Me sorprende esta extraña combinación que ha realizado Hernán, lo efímero de las flores suspendido en las imágenes; las fotografías viajan y permanecen (a diferencia de las flores mismas) llevando la belleza transitoria con sus simbología multicultural, ¿entonces es y ya no es “efímero” y lo que conlleva esto o lo es sólo en distinta forma? Creo que es lo que intenta darnos a entender con “naturaleza viva” Ximena, aun impregna al ser interpretativo de la flor aunque ya no se presente ante nosotros de manera inmediata, así pues, sigue llevando el mismo significado. Las flores fotografiadas dan la sensación de que se cierran cuando no estamos, aun siendo efigies, y conservan la cuestión de lo infinito en lo diminuto y reducido, al igual que la oscuridad y luz. Me pregunto si nos seguirían transmitiendo todo si la luz, el ángulo… cualquier otra cosa, hubiera cambiado al haber tomado la fotografía, si seguirían transmitiendo la luz en instantes perturbadores y llenos de lodo y miasma…