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EL ARTE DE ALCANZAR LA OMNIPRESENCIA
Pedro Pablo Bustos, Historiador del Arte.
Al querer comprender los alcances y posibilidades de un enunciado, en cuyo interior se alojan contenidos, sentidos, significados, resulta al menos útil, comenzar por desentrañar el origen, es decir, su raíz etimológica.
El término "telepresencia", se muestra como una palabra compuesta, la cual podemos dividir en dos partes. Siendo una de ellas, el vocablo "tele", de raíz griega, cuyo significado vendría a ser "distancia", "lejanía". Siendo su otra parte, el vocablo "presencia", proveniente del griego "parousia", que vendría a significar, "la asistencia de una persona u objeto, al mismo lugar o espacio físico, donde se encuentran otras personas u objetos".
Entonces podemos definir al término en cuestión, básicamente como "la posibilidad de estar presente a distancia", o de "simular una presencia". ¿De que manera?. Mediante el empleo de las tecnologías de la "comunicación", cuyo desarrollo ha abierto las posibilidades de "transmitir información", al nivel de poder "simular una realidad", "virtualizada", bombardeando a los sentidos, encargados de percatarse del mundo, de estímulos sonoros y visuales, y esperando lograr transmitir, estímulos de otra índole, como olfativos y táctiles, así como flujos energéticos, para producir finalmente, de manera íntegra, el efecto señalado, y tener una "ingerencia física", en contextos lejanos, al punto de poder "intervenirlos" y "modificarlos", desde la distancia.