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NIEVE, O EL ARTE DEL FUNAMBULISMO
Desde Chile, Raúl Hernández
¿De dónde viene este drama? Vamos cabalgando por la acera de la persistencia sin un céntimo para completo, mañana viene el sueldo, sé que esto es un error. La duda de saber que esta pregunta de que todo nuevamente viene a ser una duda tiene la solución de demoler los dientes de la muchedumbre. No me importa la contaminación ambiental. No me importa el último deseo de los vendedores de privilegios. Se camina invisiblemente, dando empujones de barro, soñando las sábanas ajenas.
¿De dónde viene este drama? Tú me preguntas acerca de lo poco trascendental de esto. Yo te digo: es eso lo que quería evitar. Conversamos del aseo del departamento, no hay cera, esta noche pienso volar mi televisor. Y están los cuestionamientos cuando, sobre todo, nunca habría que dudar en este momento en que las zapatillas embarradas se transforman en puré rancio, caspa molida, seca sed de abril.
Las pocas palabras es lo necesario. Acá no se lamenta esa contradicción. No es necesario que el vaso de vino esté rebosante con la sangre a destajo. Esa burla es demasiada costumbre. Las pocas palabras son la imagen obesa, el límite de la oralidad, el compromiso con el respeto a la nada, la resta de las ideas aleatorias, la burla de la decadencia, la carencia hecha dignidad, la pobreza de lo inconmensurable.