos de Estética realizados por Milan Ivelic, y mi carga autobiográfica de ser hijo de padres que trabajaron toda su vida en una imprenta tipográfica, editando un pequeño periódico bisemanal.

La enseñanza relevante en el taller de grabado, fue el análisis conceptual del mismo, el de sus tres elementos básicos, la matriz, el vehículo o tinta y el soporte, de manera de poder identificarles en todas las infinitas formas de producción seriadas dentro de una sociedad, dándoles a esos elementos un nuevo sentido estético, ya no funcional, provocando analogías y metáforas con una nueva forma de mostrarlos junto a sus diversas materialidades, sugerentes de sentidos dirigidos por parte de un creador atento.

Una expansión del grabado, un desplazamiento. El aporte no es mío, es el de mi formación, posibilitar coherentemente pasar de lo bidimensional a lo objetual, o a tu propio cuerpo, como soporte de tu obra.

 


-¿Cómo un artista puede llegar a acostumbrarse a vivir en un terreno hostil  (Molina) donde no hay un desarrollo artístico que permita evolucionar?-

Y cada vez más hostil. Yo continuamente salgo a caminar o a andar en bicicleta junto a mi cámara y es impresionante lo deteriorado de su calidad de vida. Crece en poblaciones pero sin ninguna área verde, una excesiva locomoción colectiva que contamina con sus gases, no hay ninguna ciclovía, debes transitar por la veredas por tu seguridad pues pasan atropelladores enormes camiones por las angostas calles para eludir seguramente peajes.

No hay conciencia del maltrato animal, las personas dejan abandonadas mascotas a su suerte en las calles, de igual manera no hay un lugar de acogida para indigentes y vagabundos. Conductores ebrios los fines de semanas y los amigos de lo ajeno obligan a enrejar todo.

Te alejas un poco de la ciudad urbanizada y todos los caminos y senderos aledaños convertidos en vertederos de basura.

Todo está feo, lo que te obliga a un “ermitañismo” y por lo mismo, paradojalmente, puedes intentar desarrollar tu trabajo reflejando tu contexto, reconstruyendo tus momentos gloriosos, en forma autónoma y sin las desconcentraciones vacuas que pudieran provocarte “un todo supuestamente resuelto”.

Acá en Molina se sobrevive, y al igual que las demás especies, uno se adapta y evoluciona, pero no de modo farandulero como enseña nuestra televisión, uno hace su producción a su propio ritmo y para si, sin la urgencia de exhibir o vender porque acá nadie mira y nadie compra.

La evolución también la ha permito el poder transmitir mi experiencia a niños de Escuelas Rurales mediante talleres de Xilografía y de Técnicas Mixtas, los resultado de ellos nunca me dejan de sorprender, su contacto con la naturaleza se nota a la legua, en su disciplina de trabajo en la sala y en las muchas ganas de expresarse y eso ha significado retroalimentarme, de hecho ahora he estado haciendo mucha Xilografía.

 

 

-Desde hace un tiempo vienes trabajando en la realización de videos, la secuencia de fotos donde inventas personajes con tu propio cuerpo. Esta serie de  elementos combinan la imagen visual con la cotidianeidad  de tu vida,  ¿Cómo logras salir del “Yo” y llegar a la expresión artística que trascienda?-

Tengo la impresión que toda expresión artística es autobiográfica, estando esta solapada, velada o de referencia directa en tu obra. Siempre se te sale algo de ti. De manera que una obra, es una reflexión íntima que uno sinceramente comparte con un espectador activo, que a veces requerirá de conocer elementos previo de apreciación, pero donde “el secreto de confesión” esta liberado de algún modo y donde el primer destinatario es el mismo autor. Digámoslo, uno es un cierto patudo, que intenta increpar a todos los demás, de que la experiencia del arte está hecha para todos, que no es requisito pasar por una escuela y tener talento innato u oficio, tiene más que ver con “auto-construirse”, escribir su propio “manual del usuario”, experimentar y descubrir nuevos materiales para esa escritura.

A la mayoría de mis cortos audiovisuales les he denominado “Haikou Audiovisuales”, no tiene un guión previo, son sumamente azarosos e impulsivos. En mis habituales caminatas o rutinas cotidianas, grabo lo que me llama la atención, lo suave y/o lo fuerte y lo compagino o lo edito en el momento del montaje, sin un método que pueda repetir en demasía, valiéndome eso sí, en gran parte de ellos, de la música pre-creada por un amigo, quién me facilita sus composiciones, provocándose a veces aciertos expresivos. Esta incursión, a pesar de que el video-arte siempre me intereso, fue provocada por la ausencia de un taller adecuado para desarrollar mi trabajo bidimensional, bastándome entonces un PC armado proclive a virus, una básica cámara fotográfica digital y un programa de edición pirateado.

Con respecto a la serie fotográfica “Reciclando Roles”, está motivada por una temática reiterativa en mis obras, lo autobiográfico y una convivencia respetuosa con toda la naturaleza, donde fuimos invitados a participar… como especie.

El auto-citarme, da cuenta de que la motivación es la misma siempre.

 

-Dentro de tu carrera como artista visual has tratado de provocar al público desde lo íntimo-cotidiano, por ejemplo con tu obra “¿La Bolsa o la Vida?”

¿Ha tenido ello el efecto deseado desde la percepción del público?-

Pero no ha sido una provocación para llamar la atención, ocurre que no me he censurado ni limitado a no tocar contenidos tabúes, en pos de no transar mi honestidad creativa.

El asunto es que la ocupación de distintas materialidades, incluyendo por ejemplo mis fluidos corporales absorbidos en papel higiénico, tu ropa en desuso u objetos encontrados, pudiesen provocar cierta desorientación en el espectador, pero no fue así con esa instalación, pues las personas ingresaban a la galería pensando que era un negocio de liquidación de cosas, pero una vez adentro y al recorrerla poco a poco iban decodificando muy lucidamente la obra y con lecturas muy poéticas por parte de ellos.

Por lo general mis trabajos multimediales, de técnicas mixtas e instalaciones han tenido una muy delicada y buena acogida, aprecian sinceridad al mostrarme, y se identifican con ellos, más encima teniendo en cuenta que no son obras vendibles, sino experimentales, los resultados finales del público me han sido muy gratificantes, y no es menor, en un contexto de muy escasa circulación y apreciación de arte contemporáneo.

-¿Cuáles son los elementos que te inspiran para lograr el sistema creativo que promueves?-

En lo objetual, aquellos elementos olvidados o fragmentados pero que hablan de su origen o del todo de cual participaron, que al reordenarlos aumentan su carga simbólica, todo aquello que por lo general la gente desecha me estimula a darle un nuevo sentido estético o recuperarlo. En lo bidimensional, aquellas imágenes rescatadas de mi memoria y mi experiencia, también las imágenes impresas y fotografías antiguas, mostrándolas en soportes con cierta coherencia significativa al igual que su montaje o relación formal. La mayor de las veces bajo el sistema denominado Collage, que es el hacer coincidir y convivir en un mismo soporte infinidad de diferencias y/o afinidades, temporales y espaciales las que dialogan con el espectador al dejarlas reposar como cuando metes en un frasco de vidrio, vinagre, cebollas y ajíes; intentas conservar algo que desaparecerá de todas formas.

Me gusta aquella experimentación, me acomoda la libertad de técnicas.

Como sociedad en búsqueda de una mejor calidad de vida, debiéramos promover en forma sistemática el reconocimiento y la difusión de los más diversos creadores, que sus obras estén más cerca de las personas, como una de la más cálida y urgente compañía para estos tiempos… como aquella sensación de paz que te dan tus mascotas cuando te miran bañadas con la luz otoñal de un atardecer.

 

    

 

Entrevista realizada por la periodista Pilar González Langlois

Escáner Cultural nº: 
137

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